lunes, 23 de abril de 2018


LA VIDA ES UNA CANCIÓN


En una tarde de escribidores, se encontraba reunida una multitud de sabios: arquitectos, psicólogos, poetas, odontólogos, ingenieros, chocolateros.... Uno entre ellos, poeta de bar, decidor espontáneo de versos, muy poco disciplinado en lo que a teoría poética se refiere, proponía una discusión:
Vengo-dijo- a plantear una pregunta cuya profundidad recorre  los abismos del conocimiento humano. La pregunta: ¿Qué es la vida?

 Calderón ya bien decía  la vida es “frenesí, una sombra, una ficción”,
 sin embargo yo diría “la vida es una canción”.
Se oyó un silencio en la sala, cundía así el estupor.
Alguien con  voz  temblorosa, pidió una explicación:
 argumente  el desatino, si es que puede sin sudor.
Con aplomo y valentía  comenzó la ilustración.

Definamos ya la vida como un principio vital,
principio que siente y piensa en todo hombre mortal.
Alma que se expresa en música
 desde un  tiempo ancestral.
Pues antes que el habla hubo música,
ninguno  puede  esto  negar.
 Al escuchar a  las  Nanas
el corazón se ha de serenar,
y los dolores del alma
 también se han de apaciguar. 
Así pues, el ADN es  refugio
del más hermoso  cantar.

Y si de aprender se trata,
 aviva la inteligencia.
Se nos abren las neuronas
 con la mayor consistencia.
Aprendemos matemáticas,
las tablas  con ritmo y cadencia.
Y de las materias patrias
hemos  llegamos al extremo
de acurrucar nuestra infancia
con el himno de Landaeta.

Nuestros primeros amigos
entraron a nuestra vida
entre Mambrúes  dispuestos
y Ale limones risueños.
Muchos de estos amigos
 aún pueblan muchos encuentros.
Hoy entonan las canciones
 para jugar con sus nietos.


Pasa el tiempo y a la adolescencia hemos llegamos.
Emociones, sentimientos, totalmente enamorados.
El enamoramiento anda  siempre 
muy que muy  acompañado,
siempre de una canción.
Sean los Panchos, Alborán,
Los Bee Gees o Agustín Lara.
Cuando la pasión es intensa,
 y las palabras no alcanzan,
sólo una canción aclara
para  que el corazón  lo entienda.

 Y descubrimos la edad en que la injusticia  pica.
Tarareamos día y noche las canciones libertarias,
las canciones de protesta. 
Desde Serrat, Silvio, Pablo, y también  Javier Sabina,
Ali, Facundo, Soledad, o quizás Violeta Parra.
Como si el mundo cambiara
cuando  la canción escuchara.

En la edad del equilibrio,
 de cierto camino andado,
el alma se reconforta
con música de otro lado:
Leonard Cohen, Mozart, Bach
Albinoni , Falla o  Blasio.
Las canciones acompañan,
consuelan nuestras tristezas,
alegran las desventuras,
y aumentan las fortalezas.

Hasta para ganar  batallas
 hace falta una  gran marcha.
Wagner a la cabeza
Chopin y su Polonesa
Y para cantarla a ratos
esa  alegre Marsellesa.

 Y cuando viene el ocaso,
y la memoria es escasa,
nos quedan las melodías
que nos traen al presente
 lo mejor de nuestras vidas:
las canciones y su gente.
Sean canciones  de despecho,
de baile o  las muy sublimes,
nos cuentan una larga historia,
esa que todos llevamos
muy  dentro de nuestro pecho.
Nanas, juegos, amor, amistad,
 pasión, justicia, lucha y sabiduría,
es la historia de la vida.

Si alguno quiere saber
la razón de estos versos,
dichos con alevosía,
lo digo de corazón
la palabra es pentagrama
la música poesía.

 Los sabios escribidores
se miraban sorprendidos.
La justa argumentación,
lejos de ser opinión,
la verdad ya descubría:
la vida es una canción.

Irma Wefer

1 comentario:

  1. Hola Irma! Muy bellos tus versos. Prácticamente "scaneaste" tu vida con la musica. Me gusto mucho, gracias por escribir y compartir. Saludos.

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