jueves, 30 de julio de 2015

John Wayne era un pendejo que muchos quieren imitar

En el transitar adolescente, al igual que las niñas quería parecerse a Marilyn Monroe o Britney Spears (más hacia esta década), John Wayne era sin lugar a dudas una referencia.

A ver. Las ganaba todas. La protagonista femenina, aunque maltratada o por lo menos no valorada por el personaje, se desvivía por el tipo. Le respetaban sus pares y sus enemigos le temían.

Aunque le odiaban (sus enemigos), a muerte como era de esperar, sabían que con aparente desdén hacia el valor de la vida, serían ultimados nada más y nada menos por John (el personaje en realidad).  Imagino que no era lo mismo ser extra y morir de manos de un actor de segundo nivel que por la acción del “papá de los helados

Los Indios eran los malos y los “cowboys” los bondadosos, habilidosos, razonables y dueños de la verdad. Los indios no contaban ni siquiera con un actor que no fuese un musiú pintado de indígena. 

Los valores eran maleables,  adaptables a la capacidad dialéctica del escritor.

No es menester de este escrito hacer una crítica del “western espagueti” ni de los valores norteamericanos. La crítica parte de los falsos modelos que compramos, en cada época, en cada adolescencia.

Cesar Yacsirk pero Manrique (no Roa) fue un hombre en mi vida cuyos valores siempre quise imitar y sus errores evitar (algunos para hacer honor a la verdad, me persiguen).

La vida lo colocó como papá, cosa que agradezco.

Desde esta colina del tiempo,  tengo más edad ahora  que la edad que dejo en esta tierra.  Según entiendo, su adolescencia transcurrió en una ciudad colombiana hasta que, producto de revueltas y disparos fue empujado a la apacible Venezuela.

En aquella época donde la palabra bastaba, el grupo de inmigrantes se registro como venezolano. No sé si esto estuvo bien o mal. El hecho es que sucedió.

Aunque esta etapa de su vida posterior a su entrada a Venezuela no ofreció nunca mucha claridad, si supe que hubo un recorrido entre auxiliar contable, radiotécnico y hasta extra de Venevisión.  ¿Recuerdas Casos y Cosas de Casas?, bueno era el vecino.

A los 30 años, sin haber culminado el bachillerato, les comunica al grupo familiar… ¡Voy a estudiar medicina ¡!!

Yo no habitaba este plano, pero estoy seguro que, desde donde estaba,  escuché las carcajadas a mandíbula batiente de su entorno. ¿Cómo un anciano de 30 años iba a estudiar medicina?

Para no hacer largo el relato, con ayuda de mi mamá y un tren de vida poco saludable, culminó estudios de pregrado  y  postgrado en Ginecología y Obstetricia. El estilo de vida que adoptó fue en definitiva el que conspiro a una muerte precoz a los 45. Digamos que se disfruto el lauro 6 u 8 años.

Nunca fue ni será de mi interés evaluar o criticar al héroe de esta historia. Imagino que desde el punto de vista de sus adversarios, serán muchas las cosas de las cuales conversar. Desde la visión de quienes les falló, o desde la óptica de las personas a quienes ofendió, puede haber mucha tela que cortar.

No sé si era malo o bueno, indio o vaquero. Solo sé que recibí un legado de carne y hueso. Un legado que me muestra el valor de la perseverancia como norte y la advertencia de cuidar el vehículo que me lleva hacia los logros.

Me mostró el valor de defender sus convicciones, de perseguir sus sueños.

Me permitió conocer, a través de una alumna traída al mundo por él, la importancia de la vida de las personas a quienes tenemos la ocasión de impactar. Me permitió entender desde la emoción y no de la razón, lo que significa vivir la vocación.

Al carajo John...Gracias Papá

César Yacsirk

30 de julio de 2015

1 comentario:

  1. Agradable e interesante tu relato Cesar, gracias por compartir intimidades de tu padre. Una gran enseñanza, como con la perseverancia se alcanzan los sueños y metas. Que las cosas buenas que aprendiste de tu padre ayuden a muchos otros con tu guia y apoyo. Saludos

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