domingo, 31 de julio de 2022

13 chocolates

 


13 chocolates

Ella salió temprano, tenía que madrugar pues vive en un barrio del oeste de la Ciudad, con una relación de mucha población y poco transporte. Es delgadita y muy bien parecida. Lleva unos pantalones de yines y una camisita blanca por fuera. Se pone zapatos tenis porque puede llover y le teme a las enfermedades, aunque es muy sana.

Morena de piel, con ojos marrones color chocolate con leche; por eso la llamaron Esperanza. -¿Y qué tiene que ver el chocolate con la esperanza?, le preguntaba a su madre. –“Ya lo descubrirás”, le decía. Es una atleta bien formada, con un cuerpo tallado y marcado.

Caminaba apurada para llegar al Metro y poder ser puntual en su trabajo. Mientras lo hacìa, soñaba algún día poder enamorarse de verdad, así como lo veía en las películas, en las que dos seres que deambulan por el mundo, por casualidad, se cruzan y se tropiezan en la calle, para quedar unidos inevitablemente por toda la vida. Luego de ese pensamiento, Esperanza suspiraba. Siempre suspiraba.

Natan es un joven profesional, de buen porte. Trabaja en finanzas por lo que siempre va bien vestido a su trabajo. Es como se puede decir, un personaje exitoso. Es deportista, atlético, definido, elegante, e interesante, pero casi siempre serio. Ayer  salió a pasear con su perro “Funche”. Se iba a una zona boscosa del este de la ciudad; una “zona protectora”  como la llaman por acá. En su traje de ejercicios, Natan y su perro Pastor, subieron trotando, pisando las hojas secas que dejan el cambio de estación. Para él, era como una sinfonía musical, el crujir de las hojas secas, con la letanía rítmica de los pasos, y la respiración, acompasado del ritmo menor del trotar de su perro. Era un día asoleado, por lo cual, llegó además, de un elegante bronceado.

Los dos jóvenes, iban apurados ese día. Ella trabaja de secretaria en una oficina del Estado. Efectivamente, Esperanza y Natan, se cruzaron golpeándose suavemente en los hombros. Hubiera sido más romántico a no ser por el desastre de las hojas de papel que ella abrazaba, volando por los aires. Ella solía llevarse trabajo a su casa para poder salir  temprano, pero era más que poco probable que pudiesen rescatar las hojas. En las ciudades,  a veces y con poca frecuencia, se forman remolinos de aire, mezclados con polvo del Sahara (acá en el Caribe llegan esos polvos). Era un espectáculo la danza de las hojas circulando y alejándose de ella, como un embudo giratorio. Tuvo que cerrar los ojos para evitar la irritación. Natan decidió seguir caminando por aquello del tiempo. Al pasar todo, ya no estaban ninguno de los dos.

Casualmente Natan y Esperanza cumplen años el mismo día. Natan tiene la esperanza inmensa de conocer a alguien especial, alguien que tenga que ver con su nombre “regalo de Dios”. Son pocos en la familia, por lo que tiene amigos especiales que se han convertido en hermanos de la vida. Esperanza por su lado no conocía la paz; su casa era ruidosa, con mucha gente, siempre en fiestas. Vivian en una casa humilde pero como las de antes, con patio interno y grandes ventanales que dan a la calle, aquellos donde se sentaba a esparcir suspiros. Es la menor, por lo que tiene un ejército de hermanos varones que la cuidan. Es la única hembra. Con 12 hermanos, cualquiera pudiera darle una sorpresa.

Natan y Esperanza fueron a la misma hora a la pastelería de la esquina. Trabajan muy cerca pero no lo saben. Natan vio llegar a Esperanza y la reconoció. Igual, pasó con ella. -“Vidas cruzadas”, llegaron a pensar los dos. En la nevera de exhibición, ambos vieron una torta de chocolate, redonda, cremosa, bien decorada, adornada, perfecta. “-¿Cómo se llama esa torta?”, preguntaron ambos en coro. -Se llama “13 chocolates”, dijo la dependiente. -Las hizo el chef solo para hoy, y deben ser vendidas a una pareja, aclaró.  Ambos seres se miraron y sonrieron. En la sonrisa cómplice, se agarraron de las manos y dijeron: -“Nos las llevamos”, como para indicar que son pareja y feliz.

El chef era un hombre mayor, ya con pelo blanco, y con tanta experiencia de vida, que era capaz de tejer vidas. De hecho, era tejedor. Asomado entre las rejas, se sonrió. (Se dice que era el hermano mayor de Esperanza).Ella era la decimo tercera hija luego de 12 hermanos varones. Sus padres la llamaron Esperanza porque pensaban que era la última de la prole. Su color es de chocolate. Natan por su parte, es el hijo de Sonia, que luego de 12 intentos, logró tener a su primer y único hijo, su razón de ser. 13 veces en los dos, pero una sola historia.

-¿Qué cómo es la receta de 13 chocolates?, preguntó alguien,  -pues esa es otra historia…respondió el viento del centro, en su giro.

Desnudos, Esperanza y Natan, yacen en la cama, y con gracia, se cuentan los “chocolaticos” del abdomen; seis en cada uno: doce, y  el que viene en camino va a ser el decimo tercero.

Alberto Lindner

 

Chocolate/Ma Elena Garassini

 En algún punto fui mi vida me auto-declaré adicta al chocolate y decidí tomar medidas. Me diagnostiqué la adicción porque todos los días debía, más bien necesitaba, comer chocolate, y entonces, de forma consciente decidí que no debía comerlo todos los días y menos en las noches que me entraban una ganas horribles, y estaba amaneciendo con malestar de estómago. 

Como buena adicta empecé bien, pero recaía con frecuencia y empezaba el ciclo de todas las noches, el malestar, la decisión de seguir haciéndolo, etc.  En eso estuve un año, con momentos de sobriedad y recaídas. Hoy en días ya estoy dada de alta; me sigue encantando el chocolate, sobre todo los postres con chocolate, pero he aprendido a disfrutar mucho otros postres sin chocolate, y así logro satisfacer mi necesidad de dulce diaria. 

Creo que eso ha ayudado mucho, !pero sigo amando con locura al chocolate !

CHOCOLATE NEGRO SANANDO TU ALMA

CHOCOLATE NEGRO SALVAJE SANANDO TU ALMA

 

Después del deleite

Hará brotar poesía de tus penas

Roja tu sangre se imantará en sus

marrones arenas

 

Chocolate del insilio

Entre cuatro paredes sosiegas mi hastío

Vibras mis calles muertas

Cercenas el cascaron de mis horas

Llenas el vacío sin fondo de la soledad

Salvas sentidos colgados de la nada

 

Mis penas son azules

Tienen silencio, soledad y canas

Van caminando y vaciándose

En cada ser viviente que los redime

 

Papeles y más papeles

Escritos de ayer y de siempre

Delirios intangibles

Verdades secas

Gritos sueltos en diarios

Por donde talvez corre mi historia

 

Poemas buscando asilo

Rimas trágicas escapando de las rejas

Poemas tribulando en un trigo

Que se niega a ser pan

 

Cargo tu ausencia con un hilo

Que me lleva a la muerte

Me disuelve y me serena

Beberé poesía en copas de pena

 

Mi poesía salvaje ha huido

Por los acantilados del dolor

Se ha metido en mi médula

Cubierta de harapos presume

De lágrima y queja

 

El silencio no acaricia

El silencio está gritando a lágrima viva

Se querella con la soledad

Abandona todo lo que sea paz

El silencio cuando duele es grito

 

 

El cielo rosa me habla

Me habita con sus nubes

Aureola mi energía vital

Sus garúas reverberan

El abismo infinito

la cumbre sin final

 

 

La casa de la madre es la casa ancha

Donde se arremolinan las penas

Donde la cobija espanta todos los fríos

Donde el pan sacia todas las hambres

Donde el chocolate caliente

Bate con furia a la melancolía

 

Gudelia Cavero Hurtado

  

viernes, 15 de julio de 2022

2.500 metros.

Autor: Martín A. Fernández Ch.

Fecha: 15/07/2022

Notas para el lector:

Este relato es un paseo por mis pensamientos, mientras hago mi entrenamiento de natación, el cual dura entre una hora y media a una hora y cuarenta y cinco minutos, dependiendo de los tipos de ejercicios que me asignen. Si usted hace otro tipo de deporte, puede pensar este relato en función de su particularidad, si no hace deporte, deje que su imaginación lo lleve a cómo sería su práctica (aunque estoy seguro que en educación física de bachillerato, cuando nos mandaban a trotar, surgían estos tipos de pensamientos distractores), aunque lo recomendable es que debería hacer alguna práctica deportiva para mejorar su bienestar.

La piscina, donde hago mis entrenamientos, es de 50 metros de largo y en los 25 metros hay una línea blanca gruesa pintada en el piso. También, en las carrileras (límites laterales del carril), cada 15 metros, 25 metros y 75 metros, tienen unas corcheras en amarillo. De igual forma, para guiar la proximidad a la llegada, desde la distancia de 5 metros a la pared, las corcheras de las carrileras están de rojo en todo esa distancia. Por otra parte,  en el piso de la piscina hay una franja en azul a todo lo largo, la cual marca la circulación por la mitad, que también sirve para dividir en dos canales de circulación, en los momentos cuando hay varios nadadores entrenando en el mismo carril, uno es de ida y otro es de regreso (siempre por la derecha).

Los estilos de natación son: crol, que en mi juventud se le decía “estilo libre”, que es el más común; pecho; espalda y mariposa. Si quiere conocer la forma de cómo se nadan, haga la consulta en algún video en internet.

En los estilos crol y espalda, se rota o gira las caderas para ayudar a la velocidad, a esto le dicen "rolido", es decir, se debe "rolar" para ayudar a ir más rápido.

    

¡Vamos, que hoy es Lunes y hay que empezar bien la semana con el entrenamiento!

Son 2.500 metros, una distancia que ya domino en la actualidad y mi cuerpo está dispuesto.

 

PARA CALENTAR: 4 X 100 MTS.

-          ¡Martín empieza, qué estás esperando!

Ya el entrenador me está regañando, mejor empiezo…uno, dos y tres, me hundo y me impulso a nadar. Esta agua está muy buena. Es reconfortante su recorrido por mi cuerpo.

Son 4 x 100 metros para empezar, los últimos 25 de cada 100 en cualquier estilo. Y esto es para calentar el cuerpo. ¡Vaya calentamiento! En los estilos, haré primero pecho, luego espalda y de último mariposa, o mejor repito pecho y dejo, para terminar, la mariposa.

El agua no está tan fría como dicen los compañeros. ¡Siempre se están quejando! Cuando nade algunas piscinas, el cuerpo se calienta y será todo un placer el agua.

Estos son los primeros 100, en este estilo crol debo estirarme bien y afincar las brazadas. No estoy pateando bien, parece que tengo las piernas tiesas, más bien todo el cuerpo. ¡Qué me pasa, si descansé el fin de semana! Definitivamente, este estilo crol lo tengo que mejorar.

En estos primeros metros voy a respirar cada cuatro brazadas, hasta que mi cuerpo necesite respirar más rápido.

Ya alcancé los 50 metros, no daré la vuelta canela para impulsarme, para no fastidiarme la espalda.

Voy de vuelta. Ya falta poco para los 75. Cómo me gustaría que mis hijos fueran más deportistas, tendrían un disfrute más para su bienestar, aunque ellos tienen otras prácticas que los hacen felices, como ir al gimnasio, pintar, leer, jugar.

Ya me toca cambiar al estilo pecho, voy. Respirar y hundirme para estirar los brazos juntos hasta el final, y patada de rana, dejar deslizarme.

Aquí voy, ya estoy llegando a los 100. ¡Qué bueno que terminé el informe pendiente! Mañana temprano lo mando por internet, con la factura de honorarios. ¿Cuál será el tema para escribir éste mes? Arca aún no ha dicho, aunque Beto mencionó algo de “gato encerrado”, no sé si lo dijo en referencia al tema o es el tema.

Voy por los 200, la mitad del calentamiento, aunque tengo que terminarlos. Ya mi cuerpo está agarrando ritmo, tengo velocidad constante, pero tengo que nadar más rápido. Respirando cada cuatro brazadas, ahí voy. Veo un alcaraván volando casi al ras de la piscina, antes esta especie de pájaro no se vía por aquí, será que viene escapada del Parque del Este ¿Y donde están las guacamayas? Ellas están muy de moda en casi toda Caracas, al igual que las Guacharacas, las que dictan la hora de levantarse con su escándalo.

Ya estoy llegando a la pared, a la vuelta empiezo a nadar estilo espalda, mejor no, sería 50 metros y es mucho, además estoy empezando el entrenamiento, mejor lo hago desde los 25 metros, como está pautado. Al piso de la piscina le hace falta pintura.

Aquí está la línea de los 25, a voltearme y espalda, tengo que rolar, con fuerza en las brazas hacia el costado.  El cielo está hermoso, con algunas nubes con formas caprichosas, unas parecen arañazos. Veo un Zamuro bien arriba, dando vueltas, seguro se distrae aprovechando las corrientes de aire. ¿Qué hora será?  Me estoy hundiendo, tengo que patear más fuerte y bracear más rápido. Es degradable cuando el agua entra por la nariz. ¿Algún día Arca dirá el tema del mes? Porque tengo ganas de escribir un cuento. Ya veo la última escalera de la piscina, casi estoy por llegar. Ya veo las carrileras rojas, cuento 4 brazas de un mismo brazo y llego a la pared.

Voy a descansar 20 segundos, para seguir. ¡Listo! Arranco, voy por los 300 metros, ya mi cuerpo está despierto, voy más rápido, respirando cada 4 brazadas, mejor no, porque la resistencia se merma, mejor respiro con cada brazada.  ¿Cuándo Arca dirá el tema? Ya tengo la pared cerca. A devolverme. ¿Cuál estilo haré? ¿Mariposa o Pecho? Mejor hago lo pensado, Pecho, así no sobrecargo los brazos nadando Mariposa. La dejaré para la última serie. ¿Cuánto llevo? ¿Van 300 o 200 metros? Primero hice Pecho, luego Espalda y ahora Pecho nuevamente, entonces estoy haciendo los 300 metros. Me recuerdo de la película “300”, es fantástica, aunque mi suegro, quien conoce de la mitología griega, me dice que no se ajusta a la realidad de la histórica épica batalla de Termópilas, escrita por el historiador Heródoto, como parte de su narrativa sobre las “Guerras Médicas” entre Grecia y Persia, a principios del siglo V (a.c.), pero lo que no sabe él es que dicha película está basada en un comics estadounidense. Ya estoy en los 75 metros, agarro una bocanada de aire e inicio con el estilo pecho, trato de hacerlo rápido, busco velocidad haciendo conciencia de la técnica, procurando impulsarme bien con los pies, dando patadas de rana. En un momento cuando mi cabeza está arriba, veo una pareja de canarios tomando agua de la piscina, haciendo un vuelo rasante. Ya completé los 300.

Descanso 20 segundos, solo me faltan 100 metros para terminar la serie de calentamiento. Converso con Irene, la vecina en el otro carril, algo rápido y concreto, me dijo que salió tarde de su trabajo. Le digo que me falta  100 para completar la primera tarea. Me hundo y salgo impulsado a nadar crol, voy a buena velocidad, me esfuerzo. Respiro cada 4 brazadas, pero cuando paso los 25 metros necesito aire y respiro cada 2 brazadas. ¿Cuál será el tema de Arca? Seguro nos pondrá a escribir algo relacionado con el chocolate, a ella le gusta eso. Yo escribiría sobre churros con chocolate. Hay que esperar que ella se decida. Mis hijos seguros ya estarán durmiendo, considerando el cambio de horario. Los extraño mucho. Sin darme cuenta, ya estoy contra la pared. Agarro una buena bocanada de  aire y me impulso para mis últimos 50 metros. Tengo que concentrarme en el nado. Pendiente de los últimos 25 metros que voy en Mariposa. La verdad es que practicar natación es maravilloso, se elimina el estrés, hasta se puede meditar. ¡Caramba! Ya me pasé de los 25, comienzo a extender los dos brazos, no sin antes agarrar aire, y me impulso hacia adelante, brazos alineados con los hombros, movimiento de cintura para dar la patada con los pies juntos. Concentración. Tres brazadas y respirar. Otra vez, tres brazadas y respirar. Una brazada y respiro, me hace falta aire. Me falta poco para llegar, hay que concentrarse en la técnica para avanzar y llegar. Toco la llegada con los dos brazos. Llegué exhausto y tengo que respirar profundo para oxigenarme.

 

EMPIEZA EL TRABAJO PRINCIPAL: 3 X 400 MTS.

Ahora me toca otro ejercicio. Recuerdo que ahora se trata de tres series de 400 metros. Si completo esto, ya llevaría 1.600 metros. Pero como dice Papaíto “ganado son vacas”. Se cuentan los metros cuando se hagan. Antes de iniciar, descanso 30 segundos. Mejor pregunto.

-          ¡Entrenador! ¿Qué viene ahora? Acabo de terminar los 400 metros iniciales!

-       Ahora toca 3 series de 400 metros cada una, pero los últimos 25 metros de cada 100, los hace a full velocidad.

-     ¡Vale! –le respondo. «Trataré de hacerlo, pero tengo que conservar fuerzas si quiero llegar a los 2.500. Ya veré, como vaya viniendo, voy haciendo».

Ya es momento de arrancar, voy por los primeros 400, a ritmo medio. Las guacamayas ya comienzan a aparecer, siempre en parejas, se dice que esa relación es de por vida. El Ávila tiene un color hermoso, los caraqueños lo idolatran. A mí no me gusta, quizás no sé disfrutarlo. Como soy guaireño prefiero la vista del mar, es extraordinariamente bella con esas tonalidades de azul que tiene, te muestra el gran misterio de la vida en todo su esplendor.

-          ¡Martín! ¿Qué estas esperando para arrancar?

Coño, este entrenador no deja que uno agarre algo de aire. La verdad es que uno viene a entrenar, no ha relajarse. Me hundo para impulsarme y el pie derecho me molesta, aún tengo ese dolorcito que no se me quita, ¿Será que debo visitar a mi amigo el traumatólogo? Hace tiempo que no lo veo, estudiamos juntos primaria y bachillerato, época hermosa, llena de alegrías. Lo recuerdo mucho cuando jugábamos futbol, también estudiábamos juntos. Recuerdo que para un examen final de Física, en quinto año, estudiamos toda una semana, Yo salí muy bien en dicha prueba, pero él se bloqueó y tuvo que ir a reparación. Veo unos pájaros pequeños que vuelan erráticamente, tiene alas cortas y las baten rápidamente. Estos 400 se hacen monótonos, tengo que concentrarme en llevar la cuenta de las piscinas que voy nadando, y pensar que el entrenador nos dice que tenemos que contar las brazadas, con qué memoria se hace eso. Llevo buen ritmo, para mis condiciones, respirar con cada brazada para aguantar hasta el final y no asfixiarme. Será que el tema para escribir de este mes es sobre el “chocolate”, ¿Que irá a inventar Arca? Beto me dice que es una escritura salvaje sobre el chocolate. ¡Vaya invento! Entonces con este escrito ya resolví. Recuerdo cuando Arca nos hizo una cata de chocolate en un restaurant, fue un desayuno muy placentero. Ya casi termino estos primeros 100 mts, voy bien, pendiente siempre de la técnica, ya estoy llegando a los últimos 25. Ahora respiro cada cuatro brazadas y voy lo más rápido que pueda, siento el esfuerzo en las piernas. Las palmeritas del jardín se han mantenido bien. El árbol de mango ya no le queda frutos.

La pared. Llegué y me impulso de vuelta para seguir nadando, sin descansar. Ya el agua se siente caliente o será mi cuerpo que está acalorado por los ejercicios. Me concentro en ir al mismo ritmo de la serie anterior. Tengo que agarrar fortaleza, para mejorar mis tiempos. Y pensar que esa palmera la tumbó un relámpago, eso escuché. Cuando hay lluvia con relámpagos es mejor salirse de la piscina, porque si llega a caer uno en el agua, el achicharronamiento de los nadadores es seguro, así murió una selección de natación de un país europeo, hace mucho tiempo.  

Voy a buen ritmo, hay quienes van más rápido, poco a poco alcanzaré mayor velocidad. Comienzo a respirar con profundidad para oxigenarme, que estoy llegando a los últimos 25. Ahora, full velocidad, a respirar cada cuatro brazadas y patadas rápidas. Ya estoy llegando a las corcheras rojas, me falta poco para llegar.  Ya en la pared y me impulso para seguir nadando. ¿Cómo sería un salvajismo de chocolate? Comer hasta más no poder o lanzarse tobos de chocolate líquido. No me quiero imaginar cómo sería después para bañarse. El techo del gimnasio es de asbesto, no creo que el Colegio lo vaya a cambiar algún día, así se quedará, favorece que el galpón sea a doble altura, así los niños están menos expuestos. El techo de aluminio del área de espera de la piscina está cayéndose, se debería cambiar. Ya se termina el techo, estoy en los últimos 25. A nadar fuerte.

Llegué a la pared. Me impulso de vuelta y a seguir nadando.  ¿Cuánto llevo? ¿Serán 200 o 300? Yo creo que llevo 200, es mejor así, no me hace daño haber hecho metros adicionales sin contarlos. Hay un compañero que tiene un reloj que lleva la cuenta de las brazadas y metros nadados, pero  siempre le arroja mediciones locas, o será que él no sabe usarlo. ¿Cómo será un relato salvaje sobre el chocolate? Ya Arca me está gustando a chocolate amargo ¡Guácala! El karaoke del viernes pasado me gustó, ya tengo dos canciones con las cuales me defiendo bien. Ya estoy en los 25 finales, a nadar fuerte, estirarme bien, agarrar con fuerza el agua, patear más rápido, respirar cada cuatro brazadas. Ya estoy en la pared.

De vuelta con una buen impulso, el pié derecho me volvió a molestar. No quiero ir al traumatólogo, no vaya a suceder que me mande reposo absoluto con una férula, o peor aún, que me tenga que operar, no es para tanto, además, no quiero saber más de sala de operaciones por un buen tiempo, ya tuve suficiente el año pasado. Ya llevo 300, voy por los últimos 100. Sigo con el mismo ritmo, ¡vamos que puedes! La verdad que a la piscina le hace falta pintura. Están practicando gimnasia con buena música. El compañero de la carrilera vecina como que se fue, porque no lo he visto pasar más. Ya estoy en los últimos 25, voy fuerte, aún tengo energía. No sé cómo me levantaré mañana. Ya completé la segunda serie de 400 metros.

Voy a descansar 30 segundos. No veo bien lo que marca el reloj electrónico de la piscina, no sé si son 80 segundos o 30 segundos lo que veo, deben ser 30, porque el segundero llega hasta 60. Mientras, hago mis respiraciones profundas. Ya casi termina los 30. Y arranco con mis últimos 400 metros, voy a ver si puedo hacerlo más rápido. Patadas más fuertes y brazadas arrastrando más agua. Al terminar estos 400, llevaría 1.600 metros, me faltarían 900 metros para lograr la meta de hoy. Ya estoy cansado, voy a aflojar la velocidad. Últimos 25, más rápido, a reventar, no importa. Pared y de vuelta, esta vez no me dolió el pié al impulsarme, ¡qué vaina tan loca! ¿Cuándo Arca dirá el tema del mes? Espero que lo diga temprano y no finalizando el mes, por aquello de redactar con tiempo y dejar reposar el cuento. No creo que sea sobre el chocolate, ese tema está muy trillado. Esperemos. Cualquier tema sugerido por ella, inspira. Coño, reapareció la molestia en la rodilla izquierda. Si voy a consulta con mi amigo, seguro le echa cuchillo a las dos vainas. Andaría un tiempo en silla de rueda. Eso me recuerda cuando salía de la clínica, luego de las operaciones, en silla de rueda todo atolondrado. Nuevamente en los últimos 25, aguantar la respiración, rápido y furioso. Pared y vuelta por otros 100.

El agua está buena, este surcar es como dar caricias en el cuerpo. ¿Cuánto llevo? Me parece que van 200 mts. Ya voy por la mitad. En estos 300 voy a buen ritmo, sin apresurarme que quiero llegar hasta el final. Cada vez que llego a esta distancia, me recuerda la referida película. Me impresiona la valentía de los espartanos, más en el Rey Leonidas, quienes luchaban para no someterse a la tiranía de los persas. Los espartanos fueron verdaderos gladiadores. ¡Impresionantes! Alcancé la pared y vuelta, voy por los 50 faltantes. Estoy oyendo más guacamayas pasar. ¿Ellas comerán chocolate? No lo creo, seguro se indigestan o se vuelven locas. Ya estoy en los últimos 25, acelero la marcha, respirar cada cuatro brazadas y patear rápido, no puedo, mejor respiro con cada brazada y cuido estirarme bien y arrastrar fuerte el agua. Definitivamente, el vecino de carril ya se fue. Veo las corcheras rojas en la carrilera, ya estoy llegando. Llegué. Vuelta y me impulso para seguir para los últimos 100. Ya estoy algo cansado, pero tengo que conservar el ritmo. El mayor esfuerzo que se pueda hacer es lo que me permitirá evolucionar. En los baños encendieron las luces, ya hay compañeros que terminaron y están cambiándose. Se ven nubes negras que se acercan. El clima en Caracas es algo extraño en esta temporada, la lluvia puede venir desde cualquier dirección. Ya llegué a la pared de los 50, me volteo y tomo impulso. ¡Carajo!, me volvió a molestar el pié derecho. Recuerdo esa película de hace años, que se llamaba “Mi Pié Izquierdo”, fue fabulosa, el protagonista se ganó un premio Oscar. Hay una persona sentada en el jardín ¿Quién será? Ya estoy llegando a línea de los 25. Nadar con más fuerza y respirar cada cuatro brazadas, con patadas más rápidas. Faltando 10 metros, cambio a respirar con cada brazada, porque no puedo aguantar la respiración, estirando bien y rolando el cuerpo para no bajar la velocidad. Llegué a la pared.

Me levanto y empiezo a respirar profundo para recuperarme. Listo la última serie de los 400 metros. Ahora si puedo decir que llevo 1.600 metros. Me faltan 900. ¿Cuál ejercicio viene ahora? Desde donde estoy no veo la pizarra donde están las anotaciones y el entrenador no está a la vista. Le pregunto al compañero del carril 2, que aún no ha salido y me dice que ahora vienen 3 series de 300 metros cada una y que, en los últimos 25 de cada 100, hacerlo con algún estilo. Pienso en hacer solo 2 series y, los últimos 300, nado con paleta y pullboy, eso me ayudará a fortalecer los brazos.

 

AHORA: 2 X 300, ÚLTIMOS 25 DE CADA 100, EN ESTILO.

Como siempre hago, el orden de los estilos será: pecho, espalda y mariposa. Voy a descansar unos segundos más. Estas series me gustan, porque no son tan aburridas. Ya recuperado, me hundo y tomo impulso. El pié derecho me volvió a molestar, pero la rodilla izquierda va bien. ¿Será que son achaques de viejo? Voy más pausado, ya estoy molido. Respiro con cada brazada, pero voy a ritmo de vencedor. Ya siento las piernas acalambradas, pero me concentro en la técnica y con cuidado de no exigir demasiado a los músculos gemelos. Busco rolar y arrastrar agua con cada brazada. Ya llegué a los 50, ahora me volteo y me impulso. Me sigue doliendo el pié derecho, pues nada, a seguir. La persona que estaba sentada en el jardín, ya no está. ¡Vaya misterio! Ya me toca cambiar al estilo pecho. Junto las manos hacia adelante, estirándome, y al mismo tiempo que doy la brazada para levantarme, doy la patada de rana. Busco estirarme de nuevo para desplazar. Veo que están llegando los nadadores de la segunda hora. Tendrán que esperar que termine o que se metan a compartir conmigo el carril. Miro a la izquierda y veo a los compañeros que ya terminaron. Pero a mí, aún me falta. No importa. Algún día estaré en ese nivel. Subo, tomo aire, me hundo y expiro. El ritmo con fuerza, tratando de mejorar la velocidad. Llegué a la pared.

Me doy la vuelta y me impulso. Otra vez mi pié derecho me molesta, ya me estoy acostumbrando a este dolorcito. Sigo adelante, con calma nadando crol, respirando con cada brazada. Allí está Oscar nadando, lo conozco por su estilo de levantar el brazo en alto, pienso que es demasiado y pierde velocidad, pero así le va bien en las competencias. Marco los 50 con la pared. Me doy la vuelta y me impulso. Sigue molestándome el pié derecho, tengo que impulsarme más suave. La rodilla izquierda vuelve a molestarme. Sigo adelante. Ya quiero terminar, estoy cansado. Ya estoy en los últimos 25 metros y cambio al estilo espalda, dando la vuelta con el impulso de la brazada de crol. Debo rolar, para ayudar al torque de los hombros y no forzarlos. Las brazadas tienen que hacerse de lado, para no fastidiar los hombros, sobre todo el izquierdo, que lo tengo más débil. Las nubes se han puesto más negras. Espero que no llueva aún. Cuando empecé habían nubes tipo Cirrus, ahora todo el cielo está cubierto de Cúmulos. Me gusta cuando el cielo muestra su esplendoroso azul intenso. Me entraron unas gotas de agua por la nariz, de la salpicadera de las brazadas. ¡Es muy desagradable! No me puedo detener. Sigo nadando. Y veo las corcheras rojas en las carrileras, cuento cuatro brazadas con la izquierda y llegué a la pared.

Esta vez me impulso suave, para evitar la molestia en el pié. Voy en crol, a ritmo suave, dejándome llevar por la inercia del entrenamiento. Respirando con cada brazada. Ya me falta menos de 100 para terminar esta serie. Veo a Oscar que sigue nadando, debe ser que decidió hacer los 4.000 metros. Ya se incorporaron los nadadores del segundo turno. Tengo dos compañeros en mi carril. Esto me obliga a nadar más rápido para no obstaculizarlos. Apuro un poco el ritmo. Llego a los 50, me volteo y me impulso. El estilo que me toca ahora es mariposa, pero cuando llegue a los 25. Veo a una chica en el carril vecino, que nada rápido. Aquí hay gente que nada bien, pero a la hora de las competencias, somos pocos los que vamos. Se podría tener un equipo fuerte y con muchos integrantes. Quizás les hace falta comer chocolate, tengo que preguntarle a Arca si eso influye. ¡Coño! Ya estoy en los 25, cambio de estilo. Para arrancar con la mariposa es más lento. Un par de patadas tipo delfín al inicio, luego extender los brazos hacia adelante y arrastrar el agua, hasta obtener velocidad y agarrar el ritmo. Tres brazadas y respirar. Mover la cintura para ayudar en las brazadas. Este estilo es más exigente que los demás. Si uno se descuida, puede tragar agua. Recuerdo una competencia de 50 metros, en Barquisimeto, eran unos nacionales, faltando como 10 metros me entró agua por la boca, me estaba ahogando pero continué hasta llegar, casi me asfixio. Por cierto, esa piscina estaba turbia, le faltaba mantenimiento. Si hubiera ido con mi novia, no me hubiera dejado nadar. Ya llegué a la pared. Listo los 300 metros, me falta otra serie igual.

Descanso un minuto, porque la mariposa me cansó. Logro ver mejor el reloj electrónico de la piscina, ya entra algo de oscuridad y los números iluminados los logro distinguir mejor. Listo el minuto de descanso. Me impulso y a nadar crol. El pié, esta vez, no me molestó. Creo que tengo alguna astilla ósea que me estorba algunas veces o puede ser un problema de algún tendón. Veo que Oscar ya no está, debe ser que terminó. Los chicos que nadan conmigo en la carrilera, me pasaron por un lado, van mucho más rápidos que Yo. La juventud hace la diferencia. Voy a un ritmo tranquilo, rolando y estirándome bien, para arrastrar mucha el agua. Ya quiero terminar, me falta poco. Paso los 50. Me cuesta mantener el ritmo, pero sigo intentándolo. Ya el Sol se está escondiendo, queda la luz del atardecer. Llegó el cambio de estilo. Ahora voy con pecho. Solo me falta espalda y mariposa. Me concentro en la técnica, es lo mejor que uno puede hacer cuando se está cansado. Llegué a la pared. Van 100.

Me impulso y sigo nadando, esta vez en crol, sin descansar. Concentrado en la técnica para mantener la velocidad. La vecina del carril 2, ya no está. ¿Será que terminó o que se jubiló? No puedo distraerme, tengo que seguir concentrado en el estilo, porque el cansancio vence el ánimo y la velocidad. Llegué a los 50, me volteo y me impulso. ¡Qué bueno que el pié ya no me molesta, ni la rodilla! Sigo aguantando la velocidad. ¿Cuánto llevo? Ya hice pecho, ahora viene espalda, entonces voy por los 200. A veces me provoca no hacerla, es desagradable cuando el agua entra por la nariz. Aprovechando el impulso del crol, me volteo y empiezo con la espalda. Voy bien. Cuidando cómo doy las brazadas para no lesionarme los hombros. Ya veo las corcheras rojas de las carrileras, cuatro brazadas con la izquierda y llegué a la pared.

Tomo una buena respiración y me impulso para hacer los últimos 100. Estos metros los haré con más fuerza y velocidad, busco subir de nivel de exigencia. Me concentro en rolar bien y estirarme para alcanzar más agua y arrastrarla, también busco que las patadas sean con fuerza. Así llego a los 50. Me volteo y me impulso con fuerza, me volvió a molestar el pié derecho, pero esta vez fue poco. Sigo con el mismo ritmo con que  venía. Estoy dando todo lo puedo.  Pienso en la mariposa que viene ahora. Tomo una buena bocanada de aire y hago el cambio de estilo. La mariposa la tengo que hacer a un ritmo controlado, teniendo cuidado en la toma de aire, respirando cada tres brazadas, luego una brazada y respiro, y sigo con tres brazadas, hasta llegar a la pared. Llegué asfixiado, pero llegué. Listo esta serie.

 

PARA TERMINAR: 300 DE PALETA Y PULLBOY.

Me tomo un buen descanso, solo un minuto. Tomo bocanadas profundas de aire para recuperar el oxigeno en el cuerpo. Aprendí que para este ejercicio, primero uno debe colocarse el pullboy entre los muslos, colocarse bien los lentes y, de último, es que uno se pone las paletas en las manos.

Ya listo, arranco a nadar. Con las paletas en las manos, las brazadas son más pesadas, porque se arrastra más agua. En cada brazada siento el esfuerzo en las manos, brazos y costados. Combino respirar cada cuatro brazadas y con respirar con una brazada. Rolando y metiendo bien los brazos, cuidando la técnica para hacer bien el ejercicio. Esta noche caeré como plomo en la cama. ¿Será que Arca va a querer que escribamos sobre el chocolate? Espero que este relato sirva para cumplir con la tarea de los escribidores. Ya alcancé los 100. Doy la vuelta. Y sigo nadando concentrado en mis brazadas. Estoy cansado, pero puedo hacerlo. Sigo rolando y estirándome para dar buenas brazadas. Respirando cada cuatro brazadas, alternando con una brazada. Ya llegué a otros 100. Doy la vuelta, y sigo. Estos últimos metros los haré con mayor esfuerzo. Trato de aumentar la velocidad con brazadas más rápidas, pero los brazos ya están mellados, sigo intentando esforzarme. Ya solo faltan 25 metros, con fuerza llego. Llegué, listo. ¡Terminé mi entrenamiento!

-          ¡Entrenador! ¿Qué hora tiene tu reloj?

-          Son las 6:35 pm.

-          ¡Buenísimo! Hice 2.500 metros en casi una hora y media.

 

FIN