viernes, 27 de febrero de 2015

Un cuento de Amistad


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Un cuento de Amistad

Erase una vez en un cuaderno muy distante, que se delineaba un país blanco y negro donde existían dos amigos inseparables, llamados Lápiz y Borra.

Estaban juntos desde muy jóvenes y muchas aventuras vivían y compartían.

Recorrían grandes espacios claros donde Lápiz demarcaba y Borra esfumaba; Lápiz delineaba y Borra eclipsaba. Lápiz trazaba irregulares y largos caminos, Borra los acortaba con atajos y claras fisuras.

Así, juntos con gusto y diversión, sus bocetos transformaban el cuaderno en montañas, mares, árboles y praderas. Con trazos, sombras, claros-oscuros sus ocurrencias dibujaban y al terminar un largo día su obra disfrutaban.

Siempre juntos, siempre compañeros desarrollaron una fuerte amistad sintiendo confianza y certeza completa que podían contar el uno con el otro.

Con el tiempo su amistad fue aumentando y cada día se hacían inseparables. Sus aventuras los llevaron juntos a perfilar creaciones maravillosas, aprendiendo en cada trazo que se complementaban en sus bosquejos y en sus diseños.

Un buen día, Lápiz se sentía desgastado y sus bocetos no lo entusiasmaban, rayas iban y venían, y sus figuras le disgustaban. Se sentía sin fuerzas y desilusionado, dándose cuenta que su trabajo no veía.

Borra lo observaba y con paciencia esperaba ver cómo le prestaba apoyo. Ve los trazos de su amigo, sus sombras, su luz. Y con el respeto que siempre ofrecía a su trabajo, le despinta algunas líneas.

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Sin darse cuenta, con emoción juntos terminaron; Lápiz y Borra observaron su resultado: un cuaderno único, con maravillosos dibujos que entusiasmaban y enamoraban a cualquiera que lo observaba. Naturaleza, paisajes, cielo, sol, luna, estrellas, mares, ríos y hasta el viento juntos pudieron delinear.

Y fiel creyentes de su amistad,  con respeto, devoción, lealtad y apoyo, pudieron dibujar una nueva página de su cuaderno distante,  de su país blanco y negro… de su mundo mágico y encantador.


Y colorín colorado este cuento se ha dibujado!!!


Janet Jiménez
Febrero 2015


miércoles, 4 de febrero de 2015

Bailar como si fuera la última vez



Ella tiene la paradójica estampa de una bailarina de porcelana: frágil y sólida a la vez. Sus piernas son delgadas pero contorneadas y firmes, igual que sus brazos. En esa percha de años cuelga una blusa fucsia y una falda negra. En su rostro, claro y arrugado, se encajan sus ojos, que aunque intuyo verdes, no podría precisar el tono. Los he visto pocas veces, porque siempre la veo bailando. Y siempre baila con los ojos cerrados.
Baila con los ojos cerrados y sus zapatos fucsia, como la blusa, mientras se deja llevar por él, que la toma delicadamente, como si sujetara un algodón de azúcar. Y desde que empiezan a sonar los tangos van por toda la pista, así como flotando, ante la mirada atolondrada de los que nos quedamos sentados tomando un cortado y mordisqueando un choripan.
Es difícil calcularle la edad a esta rubia que gira sobre la pista, pues el número de arrugas es proporcional a su agilidad, y no al revés, como suele ocurrir. O como seguro me pasará a mí, que dudo que con los años vaya ganando en ligereza.
Ella hace resbalar sus pies, los alza, roza el suelo y gira con soltura, mientras le canta al oído a su acompañante. Mientras rozo con mis dedos los de mi pareja, pero sin apartar la vista de la pista, pienso si ella alguna vez se habrá preguntado si este será su último baile. Y si será por eso que baila con tal intensidad.

Pasan los años, y cada vez que vuelvo y los veo bailar, me alegro. Me alegro mucho de que el último tango aún no haya sonado para ellos.

El amor sale de ronda

Ese día había planificado levantarse muy temprano para ir a desayunar con un cliente para crear alianza en un nuevo proyecto.

En los albores del amanecer, todavía con el disfrute de las sábanas tibias rozando su cuerpo, se acerca a su pareja, buscando prolongar el placer de un amanecer sereno. La intimidad se apodera de ellos en un abrazo prolongado, caricias, besos y un largo etcétera inician su manifestación. El amor inicia su ronda.

Un reconfortante baño, un delicioso café con mucha espuma, y el saboreo de lo vivido le dan nuevas fuerzas para su segunda aparición. Toca a la puerta de su retoño, un beso juguetón y una rascadita en la espalda, movilizan, con un quejido gruñón pero salamero, al benjamín soñoliente.
-Siéntate un minuto y quédate al lado mío rascándome la espalda.

Nadie quiere que la ronda acabe. Un rico y abundante desayuno saborea y agradece el pequeño, y batidas de la melena mañanera despeinada siguen adornando el momento.
Corrida al carro, rápida llegada a la escuela y besos  de feliz día cierran esa ronda dando cabida a la aparición de la siguiente.

A las 7:00 am. en un café de Los Palos grandes sigue su ronda en un encuentro que inicia con largas sonrisas e intercambios de feliz y esperado encuentro. Conversación vivaz y soñadora marca el pulso del intercambio. Interés profundo por las ideas del otro y promesas de revisión de posibilidades son el corolario de esa estación. La pauta entusiasta del siguiente encuentro es el ocaso del momento y el amanecer para su próxima oportunidad.

Una llamada telefónica le brinda una nueva oportunidad de expresarse.
-Aló mamá. ¿cómo estas? ¿Y el viejo? ¿ Van a poder venir con nosotros a disfrutar sábado? Los comentarios del espectáculo son muy buenos y seguro que lo disfrutarán. La voz al otro lado escucha y promete respuestas conciliadas. Intercambios de necesidades y realidades van y vienen . Un adiós y "nos hablamos" cierran esa ronda.

La oficina, secretaria incluida, es la gran ronda del día, intercambio de emociones sobre seres queridos, salud, celebraciones, duelos, frustraciones, solución de problemas, sugerencias,  hacen su aparición dejando tras de si la creatividad suelta para que la ronda se luzca ese día.

Las 5 de la tarde piden un cambio a la ronda, un auto-consentimiento, un tiempo pa'uno. Una ropa deportiva y una sabrosa caminata permiten contemplar el atardecer, oler la naturaleza y poner a meditar a la pensadora. La ronda acaricia su ser.

El calor del hogar cierra la ronda, con esa intimidad donde todos están desnudos…, nuevos intercambios donde se expresan anécdotas del día, preocupaciones y necesidades, sueños y frustraciones. El amor multifacético, maravilloso, adaptativo, pluriforme ha tenido una gran ronda y duerme soñando con la expectativa del mañana.


María Elena Garassini

lunes, 2 de febrero de 2015

Febrero y el amor



Tal vez el próximo año escribamos sobre la alegría del carnaval, pero este año la propuesta de febrero es el amor y la amistad, que no es más que una de las tantas formas de amar.

Y como el amor es el rey de las emociones positivas, es fácil predecir que los textos de este mes prometen...

Entonces:

¡A amar y a escribir! (y todas las posibles combinaciones que estos dos verbos permitan)