domingo, 26 de marzo de 2017

Marzo 2017. Cartas de amor. Relatoría gráfica

Club de escribidores de Caracas. Psicología Positiva
Host de marzo: Doña Gudelia
Host de abril: Doña Elinor y Doña Irma
Lugar: Santa Paula
Asistentes: Gudelia, Hened, Alberto, Cesar, Lilian, Carmen, Elinor, Luis, Arcángela, Maigualida.
Tema: Cartas de amor
Maridaje: Ceviche de Curvina en bandejas de plátano verde, salsa a la Huancaina, acompañantes de la salsa, batata con chocolate amargo. Postre: Paledonia y helado de vainilla. Galletas varias.

















180 y Contando

Querido esposo:

Pensando en como expresarte mi amor con palabras, yo que siempre me he preciado de elocuente, me encontré con la dificultad de no encontrar las adecuadas, es decir, aquellas que hicieran justicia, a la hermosa experiencia de haber sido  tu esposa durante estos maravillosos 6 meses.

Dada la dificultad de encontrar palabras, comencé a pensar en alternativas y fue así como recurrí a los números, a fin de cuentas estos también brindan información, para muchos de  forma aun mas clara e irrefutable que cualquier forma de expresión escritural.

De esta forma pues, quise hacerte saber cuanto ha sumado a mi vida o mas bien cuanta vida me han sumado, estas 4.320 horas o 259.200 minutos de muy feliz y divertida convivencia. Cuanto deleite he encontrado en las 413 comidas que hemos compartido, pues no se ha tratado de las varias decenas de lumpias que en nuestro restaurant chino favorito hemos saboreado, sino de los incontables besos que han acompañado el acostumbrado "buen provecho mi amor", las manos entrelazadas sobre la mesa hasta que llega la comida y forzosamente debemos separarlas para comer o de esas elocuentes miradas que gritan, que rico es estar aquí, contigo.

Que decir de los aproximadamente 7.200 besos cortos y apuraditos, que como picaros adolescentes nos hemos dado en el ascensor, mientras bajamos los 8 pisos desde la casa. Si, tengo cifras,  el otro día los conté y fueron algo así como 20 en cada uno de los dos viajes que hacemos a diario, de subida y de bajada.

Valoro cada minuto de las 4 horas que nos toma recorrer juntos  los 50 kms de ida y vuelta al trabajo los 5 días de la semana. Tertulias cotidianas sobre todo y sobre nada, risas, sonrisas y uno que otro abrazo, aderezan las malas noticias que nos transmiten cesar Miguel y Bocaranda.

Agradezco cada una de las 360 sesiones de arrumacos en la cama, consistentes en besos, abrazos y dulces palabras que a diario nos regalamos, repartidas en dos turnos: mañana y noche, los 7 días de la semana. Momentos generados por el compromiso de prodigarnos siempre un espacio para nosotros, donde las complejidades del día a día, simplemente no existan.

En resumen quise decirte lo feliz que me hace, esta sabrosa aritmética en virtud de la cual sumamos amor, multiplicamos el bienestar y restamos pesares, esa cuenta que hasta  ahora va en 180 días y contando...


Liliana Barros
Marzo 27, 2017
CARTA A SOVEPPOS
Señores de Junta Directiva
Presidente, Vicepresidente, Secretaria, Tesorero
Vocales y consonantes

Estimados Señores:

Por el aprecio y admiración que les tengo a todos ustedes, ésta pudiera ser perfectamente una carta de amor, sin embargo, se trata de una sugerencia, de una propuesta que presento ante la directiva de la sociedad y que surge como una necesidad en el desempeño de nuestras labores como promotores del bienestar.

He dictado talleres y charlas basadas en Psicología Positiva desde el 2012. En una oportunidad, disertando sobre la fórmula de la felicidad desarrollada por la Dra. Sonja Lyubormisky,  explicaba cómo sus investigaciones concluyeron que las circunstancias de nuestra vida, todo eso que nos ha tocado vivir, no determinan más allá del 10% de nuestra felicidad. Muchos estaban sorprendidos que factores como la edad, el género, la riqueza, la fama y la belleza, entre otras, tuvieran tan limitada influencia en la construcción del bienestar. Pero lo que más les costó creer fue que estuviera incluido dentro de esas circunstancias el país en donde se habita, en este caso Venezuela, y su poco aporte a la felicidad.
Una señora que se encontraba sentada al fondo de la sala y que se identificó como Violeta,  pidió la palabra y en alta voz dijo que su esposo había perdido el empleo luego que la fábrica en donde trabajaba la expropiaron, que no conseguía las medicinas para la diabetes y tampoco la suya para la tensión. Prosiguió diciendo que no encontraba los alimentos en los supermercados, que a su hija la atracaron y por poco la matan. Muy molesta agregó: ¿Y usted me viene a decir que todo eso  solo afecta un 10% de nuestra felicidad?

Comencé a ver en todas direcciones tratando de ubicar las salidas de emergencia, sin perder de vista a la perturbada señora que se me acercaba. Lo peor es que mucha gente de la audiencia le daba la razón, asintiendo con la cabeza.  Afortunadamente fue contenida en su avance y el orden en la sala se restituyó.
A pesar de todo, su intervención fue positiva, porque permitió hacer varias aclaratorias. Comenzando por señalar que las circunstancias difíciles que atraviesa nuestro país, por supuesto que afectan la calidad de nuestras vidas y que  sería una tontería negarlo. Que un individuo en pobreza crítica disfruta de escasa felicidad, pero los estudios indican que una vez satisfechas sus necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud y seguridad, cualquier mejora en sus ingresos, por ejemplo, poco añaden a esa felicidad. Por los comentarios de Violeta, esas necesidades fundamentales eran las que le estaban siendo afectadas, llevándola a un nivel de desesperanza tal, que la fórmula no aplica.
Como Coach y promotor del bienestar, se nos ha instruido que en estos casos no debemos actuar y se debe canalizar a la persona hacia un especialista que la ayude a salir de ese foso donde parece haber caído.
Las circunstancias de país, si nos descuidamos, pueden deprimir hasta el más optimista, pero eso es precisamente lo que hay que evitar y caminar con cuidado para no resbalar al barranco de Violeta.
Como no es la única ocasión en que me he conseguido con asistentes con conductas agresivas, mi propuesta en concreto a SOVEPPOS es la contratación de una póliza de seguro que proteja al expositor durante su labor de promoción del bienestar, ante cualquier agresión de un participante. A lo mejor no es necesario que incluya hospitalización porque esperamos que nunca lleguemos a esos niveles, pero si aporreos, pellizcos y moretones. También maternidad debería contemplarse, porque verdaderamente "las circunstancias de país" nos está poniendo a todos a "parí morochos".

Atentamente,
Lionel Álvarez Ibarra
Marzo 2017

sábado, 25 de marzo de 2017

Para Luis Alejandro ...

Mi querido Luisale….


Érase una noche aquel 23 de Enero en una clínica caraqueña,  cuando tú llegaste por primera vez a mis brazos. Fuiste el primer bebé recién nacido que cargué y llevaba mi sangre mezclada corriendo por sus venas.  Nunca te imaginarás cuanta emoción, cuanto amor y cuantas cosas me hiciste entender en esos momentos. Recuerdo claramente la fiesta familiar en aquel cuarto de clínica, siendo tú  el primer hijo, el primer nieto y el primer sobrino  de la familia, no te dejaron mucho tiempo en mis brazos: éramos muchos  haciendo cola para cargarte y acurrucarte.

Si observas un poco esas fotos de tu primer año de vida donde tú y yo estábamos juntos, en muchas estoy mirándote con cara de tonta. Si, estaba totalmente babeada,  repleta de ternura y amor por ti.

Eras una belleza de bebe, TAN  dulce, de pies grandes  y ojos claros, los cuales fueron cambiando de color muchas veces mientras crecías.  Me enseñaste a jugar juntos en el suelo  y me encantaba hacerlo. Fuiste el primer bebé que rompió un carrito de adorno en mi sala  y recuerdo me sentí feliz y hasta orgullosa  de que aquello hubiera ocurrido.  Te encantaba salir a pasear e ir a “Papaparti” (así llamabas en tu cortísima lengua  a tu parque infantil preferido).  Recuerdo  cuando comenzaste a hablar:   decías “tetequeo” en lugar de “te quiero” y era tan lindo escucharlo, que todavía hoy  me gusta decírtelo de vez en cuando.  Son tantos y tan especiales los recuerdos que atesoro de esos primeros  años de vida donde pude verte crecer tan de cerquita.

Desde muy pequeñito descubrí el ser humano especial que eres.  No es “casualidad” que tus padres me hayan elegido como tu madrina ¿Sera que ellos presentían cuanto  te iba a querer yo?....  La verdad, yo no te quiero porque seas mi  ahijado; te quiero, porque tú eres tú, y por eso te seguiré amando siempre.

Ya eres un bello adolescente de 16 años,  muy alto  y elegante, al cual sigo amando en grande  y del cual me siento muy orgullosa: eres muy inteligente, sociable  y simpático; familiar,  creyente, con un alma bella y generosa; muy comprometido, persistente y audaz con los objetivos  que quieres lograr.   Me encanta cuando conversamos y me cuentas de tus cosas: del básquet, de tus amigos, de tus éxitos y tantas cosas más.

Nunca sabrás que feliz me sentí en diciembre cuando me llevaste a pasear a tu lugar  preferido en el rio. Te confieso que no podía creer, como aquel bebecito que cargue tantas veces, ya fuera un hombre fuerte y fornido, de uno noventa de alto, que manejaba aquel carro donde yo solo iba de copiloto: ¡¡¡Que felicidad y que orgullo tan grande!!!  Entender que ya no jugábamos en el piso, sino que llevábamos un dialogo de adultos, intercambiando puntos de vista y conversando de chicas, de tus próximos estudios universitarios  y de los sueños para esa maravillosa adultez que te espera. Sé que tienes grandes planes para tu vida y también sé que tienes las habilidades y las ganas necesarias para hacerlos realidad: ¡Adelante mi bello! Le pido a Dios que seas un hombre sano, muy realizado, muy amado y muy feliz.

Luisale, siempre, siempre, siempre, contarás conmigo para escucharte, acompañarte,  aplaudirte y ayudarte en lo que me pidas.  Dios me dio la responsabilidad de consentirte, amarte y apoyarte, y así será eternamente

Con todo mi amor…
Tía Maigua

Marzo, 2017

viernes, 24 de marzo de 2017

CARTA A LA VIRULENTA VECINA



CARTA A LA VIRULENTA VECINA

Quiero preguntarte vecina, ¿qué es lo que activó tu violencia extrema?, ¿qué te hizo ser tan desenfrenada y patética, timbrando y golpeando mi puerta?, ¿acaso tu norte y tu sur hicieron chispa?, ¿acaso a tu vida seca se le prendió una tormenta?. Mi desconcierto y el de los vecinos fue inmenso, nadie recuerda un episodio de tan triste factura.

Más que detestarte sentí un profundo dolor, pensé  que habías perdido la razón, no fuí capaz de repudiarte ni de insultarte,  me dolías como ser humano. Cómo pudiste reaccionar ante una simple confusión, ¡¡“pintura vencida”!!, sin mediar ni en forma ni en respeto, sin pedir información. Vencida estaba tu alma, vencida por el virus de la violencia (récipe del Dr. Felicidad:  Oxitocina, Serotonina y Endorfinas. Dios te manda mucha oración).

No niego que me diste mi primera gran experiencia, fue una  agresión sin base, sin sentido; pero te cuento, que le di vuelta al episodio y lo convertí en una vivencia constructiva. Te escribí 3 cartas, la primera llevaba pólvora y veneno, la segunda tan solo veneno, la tercera reflexiva, irónica y con algo de veneno, las tres drenaron mi indignación, pero no te mandé ninguna.

Apagar el fuego con un extinguidor de  paz, fue mi elección. Ser sembradora de PAZ, fue también mi elección, ojalá que seamos muchos dejando  a la violencia tullida y neutralizada. No importa si nos apalancamos en Jueces de Paz, quienes apenas son un simulacro de justicia. Con ellos conseguí una caución moral de alejamiento, nos ayudarán a guardar la distancia en palabra y agresión.

Digamos basta, al mazo dando un zarpazo, a la Hojilla cortando la vida, a la corrupción torciendo el destino de un país maravilloso. Vivimos con miles de violencias dibujadas en el hambre, en las personas que arrastran su miseria buscando un breve desperdicio que los sacie. Ya el mundo está lleno de crímenes que se cometen desde la bioquímica de la intolerancia y el odio.

Cuánto me sirvió escribir en éste proceso, como el papel aguanta todo, sirvió de catarsis. Escribir se convirtió en mi arma de ataque y esfumé toda mi rabia, sin hacerte daño. Le decía a Laureano que la parte positiva de este suceso, es que me hizo calibrar mi muro espiritual; pero mucho más aún, comprobé que tengo la tarjeta del perdón debajo de mi manga, me acompaña siempre. No me inspiras ni una pizca de rabia ni de rencor. Y perdona… pero salí ganando en humanidad.




Gudelia Cavero Hurtado


Mi amor por mi nieto


Gran sorpresa, muchas emociones. Tu vida se inició con fuerza.

A lo largo de tu desarrollo mostraste tu personalidad: picardía e inteligencia. Fue una bendición para toda la familia.

Nunca olvidaré ese 7 de enero del 2010, después de Reyes, cuando tus padres te recibieron en una piscina especial, donde el agua seria el símbolo principal que marcaría los gustos de tu vida. Brillaste con tu presencia y nos hiciste brillar a todos.

Con el tiempo tu ternura, risas y balbuceos nos cubrió con un manto mágico que nos llevó a renovar nuestro amor y unión familiar. Junto con tus padres, tus abuelos, tus tíos y los amigos nos convertimos en los niños que jugaban contigo, el querubín, el “pichurro” de su tía madrina... Sebastián.

A mí, la abuela Tata, me mostraste un amor especial, envuelto en una abrumadora ternura y pasión infantil. Por primera vez descubría en mí, sentimientos de extensión de mi Ser: le di vida a mi hija y le di vida a mi nieto a través de mi hija, fortaleciendo mi amor por ella. Contigo vivo la placidez de disfrutar, consentir y mimar sin la responsabilidad de educar. Donde el tiempo pasa sin desgaste, sin preocupación y el juego pasa a ser el protagonista del momento compartido.

Me llevas a otros mundos con tus cuentos, tu imaginación, tus historias y canciones que me hacen reír y comerte a besos hasta convertirte en parte de mi corazón para llevarte siempre conmigo.

Así eres, mi Sebas, mi querubín, mi pichurro; siempre, siempre estarás en mi corazón creando puentes muy fuertes para que las distancias se aminoren y nuestro amor trame caminos más cercanos.

Para ti Sebas…. ¡Te quiero mucho!!!
De tu Tata, Janet

Bogota, marzo 2017

Carta al amor que nunca amé


Mi espera. Tu impuntualidad. 

Nuestro destiempo.

Tu inseguridad. Mi despertar.

Crecí. ¿Creciste?

El tatuaje que dices que dejé en ti.
                          Una sonrisa que se pinta en mi ego.

Tu deseo expresado en esa carta.
                           La fantasía con la que me recreo.
                           (Siempre quedan cenizas, donde hubo fuego).

La suerte de él, ¿tu desfortuna, dices?
Lo siento.

¿Mi fortuna? Tenerme. Tenerle. Tenernos.

¿Y si se va a la luna, me preguntas?
A la luna voy y allí me quedo.

¿Y si algún día nos vemos?

Si algún día nos vemos, ya veremos.

miércoles, 22 de marzo de 2017

PERDÓNAME

Escrita por MARTÍN FERNÁNDEZ, 13 Abril 2017



Me atreví a escribirte porque siento que aún podemos rescatar nuestra relación. Es cierto que he sido egoísta, que solo pienso y hago todo por mí. Pero debes considerar que todo mi esfuerzo ha tenido como norte ayudarte, a poner el granito de arena que me ensañaron mis padres para que una patria avance: estudiar, trabajar, ayudar a los demás, tener familia, amar a mis hijos, respetar, en fin, ser un buen hijo de la patria. Pero parece que no es suficiente, y por eso estoy triste.

Desde hace un tiempo, he estado viendo cómo has cambiado. Antes eras alegre, animosa, hasta pretenciosa, ¡tenías con qué!  Se vivía en libertad, a aquella que se refiere a estar sin preocupaciones por los alimentos básicos, por las medicinas, por la educación de los hijos, por la seguridad, por todo aquello que actualmente empaña y oscurece nuestro amor.

No te he abandonado, porque todo lo que soy te lo debo a ti. En el año 53 recibiste a mi padre, que con tan solo 15 años se aventuró a cruzar el Atlántico, desde Canarias, para vivir contigo sin conocerte, solo por referencia de amigos y familiares que decían: país próspero y de paz. Tanto amor le distes que la Vinotinto la lleva por dentro y la defiende ante la “furia española”. Él siempre me dice que solo necesitas que te quieran de verdad.

Pienso que no es difícil que cambies. Pero primero hace falta ponerte en orden. Tienes que entender que debes dejar de ser la mamá gallina, porque la única manera que tus hijos se vuelvan hombres prósperos es dejarlos solos. Ya basta que los ayudes sin que tengan méritos. Estoy seguro que entenderán que las mejores cosas se obtienen del esfuerzo propio, y que así sentirán orgullo.

Entiendo que no puedes avanzar porque te encuentras infectada de zamuros en los cielos, que vigilan con sus vuelos circulares las cucarachas y ratas que están a su merced, reproduciéndose en los basureros de algunas almas, con el fin de ahuyentar  aquel ciudadano que te pretenda. Pero no te angusties, ten paciencia, porque cada vez somos más quienes deseamos acabar con esta maldad. Además, confío en que su propia avaricia carroñera los destruirá.

Te confieso que a veces dudo. Me imagino que no soy el único que, de tanto esfuerzo por ser optimista ante tantas adversidades, haya pensado en tirar la toalla y rendirse como muchos lo hicieron, quienes se fueron a vivir a otras tierras en busca de paz, a pesar de tener que soportar las indignaciones por ser extranjeros. Espero que vuelvan a tus brazos, que los recibas con afecto y sin rencor por abandonarte, porque no han dejado de pensarte y siguen conectados a ti por siempre.

Espero que me perdones por este desaire que me embarga, que envenena mi cuerpo. Es que cuando veo personas en la calle hurgando la basura para comer, me escondo en mi ser avergonzado como venezolano, porque no tengo idea cómo cambiar esto. Sufro cuando camino por las calles de Chacao acompañado de huesos con ropa que caminan con ojos saltones que miran al vacío, y que se han convertido en sufrimiento.

Pero aquí sigo mi amada Venezuela, haciendo lo que sé hacer: estudiar y trabajar. Seguiré amándote aunque sigas arisca, lo haré contagiando de entusiasmo a la gente, deseando los buenos días, promoviendo el bienestar y teniendo fe en Dios que esto cambiará pronto.

Me despido, con todo mi amor.



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