martes, 19 de marzo de 2019

el retorno

Hola mis queridos amigos!
A primera vista podrán pensar que se trata de mi "retorno" como contribuyente activo del club. Pero no, se trata de un tema asignado meses atrás y que estoy presentando "desfasado".  Algunos de ustedes son "enchufados", yo soy "desfasado".
A continuación mi escrito:

EL RETORNO  

En 1962, el presidente John F. Kennedy  anunciaba públicamente, que los Estados Unidos se embarcaría en un ambicioso proyecto de llevar un hombre a la Luna. En su discurso  -uno de los más inspiradores en la historia de su país- les dijo: "Creo que esta nación debe comprometerse consigo misma a lograr la meta -antes de que termine esta década- de llevar un hombre a la Luna y retornarlo en forma segura a la Tierra”.  Nótese que el retorno estaba incluido en el objetivo. No se trataba solamente de alunizar, había que traer a los tripulantes de regreso sanos y salvo a la tierra. En este caso, era el retorno, lo que determinaba el éxito de la misión.

Para que haya retorno tiene que haber ocurrido previamente una partida, algo que ha venido sucediendo en nuestro país en los últimos veinte años, cuando se inició una diáspora de dimensiones nunca antes vista. Millones de compatriotas comenzaron a salir en búsqueda de la libertad y seguridad que les fueron secuestradas.  Más que una ida, fue una huida, una partida forzosa, no hubo tiempo para pensar más allá, simplemente huir y después veremos. Partieron sin un plan definido, sin tener claro un posible retorno.  
Muchos de los que se fueron dejaron sus corazones en Venezuela, se mantienen como en "materos" para evitar echar raíces en tierras tan lejanas, lo que haría más difícil el trasplante cuando llegue el momento de regresar.  Esos muy posiblemente retornarán en la primera oportunidad que se les presente. 

Sabemos que hay compatriotas que no la están pasando bien como emigrantes, pero cuando un ignorante los exhorta a que "dejen de limpiar pocetas y se regresen a la patria", reacciona como el ladrón que juzga por su condición. Se imagina dentro de esa masa de emigrantes y sabe que con su preparación y talento, no es mucho lo que él hubiese podido ofrecer más allá de limpiar sanitarios. Alguien que le explique qué hay miles de venezolanos de alta calificación técnica, universitarios con maestrías y doctorados, desempeñándose  en posiciones dignas e importantes. Que decenas  de países los han recibido con interés y satisfacción, con los brazos abiertos, porque saben lo que cuesta en tiempo y recursos, desarrollar profesionales con las calificaciones de los que les están llegando. 

Ya han pasado veinte años desde que se fue la democracia y la libertad de nuestro país. Los mismos veinte años  que estuvo esperando Penélope por el regreso de Odiseo. Veinte años que  el tango podrá decir que no son nada, pero para el joropo ha sido toda una eternidad. Algunos hasta habían perdido la esperanza de que ese retorno llegaría, pero ocurrirá, porque nunca el mal podrá superar al bien. Necesitamos muchos de  esos recursos humanos que se fueron. Habrá que preparar bien el terreno antes de su llegada, arar bien la tierra y  sacar previamente  tanta maleza, toda esa mala hierba de envidia, rencor, resentimiento, maldad y venganza.

A muchos venezolanos les será difícil tener un regreso definitivo a Venezueloa, aquellos que han echado raíces, que se han unido a personas nativas, con hijos ya adaptados e incorporados a sociedades modernas y civilizadas. Pero ellos también podrán ser útiles en diferentes formas, ya sea económicamente o contribuyendo desde la distancia y desde sus posiciones, a ayudarnos a repensar el país. En estos casos, nos alegraremos con sus visitas periódicas, con sus reencuentros con familiares y amigos, como es normal y se puede hacer en los países libres y democráticos  del mundo.

Ese  "retorno" -que para aquel proyecto de la NASA era vital- tiene que ser ahora considerado como fundamental en los proyectos de reconstrucción de Venezuela, dentro de los planes de recuperación de talentos,  un retorno, que ni ellos mismos, por el apuro, tuvieron tiempo de contemplar en  las  aventuras de escape en las que se embarcaron hace tantos años, pero que ahora lo necesitamos.

Lionel Álvarez Ibarra.
Marzo 2019

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