sábado, 21 de enero de 2017

Templanza y valentía

Templanza y valentía

¿Por qué voy a hablar de lo que ya pasó? ¿Por qué alargar el sufrimiento y pensar en lo que pasó el año pasado y en lo que no pudimos conseguir? No.Siento que no he perdido nada. He vivido mis sueños y los sueños no se pierden nunca. Pasan por nuestras vidas, nos rozan y a veces atajamos alguno. Esos sí los recuerdo, retozan en mi memoria y me nutren el espíritu. Queda el disfrute, queda lo vivido, queda el deseo que es lo que nos impulsa a ir más allá. Queremos continuar en nuestra lucha, no deseamos perder nuestra dignidad.

 Hubiera sí querido derrotar esta barbarie que nos amenaza y que esta tierra saliera airosa para iniciar la reconstrucción, y no fue así. Pero no nos postremos ante el desasosiego.  Hay momentos en la vida, los más difíciles, diría yo, en los que hacemos lo que haya que hacer, vivir, sin contar con la esperanza. Esta es como un plumaje que se posa en el alma, algo frágil que va y viene. Más que la esperanza que nos engaña tantas veces, hace falta la valentía. Siento que los venezolanos  hemos crecido en este aspecto, pero necesitamos más coraje y perseverancia, estas son las fortalezas que deben acompañarnos.

Quiero ejercitar la templanza, la generosidad, el respeto, los sentimientos y la entrega. Todas estas fortalezas las abrigaré en el coraje, en la valentía embozada en la ética.  Es valiente el que se enfrenta a los obstáculos con la idea de hacer el bien, el que deja el miedo atrás. No se trata solamente de enfrentarse a la angustia sino de actuar valientemente.  Se trata de dirigir los pensamientos y actuar creativamente tratando de encontrar en este terruño embrollado que nos asfixia esa nota de sensatez que deja ver que no nos rendimos, que seguimos sobrios y animados en este camino confuso que nos ha tocado vivir.

Cuando pensamos que tenemos potencialidades que podemos usar, actuamos, y nuestra alma se alegra. No importa si tenemos pesares, angustias, desasosiegos; sabemos que podemos, que encontraremos el camino. De eso se trata, de transfigurar las cosas, de emplear nuestra energía creativamente. Quizás no lo logremos, quizás no lo sintamos, pero esas señales las pensamos, las reconocemos y las deseamos y eso es lo importante para hacerlas realidad. No se trata de sobrevivir sino de supervivir. Esto no significa vivir por encima de nuestras posibilidades, lo que sería ilusorio, sino por encima de nuestras realidades, porque abandonar nuestros deseos sería perder nuestra dignidad. Actuaremos, no  como somos sino como quisiéramos ser. Actuaremos  con los sentimientos en el alma,  buscando siempre una llama encendida en nuestras noches oscuras.

Nancy Gutiérrez


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