viernes, 29 de enero de 2021

Soy Grafito Por: Santiago Porras Rojas

Soy Grafito

Santiago Porras Rojas.  

Enero 29, 2021


La hoja de papel en blanco cae sobre el escritorio y dice.

- ¿Rostro oculto? ¡Conmigo no va!  Soy blanca por ambas caras.

El escritorio responde, con voz de secreter -Me interpretan mal los que piensan que yo oculto algo; si abres las gavetas o cajones, encontrarás lo que guardo, así que se lo dejo a Curiosidad, a quien le encanta explorarme.

La silla, calladita, se aproxima por la mano que la retira para sentarse sobre ella y la acerca al escritorio. Al hacerlo, abre la gaveta y con un quinteto de pinzas, registra el cajón, en donde, debajo de sobres, cajitas y papeles encuentra al lápiz.   

Al sentirse tomado por dos del quinteto, siente la alegría de ser útil para algún propósito oculto en la mano de aquel que lo utiliza. Mientras prosigue entrelazado en los dedos del escribidor, quien ahora, a su vez, levanta unas cinco hojas para agruparlas en secuencia ordenada; el lápiz le pregunta. 

-¡Hola! ¿Para qué soy bueno? 

(*)

-Esta vez necesito que escribamos de “Rostros ocultos”.

Al lápiz le encantó la idea. En realidad, él reconocía que es uno de esos que oculta su verdadero rostro y le dijo al escribidor…

- Ahhhh estoy entusiasmado porque, me sirve a mí que me oculto debajo de la madera, y aquí donde me hallo furtivo hay un universo de palabras ocultas, a disposición de quien desee manifestarse, gracias a que soy “Grafito”. 

Al escucharlo atentamente, el escribidor comentó.

- Es curioso escuchar que veas bondades en tu estructura. Me estoy dando cuenta que aprecias el encubierto donde se encuentra aquello que precisamente es tu mayor valor interior. Como “grafito” puedes dibujar los rostros ocultos de la benevolencia que llevas en tu esencia y, al mismo tiempo, la de las sombras o maledicencias que escondes en tu mina. Así también me ocurre a mí, con la diferencia de considerar que es mejor hablar de aquello que resalta lo mejor de cada uno.    

- ¿y cómo es eso? Porque yo encuentro que soy limitado, y lo que ocurre cuando dejo los trazos de lo que escriben los escribidores, me voy empequeñeciendo y al final me oculto tanto que, me desgasto para siempre, y me ocultan en la papelera. Es así como cumplo mi misión; danzar con las líneas que escriben tus relatos. 

El escribidor reflexiona un instante y dice 

-Cuantas semejanzas hay entre nosotros amigo “Grafito” y aprecio mucho que, sin darme cuenta, estas dejando en el cuaderno el registro de este escrito, en el que puedo hacerme tanto bien, a través de la punta mineral del carbono maravilloso que nutre tu mina, para que yo transforme la imagen del rostro que me asusta del rechazo, y me abrace a la afable sensación de fluir en la confianza que me muestras, en donde lo que importa está en las fortalezas que constituyen el grafito que también llevo adentro de mi, para danzar confiado con la aceptación y los rechazos. En ambos hay oportunidades para equilibrar mi bienestar.

-Sigue escribiendo escribidor. Dijo Grafito, y continuó. - es hora de que me afiles y sigas afilándote hasta que traces las letras que nutran relatos de una vida que, tiene guardadas incontables palabras que inciten sentimientos positivos.

El escribidor prosiguió así.

-Te guardaré en mi cartuchera, sin que sufras dolor al retorcerte en las hojillas del sacapuntas, como agradecimiento, y te cuidaré para siempre.

Replicó “Grafito” finalmente – Por favor, deja que yo cumpla mi misión. Es imprescindible que nos afilemos, aún y cuando signifique incomodidad y dolor. Es allí donde la vida es una secuencia de oportunidades de aprendizaje, los lápices para trascender hemos de dejar trazos, son como las huellas de tu legado.

El escribidor escribe hasta el infinito y al escribir deja el aroma de sus trazos, hechos de palabras.      

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(*) Imagen – dibujo del autor


martes, 26 de enero de 2021

LOS ROSTROS OCULTOS por Lele Garassini

Los rostros ocultos

Cuando colocaron el reto de escribir sobre los Rostros ocultos, así como hago todos los meses con el reto de escritura, pensé en el tema a ver si me venía alguna idea de cómo abordarlo y decidí, como también he hecho muchas veces, hacer una búsqueda en internet con las dos palabras “Rostros ocultos”. Para mi sorpresa el primer referente es una Banda de rock española que sale siempre de primera, con sus canciones, álbumes, éxitos, en fin toda su trayectoria. Más adelante empiezan a aparecer menciones sobre el Arte de ilusión óptica, es decir a efectos perceptuales donde hay algo oculto que aparece como una ilusión óptica. Posteriormente hay varios links a la Autobiografía de la Vida secreta y la novela “Rostros ocultos” de Salvador Dali. También se encuentran numerosas referencias al rostro oculto de diferentes movimientos o tendencias actuales como: el rostro oculto de la violencia de género, del mal, del movimiento ciudadano por la paz, entre otros. Finalmente aparecen menciones a la cantante australiana Sia, que en todas sus apariciones en público se oculta el rostro con su cabello, incluso mencionan una entrevista que le hicieron y le preguntaron el porqué del ocultamiento de su cara en sus presentaciones y dijo que para tener privacidad y poder ir a cualquier lugar público y que no la reconocieran y ser como cualquier otra persona.

Después de ver el popurrí de referentes, la mayoría relacionados con el querer ocultar algo, o no mostrarlo directamente, o hacer denuncia de algo, empecé a pensar en los rostros ocultos y lo empecé a relacionar con los diferentes roles que cada persona debe ejercer en su vida, porque de alguna manera tienes un rostro en cada rol, y sin querer,o queriendo, ocultas otros de tus rostros en cada rol. Ojo, no necesariamente el rostro que ocultas, son aspectos negativos de tu personalidad, sino aspectos que no muestras porque no quieres o porque no se presentó la oportunidad de mostrar. Sobre eso es que he pensado y quiero escribir. Cada persona cumple muchos roles y puede enumerar los suyos. Como ejercicio enumeraré los míos: mujer, hija, hermana, prima, amiga, esposa, madre, tía, madrina, comadre, cuñada, nuera, consuegra, profesora, colega, psicoterapeuta, vecina, ciudadana, migrante, latinoamericana, lectora, escritora, corredora, caminadora, ciclista, costurera, cocinera. En fin, un montón de roles, que incluso estoy segura que se me pasan varios. Pensándome en cada rol me doy cuenta que solo muestro, o mostramos, una faceta de nuestra vida en cada uno porque las circunstancias, o las normas, o el deber social, o incluso tus propias “autoexigencias” te lo demandan, quedando siempre algunos rostros ocultos cuando actuamos bajo un rol.

¿Estaremos preparados para hablar o para mostrar nuestras vulnerabilidades y nuestras capacidades, porque ambas son rostros, en cualquier momento que nos encontremos?

Quizás la norma social dice que al conocer a otras personas en un rol deberíamos presentarnos según nuestra experiencia en ese rol, sin decir muchas cosas, pero tampoco sin decir nada. A medida que seguimos frecuentando a esas personas empezamos a contar un poco más de nuestro rol y quizás nos atrevemos a empezar a mostrar otras facetas o rostros de nuestra personalidad y nuestra vida. ¿Cuánto mostramos?¿Qué mostramos? Pues allí hay un largo depende… y allí existe una gran diversidad, en uno mismo y con las demás personas. Habrá a quienes siempre les mostremos el mismo rostro, quizás muy ligado al rol, a otras poco a poco les vayamos ampliando los rostros y con algunas , de seguro muy selectas en nuestra vida, ¿seremos capaces de no tener rostros ocultos? ó ¿seremos lo más transparentes posibles?... porque en definitiva pareciera que a la única persona con la que uno puede ser totalmente auténtico y no tener rostros ocultos,  es uno mismo… y siempre es un trabajo incluso ser totalmente honesto con uno mismo…ahora imagínense con los demás…lo difícil que es no tener ningún rostro oculto, que insisto, no siempre es una característica negativa de ti misma, simplemente puede ser algo que no quieres mostrar por pudor, por miedo, por humildad, en fin por cualquier cosa que tú y solo tú hayas decidido, en plena libertad resguardar.

En fin , interesante este tema de nuestros “rostros ocultos”, que definitivamente con este escrito los he reconceptualizado. No hay ningún problema en tener rostros ocultos, si lo hacemos porque lo decidimos, con quién, cuándo y por qué hacerlo y tenemos la libertad para pensarlo, cambiarlo y entenderlo. Me pregunto:

¿Habría entonces que aprender a gerenciar saludablemente nuestros rostros?

Buen título para un programa de formación.

 

María Elena Garassini

domingo, 24 de enero de 2021

LAS CARAS OCULTAS DEL MUNDO

 

LAS CARAS OCULTAS DEL MUNDO

 

El mundo se me hace, una gigantesca cebolla,

cuyas capas van cayendo cada día, cada segundo.

Están mutando las cepas humanas

y las moléculas vivientes.

 

Las mutaciones intangibles del alma,

avanzan sin huella, solapadamente.

Transparentes y silenciosas,

creando la nueva especie humana.

 

Sigue cambiando lo cotidiano,

están en ebullición sentimientos,

pensamientos y emociones,

cabalgando en vientos huracanados.

 

La irreverencia, el cinismo, la violencia

y el miedo protagonistas de la cara oculta.

Encienden los megáfonos del mundo,

gritando mentiras o medias verdades.

 

En mi cara oculta, cuelgan dos lágrimas,

se han cristalizado en las fallas del tiempo.

Tal vez se queden allí para siempre,

como el crudo testimonio de aciagos momentos.

 

Todas las caras están ocultas, andan en el anonimato.

Tal vez por eso la realidad no es más cruda.

Estamos escondidos tras mascarillas,

que son el nuevo sello de la caricatura humana.

 

La cara oculta del mundo, silente y pestilente.

Donde pululan los agujeros negros del hambre

y la destrucción ecológica.

Serán amasijos de herencia para los que amamos.

 

La pandemia deja desnudas,

nuestras miserias y fortalezas humanas.

Lo mejor y lo peor quedan registradas,

en la balanza espiritual de cada quien.

 

Mi poesía tiene dos caras, la oscura y la luminosa.

A veces una pesa más que la otra.

Que se me anclen la luz del amor y la esperanza,

para que pueda vivir y morir poéticamente.

 

Gudelia Cavero Hurtado

sábado, 9 de enero de 2021

Tema de enero 2021 del CEC


Club de Escribidores de Caracas, CEC

Reunión de enero 2021

Host: Don Pelícano

Sábado 30 de enero de 2021

10 am

Zoom

Tema: Los rostros ocultos

Mi maleta para el 2021/Lele

Soy la maleta del 2021 . Estoy en una vitrina con muchas otras más. Somos todas muy diferentes, pero también somos iguales, en fin somos todas maletas, parecemos maletas, tenemos la función de una maleta, pertenecemos al gremio, pues.

Yo en particular soy una maleta muy práctica y versátil, de un tamaño cómodo y estándar que le puedo ser útil a muchos usuarios. Estoy fabricada de un material resistente y duradero que permite cierta elasticidad que me hace adaptable.

Hoy estoy de suerte, me han comprado y me llevan para un hogar donde se respira armonía y ganas de emprender, en este caso de emprender un nuevo año, el año 2021. Se disponen a cargarme. Me miran , me abren y me cierran, me miden, meten y sacan algunas cosas y me susurran que me aprecian, que he sido una buena elección. Como cualquier maleta que se respeta, siento orgullo, me siento apreciada sabiendo que seré útil. Escucho conversaciones a diario de la preparación del viaje, que inicia el primero de enero y que durará 12 meses. Ya me dijeron que los primeros seis meses los acompañaría en casa desde la virtualidad cargada de buenos libros, una bicicleta, los dispositivos para trabajar y relacionarnos con los seres queridos y, como podía faltar, el router para estar conectada. Escuché también que me estrenarían internacionalmente a mediados de año, que me llevarían a Costa Rica, cargada de buenos deseos, un vestido de fiesta para un matrimonio y muchas ganas de reencontrarnos con la familia extendida en la celebración. Ese día mostraré mi mejor cara, me adaptaré a todo lo que me coloquen de carga y rodaré feliz por el aeropuerto. Si la vida lo permite, hacia finales de año planean llevarme a Europa. Dos destinos potenciales me esperan; España para visitar familia y hacer diferentes gestiones legales e Italia para practicar italiano profundizando en algún curso de Logoterapia y disfrutar de alguna de sus ciudades. Definitivamente soy una maleta afortunada y feliz, soy parte de una familia que me aprecia y se va adaptando conmigo a las diferentes situaciones que ellos viven, y vive el mundo. Inicio con gran entusiasmo y mucha calma a la vez, este 2021, que de seguro me depara muchas cosas buenas y aprendizajes.

¡Feliz viaje para todas las maletas en este año que inicia!

María Elena

lunes, 4 de enero de 2021

la maleta/Lionel Álvarez

 LA MALETA


Soy de los años sesenta, modelo italiano, de piel fina y de buena presencia. En Europa me conocían como "valija" (valigia, nella mia lingua madre), pero tan pronto llegué a Venezuela me llamaron "maleta", algo que no me agradó. No solamente porque el nombre sea feo, sino que luego me enteré que, acá, es sinónimo de malo, inútil e incapaz.

Por muchos años acompañé a mi dueño, en sus viajes de vacaciones y de negocios, irradiándole, con mi presencia, "elegancia y categoría". Eran tiempos de la democracia, hasta con poco dinero se podía viajar, aprovechando aquellas inolvidables ofertas de "¡viaje ahora y pague después!".

Todavía me sentía en muy buena forma, cuando la señora de la casa, por allá por los años setenta, se antojó de adquirir unas nuevas que estaban muy de moda. No me gustó que dijera, como justificación:"es que esa italiana es muy delicada". Recuerdo que eran unas "Sansonite" y las vendían en juego, dos maletas grandes y una pequeña que llamaban “neceser”.  Fue así como pasé a la reserva, dejaron de usarme y comenzaron a viajar con las nuevas, que revestidas de una fibra vulcanizada, eran muy fuertes, y aguantaban los rudos maltratos a que somos sometidas en nuestros viajes.

Pero a finales de los 80 comenzaron a ocurrir cambios importantes en nuestra especie. Una nueva generación de maletas salió al mercado, fabricada con textiles muy resistentes y muy livianos, en vistosos colores, con asas telescópicas y cierres de seguridad. Pero lo más importante fueron ¡las ruedas! Los pasajeros no tenían que cargarnos en peso, como hacían conmigo; ahora las llevaban a su lado, halándolas, o empujándolas sin mayor esfuerzo, como ágiles bailarinas deslizándose sobre hielo.

Entonces, las otrora pretenciosas "Sansonite" también fueron desplazadas y vinieron a hacerme compañía, arrumadas acá, en el tramo más alto del armario. Con tantas maletas nuevas, más  nunca nos llevaron a viajar, y no los culpo,  tenían razón, no van a cargar con unas viejas, cuando pueden rodar suavemente a unas jovencitas.

Las últimas veces que me sacaron, fue para pasearme por el vecindario. Una tradición que se hizo popular, creyendo que eso les traería suerte y comenzarían a viajar mucho. Apenas se daban el abrazo de fin de año, la gente salía a recorrer las calles aledañas portando maletas. Siempre me dejaban de última, y solo cuando no habían suficientes maletas, llegaba alguien que me sacaba del clóset; por lo general de mala gana, y muchas veces escuché decir, con resignación: "¡qué "salao", me tocó la vieja sin ruedas!".

La maleta quizás sea uno de los elementos más emblemáticos de la Venezuela de los últimos años, cuando millones de venezolanos hicieron las suyas y emigraron, en búsqueda de libertad y mejor futuro para sus hijos. Sin embargo, no siento que represente al emigrante en su totalidad.

Aunque el dicho popular dice que "Por la maleta se saca al pasajero",  eso suele dar una falsa imagen del portador, se lo digo yo, que soy una valija ya de 65 años y con larga experiencia. Recuerden que son sabios también los dichos que dicen: "las apariencias engañan" y "el hábito no hace al monje".

Nosotras, con nuestra apariencia, podemos  impresionar los sentidos de cualquier observador, quien puede inferir, muchas veces equivocadamente, si el pasajero tiene dinero, bienes, posición social, profesión... Podría deducir, por nuestro aspecto, a que se dedica y que tiene el viajero, pero nunca le diremos, lo que es como persona. No deben confundir lo que se es, con lo que se hace o se tiene, que son cosas muy distintas.

Si desea realmente conocer al pasajero ¡olvídese de mi! ¡Ni siquiera me vea! Es cierto que él coloca dentro de mí, sus prendas y  artículos personales, que le son útiles y necesarios, pero sus posesiones más valiosas no me las confía, eso lo lleva consigo: emociones, sentimientos, vivencias, ilusiones, sueños y esperanzas; su tierra, su familia, sus amigos, y sus más bellos recuerdos, que almacena en su memoria episódica, los comprime en PDF para que entre todo en su corazón.

Para conocer verdaderamente a la persona, debe desvestirla de todo ese "ropaje superficial" y sintonizarse con ella de corazón, porque como bien dice "El Principito": "Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos."

Lionel Álvarez Ibarra
Diciembre  2020