jueves, 19 de marzo de 2020

Cerrando ciclos

CERRANDO CICLOS

Lionel Alvarez

El nuevo director que había llegado a la compañía, era una persona metódica y organizada. Todo lo llevaba en su agenda y rápidamente advertimos que le hacía buen seguimiento, y ningún asunto saldría de allí hasta que quedase completamente cerrado. Nos pareció una buena práctica de gestión. Tiempo después, serví de intermediario con un amigo que tenía una administradora para procurarle vivienda. Una vez satisfecho con su nueva residencia, me pidió el teléfono de mi amigo, porque quería darle las gracias. Entonces noté, que su práctica de "seguimiento y cierre", no se limitaba al trabajo, también la aplicaba en sus asuntos personales. Me explicó que era algo que acostumbraba a hacer cada vez que se sentía beneficiado por algo o por alguien, cerraba el ciclo manifestando su agradecimiento.

Nuestra vida está llena de etapas y ciclos. Para abrir nuevos ciclos, tenemos que haber cerrado otros, lo que nos permite crecer, evolucionar y seguir adelante. Antes de cerrarlo debemos apreciar todo lo vivido, las lecciones recibidas y todas las experiencias, tanto agradables como desagradables, que contribuyeron a fortalecernos. 
La tierra gira continuamente sobre su eje, y cada 24 horas inicia un nuevo día, lo que podríamos considerar una unidad de nuestra existencia. Todas las noches cerramos un día, y una de las formas más reconfortante de hacerlo es con la llave de la gratitud.  No solamente filósofos y pensadores apreciaron su valor, recordemos como muchos de nuestros padres  nos inculcaban que  siempre había que agradecer.
Investigadores de la Psicología Positiva han comprobado que las personas que suelen estar agradecidas, son más optimistas, más amables, más espirituales, menos materialistas y más felices en general. La práctica de la gratitud reduce o evita los sentimientos de rabia y amargura. Prácticamente es imposible sentirse culpable, resentido o furioso cuando se está agradecido, en otras palabras, la gratitud es un diluyente muy efectivo de emociones y sentimientos negativos.

¿Cómo hacer para cerrar nuestro ciclo diario con la llave de la gratitud?
El Dr. Robert Emmons sugiere llevar un "diario de gratitud". En un momento del día, hacer una pausa, y reflexionar sobre tres a cinco cosas por las que se esté agradecido. No hay que esperar ganar la lotería para tener algo que agradecer, es apreciar cosas simples y cotidianas: ese café aromático al iniciar el día, que hayan florecido las orquídeas, o ese abrazo y sonrisa de su hijo al regresar a casa. Se sugiere concentrarse en los objetivos alcanzados, en las cosas que hace bien, en lo que le gusta del lugar en donde vive y en las personas que han colaborado con usted y que han tenido que ver significativamente con su vida.  A algunas personas se les hace difícil escribir, o se le hace monótono hacerlo todos los días, en esos casos se puede cambiar de frecuencia, haciéndolo semanal o mensualmente.  Es posible que otras prefieran no escribir y decidan solo contemplar los objetos de su gratitud y reflexionar sobre por qué están agradecidos. Para evitar el aburrimiento cuando las cosas se hacen rutinarias, se puede, una semana escribir el diario y otra, digamos,  compartir con un amigo sobre las cosas que agradece.

Muchos pudieran pensar que en momentos de desgracia como los que está viviendo nuestro país -ahora "coronado" con esta crisis mundial que pareciera más, una obra de Orson Wells-, no hay cabida para el agradecimiento. Pero resulta que, como lo explica Sonja Lyubomirsky en su libro "La ciencia de la Felicidad", la gente, aunque parezca extraño, instintivamente expresa mucha gratitud en los momentos de mayor adversidad. Por ejemplo, en los días posteriores al ataque de las Torres Gemelas de Nueva York, se comprobó que la emoción que más se experimentó, después de la compasión, fue la gratitud.

Existen otras estrategias para cerrar ciclos. La Dra. Jazmín Sambrano nos resume once pasos claves  a tomar en cuenta para  superar momentos difíciles.  Esos pasos serían:
1. Acepta lo ocurrido, 2. Busca apoyo, 3. Estudia algo nuevo, 4. La vida continúa, 5. Haz ejercicio, 6. Conéctate con el arte, 7. Relájate, medita, ora, 8.Haz cambios en tu trabajo, 9. Recuerda que todo pasa, 10. Duerme bien, con sueño reparador, 11. Conoce a nuevas personas (en estos momentos: sin dar la mano, ni abrazos, ni besos).
La evidencia científica ha demostrado que la gratitud -aunque pareciera intrascendente estar dando las gracias continuamente por nuestras bendiciones- resulta altamente efectiva, y es una verdadera llave maestra para cerrar ciclos.

Lionel Álvarez Ibarra
Marzo 2020

Cerrando Ciclos


Fecha: 14-03-2020
Autor:JesucitaPeters Salcedo.
Tema:”Cerrando Ciclos”

Este tema llega en un momento propicio para mí, literalmente mi vida en este momento está cerrando ciclos muy variados.

En lo  laboral, en los cuales planificaba mis días en función de las actividades propias de la Dirección de la Escuela  de Psicología, atareada todo el día por lo demandante  de las tareas pero me sentía fluir  en el desempeño de las mismas, qué de vivencias con lo cálido de la juventud de los muchachos que me energizaba y me hacían  sentir viva y joven  y sentir como estos momentos compartidos me permitían brindarles un poco de mí a través de mi experiencia y observaba la gratitud de ellos por aquello que les daba en el día a día,  me sentía que los nutria  y sin ellos pensar me nutrían a mí también, ese intercambio a través de sus abrazos compartidos en los pasillos de mi hermosa Universidad no tiene precio, hoy día camino por sus pasillos y jardines y siento que la amo por ese tiempo que me acurruco entre sus alas del saber dado y recibido fue un  gran placer. 

Recordar mis viajes matutinos hacia la UNIMET contemplando mi hermoso Ávila y llegar a sus faldas donde iniciaba mis labores diarias  dándole gracias a Dios por permitirme trabajar en sus maravillosas instalaciones y con un equipo de personas inmejorables.Pienso que estos 16 años de experiencias y aprendizajes compartidos dejaron huellas imborrables en mi memoria para recordarlas como uno de los cierres laborables más encomiables de mi transitar  en este plano.

Cerrando ciclos de mis caminos rutinarios  de las actividades del día a día, difícil saber que pasará  mucho tiempo para volver a transitar por ellos, pero quiero llevarlos impregnados en mi memoria y tomar de ellos lo que me llene de bienestar del deber cumplido.

Cerrando ciclos con mis amistades de muchos años quienes me dan sus abrazos cálidos y sus mejores deseos por lo que ha de venir en mi vida, yo muy esperanzada por ese compartir  que  me espera al lado de mis afectos, con el corazón  hinchado de multiplicidad de emociones pintadas de los colores más hermosos  del arcoíris y con la apertura infinita para recrearme en las  cosas maravillosas que me barnizaran el alma de ricos olores de azahares y multiplicidad de flores para seguir mi camino pletórica de alegría.

Cerrando ciclos de mis aprendizajes diarios que me reconfortan y abriendo espacio para todos los aprendizajes que han de venir en  esta nueva etapa de mi vida en dónde  he de aprender otra cultura,idioma,clima, distintas estaciones  que me harán añorar  mí sol  cálido  de mi trópico amado,vivir con mis hijas y yernos y adaptarme a sus costumbres  para mí  todo un reto.Agradecida con Dios por lo que me espera y aprender a valorar lo que es realmente importante en la vida en este momentos.

Cerrando ciclos, parece mentira pero también debo despedirme de mi carruaje el cual me acompañó durante un largo periodo de tiempo, cual reina dirigiéndome a los distintos lugares requeridos, siempre fiel,segura, confiable , me hacía pensar que siempre podría contar con su lomo  dispuesto como si fuera el caballo más veloz que se desplazaba por mi ciudad para mi comodidad y beneplácito, gracias por todo lo concedido "Josephin"como cariñosamente llamaba a mi camioneta, es que me gusta humanizar a mis cosas materiales y abrir un espacito dentro de mis afectos.

Cerrando ciclos, no me había dado cuenta lo que significaban mis plantas hasta este momento que las he tenido que regalar, no sabía que habían pasado a ocupar el lugar de mis hijas cuando quede con el nido vació. Como les hablaba en la jardinera de mi balcón cuando me llenaban el alma al obsequiarme sus rosas  de color naranja y amarillo y ese olor que me acariciaba de tal manera que era infinitamente feliz, algo quizás inexplicable pero sumamente reconfortante, combinar su contemplación con la música era suficiente  disfrute para mí ese día.

Cerrando ciclos, con mis vecinos me invitan a su casa ya que no podía irme sin ese compartir de 35 años intermitente de conocernos, que increíbles anécdotas pudimos recordar desde las 6 p.m. hasta las 3 de la mañana, con un hablar cálido,  compenetrado,auténtico, lleno de camaradería  hablando de esos seres maravillosos que ya no están de mis apegos más cercanos y experiencias compartidas de nuestra vecindad, tarde maravillosa entre copitas de vino se fueron 5 botellas ya que mis estimados son de buen beber y comer pues no podían faltar en este compartir los abrazos,los chistes,los chalequeos propios de los venezolanos  y como me dicen mis amigos “tu no estas cerrando nada estas abriendo nuevos ciclos maravillosos para crecer”.

Este cerrar de ciclos me ha permitido darme cuenta que hay una gran cantidad de personas que me estiman y me lo manifiestan de mil maneras, agradecimiento infinito por sentirme estimada y saber que el buen proceder es el norte de mi vida, enseñanza de hogar.

Bueno y cierro el ciclo sabiendo que hay multiplicidad de aristas que no he manifestado en estas líneas pero estoy segura que los iré cerrando en ese subir y bajar de   amigos del autobús de mi vida para ayudarme a construir la mejor versión de mi misma.

Jesucita Peters


Fecha: 22-01-2020

Autor: Jesucita Peters Salcedo


“Amor en tiempos de Diásporas”


Reflexionando sobre el significado de la palabra "Diáspora " encontramos que anteriormente la misma no era tan significativa como en los momentos actuales para los Venezolanos, la cotidianeidad  te indica como nuestros afectos están diseminados por todo el globo terráqueo, haciendo que nuestros corazones  sean capaces de volar con las alas de la añoranza ,cada vez que los medios informáticos nos permiten tener contactos con nuestros hijos, nietos,padres , hermanos, amigos, es decir, un sin fin de amores por el mundo.

Es un sentimiento compartido,es un tema de conversación con cualquier grupo que te reúnas,  donde las manifestaciones emocionales van desde el dolor en las entrañas  que produce no tener los afectos cerca, hasta un rictus de rabia contenida ante la impotencia y frustración de no  poder cambiar esa realidad que hace que tengamos que aprender amar de otra forma, donde estamos pendientes de esas fotos diarias que recibimos de nuestros hijos, nietos,otros.

Son tiempos  de aprendizajes nos vamos acostumbrando a vivir en la distancia, sin   ese calor y abrazo reconfortante, calientito  que nos ata a esos seres que tanto amamos, como aprendemos a ver crecer  a nuestros nietos a través de una pantalla de un celular con la frialdad del hielo que esa pantalla genera y que a pesar de eso la aprendemos atesorar por lo reforzante que es ver esa imagen de nuestros  afectos.

Además nos sentimos conflictuados, porque nuestra realidad país nos lleva a reflexionar,  será mejor para ellos que ya no regresen y que construyan sus recuerdos e historias  en lugares distantes de nuestra patria  y de nosotros,  que dolor tan inconmensurable en el alma, que aprendizaje tan profundo tan comparable como el hueco que hace el agua de la catarata al caer desde tan alto, es en este momento que tenemos que poner nuestras fortalezas personales para ser muy resilientes y no dejarnos  abatir ante esta realidad.

Mi experiencia relacionada con el amor en tiempos de diáspora,además de la ausencia de mis  hijas, es hacer consciente la mudanza de mis vecinos  con los cuales compartimos momentos muy gratos  y lo que significó para mí ya no sentir en  las mañanas la algarabía de sus tres niñas para ir al colegio y sus visitas en mi casa (su abuela postiza) para buscar chocolates, no sabía de ese sentimiento de tristeza que me embargo  ante su ausencia , descubriendo que ocupaban un lugar importante entre mis afectos.Que si hemos aprendido yo diría que por demás, como es ir al consultorio de tu médico de toda la vida y movérsete el piso porque las palabras acostumbradas de hoy día es el médico  ya no está en el país, y así nos seguimos cayendo y rompiéndose nuestras rodillas y no nos queda  otra forma  que limpiarlas  y seguir caminando, esa es la orden.

Pienso que todo  esto nos enriquece y nos hace mejores personas estoy seguro de ello.¿Seremos resilientes? pienso que en gran cuantía pues  todos estos aprendizajes  dan cuenta de ello.

Yo  estoy tratando de acortar la distancia entre mis afectos y yo, lo que me conduce a ir cerrando ciclos en este momento de  mi vida que nunca imaginé y que me produce un poco de miedo por todo lo que eso implica, cultivando el desapego de mis cosas tan familiares y mis rutinas cercanas, es un nuevo ciclo  lleno de muchos  amaneceres  por  descubrir, con   horizontes  llenos de expectativas ante este futuro próximo por vivir.

Sólo le pido a Dios que me llene de infinita sabiduría para saber sopesar lo que es verdaderamente importante en este nuevo camino por transitar y que en el tren de mi vida se sigan montando personas que me nutran el alma para  hacerme mejor  persona  y que este compartir con la extensión de mi familia mis nietos, sea propicio para sembrar árboles con raíces profundas y ramas frondosas para aguantar las tormentas y los momentos de remanso y de infinito amor.

El amor en tiempos de diáspora hace aflorar un sin fin de emociones y sentimientos y nos permite ir amoldándonos ante esta realidad que nos arropa, poniéndonos una coraza ante las adversidades y  disfrutando al máximo los momentos gratos de estas vivencias, que cada quien la vive a su manera, tal como los momentos compartidos entre los escribidores.

Cerrando ciclos. Una nueva receta


La arepa es redonda como un ciclo/ Telitas dulces de maíz

Los venezolanos comemos arepas; más aún en la condición de cuarenta en la que vivimos ahora en marzo de 2020. Las arepas son un plato tradicional que se hace con harina pre cocida de maíz, sal y agua y se cuecen en sartén o budare hasta quedar tostaditas por fuera. Su magia, también reside en los rellenos. Es parte de la venezolanidad; las mezclas de olores, sabores, texturas y colores.  Las clásicas, se rellenan con queso blanco rallado o con guisos de carne o de pollo. También las hay de granos o frijoles negros (caraotas) con queso blanco (dominó), o la reina “pepiada” con pollo, aguacate y mayonesa. En fin, cualquier cosa es buena para el relleno.(Pepiada es como chévere en venezolano)
Las arepas también tienen variantes; con la misma masa se pueden hacer fritas, a la plancha, a las brasas, en budare. También hay variantes según la región y entonces se pueden ver mezcladas, grandes, redondas con hueco en el medio, o las llamadas telitas. Cuando un venezolano va a una arepería, el asistente le pregunta, -“Le saco la masa?”, o también, -¿”Con o sin mantequilla?. La gente mayormente prefiere que le saquen la masa para que entre mas guiso. Con la masa no funciona. Por años he pensado ¿qué uso se le podría dar a la masa que se saca y posteriormente se bota?. He pensado en freírla, como “chicharrón de masa”, (queda muy grasosa pero rica), reamasarla en otra nueva arepa, mezclar con huevo y freírlo (ese sabe bien), o agregarle salsa de tomate y pensar que son ñoquis…(ese también me gustó). Pero nadie lo hace. Los restaurantes de arepas podrían inventar con la masa que botan.

En estos días de encierro y sin pan en la alacena, he tenido que comer muchas arepas pero hasta que se me acabe la masa. Me acordé entonces de las telitas de mi amiga “Guachamacoli” (traduce del inglés, “como lo llamas”, What are you call it), o también “la morocha” como la llamamos también, casada por supuesto, con su morocho. A veces nos llama para invitarnos a cenar “telitas”. Las telitas son arepas muy finas que un cuchillo se pueden picar por la mitad y ser rellenada con cualquier cosa. Lo bueno es que no se pierde nada de masa. Ella definitivamente lo hace con un amor tal, que podría ser comparado con comida de dioses. (Dioses areperos)

Amasaba con mucha paciencia y por más de media hora la harina de maíz, hasta que quedara en un punto exacto de consistencia. La aplanaba con sus dos palmas dándole giros a la arepa que se formaba, donde sus tres  dedos centrales de la mano izquierda se cerraban para garantizar la circularidad del producto.  No tendrían más de medio centímetro de espesor, y así las colocaba en una plancha muy caliente para que se formara la concha externa crujiente; las tomaba amorosamente con las manos sin quemarse, para lanzarlas en las rejas del horno, donde terminarían su cocción. Y con todas en el horno, las colocaba en  una cesta de paja, con una servilleta blanca de lino y algodón bordada en las orillas que al ser colocadas en ángulo, permitia que las tres puntas se cerraran en el centro para mantener el calor y el aroma.

En la mesa habían todo tipo de quesos, rellenos, salsas, mantequillas y untables. Cada quién comía lo que le era más propio; su propio relleno, su propia mezcla maravillosa. Comíamos todos, lo mismo que había en la mesa, pero la verdad es que nadie comió lo mismo nunca. Es una danza maravillosa del compartir de la familia, y que Dios mediante volveremos a celebrar. Entiendo que el Ajiaco colombiano de alguna forma, comparte esta tradición, donde cada quién termina de preparar su propia sopa. Mi padre era así con sus cenas; cada bocado era distinto al otro.

Pues de tanto hacer arepas en estos días, y con la metáfora de que son redondas y son ciclos que seguramente terminan, fue que pensé en hacer mi propia versión de las telitas. Pero no cualquier telita, esta debería ser hecha en el núcleo familiar, por lo que debería ser divertido para niños, ser suculentas, tostaditas y preferiblemente dulces. Otra premisa es que no se le botara masa al ser rellenada. Esta receta dulce, para hacerla con nuestros hijos o nietos en la cuarentena, puede ser rellena con salado o con  dulce. Si va a rellenar con salado no le coloque azúcar a la mezcla.

Me recordó los días que hacía panquecas (pancakes) con mi madre en la cocina de atrás de la casa, que era como un patio de la vieja casa, al que ella le mandó a hacer un techo de madera. Allí construyó su templo mágico. Lo único era que cuando llovía con brisa, había que entrar un tiempo.(O sacar un paragua)

Entonces, resumo lo que llevamos y hagamos magia. Haremos una arepa tostada que permita ser doblada sin quebrarse, que se pueda rellenar, que sepa rico, que sea divertido hacerla y preferiblemente dulce. Hice muchas pruebas y versiones. Las hice con camburcitos pasados por fuego, con vainilla y canela, con queso crema, con cacao en polvo y otras variantes. Creo que para compartir algo con ustedes, le doy la versión que más me gustó. No pude hacer estudio de mercado y darle a probar a mucha gente como es usual. Voy.

Telitas de maíz con relleno de cacao criollo
Ingredientes
Las telitas:
·         Como una taza de harina de maíz precocido
·         2 ó 3 tazas de agua (ya no se acentúa la o, pero da miedo que piensen que son 203 tazas de agua)
·         3 cucharadas de harina de trigo
·         Pizca de sal
·         1 cucharadita de polvo de hornear
·         2 cucharadas de aceite
·         1 huevo grande
·         2 cucharadas de azúcar

Un pote de 250 gr de queso crema, preferible sin sal (Si no hay, he usado crema de leche pero no es lo mismo)
·         3 cucharadas de cacao en polvo
·         2 cucharadas de chocolate en polvo
·         5 cucharadas de azúcar impalpable
·         1 taza de nueces pulverizadas en licuadora
·         1 cuchraradita de esencia de almendras o de vainilla
·         una cucharadita de leche
·         pizca de sal

·         opcional: cambiar el queso crema por leche condensada o por arequipe
Se mezcla bien el queso crema con el azúcar, la vainilla, el cacao y el chocolate en polvo. Luego se agrega una cucharadita de leche completa y por último las nueces molidas. Se revuelve bien hasta hacer una masa espesa, compacta y todos los materiales se hayan mezclado bien.

Secreto: Si tostamos muy ligeramente las almendras antes de licuar, activamos los aceites internos y se espesa mejor. No conozco la química del proceso, es solo ensayo y error
Desde las emociones positivas de la Psicología Positiva pienso se activan muchas emociones positivas, sobre todo si se hacen con los niños. Se activan fortalezas de carácter como el interés, la curiosidad, el amar, y todo los que se hace en grupos.

Opción 2 del relleno o toping:
Como se hace en familia, se pueden hacer dos o tres topping incluyendo en de camburcitos “pasados”. Se colocan tres o cuatro camburcitos muy maduros en un sartén, se coloca agua hasta que tape la mitad de un cambur y se agregan como 5 cucharadas de azúcar, con vainilla y canela. Se deja que se evapore el agua y quede como melado. Luego se hace puré con un tenedor.
Otra opción es igual pero con fresas (Strawberries)

Cocción de las telas:
Precaliente a fuego alto un budare o sartén engrasado. Previamente mezcló todos los ingredientes secos e hizo una pasta de igual consistencia que las panquecas, muy espesa sin ser líquida. (La consistencia del atol) La harina de maíz a diferencia del trigo, va absorbiendo agua con el paso del tiempo y se seca, por lo que quizá deba agregarle más agua.

Se coloca con un cucharon, una porción en el budare y la mueve  para que se extienda o lo hace con el mismo cucharón en forma circular. En poco tiempo comienzan a salir burbujas, queriendo decir que se deben voltear.  Si queda poco cocida se puede voltear otra vez. Se colocan en un plato y se llevan calientes a la mesa. Las que sobren se pueden comer frías como merienda con o sin relleno

Estas telitas han sido mi acompañante en tiempos de cuarentena. Dios nos bendiga.

Alberto

viernes, 13 de marzo de 2020

CONTINUIDAD


Autor: Martín Fernández
13/03/2020

“Maygua, ese tema no me gusta mucho,
veré como le doy la vuelta al asunto y hablo sobre las hormigas”.

Existen frases que me desencajan, tales como “hay que cerrar ese ciclo” o “pasar la página”, pretendiendo decir “hay que olvidar lo sucedido que la vida sigue”. Es posible que el error esté en la interpretación del concepto de ciclo: serie de situaciones que tienen un principio y fin, pero que vuelven a iniciarse de la misma manera. Esto se ha estudiado en física, economía, biología y otras ciencias, cuya acepción es aceptada y tiene utilidad metodológica para predecir. Ahora bien, que esto se aplique a las situaciones emocionales es, a mi parecer, delicado y no permite resolver el dilema de cómo salir de la fosa.

Como dicho concepto lo considero difuso para aplicarse con las emociones, creo más conveniente hablar de: tomarse tiempo, aceptar, aprender, superar y evolucionar. En lo relativo a “tomarse tiempo”, es entender que cada persona es distinta, lo que significa que cada quien tiene una capacidad y forma diferente para resolverlo en el tiempo, porque son procesos individuales. Durante éste proceso se aprende, pero esto dependerá de la actitud de aceptación de la persona ante las circunstancias adversas a la cual se enfrenta, es decir, hacer conciencia plena y justa para poder aprender y, de esta manera, avanzar o evolucionar para darle continuidad a su vida.

Entonces no se trata de cerrar ciclos, sino de darle continuidad a la vida, sin olvidar que, lo que somos hoy, es producto de haber cursado por ciertas circunstancias y que, dependiendo de lo que bien hayas aprendido, evolucionarás a una mejor versión como buena persona. Así mismo, hay que entender que no se trata de “pasar página”, porque la vida es como un libro, que se divide en capítulos y que éstos son aglomeraciones de páginas (solo que se termina cuando viajamos a la otra dimensión) y que podemos volverlo a leer, así como cuando traemos al presente los recuerdos. Depende de nosotros cómo entender ese libro de la vida que escribimos diariamente, para sentir satisfacción y bienestar, y tener deseo de volverlo a leer.

Para terminar, pienso que los ciclos emocionales no se cierran, permanecen abiertos y tienen continuidad en otro ciclo, el cual puede tener características de evolución, dependiendo de la madurez emocional producto del aprendizaje.

PD: ahora escribiré sobre las hormigas.
FIN       

martes, 3 de marzo de 2020

Reunión de marzo 2020

Reunión de marzo 2020
Tema: CERRANDO CICLOS
Celebración conjunta de despedida de Doña Jesucita. Llenaremos sus maletas de buena vibra.y mucho amor
Fecha: Sábado 14 de marzo 2020
Hora: 9:00 am a los ayudantes cortadores del cebiche
11:00 am a los que solo van a comer y leer
Host: Doña Gudelia
Lugar: Urbanización San Luis
Invitados: Don Humberto Caballero y señora
Menúes: Delicias peruanas y acompañantes



"Se denomina ciclo al período de tiempo en el cual se desarrollan o suceden un conjunto de acontecimientos, etapas o fenómenos que, una vez finalizados se vuelven a repetir en el mismo orden de principio a fin. La palabra ciclo deriva del latín cyclus, y éste a su vez del griego kyklus que significa “círculo o rueda”.28 dic. 2017. Wikipedia"



Los ciclos no parecen ser iguales, no somos iguales. 
No pareciera que los ciclos sigan, sino se cierran para abrir otros y asi....


de Petare a la Pastora


O de la Pastora a Petare...

Glosario costumbrista Caraqueño previo:
  • Culo: Muchacha bonita y bien formada
  • Petare, La Pastora, San Bernardino, La Florida, Altamira, Sebucán, El Marqués, son urbanizaciones que quedan a lo largo de Caracas. Petare es un extremo el este y la Pastora es el oeste. Ambas están unidas por una vía expresa llama "Cota mil" por estar en la cota 1.000 sobre el nivel del mar
  • Van: autobús pequeño
  • Cero El Avila o Waraira Repano. Es la montaña que tiene Caracas, al norte
  • Cuaima; es una culebra peligrosa por el veneno. Cuaimatizarse es volverse cuaima
  • Polvos: acto sexual
  • Casabe: es una torta plana muy fina hecha de yuca amarga
  • Encanar: meter preso
  • Mijita (mijitica): Mujercita, despectivo


Esta es una historia un poco común. Sin embargo tiene sus detalles. Se trata de una historia de amor en el valle de Caracas, entre Pedro y María.

Pedro González es un tipo como de 32 años años, que nunca ha trabajado mucho pues recibió temprano una pequeña herencia de sus padres que se despacharon temprano. Es moreno, el dice que bien parecido y tiene buen gusto al vestir.  Es como dicen ahora, “un emprendedor social”. Esto es que se compró una Van nueva de 16 puestos que hace un viaje expreso de Petare a La Pastora directo. Tiene su tarifa solidaria y siempre monta casi a los mismos pasajeros. 

Pedro sale tempranito de la plaza de Petare muy cerca de donde vive y llega en una hora al Hospital Vargas que es la entrada de la Pastora.

En la mañana prende su carro, su equipo de sonido y empieza a silbar la canción del cerro Ávila que habla de montañas, ciudad, matices de la buena aurora, flora, fauna, pintores y poetas. Solo Pedro conoce su propia letra cuando silba que habla de mujeres, o de "culos", de aventuras, de variedad. La flora y su fauna son otras cosas más femeninas muy distantes de la letra de la canción. Todos los días la silba; y al terminar se le ve el gozo en la cara como de quién va a cometer una picardía.

Y la picardía de Pedro es, que luego de hacer el viaje de Petare a la Pastora sin contemplar mucho, realiza paradas estratégicas dependiendo del día y de la zona. Pedro tiene dividida a Caracas en cinco zonas y en cada zona hay una flor (como él dice. Aunque a veces le dice un “culo”)

El lunes, entra en San Bernardino y visita a Julia; el martes entra en La Florida y su flor es Carmen, el miércoles ve a Rosa en Altamira, el jueves a Estefanía en Sebucán y el viernes ve a Yuli en el Marqués. Toda una ronda del macho, macho. Sábado y domingo es “el descanso del guerrero”. (Dice que se lo merece). Esta ruta la ha hecho por un año ya. Todo iba bien hasta que un día pasa lo que pasa:

Pedro se baja de la Van y se enreda con el cinturón y cae al piso justo frente al hospital Vargas, un hospital grande de referencia. Se queda en el piso con mucho dolor agarrándose el tobillo doblado. En este trance aparece María, casi como un Ángel vestida de blanco con gorro blanco y una cruz roja en su pecho.

María es enfermera profesional graduada, que trabaja de voluntaria en el hospital. Su especialidad es justo la quiropráctica. María es una chica linda como de 30 años recién cumplidos, flaca, esbelta, cara estilizada y muy bien maquillada. Justo para que Pedro pensara que “tenía libre los sábados y domingos”. Y así fue. Luego que María le hiciera un trabajo en el tobillo y la espalda con una venda ajustada, de esas que llegan al corazón, es que comenzaron a salir los fines de semana.

Por muchos motivos y formas, Pedro le explicó los “porqués” no podía salir con ella durante la semana y “qué eran esas cosas tan importantes que lo mantenían ocupado y cansado”. Y es que ella le reclamaba lo cansado que llegaba al fin de semana por lo trataba de consolarlo, animarlo y relajarlo. Así en esa rutina, Pedro llegó a enamorarse de María en un viaje que hacía de Petare rumbo a la Pastora los sábados y Domingos.

-Pero bueno Pedrito, mi mamá cumple años el jueves, ¿No vas a venir?- le preguntaba
-Mi María bonita, se lo celebramos el Domingo. Si quieres vamos a la playa, le susurraba amoroso en el oído

Pues como todas las historias y por un motivo que no viene al caso, Pedro tuvo que hacer un viaje de una semana al extranjero. No se le ocurrió mejor idea que dejar la Van en la casa de María en La Pastora. María vivía en una casa de autor; su tío era un arquitecto reconocido y les regaló un proyecto de una casa colonial, pero moderna. Eran de esas casas que además de tener solo ocho metros de frente se tomó cuatro de retiro para poner un jardín interior. Total, vivían en una casa de autor pero con cuartos un poco pequeños, para el gusto de María.  La casa tenía una fachada continua hacia la calle, pero al abrir una reja se abría un jardín larguísimo donde dejó el carro. A Pedro apurado y medio pendejo no se le ocurrió mejor idea, que dejar la llave. Llave+carro,+mujer celosa,+mujer; fueron los ingredientes del caos.

Pedro se fue un viernes, así que iba a regresar el sábado siguiente. Por ser viernes y en las casualidades de la vida, María había pedido una semana de permiso para “arreglar unos asuntos”. Cosas de la vida, ¿no?. Esa noche, María durmió con las llaves de carro sobre su frente.

Se decía, -¿lo abro o no lo abro?, así como deshojar una Margarita. Y seguía: ¿Y si se entera o no se entera?, decía. Lo que si, no se decía María era lo que iba a no iba a hacer con lo que descubriera. En el desvelo nocturno, trató de “contar ovejas”, pero era negras, o trató con cantar pero las canciones que recordaba hablaban de atreverse, y hasta trató de construir acertijos. Por último, trató de cambiarle la letra a la canción que silbaba su querido novio, pero no quedó contenta con su propuesta.

A las seis de la mañana, antes de que el gallo de la señora Petra que vive al lado, cantara, ya María estaba sentada en el asiento del carro. Estaba petrificada, un poco por el frío nocturno aun, y un poco por no saber si estaba haciendo lo correcto. Al mediodía es que entró en sí misma. Se espabiló, se arregló el pelo y comenzó la búsqueda.

-¿Dónde guardaría algo un hombre que esconde algo y que sabe que su mujer va a buscar?. 

Pues no lo sabe porque no sabe pensar como hombre. Si ella fuera Pedro mujer, lo hubiera guardado en la guantera pero ahí decidió no buscar. Por horas indagó, urgó, rasgó, parapeteó, golpeó, hundió, olió, lamió, y nada. Nada que su instinto femenino encontrara como una pista.
 –Mi novio es un santo, pensó. –Me siento mal por haber desconfiado de él, dijo llorando. Para secar las lágrimas, abrió la guantera y fue cuando cayó al piso del carro, un pequeño bulto amarrado por ligas de goma.

Era una pequeña libreta de cuero marrón gastado ya por el uso y el abuso, y que había perdido la capacidad de mantenerse cerrado; de allí las ligas. María agarró la pequeña libreta y la apretó contra su pecho, (muy fuerte por cierto). Su mirada compasiva y amorosa se había transfigurado hacia la rabia. Es como decimos los hombres cuando las mujeres “se cuaimatizan”. Era la “cuaimatización” encarnada, sobre todo luego de haber olido todos los olores femeninos posibles que puedan existir en el mundo mundial. El Ángel blanco que rescató el herido ahora era una figura escamosa, delicada pero peligrosa, aquella que puede percibir al mundo con el olfato y la vista.

María con sus escamas y todo, abrió lentamente la libreta. En la primera página decía Julia, su dirección, su teléfono y debajo de esto una serie de palitos en un cuadrado con dos diagonales como de cuando alguien está contando algo. El martes, y con Carmen tenía más palitos, tal como el miércoles jueves y viernes. El sábado y domingo tenía una carita feliz. “El descarado cuenta los polvos”, susurró entre dientes. No podía creer que el cuchi cuchi lesionado por la mano de Dios, tenga una vida oculta tan escabrosa. Y desde lo escabroso, hizo un plan. Debía acabar con todos su amoríos, uno a uno. El lunes muy temprano tomo la Van y emprendió la ruta tal y como indicaban los palitos.

El lunes fue a  San Bernardino donde vivía Julia muy cerca de la compañía eléctrica.-Mira mijita, le dijo, -vengo a decirte que Pedro se electrocutó. El martes en La Florida, la noticia fue que Pedro se fue de Caracas por el exceso de flores y su alergia. El miércoles con Rosa, ya muy entusiasmada con la ejecución del plan, le dijo en Altamira que se lo comió un tigre del zoológico que se escapó, por aquello que recordaba de las cuevas de la edad de piedra, en España. El jueves hizo lo propio con Estefanía. Ella sabe que el Sebucán es una máquina que usan los indígenas para sacar el veneno (cianuro), de la yuca amarga, para hacer el casabe. –¿Sabes mijitica que Pedro se envenenó?  -Pobre se tomó cianuro, le dijo. Por último, el viernes y con Yuli en el Marqués, ideó lo de Sade. –Mira, a Pedro lo "encanaron" y va  a estar diez años, así que olvídate del baile.

Como el Conde vengador aquel, (Montecristo), una a una fueron cayendo; de la Pastora a Petare. Pedro regresó el sábado y se enteró del hecho. No pudo decir ni hacer nada...

Al tiempo se casaron y tuvieron cinco hijas a las que María llamó de la misma forma. María Luna,(del lunes),  María Valiente (atributo de Marte, o martes), María del viento, (atributo de Mercurio o Miércoles), María de la luz, (por Júpiter y su rayo, o jueves) y María la bella (por Venus o Viernes).

María jugando con sus cinco Marías recordaba que ella era la María del sábado y del domingo. Lo mejor, fue que no quedó ningún día libre para Pedro. Y más nunca le hizo falta buscar a otra mujer.



Lionel Alvarez

DESDE PETARE RUMBO A LA PASTORA.

Era casi mediodía cuando fuimos a recoger a nuestro hijo a la salida del colegio. Asistía a su primer día de escuela y estábamos ansiosos por saber cómo le había ido. Por el parlante escuchamos cuando le anunciaban que sus padres lo esperaban en el portón. A lo lejos lo vimos, venía corriendo. Abrimos la puerta trasera del carro, abordó de una sola zambullida y sudoroso exclamó: "¡Hoy gocé un puyero!". Los días subsiguientes volvimos a su búsqueda y la escena se repetía. El último día, el viernes, estábamos en el auto esperándolo, pero esta vez venía caminando lentamente, se subió al vehículo, y al preguntarle cómo le había ido, nos respondió con poco ánimo: "Hoy no gocé tanto puyero".
Nos reímos mucho, nos pareció gracioso y ocurrente la forma como manifestaba sus emociones en esos primeros días de escuela. Muy posiblemente haya sido su primera experiencia de "habituación", ese proceso en que perdemos algo del entusiasmo, cuando lo que hacemos o experimentamos, deja de ser novedoso.

La mayoría de las personas vivimos esas experiencias a lo largo de nuestras vidas,  con nuestros trabajos, nuestras relaciones y vivencias. El proceso es también conocido en el ámbito de la publicidad, donde se sabe bien, que una valla publicitaria, por ejemplo, a orilla de carretera, al poco tiempo, los transeúntes se "habitúan", dejan de reaccionar ante el estímulo visual que representa, y se hace "invisible" ante sus ojos.

Al norte de la ciudad de Caracas el creador colocó una "valla natural gigantesca", una imponente montaña, que a pesar de su majestuosidad, no se escapa del fenómeno y millones de caraqueños, que se trasladan diariamente "desde Petare rumbo a La Pastora", ya no le prestan mayor atención, la habituación ha actuado sobre ellos y no se inmutan ante su presencia. La habituación es algo natural y hasta necesario en el ser humano, de lo contrario, estaríamos continuamente "consumiendo megas", procesando cuanto estímulo nos llegue para darle respuesta. No avanzaríamos un paso por estar analizando millares de estimulaciones ambientales  -muchas irrelevantes- que encontramos en el camino.

Sin embargo, nos relataba Marcolina, una amiga que vive en una casa aledaña al Ávila, que ella se resiste a la habituación, y no deja de admirar su cerro todos los días. Desde su balcón observa sus relieves, sus matices y tonalidades que tanto inspiraron al maestro Cabré. Nos asegura que lo disfruta todo el año, en especial cuando se acerca diciembre y florece el "capin melao", vistiendo de violeta sus faldas y anunciando la proximidad de las navidades ¡No me importa si pasamos unas cuantas semanas tociendo!  exclama, levantando la voz, como para que la escuchen todos. Luego nos susurra casi al oído: "A mí, nunca me ha dado alergia".

Muchos otros miles de caraqueños, aventureros y bendecidos por los dones de la curiosidad y el amor a la naturaleza, tampoco le dan tregua. Redescubren al Ávila cada vez que se adentran en sus entrañas. Se fascinan cuando lo exploran, cuando perciben el colorido de su flora y los sonidos de su fauna. Se refrescan con sus caídas de agua y sienten una inmensa paz espiritual. Llegar hasta su cima; ver a un lado el Mar Caribe y al otro, a la sultana del Ávila bajo las nubes  ¡eso no tiene precio... ni habituación!

Las personas que tienen esa capacidad de experimentar éxtasis y elevación  ante las bellezas naturales, sentirán más alegría y encontrarán más sentido a sus vidas.
Desde el momento en que sienta que ya no percibe con interés los estímulos de su entorno, que ninguno le llama la atención de manera especial, es momento de actuar, pudiera estar corriendo el riesgo de que su vida se esté deslizando por el tobogán de la rutina y el aburrimiento. Recurra más a menudo a esos espacios de oración y contemplación. Desarrolle, mediante la meditación, la atención plena en el aquí y el ahora. Revise y active todo ese arsenal de dones y talentos que lleva dentro, y que son tantos: Su sentido de humor, amabilidad, creatividad, amor, honestidad, prudencia, liderazgo, pasión, gratitud, optimismo... Eleve su mirada hacia el Ávila y más arriba, hacia donde siempre se dirigen las que van repletas de Fe y Esperanza. Logre que cosas pequeñas y rutinarias, se hagan grandes y valiosas, y no permita que ese proceso inherente a la naturaleza humana le impida disfrutarlas a cabalidad.

Habrá días en que "no goce tanto puyero" pero la vida es bella y siempre tendrá razones para vivirla a plenitud ¡búsquelas! que siempre hay un lado bueno en todo ¡descúbralo!

"Si la montaña - El Avila- no viene a ti, tú ve a la montaña".             

Lionel Álvarez Ibarra
Febrero 2020