lunes, 26 de septiembre de 2016

¿VEJEZ?...¡Que va! ... Es solo una ACTITUD

Siempre me ha llamado la atención las repetidas frases de una amiga: Ella no festeja su cumpleaños, le parece mala idea hacerlo,  porque según dice, que se está poniendo vieja. ¿Sera que no se ha dado cuenta, que si todavía está cumpliendo años, es porque está VIVA?. ¿Será que no se ha dado cuenta que la mayor bendición que Dios nos ha dado es LA VIDA?. Hay tantos y tantos que mueren cada día.  Entonces ¿Porque no valora el “SEGUIR VIVA”?

La “JUVENTUD” y la “VEJEZ” son solo una ACTITUD. Hay quienes a los 27 años dicen que se sienten viejos. En general, son personas que viven en “automático”: trabajan, comen, duermen y alguito más. No sienten PASIÓN y ENTUSIASMO por nada, y creo que ahí está la clave.

Más le cuento que hay muchos ejemplos diferentes. Conozco otras  personas que tienen 75, 80 y 90 años y están llenos de vida….

Recuerdo la mamá de una amiga, que a los 89 años, acababa de defender exitosamente su tesis de grado. La había pospuesto por razones que desconozco y también es cierto, su hijo la ayudo a terminarla,… ¡pero lo logró!!. Que gusto verla en Facebook con toga y birrete. 

La suegra de mi hermana, a los 75 años, todavía baila zumba con pasión y se inscribe en cursos sueltos en la universidad, haciendo sus tareas con dedicación, interés y alegría.

Tengo amigas en la coral, entre 70 y 75 años, que le dan lecciones de entusiasmo, alegría, canto y baile a muchos jóvenes. Las observo “haciendo cosas” por disfrutar y sentirse felices.

En mi caso, ya caminado la mitad de los 50, siento que estoy rejuveneciendo de hace unos años  para acá. Hace unas tres décadas pensaba que a mi edad, ya estaría jubilada, descansando y casi sentada en una mecedora frente al televisor. Creo que esa era la concepción que teníamos antes de la vejez después de cumplido el medio siglo. Lamentablemente, muchas personas conservan esa forma de pensar.

Hoy tengo muchas ganas de vivir, de disfrutar,  de aprender cosas, de realizar planes y de trascender. Y eso es JUVENTUD mis amigos.  Disfruto con PASIÓN de mis hobbies,  de la vida y de los planes que aún tengo  pendientes. Y ahí está la clave de la JUVENTUD, en la PASIÓN.

Si es cierto, pueden surgir achaques propios de la edad, mas, si somos “jóvenes de alma”, serán más suaves y sabremos manejarlos mejor. 

Mi querida Tía Gloria decía a los 75 años: “mi cuerpo no me acompaña a todo lo que quiero hacer, pero ahí lo voy llevando a donde quiero”.  Casi hasta el final de sus días, vivió disfrutando de la vida, de adornar su casa, de su trabajo, de ayudar a otros y de su propio humor.

En resumen, LA PASIÓN EN LA VIDA ES JUVENTUD …. Y ya está decidido: “Cumpliré muchos años más, pero siempre seré joven”
Maigualida Boedo Paz

Septiembre, 2016

domingo, 18 de septiembre de 2016

Reunión de Septiembre 2016

Quizá fue la luna llena, quizá la magia del lugar y de los anfitriones, o del helado con la torta, o de la super hamburguesa; quizá fue por todo, pero la reunión fue mágica y entrañable.

Gracias Luis, por ofrecernos tu casa y hospitalidad, gracias por tanto. Gracias a los escribidores por sus trabajos y por su lectura. Definitivamente existe una diferencia entre leer y entre escuchar leer a quién escribe. 

Acá están las imágenes, en ninguna Luis se auto tomo una, así que lo agrego de otra.

Tema: la vejez
Host: Luis Semprun
Imagen: Hilandera. Foto de dominio público








viernes, 16 de septiembre de 2016

Compañera





Desde siempre has estado acercándote a mi. Al principio estabas tan lejana, que de ninguna manera podía percibirte en el horizonte. En algún momento, todavía niña, comencé a reconocerte, ignorante, sin conocerte, en las canas y arrugas de algunos de mis grandes amores, asumiendo que era una condición física que se instalaba, más temprano que tarde en los cuerpos de quienes empezaban ya a cansarse de la vida.
¡Qué equivocada estaba!
Ni siquiera tenía conciencia de que habíamos partido desde extremos opuestos de mi línea de vida, destinadas a encontrarnos para luego continuar de la mano.  Ahora te veo, avanzando hacia mí, sabiendo ya que vienes de donde todo se sabe, de donde todo se ve, desde donde todo es.
No sé cuándo arribaremos a ese preciso punto de encuentro, Mientras tanto, cada cana, cada arruga, imprimen como tatuajes indelebles los aprendizajes de la experiencia, símbolos de sabiduría y trascendencia, necesarios para el espectacular camino por venir.
Espero ya, sin querer dilatar y sin apuro, ese encuentro, cuando yo continúe avanzando, hacia adelante en nuestra línea y tu ya irás de vuelta llevándome contigo, segura, al origen y destino.
Carmen Lucía Rojas
Septiembre 2016

LA VEJEZ Y EL SINDROME CREPUSCULAR



LA VEJEZ Y EL SINDROME CREPUSCULAR

¿Será que cada quién tiene su propio libreto para afrontar la vejez?
¿Será la vejez un castigo implacable del destino?
¿Será que la vejez es el juez que nos condena? o ¿nos libera?
¿Será la vejez una oportunidad para llenar de esperanza nuestras vidas?
¿Qué tan dueños de nuestra vejez somos?

¿Será que cada quién tiene su propio libreto para afrontar la vejez?
Mis pares  generacionales de pronto  nos bombardeamos, con temas que giran  en un perímetro  cíclico de quejas.  Una amiga muy querida me comentaba, que sentía que se había sacado  los premios gordos de las enfermedades, su última descripción de lo que le pasaba fue: “me compré el combo completito de los achaques de la vejez y los estoy usando uno a uno cada día. Esta semana estoy estrenando una infección urinaria”…¡ay amiga mía no me envidies!... que jodida es la vejez no te la recomiendo, ya te iré contando cómo van los próximos capítulos…

¿Será la vejez un castigo implacable del destino?
Existen muchos ancianos huérfanos, olvidados y abandonados por sus seres queridos, deambulan por la vida con la misma tristeza que los perros callejeros, el símbolo de su mirada es una súplica, el rictus de sus labios un sollozo a medio estallar, sus manos solo aprietan el vacío de la nada. Muchos de ellos se  van preguntado ¿Qué hago yo aquí?, alguna respuesta irá diciendo “ve pidiendo pista allá arriba”. El dolor de existir aumenta cuando se siente que se está de sobra, que se está estorbando la vida de los demás.

¿Será que la vejez es el juez que nos condena?  o ¿nos libera?
Cuando veo ancianos viviendo solos, con una que otra visita familiar obligada, me pregunto si de verdad se merecen esa indiferencia, ese flaco afecto. También veo, abuelos felices, colmados de atención y amor, personas burbujeantes de sabia alegría que comparten y trascienden la vida de los suyos y la de los demás. Me digo en silencio que haré todo lo posible y lo imposible, para estar en este último renglón. La vejez es mi proyecto más importante, será el tour mas fascínate que me toque vivir.

¿Será la vejez  una oportunidad para llenar de esperanza nuestras vidas?
Lo único que me pertenece, es lo que hice, lo que viví, lo mucho que amé. Ahora más que nunca están vivas las clases maestras de Victoria, iré ahondando en ellas, sus palabras, su enseñanza tienen un caldo de cultivo inmejorable, iré hilvanando las palabras claves: bienestar existencial, estrategia de afrontamiento, autoconocimiento y autocuidado, envejecimiento exitoso y el sentido de la vida. Mi poema de cabecera será siempre: el “No te Rindas” del maestro de la esperanza: Benedetti con un fondo del Adagio de Albioni..

¿Qué tan dueños de nuestra vejez somos?
Muchos ancianos viven con sus vidas confiscadas, quienes los aman los sobreprotegen y los anulan, volviendo tal vez al círculo vicioso de sus propias vivencias. Si esto me sucediera, planifico desde ya, envolver mis días en un hermosísimo “síndrome crepuscular”, lleno de colores y música, al que la locura o la divagación no la alcancen, que sepa yo mover mis manos y mis pies en el viento, volando en parapentes y alcanzando con mis manos las manos de DIOS.

GUDELIA CAVERO




LA FIESTA DE LA VIDA,  90...60...90?




Estábamos celebrando el vigésimo cumpleaños de un sobrino y como en toda fiesta de 
muchachos, los invitados se fueron agrupando más o menos por edades. Los más jóvenes de un 
lado, los mayores del otro. De repente a alguien se le ocurrió lanzar la siguiente pregunta: 
¿Qué prefieren ustedes, vivir hasta los sesenta bien o hasta los noventa con achaques".  
Los jóvenes no lo pensaron dos veces y todos fueron respondiendo que preferían hasta los 
sesenta bien. Pero cuando le tocó el turno a los mayores de cincuenta o que ya se acercaban a  
los sesenta, comenzaron a mirarse unos a otros y todos prefirieron hasta los noventa, así fuera 
con achaques. Mi tía me susurró al oído: "Como se nota que los muchachos no se han percatado 
de la velocidad con que transcurre la vida". 
La pregunta fue lanzada con piquete porque traía implícito que a los sesenta las personas están 
sanas y a los noventas estarán enfermas y eso no es siempre así. Por supuesto que surge en la 
vejez un deterioro y la fortaleza no es igual a la que se tenía en la juventud y pueden aparecer 
enfermedades propias de la edad. Pero hay muchas que no son exclusivas de la vejez y pueden 
muy bien presentarse más temprano. Así podemos conseguirnos con sexagenarios con problemas 
de hipertensión, diabetes o Alzheimer, y nonagenarios con estado de salud bastante aceptable. 
Las sociedades actuales, en general, parecieran privilegiar a la juventud como la etapa deseable y 
por lo tanto, la única que merece ser vivida. Valores como la producción y el consumo de bienes 
son los que prevalecen y hace que las personas improductivas y poco consumidoras, como es el 
caso de muchos de los adultos mayores, sean marginados. 
Pero con tantos prejuicios y desinformación, ¿Cómo no esperar que estos muchachos prefiriesen 
solo vivir sesenta años? 
Se requeriría de todo un desmontaje de mitos sobre la ancianidad para esperar un cambio en sus 
opiniones. Primero no entender el envejecimiento como una enfermedad ni asociarla solamente a 
achaques y dolencias. Que todas las etapas de nuestra vida tiene sus encantos y beneficios, que 
tenemos que vivirlas a plenitud y no podemos quedarnos estacionados en una de ellas, hay que 
circular, esos son las reglas del juego. Que alcanzar la vejez no es un castigo, todo lo contrario es 
un privilegio reservado a muy pocos. No es una etapa triste y sin frutos, es la hora de cosechar lo 
que se ha sembrado. 
Grandes personajes de la historia, de haber vivido solo hasta los sesenta, no nos hubiesen dejado 
lo mejor de sus obras. La Primera Parte del Quijote la publica Cervantes a la edad de cincuenta y 
ocho años, que era una edad avanzada en su tiempo y la Segunda Parte, diez años después 
cuando se acerca a los setenta, casi un año antes de morir. 
Henri Pittier llegó a Venezuela con seis décadas a cuesta, ya jubilado, y trabajó hasta los noventas 
y dos, dedicado al estudio de la Flora y la Fauna del país, completando más de 10.000 fichas 
catalogadas en el Herbario Nacional que aún siguen vigentes. José Saramago, novel de literatura, 
inició la producción de sus mejores novelas mucho después de los sesenta. 
La tercera edad puede darnos posibilidades que ninguna otra etapa de nuestra vida nos ofrece, 
mayor disponibilidad de tiempo libre y recursos para iniciar nuevos caminos. Mientras se 
encuentre razones para vivir, aunque el cuerpo haya envejecido, el espíritu seguirá siendo joven.  
A pesar de las dificultades y circunstancias adversas que nos toque enfrentar, definitivamente la 
vida es bella y vale la pena vivirla a plenitud todos los años que el creador disponga. 

¿Todavía quieres vivir solo hasta los sesenta? 

Lionel Álvarez Ibarra 
Septiembre  2016 

"En un tiempo como el de ahora, en el que tan fácilmente se desprecia a los mayores, 
creo que soy un ejemplo muy bueno. Entre los sesenta y los ochenta y cuatro he 
hecho una obra. Por tanto ¡Ojo con los viejos!" 
José Saramago (1922-2010) 


LA VEJEZ DE FATIMA...QUE LADILLA.




Nuestra vecina Fátima ya superó los ochenta y a pesar de tantos años en Venezuela aún mantiene su fuerte acento portugués. Vive con su esposo Joao y tienen tres hijas ya mayores. Un día conversando con mi esposa le pregunta qué significa la palabra ladilla. Mi esposa sorprendida le replica: ¿Por qué me hace esa pregunta?  Ella le dice que lo que pasa es que sus hijas siempre le están diciendo que ella es una ladilla.

Con paciencia y tino mi señora le explica que no es una palabra muy agraciada que se diga, ni apropiada en una conversación decente, pero que en Venezuela es muy popular entre la gente joven y utilizada para describir a alguien fastidioso o al fastidio mismo. Muy probablemente lo que quieren decir sus hijas es que usted se pone a veces así como "cansona", agregó.
Cuando mi esposa me lo contó sentí compasión por Fátima. Que se esté comportando de manera fastidiosa en su casa pudiera ser la explicación para que sus hijas le digan así, pero nunca la justificación.
No todos los viejos son fastidiosos e impertinentes, es una generalización a la cual no debemos caer. Cada persona  envejece de manera diferente. Podemos desde temprana edad ir abonando el terreno para aumentar las probabilidades de una vejez más satisfactoria y prepararnos para no ser intolerantes e intolerables. Que si hemos de vivir con nuestros familiares dispongamos de recursos internos para lograr una convivencia armoniosa y tranquila con quienes han de velar por nosotros.
A medida que envejecemos  necesitaremos de ese auxilio de otras personas. Si llegamos a esa situación debemos ajustar nuestra actitud hacia los demás para lograr el apoyo que necesitemos en vez de ahuyentar a las personas que nos lo pueden brindar.
Hay que levar anclas y dejar de estar repitiendo que el tiempo pasado fue mejor, porque no siempre es cierto y además su tiempo es hoy. Hay que respetar la opinión de los jóvenes a pesar de que en ocasiones pueden estar equivocados. Debemos identificar el momento en que nos toca pasar de actores a espectadores y dejarle espacio a las generaciones de relevo.
Puede ocurrir que las características de un anciano sean las mismas que ha tenido en toda su vida, pero que en la vejez se exacerban. Es cuando decimos "genio y figura hasta la sepultura". Quizás en etapas anteriores se comportó de la misma manera: impertinente, curioso, con espíritu crítico, tratando de llamar la atención, parlanchín y desconfiado. Esas mismas conductas en los jóvenes se les tolera y hasta se les reconoce algunas como positivas, pero lamentablemente en el anciano resultan fastidiosas.
No tenemos que  ofendernos cuando nos catalogan como viejos, pero debemos hacernos respetar. Cuando alguien nos maltrata de palabra, no debemos aceptarlo, hay que corregir a esa persona, de manera asertiva, sin agresividad pero con autoridad.
Procure hablar de cosas buenas y positivas. Evite las lamentaciones y quejas. No critique tanto y acepte las situaciones tal como son.
Pero del fastidio al fastidioso hay poco trecho. El mejor antídoto contra el fastidio es la actividad.  Practique algunas como caminar, cocinar, leer, criar un perro, cuidar de plantas, jugar cartas, ingrese a la Internet, aprenda a enviar WhatsApps  y decenas de muchas otras a las que se puede dedicar. Llame a sus amigos, manténgase actualizado, únase  a un voluntariado, tome un diplomado en la universidad, forme parte de un club de escritura creativa, haga todo lo que sus recursos le permitan. 
Todo lo que lo mantenga activo evitará que se fastidie o lo vuelva fastidioso y no dará pie a que le llamen "patilla",  para no volver a mencionar la desagradable palabra.


Lionel Álvarez Ibarra
Septiembre  2016

La variopinta vejez y el bienestar

María Elena Garassini

Mi sentir hacia la vejez se ha ido transformando y no sólo en su transformación natural con el pasar del tiempo y el acortamiento que todos vamos experimentando para estar en ella, sino con un análisis consciente utilizando como patrón de referencia la fórmula de la felicidad y el bienestar duradero y su aplicación reflexiva a muchos casos de adultos mayores, muchos de ellos padres de mis amigos y algunas figuras públicas.
Ayer estábamos reunidos en casa de un amiga de muchos años, cuya madre, señora de 86 años, se acercó a saludarnos. Es un caso de librito, donde Sonja Lyubomirsky, pudiera señalar que esta persona tiene una genética 100% a su favor en su salud física, psicológica, social y espiritual ( tiene una salud física maravillosa –parece de 60-, una lucidez increíble siendo una asidua lectora, un grupo social de apoyo maravilloso que cuida y la cuidan y es una persona que hace yoga y es feliz de ser católica), unas circunstancias de vida que ha aprovechado al 100% de las cuales ha aprendido muchísimo ( es viuda hace muchos años, tiene un hijo que le ha dado muchos dolores de cabeza, pero una red de apoyo maravillosa del resto de su familia y amistades, siempre buscando como apoyar a otros desde lo que tiene) y usa su voluntad  diariamente 100% a su favor utilizando sus fortalezas a diario y agradeciendo todo lo que tiene.  


Todos quisiéramos ser la mamá de mi amiga” , pero la realidad es que la genética en la salud de cada persona es diferente, muchos desarrollamos, debido a enfermedades físicas o mentales que traemos en nuestra genética, diferentes deterioros en la salud, que si bien se ven disminuidos o podemos manejar mejor con los hábitos saludables nos limitan en el espectro de actividades que podemos realizar o en nuestra autonomía. Por otro lado las circunstancias de vida de cada persona presentan una gama amplíiiiisima de realidades siendo algunas mas favorables que otras y por último , y por último no es que no es el menos importante, sino el único que podemos controlar, es el desarrollo de nuestra voluntad en base al uso consciente de nuestras fortalezas, también se presenta en formas muy variadas por las experiencias que cada persona ha vivido, y por las dos variables anteriores que son la genética y las circunstancia.
Así he conocido a personas con una genética que no les ha ayudado, tienen Alzeimer, Parkinson, diabetes, osteoporosis, son depresivos, impulsivos, introvertidos, con desórdenes alimenticios, pero con una circunstancia de vida rodeada de comprensión, contención y apoyo que les ha permitido lidiar de la mejor manera con su cuerpo y con diferencias muy marcadas en el manejo d su voluntad que les ha permitido a cada uno vivir su vejez lo mejor posible.
También hay genéticas extraordinarias, pero con circunstancias de vida infames, donde el cultivo de la voluntad también ha hecho la diferencia.

Para hablar de vejez, necesito hablar de viejos, viejos de carne y hueso, viejos que al final somos nosotros mismos, con unos cuantos años más, para algunos más y para otro menos.
La educación para la vejez debe ser una educación para la diversidad y la tolerancia, tolerancia y apoyo nutritivo hacia los viejos que tengo cerca y para el viejo en el que me estoy convirtiendo. No puedo dejar de decir que una Voluntad bien alimentada y engrasada durante toda la vida puede ser la herramienta fundamental para asumir nuestra vejez en conjunto con buenas dosis de emociones positivas , el mantenimiento de actividades que me hagan fluir, el cuidado de las relaciones, el poner mis fortalezas al servicio de otros y el reconocer mis logros diarios.

¡A trabajar para convertirnos en nuestra mejor versión de viejos!