martes, 13 de febrero de 2024

Querida quinta Desiré

 Querida Qta. Desiré:

Hace unos días unos amigos me preguntaron por la casa de mi infancia. Una cálida sensación de complacencia empezó a colarse en mi consciencia. 

Siempre olías bien, a mango de hilacha, a tierra mojada, a mantequilla batida y a galletas recién horneadas. 

El sonido de las chicharras y los sapitos siempre estaba presente, especialmente al caer la noche, ya bañados y listos para dormir.  

Entre tus paredes grabé mis más tempranos recuerdos. No había nada de extraordinario en una pequeña de 21 meses corriendo al balcón anunciando la visita del Presidente Kennedy, pero contado por mi papá,  era un relato lleno de orgullo y, para mis oídos, la confianza en lo que yo era capaz de hacer. 

Cuando éramos niños, tu anatomía era algo distinta. Pero no te inquietes, nos pasa a todos. Al cruzar el portón, a la izquierda, un hermoso mango cubría de sombra la escalinata que llevaba a la puerta principal.  A la derecha, la quebrada que me servía de cocina para preparar el barro con el que  hacía tortas y arepas. Los sapitos que nos arrullaban en las frescas noches de Los Chorros vivían en mi cocina infantil.  Te llenabas de pequeñas flores silvestres, rojas, rosadas y blancas con unas vainas explosivas que regaban sus semillas cuando alguna mano traviesa las tocaba.  

Más abajo estaba el patio cubierto de monte. Desde la terraza dominábamos ese patio salvaje que fue el escenario de castillos medievales, expediciones a la jungla y aventuras del lejano oeste. 

También eras nuestra cómplice.  Entre los pilares de la baranda de la terraza, una mañana de diciembre, curiosos y desobedientes, nos asomamos a ver los torpes intentos de nuestros padres de beneficiar el pavo emborrachado que comeríamos esa navidad.  Algo hiciste que provocó que ellos voltearan hacia arriba y nos vieran.  Se rindieron.  El pavo fue indultado y tu te ahorraste esa memoria… nosotros también.  

Cuando tembló, te sacudiste con fuerza… ¡qué susto! Al pie de la escalera vivimos las noches siguientes como una aventura.  Comíamos salchichas y carlotinas a la parrilla mientras los adultos escuchaban las noticias en la radio del carro.  

Un par de semanas luego de la muerte del tío Carlos, mamá nos reunió al pie de la escalera. Nos preguntó qué pensábamos de la idea de que la tía Bertha y sus cinco hijos vinieran a vivir con nosotros por unos meses.  Brincamos de emoción.  ¿Lo recuerdas?  ¡Cómo podrías olvidarlo! ¡Ocho niños y una bebé! Con afán y entusiasmo, empezamos a levantar paredes con una material que llamaban cartón piedra y de tus salones y corredores salieron habitaciones. La terraza era ahora el comedor con una gran mesa en la que cabíamos todos.  Las mañanas de colegio eran divertidas. Corríamos al carro con nuestras loncheras y morrales para tratar de agarrar el mejor puesto.  Cuando volvíamos, siempre tenías mangos listos para nosotros.  Nos quitábamos las camisas y los engullíamos con delicioso placer.  Mi mamá decía que sólo habían sido unos meses. Pero lograste que cada vez que los primos nos vemos, el recuerdo no es el pesar de la muerte del tío Carlos sino la emoción de vivir en un campamento de verano en plena temporada escolar. 

La última noche que dormimos en tus brazos casi no dormimos.  Era el 20 de julio de 1969.  El Hombre estaba por llegar a la luna. Las voces de Edgardo de Castro y Oscar Yáñez llenaban tus espacios.  Nos acomodamos frente a la televisión con almohadas y cobijas y esperamos ese extraordinario momento.  Al día siguiente nos despedimos de ti y nos fuimos a la casa en donde todavía vivo.  

Te pido permiso para compartir estos recuerdos con mis amigos. Aprovecharé también para enviárselo a mis hermanos. Seguro se sentirán tan contentos como yo lo he estado al escribirte esta carta. 


Ya ves que te recuerdo siempre, 


Lila

la casa de infancia de Santiago “El Musiú” Porras

 

MENSAJEDIGITALAL Sr. EDIFICIO GUARANÍ 1-1

 

Llevaba a la Oficina de Correos del Clot – San Martin Barcelona 18018 en España, una carta escrita e impresa en papel, en un sobre cerrado, dirigido a Sr. Edificio Guaraní. Piso 1. Apto. 1-1. 3ra Avda. de Santa Eduvigis con Avda. Rómulo Gallegos – Dtto. Sucre Zona Metropolitana Caracas -Venezuela. Código Postal 1071.

 

Le pedí al dependiente que fuese un correo expreso y directo al destinatario.

 

El dependiente al leer el sobre me preguntó - Es muy curioso, tengo 22 años en correo y es la primera vez que veo que un destinatario se llame “Edificio”.

 

Entonces le dije -Bueno, lo que ocurre es que quiero enviarle una carta a la casa de mi niñez y como no conozco a la persona que hoy la habita, la dirijo de esta manera.

 

-         ¡Que ocurrente es usted! Y se río, buscando con la mirada a sus compañeros y les dijo – ¡Aquí hoy ha venido un soñador!… que quiere enviarle una carta a un edificio! ¿Os imagináis la cara del casero, cuando el cartero que entregará la carta anuncie, a quien la reciba – Correo expreso para el Sr. ¡Edificio Guaraní!?….

 

…Y todos se rieron a carcajada batiente.

 

Se encontraba entre las otras personas en espera para enviar sus correos, un joven de unos treinta años quien empatizó conmigo e intervino.

 

-         Señor, la evolución del correo es impresionante. La era digital nos facilita la digitalización de las comunicaciones, la hace instantánea a través de un ordenador o smartphone. En su caso yo, la lanzaría de forma electrónica a la nube. Existen espacios digitales colaborativos, a través de los cuales la carta al señor edifico, puede ser leída por miles de personas. Seguramente hasta encontrará a otras personas que empatizarían con su mensaje o le criticarían…hay de todo en las redes.

 

Sus palabras me reconfortaron, animándome a encontrar una opción para escribirle un mensaje de remembranzas y agradecimiento a los espacios en los que viví mis primeros años infantiles.Entonces, le respondí al joven.

 

-         Oye, ¡muchas gracias! Al escucharte, me has regalado un nuevo alcance para hacer llegar mi mensaje a la casa de mi infancia, en donde ocurrieron momentos que hasta hoy permanecen entre mis preciados recuerdos.

 

Tomé el sobre, me despedí del gestor de correos amablemente para salir de allí a mi casa y, aprovechando las posibilidades que me ofrece ser parte del Club de Escribidores Creativos de la Sociedad Venezolana de Psicología Positiva, en la que disfrutamos de un blog estupendo, envío el mensaje para que transite libre en la red.

 

___________      MENSAJE AL GUARANÍ DE MI INFANCIA.  ___________

 

¡Hola Guaraní!

 

No se si sabes que regreso hasta ti con cierta frecuencia, allí donde estás desde principios de los años sesenta del siglo XX. Como te digo, en ocasiones me tomo de la mano de mis recuerdos y llego a tu portal amplio revestido de piedras naturales con tu nombre en hierro forjado. Quiero con mis ojos, tocar tu timbre y volver a verte como eras entonces.

 

Vamos por parte…

 

Tu Suelo:Eran los comienzos de los años sesenta, llegué en brazos (no lo recuerdo) y tu suelo de granito, fue pronto mi seguridad en las que mis manos y rodillas se deslizaban para ir de un lado a otro para conocer cada rincón y espacio familiar compartido. Es verdad, no recuerdo haberlo hecho, pero, mis padres orgullosos de mis progresos capturaron imágenes de mis andares a gatas.

 

Mi habitación:Allí en tus espacios, se develó una de mis primeras imágenes con las que mi memoria me hizo consciente de mi capacidad de autoobservación. Es aquel fenómeno de aprender a ser como una cámara cinematográfica. Allí me reconozco tumbado en mi cama en la habitación adicional a la principal, en las penumbras del descanso nocturno, en la que un cuadro del pasillo entre mi habitación y las de mis padres, se transformaba desde un paisaje portuario en las fauces de un monstruo que me daba un susto cada noche por un largo tiempo y me desveló en muchas ocasiones…es aquella imagen la que me hizo experimentar mi primer miedo consciente.

 

En aquellas ocasiones logré la dulce empatía de papá…entre la sensación de intimidación imaginaria, mi voz trémula llamaba – Papá…no puedo dormir, aquí veo un monstruo que me quiere comer…y Papá venía, me escuchaba y sobándome la cabeza me decía – No es nada hijo, no veas para allá…cierra tus ojos que el Ángel de la Guarda está aquí al lado tuyo, toda la noche…

 

Mi hermana Elisa:Allí también está Elisa, mi primera compañera de la vida, mi hermana mayor. Es la hermana con la espontáneamente decidimos decirnos como nombre “hermano”…”hermana” y así fue como ese nombre encajó perfectamente y si alguien nos preguntaba por el nombre nuestro <<¿Cómo se llama tu hermana? Y respondía “hermana”… “hermano”. Diez años mas tarde, cuando vino otra hermana…mi mamá estando en la mesa de comedor me dijo

 

-         Ve a darle una vuelta a tu hermana

 

Entonces, miré a mi madre extrañado, pues mi hermana estaba sentada justo a mi lado, haciendo la tarea…y mi madre me insistió

 

-         Pero hijo…te he dicho que le des una vuelta a tu hermana.

 

Ante tal insistencia, me puse en pie y lentamente caminé alrededor de mi hermana…y mi madre se echó a reír y me dijo…

 

-         Hijo mira, lo que te estoy diciendo es que vayas y veas a tu hermanita recién nacida, que está en mi habitación.

 

A partir de allí decidimos que nos llamaríamos por nuestros nombres, que en mi caso como sabes, desde que nací los amigos de mis padres, me bautizaron como el “Musiú” y a ella la empecé a llamar por su nombre “Elisa”.Con mi hermana andaba siempre, jugábamos, inventábamos, nos bañábamos, comíamos, hacíamos tareas, al parque juntos, muy juntos.

 

La vista al Ávila:Mientras te digo esto, también en ocasiones, de los infinitos días primaverales de la ciudad, desde la ventana de nuestra habitación, se imprime en mi visita las veces que los hermanos, parados juntos por la ventana de nuestra habitación, yo impulsado con la punta de mis pies con los manos sobre el marco de aquella ventana, nos quedábamos gozando de nuestra montaña verde y gigante. El Ávila majestuoso, en la que veíamos entre su follaje, una especie de cola de cabello, entre gris y blanco a lo lejos…esas cascadas naturales que parecían estáticas en la distancia y que luego logramos verlas fluir con sus sonoros andares cuesta abajo.

 

Ser grandes en la habitación de los papás.. la importancia de un Santo en el momento de un pinchazo …Una caja de herramientas para curar la inflamación del colón…Juegos, fiestas y ratos entre amigos grandes o chicos :También entre las fantasías y los deseos de ser como la gente grande, explorábamos los gabinetes de los escaparates en la habitación de nuestros padres y por ello la mejor forma de ser unos señores, era calzarnos los zapatos de nuestros padres, ponernos la colonia de papá o de mamá para oler y sentirnos ser grandes…arrastrando los pies. Ahora se acaba de iluminar una sonrisa en mí rostro.

 

Allí también había un crucifijo sobre la cama de nuestros padres, y en una ocasión de enfermedad, debían ponerme una inyección…Para alcanzar a superar el dolor del pinchazo dije – por favor pásenme un santo. Mi mamá trajo uno diminuto; San Antonio, de su mesa de noche…el cual sigue hasta hoy en mi mesa de noche.

 

No te lo puedes creer, en esa habitación, después de un almuerzo, se reunían sobre la cama. Mi mamá y las tías. La médico, las hermanas de mamá, tías Bebé y Clemente junto a una hermana adquirida de mi madre, mi tía Lourdes Vecchionne. Es una excelente doctora, es como un José Gregorio Hernández para nosotros. Entre sus más poderosos tratamientos, había uno sorprendente. Ella comía como lo hacen los italianos….muchooo y después mientras se acomodaba en el colchón decía “Tengo muchos gases. -Musiú, trae la caja de herramientas de tu papá”. Yo corría a buscarla y ella me decía - Pónmela sobre la barriga. Entonces me decía…. – Con esto en un ratito se me que quitará la inflamación. Hice la prueba… Pruébenlo, porque yo también lo hice y ¡funcionaaaa!!.

 

…Llega de pronto nuestra inventiva entre tus espacios interiores, junto amis mejores compinches para hacer el juego denuestros teatros infantiles, cuyo escenario era la antesala que desde el recibo nos facilitaba un arco que nos llevaba a las habitaciones, pero que, para nuestra puesta en escena, sirviera de burladero como las de una plaza de toros, en la que junto a mis primos Pascual y Andrés éramos los maestros de la fiesta brava. Era la recreación del disfrute de un encuentro entre amigos grandes y chicos quienes con frecuencia nos igualaba con nuestros padres y tíos al mismo nivel. Éramos amigos todos cuando asistíamos al Nuevo Circo de Caracas. La fiesta Brava era una experiencia de libertad, la confianza distinguía nuestros vínculos, sin exigencias, desprovistos de cualquier mal genio adulto.Desde mis 6 años asistíamos al Nuevo Circo de Caracas para ver torear a grandes toreros de entonces: César Girón, El Cordobés, Luis Miguel Dominguín y otros tantos.

 

En aquella plaza diminuta, fantástica y con solo una toalla grande que, hacía de capote, unos palos de gancho de ropa que hacían de banderillas, una espada plástica de pirata que lucía como el “estoque” mortal, nos develaba como los “maestros”de la fiesta brava: hacíamos juntos y alternando cada “bestia”; de toreros, público, corneta, banda de pasodoble, picadores, banderilleros, peones y unos verdaderos valientes ante toros imaginarios que siempre sabíamos torear.

 

Entonces, hoy aprecio que, en esos ratos, la libertad, la camaradería, la alegría compensaban otros vínculos opuestos más rígidos, frente a otros Minotauros que de pronto encontré también entre esas, tus estancias.

 

Amores que alimentan, consienten y desafían los gustos:Camino al salir del pasillo de las habitaciones hacia la cocina, miro en la pared de la derecha al teléfono negro de dial rotatorio…¡está repicando! …¿Lo atiendo? Si lo agarra mi mamá, se va a recalentar seguramente…mínimo hora y media ¡dándole a la lengua!...recuerdo nuestro número en el centro del dial rotatorio 34-20-05.

 

Ya en la cocina me estoy viendo como el consentido de mi mamá, sentado en mi banquito blanco de cintas elásticas, con mis piernas estiradas, posadas sobre las piernas de mi madre, una mujer bellísima y elegante que le encanta y que cada día allí me decía – Ven mi vida, pon tus piecitos aquí, donde a ti te gusta. Una arepita es el pan diario desde aquellos días..¡Que divinidad!

 

Yo recuerdo que allí los almuerzos, que eran en el comedor principal, más eran las veces que no quería comer cosas tan horribles, como una lengua…si una lengua con papilas y de una vaca ¡Ascoooo perro! Y otras especies culinarias mondongueras y menjurjes feos a mi vista…y entonces la bella mujer de quien te he hablado, se convertía en bruja y me decía….-No te pararás de allí hasta que te lo comas todo!...que incongruente puede ser la belleza, pues entre hígados, lenguas y otros peces feos, hasta la mujer amada puedeembrujarse.

 

Así pues que hacíamos pulso para ver quien triunfaba…yo con obstinada paciencia, cual pedestal, me quedaba tranquilito…mira pa´rriba… pa´llapa´ca, pa´un lao y pa´otro y la bruja se iba…entonces yo que, tenía un vaso de plástico no transparente de color verde…rápidito, lo llenaba de la comida, me levantaba y sigilosamente rápido, me metía entre el horno y la nevera, la que tenía un cobertor en el que guardaba su motor, para lanzar por ese hueco los deshechos espantosos y quedaba extraordinariamente bien, al lograr mi imagen de obediencia impecable, junto con las evidencias de haber sido aquel queno dejaba nada en el plato…Hasta que un día a la mujer bellísima le llegó un olor putrefacto y le dijo a Teresa, nuestra amada nana  -Aquí como que hay un ratón muerto, detrás de la nevera…entonces aprendí una verdad inexorable “La mentira tiene patas cortas”. De todas formas, la mujer más hermosa y bella del planeta y yo seguimos enamorados.

 

Esto de no comerme lo horroroso, requirió un cambio de estratagema. Fue como entonces, otro día de resistencia. Decidí esconder el plato “guácatela” dentro del closet de las toallas para el baño…No preví entonces, que llegaría, mi vecino el tío Andrés, hermano de la bella mujer quien vivía en la puerta 1-2 tuyo, Guaraní…Vino el joven tío quien decía -Me voy a bañar…y pasó directo a la habitación…corrí desesperado y me planté ante la puerta del closet, convirtiendo mis brazos en una valla que impidiera la apertura de la cueva en la que había colocado el plato “guácatela”. Entonces sorprendido, el tío dijo -Pero…¿qué te pasa muchacho?, respondiéndole nervioso -No lo abras, por favor…!no lo abras!. El tío deslizó la puerta del closet, encontrando el cuerpo del delito de mi estratagema fallida y dijo – ¡Muchaho `el Carajo…!!! Que vaina más buenaaaa. Cogió el plato y no pasó nada…!Ufff! Que pana, mi padrino.

 

Hablemos de nuestros vecinos:A propósito de este personaje, sabes bien que en ese apartamento contiguo vivían los tres hermanos solteros de mamá, la bella dama de mi corazón. El tío Andrés mi padrino, la tía Clement, la morena y pava más guapa de la tierra, quien cada vez que me abrazaba, provocaba derretirme entre sus brazos, sus caricias en la espalda, cuando me daba los episodios asmáticos, tenían el poder curativo contra la disnea. Cuanto amo a la tía Clement que hoy, vive en el cielo. De gratos recuerdos a su vez, también vivía una niña grande, bien catira, de ojos azules…Ella un ángel que convivió con nosotros; la tía Chiquinquirá, llamada cariñosamente la tía Kika. Ella era especial, ya adulta seguía jugando con muñecas y escribía con una caligrafía infantil o de los mas viejitos. Eso sí, con una fuerza física como la de un Sansón, para mover los objetos más pesados de una casa. Prefería comer escondida…al lado de la batea, porque le encantaba prepararse un bollo de pan francés que sumergía entero en un vaso grande de café con leche. Siempre nos decía cariñosamente -Mira negrito…sacaba de su sostén una carterita para contarte cuantos billetes de diez tenía reunidos, junto a lochas, medios o reales, para comprarse otra muñeca. Sabes Guaraní, todos la amamos mucho, y ella me concedió el privilegio de asearla, cambiarla, abrazarla y besarla, la noche previa, a su amanecer y el reencuentro con los abuelos en el Cielo.

 

Hablemos de los asiduos y muy generosos tía Bebé y tío Taíto: Estos tíos son los coprotagonistas de la hermandad entre primos. La tía Bebé, la hermana mayor de mamá y su esposo, en guaraní eran la visita infaltable de los domingos familiares. Allí disfrutamos infinitamente una convivencia sana para inventar, jugar, reír, pelear, mediar, comer, saltar a través de incontables días gozosos, repletos de salud que hizo con todo lo que pasó entre tus espacios, Guaraní, se quedaron dentro de nosotros.   

 

Mis queridos: Teresa, Segundo y Fidelina:En la cocina también conocí a un ángel que vivió con nosotros hasta que se mudó al cielo. Teresa, era nuestra nana, quien llegó gracias al Señor Segundo, el chofer del autobús nro. 3 del Colegio Claret, donde inicié mi vida estudiantil. Segundo, a quien primero buscaba, cuando hacia el recorrido era a mí y, por tanto, era yo el que debía de levantarme sin dilaciones. Esto fue siempre un desafío, por eso, vestirme fue un spring matutino diario, era todo un reto levantarme dormidoy ponerme medias disparejas y olvidar útiles cotidianamente…Me encantaba soñar dormido o despierto…y sabes Guaraní, lo sigo haciendo.

 

Mi amigo Segundo nos trajoa Teresa:Volviendo a Segundo, entre él y yo surgió una amistad maravillosa y por ello un día mi mamá conversó con Segundo y así llegó Teresa a nuestra casa…Teresa se quedó con nosotros, sabes que conmigo fuiste cariño y consentimiento. Hablabas de que veías a la Virgen en nuestra cocina y cuando veías el remolino en mi cabeza, le decías a mis papás -Este niño va a ser Papa. Con los años hemos constatado la verdad de lo de ser Papa, pero con acento en la última á.

 

Otro día encontré en la zona de lavandería una señora joven, grande y corpulenta, propios de las gentes de la tierra del quitiplas…de un lugar en donde el áfrica danza entre el sonido onomatopéyico …Curiepequiti..plas…quiti..plas…quitiplas. La negra Fidelina siempre buenamoza, nadie como tú para hacer un arte al lavar y mejor aún, planchar. Negra que llegaste joven y te quedaste en nuestros corazones y eres otra abuela consentidora que la vida nos regaló. Tu excelencia, luego, me hizo un “tiquismique”(*fastidioso) con el planchado de mis camisas…

 

El Salón de la TV – El Nacimiento y el arbolito de navidad: Al otro extremo de la cocina estaba el televisor blanco y negro.  Una caja de metal, cuyos botones de encendido/apagado y rueda de cambio de canales, al encenderse, trasmite una señal que parecía un juego de ludo con un círculo diminuto en el centro, desde el que unían a cuatro triángulos en forma de cruz, hasta que las estaciones de televisión iniciaran su programación. Este era uno de los más deseados espacios de las mañanas de los sábados y domingos y, entre semana, después de las cuatro de la tarde donde disfruté desde el indio Nescao, pasando por las comiquitas de Popeye, Don Gato, El Corre Camino, Disney y todos sus amigos, el Conejo de la Suerte, Piolín, Los Picapiedra, Los Supersónicos, El Zorro, Mi marciano favorito…¡ahhh! El investigador submarino, el Dr. Kilder, Perdidos en el Espacio, flipper y uno del Nro. 1 de la TV de Venezuela “El Show de Renny” y “Renny Presenta”.

 

La televisión es una gran atracción de entonces y ahora, y por allí también llegué a ver las noticias, destacándose aquel narrador tan serio del conocido Observador Creole, entre cuyas noticias que más me impresionaron fueron, el asesinato de un presidente norteamericano, al que dispararon durante un recorrido en su fabuloso automóvil descapotado que me conmovió mucho. Allí en ese mismo espacio de recreación de la TV, otro día, amanecimos en casa, escuchando unos disparos en la calle, que papá dijo eran unos revolucionarios en contra del gobierno de libertades y democracia de la que gozaba nuestro país, quienes, al enfrentarse con los guardias de nuestra vida apacible, cruzaron balas, una de las cuales estalló en la ventana más próxima a la tv, cuya bala quedó, para nuestra fortuna, en una de tus nobles paredes…esa noche dormí en tu suelo que, era un colchón de puro granito.

 

Cómo olvidarme cuando movíamos el televisor hacia un lado para montar los nacimientos junto a papá y Elisa, aprendiendo a utilizar las cajas de cartón de Ajax y o leche klim, como camuflaje para darle forma a un papel color tierra con el que simulábamos una montaña, en la que colocábamos el portal de Belén, para que el Niño Jesús naciera todos los años y allí nos dejaba aquel regalo más deseado que, había visto cómo lo veía embobado en las vitrinas de la “Casa Seniors” en la Calle Real de Sabana Grande.

 

Es el momento de aquel día de noviembre en la que la tía Clement, la hermana pava de mi mamá, con su alegría dijera - Vamos a comprar un árbol de Navidad para esta casa.

 

Elisa y yo saltábamos diciendo ¡Sí…Sí…Sí…un arbolitooooo! Y desde entonces ha sido una fiesta cada 18 de noviembre, cumpleaños de Elisa, comprar y armar los árboles de navidad en nuestras casas. La Navidad es desde siempre una alegría para animar el espíritu y perseverar con verde esperanza las adversidades.

 

El recibo, tu balcón en las fiestas y en el día en que bailamos al compás del rugido y el sacudón de la tierra: En la sala recibidor había un sofá que combinaba el negro, el rojo y el blanco, de moda en los años sesenta y, dos poltronas que hacían juego con el sofá y una mesa de centro en forma irregular, semejantes a las figuras con las que Carlos Raúl Villanueva, diseñó los espacios de la UCV.

 

Allí las reuniones de los mayores eran amenizadas entre los amigos o familiares, compartiendo las bebidas preferidas por los venezolanos en un país pujante, beneficiado por el regalo de una tierra rica en oro negro. Para mi, Pepsi o Frescolita.

 

Muchas risas, por la facilidad con la que mi papá contaba chistes de todo tipo o por su canto tenorino y afinado. Así que era usual disfrutar de algún amigo o conocido que, con una guitarra, acompañaba aquellas veladas…A partir de esos comparti-res y al ver que los chistes hacían que papá se riera mucho…yo me los aprendía y los contaba como él, por lo que, con el tiempo empezó a llamarme para que los cuentos los echara yo. De esta forma, conseguí una manera de hacerme más amigo de mi papá…Allí mi Minotauro…Papá, tranquilo, lo logramos…ya esas cosas de niños las hemos superado y siempre el amor compasivo alcanza la entonación de los corazones que se buscan para hacer el viaje a nuestras Ítacas, al lograr que nuestro pensar se elevara y selectas fuesen las emociones que alcanzaron nuestros espíritus. Eres todo un crack para mí, te amo infinito.

 

Allí en esa sala fundamos los primos Pascual, Andrés, mi hermana Elisa y mi prima María Isabel, nuestro conjunto aguinaldero “Los Cañoneros” y juntos entonamos nuestras presentaciones en las casas familiares con un solo canto “Fuego al Cañón”.

 

Del tu balcón atesoro dos momentos: Uno cuando me quedaba sin mi compañera Elisa, que se iba al colegio y yo como novio de pueblo, la esperaba en el balcón a su regreso…El otro es el día que Papá llegó tocando la corneta de su flamante auto Mercedes Benz color verde oscuro, en el que viajamos felices para todos los lugares.

 

Desde ese balcón escuché, observé y experimenté la liberación de aquel inolvidable arrebato de la energía de la tierra. Aquella noche me quedé boquiabierto al ver que, junto a ti, Guaraní, nos bamboleábamos hacia la avenida y hacia el restaurante “La carreta” que quedaba en el lado oeste de la parcela donde te habían levantado, unos muy buenos ingenieros…Tú Guaraní, no estabas paralizado…eras flexible…mientras en cambio yo, me petrifiqué sobre tu suelo…no sé cuántos segundos…hasta que mi tía Clement, rompió el enmudecimiento de los que estábamos allí y gritó

- “Corran muchachos…¡TERREMOTOOOOO!

Me des-petrifiqué sin dudas y corrí a toda marcha hacia la puerta y bajando las escaleras volví a ver como bailabas ahora, hacia el restaurante “La Carreta” pero nada me detuvo, sé que corrí como el correcaminos, pasando a mi abuela…¡¡¡que mujerón!!! Una abuela con ovarios bien puestos…bajó sola hasta la planta baja ¡carajo! ¿Cómo no la ayudé?...A penas cruce la calle hacia la acera del frente, el sismo finalizó y todos salimos ilesos. ¡Estabas muy bien construido Guaraní!.

 

Una lección sobre la generosidad y el servicio:  Al cierre de mi mensaje para ti guaraní, quiero agradecerte especialmente, haber sido el espacio para descubrir a una mujer admirable en esos tus espacios, que te hacen el génesis de mi racionalidad y memorias con significado para mi vida.

 

Una noche de 1966, tocaron el timbre de nuestro apartamento, era la abuela Margarita Rangel, la esposa de Porras, el abuelo Adriano ya fallecido. Para mí era la visita de mi abuela, la que vivía en Coche. Yo veía la televisión y de pronto, mi papá sacó de un closet, una cama de campaña, de esas de lona verde que usaban los soldados en las pelis de la tv o que llevaba papá cuando salíamos de paseo hacia el Junquito. Papá me dijo.

 

-Desde hoy vas a dormir aquí en la sala de la TV, la abuela se queda a vivir con nosotros, mientras, dormirás en esta cama.

 

Encantado acepté y desde aquel día mi abuela y yo iniciamos una relación de grandes amigos. Luego, en 1968 nos mudamos a otro apartamento, en el que dormí en esa cama de campaña en una habitación adicional que había en la nueva vivienda y, donde mi compañera de habitación fue mi abuela Margarita. Cada noche, sostuvimos tertulias y conocí toda su vida y pude apreciar que su estatura física que superaba 1 metro 70cm, era pequeña para el tamaño de su coraje ante tantas durísimas adversidades y, su ambición por superar su analfabetismo a los 71 años.

 

Termino mi mensaje, agradeciéndote por haber permitido en esos espacios, tus espacios habitables, tantos recuerdos esenciales de mi infancia, imborrables ahora, que los comparto contigo y cualquiera que alcance a encontrar que, entre nosotros, nada ha desaparecido entre tus espacios y mi vida.

 

Un Acertijo de papá: Cuando papá firmaba, escribí su nombre y sus dos apellidos, utilizando una bellísima letra “palmer”. Finalizaba dibujando un adorno caligráfico, semejante a un lazo, en donde estampaba en diminuto una “h” y una “m”. Cuando le pregunté ¿Qué significan esas letras que pones junto al garabato? Y mi papa respondió con un acertijo -Es que yo soy el hijo de Margot”…Se le repregunte muchas veces y él me lo repetía…Y sabes qué lo logré descifrar, después que papá también se mudó al cielo…encontré la respuesta del acertijo....Era un homenaje a su madre Margarita…Cada vez que firmaba un documento, hacía constar que él era el “Hijo de Margarita”…que hijo más bello fuiste mi querido y amado viejo. ¡Te amo Papá!

 

Gracias Guaraní, por permitirme volver a entrar en la casa donde transcurrieron los primeros años de mi felicidad.

 

Con todo mi cariño, Santiago “El Musiú” Porras

 

Barcelona – España, 10 de febrero de 2024

 

 

 

 

 

 

Tema de febrero 2024


 CEC

Club de Escribidores de Caracas

Tema: Carta a la casa de mi infancia

Host: Lele Garassini

Día: lunes 26 de febrero

6:00 PM hora CCS

Via Meet


VER ANTES; EL ESCRITO DE MARTIN

domingo, 11 de febrero de 2024

VAGOS RECUERDOS

Autor: Martín A. Fernández Ch.

Fecha: 06/02/2024

Toñito, llamado así por tener como Antonio su segundo nombre, vivió sus primeros años de nacido en una casa de vecindad, ubicada en la calle Las Perlas, que pasaba por detrás de la Iglesia San Sebastián de Maiquetía, en lo que anteriormente era el Estado Vargas y que recientemente se renombró por La Güaira, cuyo significado en lengua aborigen es “horno caliente”, adjetivo que se puede endosar perfectamente a dicha región. Sus recuerdos de esa vivienda eran muy borrosos o quizás fue algo que vio en una vieja fotografía a blanco y negro, su imaginación le dijo que se trató de un amplio patio de concreto, donde dio sus primeros pasos entre las macetas plantadas y una fuente que le servía de soporte para no caer.

Al poco tiempo, lo mudaron al sector de Pariata, a 30 minutos caminando (si eres adulto) al Oeste del casco de Maiquetía, específicamente en la Calle Real, casualidad para realzar su nombre de Antonio, que se refiere a “aquel que se enfrenta a sus adversarios” o “que es valiente”; vivió en el edificio Fidel Torres, el cual estaba frente a la plaza Cruz de Pariata, en un apartamento que estaba en el segundo piso, el cual permitía tener vista al lugar de confluencia de muchas confusiones entre carros y gente caminando.

En ese apartamento, a los 3 años, sintió el terremoto de 1967, aunque se enteró de eso cuando empezó a tener conciencia, porque su vago recuerdo era un movimiento de exagerado de vaivén de la ventana principal. Su inocencia no le permitió tener miedo, pero también recuerdó, estando en los brazos de su madre, ver a su papá asustado llegando por las escaleras. 

En ese lugar aparecieron sus tres hermanos, dos muy seguidos a su edad, de los cuales no tuvo conciencia de sus nacimientos, y el menor alumbró cuando él tenía 10 años. La sala - estar se convivió en una cancha para jugar al futbol, ver televisión en blanco y negro, la cena navideña, las discusiones fundamentalistas sin sentido, el lugar de hacer las tareas y estudiar, los festejos de cumpleaños y hasta las riñas a puñetazo, puesto que eran 4 machos alfa, y que terminaban con la intervención del correazo y el castigo de ponerlos de rodillas contra la pared, uno al lado del otro.

Por cierto, muchas veces se rompieron figuras de porcelana, que las arreglaban pegando los brazos, piernas o cabezas, con algo mágico que fue la pega EGA. También, en el cuarto, que ahora le llaman habitación, jugaban brincando en las camas o a piratas de alta mar, que se prestaban muy bien porque era de resortes. Una vez, a los papás se les ocurrió comprar camas tipo literas, hasta que el tercero, soñando seguramente a ser aviador, se calló pegando la cara contra el piso, al día siguiente serrucharon las camas para convertirlas en un solo nivel. El apartamento era tan grande que les permitía jugar al escondite, hasta se valía esconderse detrás de las grandes cortinas de la ventana.

Había un cuarto que lo llamaban “el cuarto viejo”, el cual era terrorífico porque siempre estaba oscuro, lleno de trastes viejos o no tan viejos, al que solo se entraba si era estrictamente necesario. También, había un lavadero, cerca de la cocina, que tenía una especie de maletero lleno de todo aquello que ya no se usaba, como la cuna, los adornos de navidad y otras cosas que no se decidían que fuesen escombros. Al lado de este lugar había un baño, que le decían “viejo”, para distinguirlo del otro que sí era de uso recurrente. Como en el nivel de planta baja del edificio había un almacén de víveres y alimentos, aparecían en el apartamento cantidades exageradas de cucarachas y ratas de todos los tamaños, a lo que venía bien tener animales en casa, como gatos o perros. En ese ambiente se criaron Martín y sus hermanos, por eso es que saben de bichos y de roedores.

A su mamá le decían Mamaíta, no solo sus hijos, también su papá (a quien le decían Papaíto) y la gente muy cercana a la familia. Ella les ponía mano fuerte a sus cuatro hijos varones. Les hacía cocinar, barrer, pasar coleto, en fin, limpiar toda la casa, porque en realidad era un apartamento grande.

Un día, cerca de navidad, Mamaíta salió y los dejó solo en casa. Eran aún niños o, como dicen ahora, pre-adolescentes y se pusieron creativos a jugar futbol en la sala. Se animaron tanto que hasta las cortinas de la ventana se movían al ritmo de las tensiones del juego. Ella vio desde la calle esa alegría. Los sorprendió cuando entró al apartamento y los castigó duramente. Ese día les dijo que ella era el Niño Jesús, pero ellos ya lo sabían, y que no iban a tener regalos, lo cual no ocurrió puesto que Papaíto intervino para suavizar la sanción.

Allí, Martín permaneció hasta tener más de 30 años, es decir, cuando se había convertido en un niño grande. Luego se mudaron a Carmen de Uria, casi llegando a Naiguatá, solo por 3 años porque entonces ocurrió el deslave de Vargas en Diciembre de 1999, pero eso es otra historia.

FIN

sábado, 3 de febrero de 2024

El cuento de Jesucita Peters

 

Autor:  JesucitaPeters S.

Fecha: 28 de Enero 2023

Tema: Echa un cuento para comenzar el año

 

Bueno vamos a comenzar por el principio del cuento del Gallo Pelón, que hoy día me doy cuenta de que no era tan pelón, dado que comienzo cumpliendo años, recibiendo muchas felicitaciones de todos esos amigos que me quieren bien y que hoy día andan regados por todo el globo terráqueo.

Agradeciendo por esta nueva vuelta al sol y todo lo que me pueda traer para mí y para mis afectos cercanos y por supuesto también para todos aquellos amigos que decidieron acompañarme en mi viaje de aventuras de vida, el tren a veces está muy lleno y otros no tanto, por cuanto unos decidieron bajar y tener su espacio, eso es muy válido, pero el tren continua su camino; antes no lo entendía, pero que bueno que la experiencia te va llenando de sabiduría para aceptar estas bajadas y subidas de personas que llenaron ciertos aspectos de tu vida en algún momento.

Hoy cultivando nuevos amigos en estos horizontes, con un sin fin de aprendizajes que atesorar, por cuanto me nutren y reconfortan todos los días de mi vida.

Con la edad que ya tengo y montada ya en el séptimo piso, me doy cuenta que se va agotando el tiempo y quiero comerme el mundo mientras aún conservo la cordura y las piernas para caminar, no sé, si a todas las personas les pasa esto cuando ya estamos en estos niveles de experiencia y nos convertimos en más contemplativos, sin dejar  que la vorágine del tiempo nos arrastre a la velocidad que está acostumbrada, ya tenemos y fijamos nuestra propia velocidad y la defendemos para disfrutar al máximo lo que se nos presente.

 No sé si el Gallo Pelón ya está en los mismos momentos en que yo me encuentro, espero que sí, para que sienta que la vida es  un remanso de agua fresca en algunas circunstancias, con la edad  la experiencia nos abruma y nos hace predecir situaciones, ¿será que nos convertimos en brujos?, tal vez…. Creo que este cuento se está alargando mucho.

 Sin divagar más estimados amigos, en estos momentos que estoy escribiendo mis memoriasque serán la herencia de mis hijas. Hoy me quedo asombrada de aspectos de mi vida que logro recordar. Estas remembranzas me han hecho que conozca más de mí y lo que soy hoy, ha sido un recorrido de altos y bajos pero sumando a cada uno, siento que han sido más altos que bajos, pero entiendo que de eso se trata la vida, a veces nos encontramos en las crestas de las holas y en otro momento nadando fuerte para volver a subir a la cresta. Ahora estoy en mi barquito remando sobre la hola, espero estar así durante todo el año, con infinita salud, lo demás, lo conseguimos si nos lo proponemos.

Este cuento de inicio de año, me inspira a  ser agradecida por todo lo que tengo desde el punto de vista espiritual, me siento crecida, plena y llena de mucha bondad para compartir con mis semejantes, entendiendo que todo lo que nos rodeade una u otra forma nos enriquece.

Hoy disfruto el poder escribir estas líneas y saber que el cuento del Gallo Pelón se ha terminado, por hoy.

Pero no sin antes decir que  ES BELLA LA VIDA………..

 

 

El cuento de María Elena Garassini

 “ Echa un cuento para empezar el año “

María Elena Garassini


Los cuentos son para ponernos al día, los cuentos son para tener alegría empática con la vida del otro, los cuentos son para sentir juntos, así sea reír, llorar, asombrarnos con sucesos que ya pasaron , están pasando o van a pasar.

La verdad me encanta reunirme con la gente para echar cuentos, cuentos de mis vivencias y de las vivencias de las personas que quiero o con las que me identifico.

Les cuento que estoy viendo al última temporada de la serie The Crown en Netflix. Creo que la manera humana en la que está presentada, despierta en mí una profunda compasión hacia las personas que no pueden decidir libremente sus vidas. En este caso es la realeza británica, pero también eso les sucede a las personas privadas de libertad, las personas sin recursos económicos para cubrir sus necesidades, las personas con enfermedades incapacitantes y paremos de contar. Creo que este cuento, por ahora, se trata de la Compasión.

La Compasión viene en nuestros genes, y es la capacidad de trascender la empatía que viene labrada en nuestras neuronas espejo, y nos hace entender profundamente al otro que sufre, ofrecerle ayuda, si está en nuestras posibilidades, y al mismo tiempo agradecer lo que se tiene.

Como esto se trata de echar un cuento, y cuando uno echa cuentos, va uniendo y solapando temas. Les voy a recomendar que se lean El libro de la Alegría, que es una conversación entre el Dalai Lama y el arzobispo Desmund Tutú, donde conversan sobre sus experiencias sobre cómo viven sus experiencias positivas y negativas, y cómo han conseguido Alegría o Felicidad en sus vidas. Dicen muchas cosas muy interesantes, y el escritor del libro, que es el periodista que los entrevista, hace muchos paralelos de lo que ellos dicen con investigadores famosos sobre el bienestar humano, algunos de ellos de la Psicología Positiva.Los dos elementos que resaltaron a lo largo de todo el libro, que se despendían de todos los diálogos que tuvieron durante una semana fueron: el uso del humor y la compasión.

Por aquello de seguir echando un cuento, cada vez que escucho o leo sobre el valor del humor para el bienestar humano me acuerdo de nuestro querido amigo, que nos acompaña desde el cielo, César, y nuestro querido amigo, que nos acompaña en todas las reuniones y es el motor de este grupo, Alberto.

César se debió haber tragado un gran pipote de chispas de humor desde muy chiquito, lo que le hacía tener algo gracioso que decir siempre en la punta de la lengua. Todos aquí en el grupo de escribidores, en los encuentros para leer nuestros escritos, y en cualquier salida o encuentro con él, le disfrutamos su gran sentido del humor, ese tan bueno, que eres capaz de reírte de ti mismo.

Por su parte Alberto, haciendo uso de su deseo de aprender y su perseverancia, decidió hacerse del humor en su vida, estudiando y leyendo sobre cómo mejorarlo y poniéndolo en práctica, en diferentes acciones de su cotidianidad, e incluso poniendo especial atención del uso del humor de los otros en su vida.

Recuerdo cuando al terminar de hacer una presentación en un evento, no recuerdo ni cuál evento, ni de qué tema se trataba la presentación, que Alberto se acercó y me dijo que le había gustado mucho la presentación y que había mejorando haciendo un uso muy agradable del humor durante la misma. Esa experiencia con Alberto me ha sido muy útil en mi peregrinar dando charlas, conferencias y clases, por aquí y por allá. En el último evento que estuve el año pasado en Chile, tenía organizada la información de los puntos que quería desarrollar en mi presentación, y gracias a un comentario de un amigo que me dijo, que la charla en la que yo no había podido  escuchar, porque tenía otro compromiso, había estado excelente porque la expositora había combinado los contenidos de la presentación con anécdotas de su vida personal y que había estado buenísima. Eso me dio la idea de dejar mi charla con los mismo puntos que había planteado, pero además, intercalar anécdotas de mi vida, e incluso con las de algunos de los presentadores que estaban en la sala, y yo los conocía. La presentación quedó super chévere y muchos se acercaron a decirme que había estado genial.  Esta parte final del cuento va dedicada a Alberto.

 

Y como los cuentos se terminan cuando uno toma aire, alguien te interrumpe o tú decides parar. Hasta aquí dejo este cuento para seguir escuchando los cuentos de los otros.

El cuento de Angel Ceballos

 

ECHA UN CUENTO PARA COMENZAR EL AÑO                                          (Angel Ceballos)

Hola, a todos mis “lápices ansiosos” por tener un nuevo año lleno de “más”  certezas y nuevos senderos fértiles para seguir cultivando lo que venían haciendo el año anterioro limpiar y mejorar viejos senderos para fertilizar, germinar y sembrar semillas nuevas esperando frutos florecientes, frondosos y saludables y sobre todo para poder compartirlos con sus seres más allegadosque los complementan, como la familia, amigos y colegas.

¿Sera mucho pedir?. Esa respuesta se lo dejo a mis lápices virtuales.

Quizás yo pueda ayudar con este cuento que hace florecer,  mi capacidad de ser un activo observador, explorador y curioso, tres valores o creencias que todo niño debería internalizar desde su temprana edad apoyado con la asistencia de sus padres, maestros y tíos.

Comienza mi cuento:

Había una vez un niño, llamado “Arcega”, que vivió, se formó, se educó y se convirtió en un gran profesionaldurante más de 50  años en el mejor país del mundo, conocido con el nombre de “LAVEZ”, queen su momento, producto de circunstancias inciertas, inmerecidas y geopolíticas de su país, tomó la decisión de emigrar a otro hermano país para explorar, observar, curioseary ofrecer sus capacidades y poder de influencia en la búsqueda de un mayor bienestar, pensando en dejar un legado a las nuevas generaciones y que si le pagaban por ello, no se iba a disgustar ni generar controversia.

Su sueño, siempre fue vivir en familia con el valor del “Dar Y SERVIR”, siendo generoso y bondadoso con sus congéneres y, que con la “brújula” del agradecimiento en su radar, lollevó  a esa 4ta. etapa que defineDeepack Chopra y donde está viviendo desde que tomó la decisión de emigrar. ¿Cuál es esa 4ta. etapa?.,  la de la Autorrealización, un estado de plenitud y satisfacción que se logra cuando un ser ha alcanzado el máximo potencial y le ha encontrado sentido a la vida. Es un estado en el que una persona se siente feliz,  conectadaen su vida con su máximo “ikigai” (filosofía japonesa que mide el sentido que  le damos a nuestra existencia)

Durante mas de 10 años, construyendo valor y con una “mentalidad colaborativa”, Arcegavivió inspirado por encontrar sudestinoque visualizó y al que nunca ha llegado, lo cual pudo generarleuna frustración profunda, capaz de mantenerlodeprimido, disminuido y domesticado. Pero, eso nunca ocurrió, aceptando que, si hubo momentos emocionales inmerecido, pero con un poder grande de levantarse y buscar opciones. ¿Por qué?, Porque siempre creyó en él principio básico de tomar decisiones basadas en la intuición y en la sincronicidad del universo y en su capacidad de resiliencia para vencer “cisnes negros” que la vida a veces presenta.

Así llegó este nuevo año, con una decisión de trascendencia, cerrar el capítulo de su paísLAVEZ, vendiendo todas su pertenencias, algunas conmás de 57 años de cariñointimo personal  y emigrar, en su 4ta. etapa de vida, según el sabio Chopra, a otro país que lo verá partir cuando su gran Dios lo disponga.

Pero mire que interesante, en este nuevo añoArcegito ha estadomuy reflexivo y meditabundo, porque el “leitmotiv” de su decisión fue que se iba a reencontrar con toda su familia nuclear e iba a vivir “flotando”  con la gracia de Dios , dando y recibiendo las “mieles” del amor, sin pensar, que lo “esencial es invisible a los ojos”(recuerdan el principito) y que cada grupo familiar, aun con la misma sangre, construye y cultiva su propio camino, su propio ritmo, fortalecesus propios valores, muy similares todos pero con una fuerza y prioridad diferente entre ellos, una  cultura con un destino muy distante,y él,que tiene una avanzada juventud, colmada de“mañas”, “achaques”, vulnerabilidades, pensamientos, sentimientos con emociones  y necesidades, diferentes en potencia con las de sus tesoros familiares, necesita descubrir, encontrar,pero más importante aún, entendery aceptar que somos únicos e individuales para ser domesticados y adaptado a una nueva realidad.

Y es por ello por lo que,a estas alturas del año, después de 3 meses durante el cual Arcega terminó de vivir unambiente de plenas vacaciones, de estar en tres cuidades diferentes u hogares donde el amor brotaba entre todos sus incumbentes, necesita “ser domesticado” para sentir otro tipo de amor comprendido y la necesidad del otro. “Ahora él entiende al principito”. Ahora siente un vacío nostálgico y meditabundo,diferenteen susilencioso día a día con un sueño diferente a los que traía en su “mochila mental“ que cuidaba con un gran celo egoísta.

¿Qué pasó con el ímpetu y energía que sintió Arcegacuando cerró la puerta de una parte de su vida,  para abrir otra puerta y entrar a un mundoconocido, pero distinto?, es materia para otro cuento, pero sus vivencias han sidoejemplo y suficiente para pararse, apreciar ydejar un mensaje a todo aquel ser que le toque cambiar su estilo de vida,  como el de Arcegito o alguien cuando menos espere,piense  hacerlo, que después que haber vivido una vida llena de certezas, recursos ilimitados, de relaciones fraternales predictivas, con el control frotándolo en sus manos, de pronto se ve retado a adaptarse a una nueva realidad que por las distorsiones o circunstancias que la misma vida ofrece y donde uno no necesariamente tiene el control del cambio, estas silenciosamente vulnerable y desbalanceado emocionalmente.

Este cuento se convierte en un mensaje que, al escribirlo, refuerza la realidad de buscar apreciativamente una luz propia y activa para el nuevo año adonde los ideales y amor que se reciben se pueden juzgar por las apariencias, pero solo cuando escuchamos nuestro propio Yo y aplicamos la Ley del espejo, que el corazón entiende, podemos ver la esencia de nuestra alma que es “invisible a los ojos” .

Nos recuerda que todos tenemos el poder de co-crear un mundo mejor, si reconocemos y valoramos nuestra fortalezas y limitaciones y que no solo la familia está ahí para entender estas limitaciones sino que está ahí para interconectarsey ser interdependiente donde hay amigos que están igual que Arcega,  buscando dejar un legado que sirva para reconfortar pensamientos, emociones y acciones en pro de una vejez, divertida  compartida y espiritual.  

Algo que deben saber de Arcega, es que encontró un espacio terapéutico que le ayuda a reconocer que vivir el presente es la mejor terapia meditativa activa para dejar plasmando inquietudes al no pensar en el día antes o el día después. Arcegadescubrió que con la escritura, se podría editarmás cuentos sobre un viajeal autodescubrimiento, siguiendo la  historia de algún personaje, como él mismo, que se embarcó en un viaje para encontrar o reencontrar unmayor propósito de vida

La elección del tema del cuento es importante pero más importante es escribirlo a mano, por donde fluye el mensaje que viene del corazón que está unido a lo invisible del alma yque lo hace más significativo para todos los relacionados con el viajero.

¡No se pierdan el próximo capitulo.!

Angel (Rafa) Ceballos

28-1-2024

 

El tren, el escualo y el reloj. Alberto Lindner

 ⌚🚂🐬

El tren, el escualo y el reloj

Un niño vivía al lado de la estación del tren, en una casa amarilla con un jardín lateral que los separaba. Sabía que iba a llegar un tren porque veía desde el árbol, en el casi habitaba, la llegada del relojero, el Sr. Eau. Raro nombre tenía pero un día contó que así se escribía agua en francés, pero se pronunciaba “ O “. Le gustaba que lo llamaran O. Pero si es cosa de nombres raros, el niño del árbol se llamaba Fulgencio. Años después, ya un poco más grande, pudo demostrar  que era verdad que no había tenido infancia.(Aunque nunca es tarde para tenerla)

En sus conversaciones con el Sr. O, cuando abrían la estación del tren solía contarle cosas que escuchaba o leía aunque solo tenía 5 años entonces. Había aprendido a leer corrido, en silencio. Se robaba los libros prohibidos de la biblioteca de su mamá y luego los volvía a colocar sin que nadie diera parte de su ausencia temporal.

Era un día caloroso y el Sr O ya sabía que venía un tren. Era un pueblo raro, pues vivía de la estación, pero rara vez el tren se detenía. El pueblo tendría como tres cuadras de ancho por seis de largo. Tenía árboles de frutas, plazas, veredas y hasta un lago con patos. Cada tres minutos pasaba de largo un tren. Era divertido sentarse a esperar y verlos pasar. Me acostumbramos a contarnos historias de solo tres minutos.

-Esperamos trenes hoy, señor O?

-Si claro, hoy está contemplado dos viajes en simultáneo en las dos vías que traviesa el pueblo. Hoy tendré trabajo fuerte porque debo evitar que se encuentren. Además, toca mantenimiento de rieles y vagones.

-Y yo ayudaba, me encanta ayudar-pensé

La estación del tren era como una casa con una torre, tenía dos árboles en la fachada. Se abría con un portón de madera gris, ya mareada por el sol y el tiempo. Se entraba de lado a la casa, porque los rieles estaban en la parte de atrás, justo en frente del árbol donde el niño se la pasaba el mayor del tiempo. Lo que más le llamaba la atención era el viejo reloj de la torre y el dibujo del escualo que tenía en la sala de llegada, aunque él Sr. O prefería llamarlo “el andén”. Ese día realmente fue ajetreado pero cada tres minutos, podíamos hablar.

-¿Qué le gusta de los tiburones, Sr. O?

--Mi familia vino de Francia, de un sitio frente al mar. Solía haber escualos y nosotros nadábamos con ellos. ¿A ti te gustan los tiburones?-me preguntó

-Me gusta verlo en la foto, me gusta la independencia, pero no quisiera ser comido por uno-le contesté- me da como temor. Bueno, la verdad que los hipopótamos también

Uno de los vagones que iban y venía tenía un tiburón en la parte lateral y así lo había podido ver desde el árbol. Ese día solo se paró el tren justo antes de cerrar. Era un poco incierto para Fulgencio cuando volvería a estar operativo.

Extraña amistad entre un niño de 5 años y el Sr. O que rondaba los 80. La gente del pueblo lo veía como una persona oscura, callada, severa, pero Fulgencio tenía otra percepción del personaje.

-¿Por qué la gente del pueblo no lo quiere?-le preguntó al día siguiente que también se esperaban trenes- he escuchado que hablan cosas de usted

-Si claro. Es que tengo mucho tiempo haciendo esto y la gente se acostumbra a uno y no podemos cambiar. Hoy por ejemplo me toca limpiar el reloj.

Los dos amigos subieron a la torre y vieron el pueblo por la ventanilla. El tomó con dos manos al viejo reloj y lo colocó sobre la mesa. Todo el tiempo que estuvo, lo dedicó a ver el extraño aparato. Era pequeño, y la verdad el niño se preguntaba como hacían para ver la hora.

- Yo creo que hacían como que la veían-pensó en voz alta.

Era de cuerda, era amarillo y dorado. Tenía el cuerpo redondo y los grandes números ocupaban casi todo el espacio. Debajo de él tenía una estructura con tres esferas doradas que giraban para un lado hasta que se cansaba y se devolvía hacia el otro sentido. Comentaron que parecía como las olas del mar que van y vienen. Y se reían de la ocurrencia. Lo que pasaba es que cuando giraba, las esferas en su giro, reflejaban la luz del sol en pequeños hilos de luz. Lo protegía una concha de cristal absolutamente transparente y lograba que los ases de luz giraran también de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda.

-Es una responsabilidad este reloj. Si se para puede ocasionar problemas con los trenes. Sobre todo el tren del tiburón que se guía por los reflejos-explicó- El que posea el reloj debe ser responsable de la llegada de los trenes.

-Pero si siempre llegan y se van vacíos

-Exacto, ese es el secreto de mi trabajo

Años después, habría de comprender cuál era ese trabajo. A los 5 años casi no recordamos las cosas.  Pero resulta que ya grande, se recuerda de cuando le quitaron las ruedas de atrás de la bicicleta, la foto del viejo tiburón en la estación, de las canoas que bajaban por el jardín hasta llegar al andén del tren, los cuentos de la familia francesa, pura magia blanca.

Un día ya no abrió más la estación. No se sabe qué pasó con los trenes, pero igual bajé del árbol y fui a preguntar por el Sr. O.

-¿no viene hoy el Sr. O?

-No viene más. Pero te dejó un paquete.

Y recibió de las manos de su esposa,  una caja marrón sellada con cinta verde. Al abrirla,  salieron hilos de luz. Era el viejo reloj de cuerda con la tapa de cristal que estaba en la torre mágica.

-¿Por qué yo debo tenerla?, ¿Qué va a pasar con los trenes, con los tiburones, con la ilusión de los vecinos?-me pregunté

Cuando el niño ya grande, se fue del pueblo, se llevó el reloj. Hoy, lo ha vuelto a ver. Son las 8 y 21 de algún día, de cualquier año.

-Gracias señor O, mi primer amigo

 

Nota:

-Hoy, estoy viendo el partido de la final con los Tiburones de la Guaira. El reloj indica que es hora de ganar. El tren del tiburón está llegando a la estación. El Sr. O estaría contento. Si me preguntas, ¿Por qué soy de los Tiburones de la Guaira?, esta es la historia…