domingo, 26 de julio de 2020

Carta al niño Jesús, mi hermanito


Querido niño Jesús:

Eres tan lejano y tan cercano, que hoy decido escribirte.  Como sabes, soy Alberto y tengo seis años. Te escribo de lejos, porque le pedí el favor a mi yo más grande. Le he pedido que escriba más o menos lo que le digo y no escriba lo que le parezca. Tengo seis años hoy.

En mi casa nunca faltó un nacimiento en Navidad pero ¿sabes?, no eras quién traías los regalos sino un señor de barba llamado San Nicolás. A todos los niños del cole lo visitabas tu y a mí, el viejito. Pero al final, creo que es lo mismo; solo era cuestión de horas. Mejor nosotros que era el 24 y no en la madrugada del 25. Me hacía mucha ilusión ese día. Llegaba mi Papá y decía que “corran a esconderse que viene San Nicolás”. Y todos nos encerrábamos en un cuarto hasta que él decía que ya se había ido.  Salíamos corriendo todos hasta el árbol. Mi hermana mayor ya tenía 18

Estábamos todos; los cinco. Era bonito; la mejor época.  Mis hermanos varones me “caribeaban” como si fuera  un niño de otra casa  Mis hermanas estaban en otras cosas de mujeres.  Ese fue el último año que viajamos juntos a la playa. Luego se casó una hermana y luego, la otra. Caminaba desnudo con una vasenilla en la mano. Y me pregunto, ¿Por qué no hacía pupu en la calle si iba desnudo.? Y desnudo me salvé de un mar de fondo en Arrecifes, y desnudo, de las quemadas de las aguamarinas, y desnudo de los cangrejos aplastados por las ruedas de los carros. Ahh.. era libre. No tenía pena ni verguenza. Igual, a veces tenía que escapar de mis hermanos. El niño menor, el raro.

Entré tarde al cole. Directo a Preparatorio. No me acuerdo del nombre del cura que me enseñaba la M con la A, ma y la M con la A, ma, sentado en sus piernas. Usaban trajes largos como los de mi Mamá. (ahí aprendí que “mi Mamá me mima”). Pienso que estaba bien. Así enseñaban entonces. Luego, los mismos curas comenzaron con las mismas cosas de mis hermanos y ya no me fue tan bien. Pasé del colegio en casa sin maestros, a uno lleno de gente vestida de negro.  Fue una año distinto. Del colegio en casa al colegio de gente brava y seria, de mis hermanos completos, a la aparición de sus novios y esposos.  Luego, llegó la primera niña, mi primera sobrina, mi hermanita. Mi Mamá y mi hermana estaban esperando bebes al mismo tiempo. Mi mamá no pudo. Era una niña. Lo recuerdo porque pasó en la casa y se la llevaron como dormida en una ambulancia. Subí al cuarto y vi mucha sangre. Me puse a llorar.

Ese año fue distinto, Jesús. No llegaron los arbolitos de San Nicolás. Todas las señoras amigas de mi mamá, se pusieron de acuerdo para buscar algo distinto. Recuerdo que yo la ayudé. Era una rama seca del patio pintada con jabón de lavar y agua. Era como darle una capa de pintura. Luego le pusimos las luces y las bolas. Mi Papá no decía mucho en el proceso, pero solía decir, “Le faltan las lametas plateadas”. Yo ayudaba a construir tu espacio, niño Jesús. No era muy grande. Pero si sabía por el Colegio ya, de José, de María, del burro y el Buey, de los pastores y de las ovejas. Todo venía en cajas. Todo estaba forrado en papel periódico. Había que tener cuidado al meter la mano pues una vez salió un ratón y un alacrán. Ese año, por cierto, me picó un alacrán grande. Por fortuna no estaba solito. Estaban mis hermanos grandes. Yo andaba desnudito por la casa y descalzo. Baje a la cocina con la luz apagada. Luego del dolor no recuerdo nada, o mucho. Recuerdo a mi hermano corriendo conmigo en brazos. Desperté al día siguiente. Quizá fueron las pastillas, no sé.

¿Por qué te escribo esta carta hoy? Ahora con seis años, y aunque yo hacía el nacimiento, nunca te llegué a dar las gracias. Tu también estaba desnudito en una camita de paja. Estabas rodeados de animales, y tus padres te miraban con cariño. Te traían regalos, al igual que mi San Nicolás. Tenías un Papá, una Mamá y gente que iba a verte. En tu desnudez me encuentro. Quiero decirte que te quiero por haberme protegido tantas veces ese año y en los siguientes. ¿Sabes?, que decubrí que lo único que te falta, que yo tenía, eran mis hermanos, pero como somos hijos todos de Dios, entonces somos hermanos también, ¿no?. Yo te presto los míos, pero me los devuelves, ¿ok?

¿Tú tampoco tenías vergüenza a los seis? Creo que no. Por los momentos tengo que caminar con los gritos de otros niños. Claro, no hice Pre Kinder ni Kinder; y cuando llegué a Preparatorio todos eran sus amigos. Sin embargo, conseguí dos ángeles en el camino; mis complices, mis hermanos de mi edad. Aprendía a jugar, a inventar, a crear.  

Para terminar te quiero preguntar. Si aparece la vergüenza, ¿Qué vamos a hacer de grandes con esas cosas que aprendimos a mi edad? ¿Qué le puedo decir a mi yo grande que está escribiendo lo que le cuento, con las cosas que me pasan a esta edad?
Solo espero Jesús, que esas lágrimas que se borra de la cara en este momento, sean de libertad.

Te quiero mucho hermanito,

Beto

Mi niña interior & yo



Cara piccola bambina: sé que eres la estructura más importante de mi vida y no sé ni cómo hablarte ni mucho menos qué decirte. Haré una pausa una vez más, a fin de generar ese espacio de encuentro entre nosotras en forma natural, buscar ese silencio que necesito para invitarte o invitarme.

Luego de 13 días…..

Mi Carla, he decido dar yo el paso de escribirte. Es increíble que me busques y no me encuentras. Soy yo, Shayel (nombre de origen hebreo, significa “regalo de Dios”). Soy Shayel, tu niña interior…has olvidado que tú misma decidiste un día llamarme así. Yo no lo he olvidado, así como no olvido promesas que me has hecho sin cumplir.

Finalmente estamos; no importa que yo tuve que hacer todos los esfuerzos por estar, pues parece que te cuesta mucho trabajo. Pero vamos al ahora, y sí, estamos. Quiero facilitar nuestro encuentro, por tanto, te voy a contar muchas cosas.

Ahora duermes en la que fue tu cama por muchos años. Has regresado al origen y aún no me hablas. Por ahora, has dejado tu casa, para estar al lado de tus padres y apoyarlos con tu presencia y cuidos en esta pandemia. Estás y no estás porque buscas cosas que ya aquí donde estamos no existen. El pasado no existe, mi amada Carla. Pippo, tu hermano, ya no existe en la tierra, lo bueno y lo malo del ayer están en un recuerdo grato e ingrato. No puedes regresar a seres que perdiste, como la nonna, no se puede volver atrás, deberías saberlo, pero parece que no lo sabes o te cuesta aceptarlo. No puedes cambiar las historias, ni las realidades. La única del ayer que te acompañará hasta el final solamente soy yo, con Dios y la Virgen, más nadie. Así que ocúpate de tí, cada quien que resuelva sus pendientes, lo que no pudo, lo que por tibieza o temor no se atrevió. No quiero que sea tu historia. No sigas complaciendo a más nadie. Sé perfecta para tí, no para los demás.

Este tiempo debe dar muchos frutos para tomar el nuevo giro que corresponde. Sin temor a equivocaciones. No busques pertenencias porque solo perteneces a tí misma. No trates de encontrar explicaciones a las incongruencias y oscuridades de los demás, simplemente porque no te corresponde y pierdes tiempo. Quédate solo con la luz de los otros y busca sanar tus heridas; recuerda cuando estudiaste en Desarrollo Organizacional los enfoques individuales y los sistémicos. Te has ocupado demasiado de los segundos, intensifica la ocupación en el primero, enfoque individual. Date la oportunidad de ser prioritaria, si lo haces, vas a probar el sabor de sentirte viva, independiente de las quejas ajenas.

Dale espacio al amor, el primer gran amor es hacia tí misma. Cuando lo logres, encontrarás más espacios para otros amores. Estudia, escribe, desarrolla esos planes que tienes tiempo en un veremos o un tal vez. Has ejercicio; atrévete hacer deportes que jamás has hecho. Aprende a bailar salsa, danzón y mambo que te gusta. Sigue viviendo esa relación mágica de hermandad y familia con quienes tú sabes que realmente si lo son. Ama más a tus amigos viejos y nuevos. Continúa desbocadamente amando los animales y la naturaleza como lo haces. Conoce más a Venezuela; ve al Delta que es lo que más deseas, retorna a Mérida la ciudad que tanto amas; ve al Llano como anhelas; visita Maracaibo, vuelve a Bolívar, a todos los sitios que ya conoces y los que no. Prepara un repertorio nuevo para tocar conciertos, vuelve al escenario; retorna a tocar en tu adorado Teatro Cagigal de Barcelona. Escribe el libro que sueñas ver publicado. Sube el Ávila, atrévete. Trabaja mucho en lo que más te guste en este giro.Vuelve a usar morral, con cuaderno y lápiz, siéntate en el pupitre, siempre te ha hecho felíz. Visita los lugares del mundo que están anotados. Vuelve a Italia, sigue hablando, leyendo y cantando italiano. Aprende más inglés y estudia alemán. Sigue escribiendo. Aplica tu cv en esa organización por la que suspiras. Aprende hacer lettering, desarrolla un Boullet Journal con tu sello EGO SUM, donde la agenda seas sólo TU con lo que sueñas y decidas.Has cargado con los demás pero no has cargado con tu propio ser; ahora yo te ruego que lo hagas. Sin duda, tenemos mucho trabajo por delante. Recuerda que el tiempo vuela y has vivido por lo menos la mitad de tu vida para ser generosa contigo.

Te invito hacer juntas un plan de vida que revisemos cada noche brevemente. Como te encantas las libreticas, anota tus temores, tus logros, tu angustia, tus encantos, tus debilidades, lo alegre del día, lo que agradeces, lo que siente que si tienes y lo que te falta, lo que sueñas y lo que quieres que siga o se vaya al atrás. Construye tu mundo a tu antojo, arma tu granja, tu jardín o tu bosque. Ahí tengo mi lugar siempre. Lo que tu desees, estará bien para mí. Decide y aférrate a la esperanza con fe.

Sigue siendo buena, noble, acuciosa, inquieta por el conocimiento,  leal, honesta, fuerte, sensible, detallista y como la leona que nadie domine.Sigue siendo creyente, practicante y ecuménica como eres. No permitas a nadie en tu vida que no sea por tu voluntad. Aleja a quien no desees cerca y acerca a quien quieras en tu mundo. Te suplico solo y te lo repetiré en tu próximo cumpleaños que seas libre, incluso de tí misma. Te pido que pases más tiempo frente al espejo sin hacer nada, simplemente que te veas, te mires y te contemples. Háblate en voz alta, yo siempre estoy, por eso mi nombre, Shayel.

Por último, no escuches a nadie, sólo escucha la voz de tu noble corazón y ve hacia donde él te lleve. Yo te acompañaré como siempre. Que Dios guíe cada uno de tus pasos. Con todo mi amor, me despido con tu frase personal: “Hasta mi final”, más yo te digo la mía, “te acompaño hasta tu final y más allá…”.

La Piccola BambinaShayel

Carla Giordani
Caracas, viernes - 23 de Julio de 2020

sábado, 25 de julio de 2020

Mi niña interior/ ME Garassini


Mi niña interior

Todas las personas tienen un niño interior que las hace reír a carcajadas, perder la vergüenza, entregarse por completo a actividades de diversión , en fin, no cargar con todas las responsabilidades, roles, compromisos, horarios y un largo sinfín de etcéteras, que conlleva la adultez, sobre todo, si esa adultez implica una sumatoria de roles: esposa, madre, profesional, trabajadora del hogar, etc, etc, etc.

Al escribir estas líneas pienso en las actividades en las cuales fluye más libremente mi niña interior y pienso en dos, las cuales disfruto mucho y me gusta bromear al realizarlas. Ellas son: jugar juegos de mesa y salir a pasear en bicicleta con familia o amigos.

Carta a mi niña interior

Qué rico verte reír a pierna suelta, disfrutar de estar allí, no tener que pensar en nada, ni planificar nada, ni organizar nada, ni hacer que nada empiece, ni nada termine, que quede todo limpio y recogido, que todos atiendan, que las cosas salgan bien.
La mente, tu mente, el corazón, tu corazón, el espíritu, tu espíritu se sosiegan para estar contigo y con los otros, con el entorno, con el aire, la risa, las miradas, las bromas , las carreras, las paradas , las miradas, el regocijo.

Cuántas veces jugaste con tus hermanos y primos monopolio, ludo y después, ya de joven y adulta escrable, backgammon, bogol, diccionario, dominó. “Vamos a jugar proponías tú o proponía otro”. Uno coro de: “Claro vamos”, se escuchaba, y cualquier mesa era buenapa arranca cualquier partid. En el grupo siempre había un tramposo, generalmente Juan o alguno de mis hijos, un perfeccionista, que estaba mirando siempre las reglas, un despistado, que se pasaba su turno o no cumplía con alguna regla, y un picado, que siempre terminaba bravo, y el resto que nos reíamos de todo lo que pasaba. Qué rico jugar, que rico estar juntos, que rico es tener familia y amigos.

Los paseos en bicicleta empezaron en la finca de los abuelos y los tíos en el Palmar y los patios de café de Paya en Turmero, donde ibas con tus hermanos y tus primos a pasar muchos fines de semana y vacaciones, después a Rio Chico. También diste muchas vueltas en bicicleta en Margarita, llevando a tus hijos chiquitos, en sillitas, por caminos deliciosos. Hace dos años y medio llegaste a la meca de los paseos en bicicleta, que es la cuidad de Bogotá,y sus paseos en las montañas y lagos alrededor. Te veo tan feliz pedaleando sin parar, haciendo picnic, esforzándote en las subidas, bajando por praderas preciosas, a veces haciendo carreras, y pasando en forma divertida a los otros ciclistas. Al llegar de los paseos, con un hambre voraz infantil , un cansancio corporal delicioso, y el verde metido en los ojos, la diversión se repite, al contarle a otros, o recrear juntos,todo lo disfrutado.

¡Cuídate mucho, mi niña interior, te disfruto mucho y te siento una parte muy importante de mí!

María Elena Garassini

lunes, 6 de julio de 2020

EL ARTE GENERACIONAL.

Autor: Martín A. Fernández Ch.
28/06/2020

El arte siempre me ha acompañado desde pequeño, no porque tuviese rodeado de algún familiar o ambiente artístico, sino porque tenía una habilidad innata, específicamente con el dibujo. Lo hacía y lo sigo haciendo desde una perspectiva recreativa y de distracción. Ahora, desde muy reciente, he empezado a potenciar el arte de escribir, lo cual disfruto plenamente y toco otras almas para su bienestar.
  
Quizás, el arte lo tenía en mis genes, seguramente era una motivación heredada de mi madre (le decíamos Mamaíta), quien de pequeña aprendió el arte de coser, pero con una formación muy precaria o de pueblo; sin embargo, según me decía ella, mostraba habilidad pero que no se le reconocía, en esa época lo importante era que aprendiera a coser. Recuerdo que ella se metía en cualquier curso que le permitiera hacer algo en las horas ociosas, mientras estábamos en el colegio o la universidad. Ella hizo pintura sobre tela, macramé (haciendo suéteres, pequeños manteles, adornos, entre otras cosas), bordados en manteles,  piezas de escultura/cerámica para los adornos de casa, hasta aprendió a cortar el cabello que, aunque no lo crean, era un arte cortarnos el cabello a nosotros (5 varones). Lo curioso de todo este aprendizaje de Mamaíta, es que siempre me consultaba sobre cómo le iba quedando, qué colores aplicar y, en ocasiones, la ayudaba. 









El andar por mis habilidades artísticas del dibujo, lo hice sin ningún tipo de aprendizaje formal, todo ha sido de manera autodidacta, leyendo libros de dibujo, observando pinturas en textos y, lo más importante, siendo siempre muy observador y curioso.

También tocaba la guitarra. A los 11 años, en el Club Canaria de Macuto, Mamaíta nos metió (a sus 4 hijos) en música para aprender a tocar la guitarra. De todos mis hermanos, fui el único que continuó con esas clases en el club, aunque mi hermano Omar (le decíamos May) se inclinó por tocar guitarra eléctrica por su cuenta, formando con algunos amigos un grupo de rock, por entretenimiento. Con el tiempo, en el Club formamos una rondalla, que la llamamos Tabaiba, que era un grupo donde se tocaba guitarras, bandolinas, púas, bajo, pandereta, cuatro y otros instrumentos de percusión,  y también teníamos cantantes con distintas voces (primera, segunda y tercera).

Con dicho grupo recorrimos gran parte de Venezuela, animando fiestas en distintos clubes canarios,  fuimos reconocidos como el mejor grupo musical de nuestra comunidad. Los logros más satisfactorios que obtuvimos fueron: grabación de un disco de vinil y dos casetes, y dos giras por las Islas Canarias de La Gomera, Tenerife, La Palma y Gran Canarias. En dichas giras me di cuenta de la conexión amorosa tan fuerte entre los Canarios y Venezuela. Una anécdota de ese recorrido musical que recuerdo siempre, por lo emotivo, fue una cuando la primera presentación que hicimos en la isla de La Palma, al empezar a tocar la primera canción, una  familia que estaba al frente se levanto extendiendo la bandera nacional de Venezuela, lo cual nos alegró esa noche. Este maravilloso grupo ya dejó de tocar, por las circunstancias país y familiares, sus miembros fueron emigrando o cada quien tomó su camino, sin embargo, seguimos en contacto a través de la tecnología, fueron más de 20 años juntos que nos volvimos una gran familia. Algunos continuaron en sus practicas musicales con sus instrumentos, en mi caso, ya no toco la guitarra desde hace mucho tiempo.


Mis hijos, también tienen la habilidad de dibujar y de escribir, cada uno a su estilo. Con el dibujo, los enseñe con lo básico y de allí han arrancado de manera autodidacta, a lo que una vez les sugerí que tomaran un taller de pintura para que aprendieran distintas técnicas,  a lo que me respondieron “Papá, para qué nos vamos a meter un taller si tenemos al mejor maestro del mundo, que eres tú”. Con la escritura, han ido aprendiendo con el ejemplo, con entender que escribir es un arte que se origina desde el corazón y el pensamiento, la técnica literaria lo aprenderán en el tiempo.

FIN

domingo, 5 de julio de 2020

Reunión CEC del mes de julio 2020

CEC Julio 2020
Día: 26 de julio 2020
Tema: Carta a mi niño interior (Incluye darnos algo)
10:30 am
Zoom
Anfitrión: Doña Arcángela

Arte & Bienestar/Irma Wefer


Vivir el arte

   El arte es como vivir en una habitación sin paredes. Sin más límites que el viento que ondea la memoria y agita la imaginación. Quizás no exista un acto más humano que ese  impulso de libertad. 

     El signo que lo muestra es su carácter inclusivo pues nada de lo humano le es ajeno. Percepciones encontradas como certezas y  contradicciones,  armonías y  desmesuras,   lo profano y lo divino conviven en su desconcierto. Su poder es tal que puede  transmutar lo grotesco en bello y lo bello en grotesco. 

     Es el mundo de los sueños, alejado de lo efímero y temporal. Sobrecogedor presagio de lo eterno. Y a la vez voces encontradas en un símbolo común de la belleza, representado en un espacio que lo concreta en lo real y lo hace “el rostro del tiempo”.

      Rostro en que se desvanece toda falsedad.  En él todo juicio va acompañado de un sentir: el del artista que crea y el del que contempla lo creado. El sentir es ese lenguaje universal  por el que todos somos capaces de entendernos o rechazarnos, sin cabida para la mentira. 

     El arte nos hace comprender la opción del silencio. Venimos del ruido pero solo en el silencio podemos oír el esfuerzo creador. Solo en el silencio podemos oír eso que el otro sintió la necesidad de decir. Oír verdades a las que nos sumamos o nos confrontamos. Desde allí nos descubrimos.

    El arte es esa actividad profundamente perturbadora en el encuentro de la inocencia y el asombro del niño que juega creando y la sabiduría del mago en su poder transformador. 

     Irma Wefer