viernes, 26 de octubre de 2018

KUTIMUSAQMI...VOLVERÉ


KUTIMUSAQMI…  VOLVERÉ…

Cuántas despedidas terminan con un volveré.
Como una oración, una promesa.
Como un estrujar del tiempo.
Como un saltarse la valla de la vida,
apurando el paso que no llega.

Kutimusaqmi y ya nada es igual.
Tu pueblo, sus calles, que apenas son tuyas
para recordarlas, te conviertes en un extranjero;
en un conocido muy desconocido,
alguien despojado de la identidad de ayer.

Perteneces a un tiempo, a un espacio,
mientras construyes tu presente en el.
Cuando te vas, un pedazo de ti se acaba,
un trozo de tu historia se detiene,
y tus huellas se van borrando silenciosamente.

Somos inmigrantes del mundo,
que un día empacamos maletas emocionales,
para probar nuevos suelos y familia.
Con una oscura nostalgia atándonos
y  con el coraje tragando nuestro llanto.

Con el paso de los años, el hogar está,
donde duermen nuestros afectos.
El suelo convertido en la mesa redonda de amigos
y  hermanos, tal vez tardó mucho en calzarnos,
o por suerte, fue un traje a nuestra medida.

Volveré te dices, llenas tu alma de ilusiones;
y partes con la secreta esperanza de quedarte anclado,
a todo lo que fue tuyo, al pasado que ya no existe;
y descubres que tienes las manos vacías, porque,
ya no eres ni de aquí, ni de allá, eres un NI…

Lo mágico es que te has convertido en un ser
sin fronteras, con tu mirada llegando más lejos.
Con tus brazos enlazando otros mundos.
Con tus sueños oliendo a bergamota y lavanda.
Con tu vida que ya no se empaca en una sola maleta.

La patria tal vez, es solo un espejismo.
Una manera de hallar pertenencia.
Un valor frágil para la juventud.
Un tesoro cuando las sienes blanquean.
Cuando el kutimusaqmi encuentra una doble vía…

Gudelia Cavero Hurtado

No hay comentarios:

Publicar un comentario