martes, 15 de marzo de 2016

Una buena adicción

Mi cuerpo me pide el ejercicio físico como el alimento o el descanso.  Lo necesito al menos tres veces por semana. Si hago menos de eso ya me siento mal. Y no me refiero a mal psicológicamente, sino físicamente; como oxidado, pesado, intoxicado.

Incluso cuando viajo a dictar talleres fuera de Caracas suelo irme a trotar justo al terminar. Mucho mejor cuando me quedo en un Hotel con Gimnasio.

Pero incluso cuando viajo fuera también lo hago. Hace poco estuve fuera del País y estuve en tres destinos diferentes. En el primero había una temperatura alrededor de 15 grados, pero tuve la suerte de que estaba en un Conjunto que tenía Gimnasio y pude ir a diario. En el tercer destino la temperatura estaba similar. No tenía Gimnasio, pero estaba cerca de unas extraordinarias Caminerías en un Paisaje de playa, que aunque en Invierno era agradable. Allí también puede ir casi cada día. Pero en el segundo destino había temperaturas de cinco grados y un clima lluvioso, amaneciendo alrededor de las 9.00 am. Daban flojera esos días así, pero llegado el cuarto día ya no aguante más y me fui temprano al parque a trotar. Estaba tan frío y húmedo que no sudé ni una gota y mi aliento humeaba.

Me he hecho un poco adicto al ejercicio y para que me haga efecto cada vez necesito dosis mas fuertes. Para mi no solo es una medicina, sino también un ritual. Cuando quiero cambiar mi “mentalidad” porque requiero una disposición especial, entonces me voy a hacer un poco de ejercicios primero. Luego una buena ducha, un té y a trabajar!

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Estuve a punto de dejarlo en un momento dado. Fue cuando pasaba por un momento muy dificil de mi vida; al hacer ejercicios no hacia sino pensar mas en mi situacion. En lugar de sentirme bien me sentia peor que antes de hacerlo. 


Por mis lecturas de esa epoca pude darme cuenta que era muy dado a la rumiacion y que en medio de dificultades habia exacerbado ese habito. Una forma de contratacar esta actividad cerebral, segun investigue,  es ejercitando la contraria; es decir, dedicando la atencion exclusivamente al entorno. Esto lo llame "paseo sensorial". Entonces a partir de aquel momento me propuse combinar el ejercicio fisico con este otro mental. 

Víctor Calzadilla

1 comentario:

  1. Gracias Víctor por compartir tu experiencia y tus hallazgos personales, muy enriquecedor.

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