martes, 20 de enero de 2015

Detrás de la puerta. Relatos íntimos.

INTIMIDAD:
Sinónimos: Amistad, confianza, familia, fraternidad, hogar, casa, contacto, interioridad, roce, trato, amistad profunda, espacio privado.
La palabra procede del Latín y más exactamente del adverbio “INTUS”, que significa “DENTRO”.
 DETRÁS DE LA PUERTA I


La sala de espera comenzaba a llenarse, -El doctor llegará pronto-, prometió la secretaria que salía por segunda vez, para justificar a su jefe, el doctor José Gregorio Hernández ¡a juzgar por la cantidad de personas! Y en particular me encantaría que fuera él,  pero no, era el Dr. Pier Ramos, afamado oncólogo venezolano. Gracias a una amiga que vive cerca del consultorio que tomó la cita por mí, entraré de primera apenas el Dr. Ramos haga su aparición. La sala de espera es amplia y fresca gracias a un aire acondicionado que está en la temperatura justa para que no tenga ni frío ni calor.

Veinte minutos después, llega el doctor…caminé lentamente al escuchar mi nombre, me planté frente a la secretaria y esta me preguntó, -¿primera vez?-, sí, le contesté, de inmediato, se levantó y me dijo –sígame-, obedecí como quién camina hacia el cadalso, me permitió pasar para cerrar la puerta tras de mí.

Enseguida me encontré frente a un simpático pero perfecto desconocido, a quién estaba a punto de revelarme por dentro y por fuera con algo de pudor sí, pero irremediablemente.  Apenas me senté y le entregué los estudios previos de mamografía y eco mamario con el respectivo informe de la doctora solicitando otros estudios.

Comencé a llorar. El doctor Ramos se acercó afectuosamente para calmarme y con la voz de un ángel  preguntó; -¿vino usted sola?-, haciendo un esfuerzo por detener el llanto le dije que afuera me esperaba una amiga, -¿quiere que la haga pasar?-, en fracciones de segundo pensé que sí quería, pero concluí que lo que iba a conocer dentro de poco, prefería hacerlo en la intimidad de éste consultorio y de ésta nueva relación entre mi doctor Ramos y yo. Después, ya veremos…




 DETRÁS DE LA PUERTA II



A las once y treinta de la mañana entonces?, -sí-, contestó la voz detrás del teléfono, ¿almorzamos?, -sí- dijo nuevamente la voz áspera y totalmente masculina detrás del teléfono, no alcanzó a despedirse cuando sintió la llave dentro de la cerradura de la puerta de la calle, así que instintivamente trancó el teléfono, rogando a Dios que él no llamara de nuevo. Se puso un poco nerviosa pero saludó a Javier como si nada y con tono alegre le preguntó –¿qué haces tan temprano en casa?- Javier sólo respondió con una sonrisa . Él afortunadamente no llamó de nuevo.

Cerca de las diez de la noche, Rebeca terminó de corregir los exámenes y cuando llegó al cuarto, hacía rato ya que Javier estaba durmiendo, se acostó a su lado sigilosamente para no despertar nada y se durmió. A la mañana siguiente, se levantó y sin ningún motivo pensó en que desde hace tiempo no se molestaban en cerrar la puerta del cuarto y volvió la cara para mirar a Javier que todavía dormía y pensó en que su relación había perdido camaradería, complicidad, intimidad.

Se arregló como siempre que iba a encontrarse con él: con esmero y meticulosidad. Contando las horas que faltaban para verle.. –Javier, ¿puedes recoger a los niños y dejarlos  en la casa de mi mamá? Tengo una reunión fuera de la oficina y saldré tarde-  Con todo resuelto, Rebeca salió de la casa a comerse el mundo.

A las 12:30 pm ya se encontraban llegando a la pequeña cabaña en las afueras de la ciudad, que él siempre alquilaba para sus encuentros. Con la urgencia que el amor prohibido, escasamente alcanzaron a cerrar la puerta para atrapar y perpetuar su encuentro.



 DETRÁS DE LA PUERTA III




Cuarenta y cinco años de matrimonio cumplen mañana mamá y papá. Mis hermanos con sus esposas e hijos, nuestros tíos y algunos íntimos amigos de los viejos, vendrán éste fin de semana para la ocasión, todo está listo para celebrar.

La cena estuvo a cargo de una amiga de la familia, chef de profesión, quien cuidó de que en el menú estuvieran incluidos los platos preferidos de ambos, así como deliciosos postres, pues mi madre ama los dulces. También delicados bombones porque para todos nosotros, el chocolate es vida y por supuesto, las bebidas para el brindis. Y aunque hubo muchas y variadas, mi padre quiso que el brindis lo hiciéramos con vino Sansón.

"Él dice que “el Sansón” le dio la fuerza para cuidar de mi madre y de todos nosotros; los más jóvenes no tenían ni idea de que vino era ese, pero brindamos con el Sansón. Debo decir que de toda la fiesta, lo que más disfruté y me emocionó hasta las lágrimas  fue el brindis, porque aun cuando estábamos todos presentes, mientras papá brindaba por mamá, la miró de una manera y llenó el ambiente de una intimidad tal, que parecía que sólo ellos estaban, que sólo ellos existían.

Mientras hablaba mi padre, imaginaba con dificultad el inicio de esta relación, lo difícil que debe haber sido para mi madre superar los obstáculos en una sociedad eminentemente machista, superar la época de la dictadura, los problemas económicos, la falta de empleos, la intromisión de los padres (mis abuelos) que con sus buenas intenciones podían desbaratar un matrimonio. Recordé que mamá siempre decía que en esa época las mujeres se casaban para toda la vida y yo no entendía cómo podía decir eso que para mí significaba que la mujer tenía que aguantar todo tipo de cosas porque sí.

Cuando le correspondió el turno a mi madre, dijo: “En la época en la que yo me casé, no tenía uno como ahora la opción del divorcio bajo la manga, una mujer divorciada podía considerarse una vergüenza para cualquier familia, así que después del segundo año de matrimonio, había que construir la relación con ese hombre con el que te tocaría vivir hasta que la muerte los separe. Una vez escuché a alguien decir, si una persona le pide a Dios paciencia, cree que le dará camiones de paciencia, ¡claro que no!, ¡lo que le dará será muchas oportunidades en las que tendrá que ser paciente!. 
Entendí que el matrimonio es un compromiso que debe renovarse cada día, que la relación debes construirla paso a paso especialmente preparándose para encontrarse nuevamente cuando los hijos se van”.
 A los hijos nos cuesta imaginar a nuestros padres como pareja, porque la sola idea de que tengan relaciones íntimas nos produce un corto circuito, pero al oírlos hablar, ver sus miradas de  complicidad, ver como cuidaban uno del otro después de 45 años, entendí que la intimidad es más allá y que no siempre hay sólo sexo, detrás de la puerta.

Gladys Boza.


4 comentarios:

  1. Elocuentes, íntimos, maravillosos... Gracias por estos fantásticos relatos Gladys.

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  2. Un placer conocerla a través de la escritura. Sus relatos dejan un sabor que provoca más y más. Excelentes

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