viernes, 8 de abril de 2022

LA CAJA MÁGICA DE LOS DESEOS.

05/04/2022

Martín A. Fernández Ch.

Había una vez un hombre, algo extraño por su vestimenta colorida y holgada, parecía un payaso, que siempre llamaba la atención por donde pasaba, dejando una agradable fragancia de flores al pasar. Pero lo más peculiar de su andar es que de un brazo, mediante un mecate hecho con ramas, colgaba una caja que tenía muchas flores pintadas. Él la llamaba “La Caja Mágica”.

Al llegar a cada pueblo, los adultos lo tildaban de loco, debido a su vestimenta algo impertinente, pero los niños se le acercaban atraídos por los atrevidos colores, le tocaban el pantalón y salían corriendo riéndose a carcajadas. Uno de ellos, el más atrevido porque nada le daba pena, se atrevió a preguntarle a ese hombre, al que todos tildaban de loco, sobre el contenido de la caja. La curiosidad de los niños estaba tan presente que empezaron a tocarla y hasta sacudirla. El hombre, al que le decían loco, les dijo que se calmaran, que es una caja mágica, la cual contenía muchas cosas maravillosas. Los niños, al escuchar eso, sintieron mayor curiosidad y le pidieron al hombre, que le decían loco, que les mostrara, quien les dijo que en la plaza abriría la caja.

El hombre, al que la gente le decía que era un loco, el que parecía un espantapájaros por su vestimenta, caminó al centro del pueblo y se sentó en la plaza. Los niños se agruparon a su alrededor para ver la “Caja Mágica” de ese hombre, al que le decían loco. Cuando este hombre abrió la caja, los niños se quedaron decepcionados, porque solo veían un gran vacío. Casi al unísono, los niños le gritaron “mentiroso”, pero el hombre, al que decían que estaba loco, les dijo a los niños que vieran bien dentro de la caja y que dejaran que la imaginación se apoderara de ellos, y que solo tenían que pensar en desear algo bonito. Había un niño, quien era muy entusiasta, cerró sus ojos y cuando los abrió vio salir de la caja mágica muchas mariposas, de distintos colores y tamaños, el niño se reía de la emoción y daba vueltas como un trompo, con sus brazos extendidos y mirando hacia el cielo, que era a donde volaban sus mariposas. Los demás niños no veían nada, pensaban que el hombre, al que le decían que era un loco, lo había embrujado. Pero otro niño hizo lo mismo, cerró los ojos y pensó en un deseo, al abrirlos y mirar en la caja, salieron gran cantidad de pájaros: canarios, turpiales, cardenales, mirlos, guacamayas, guacharacas, azulejos, hasta un pelícano salió. Y empezaron a cantar y volar alrededor de la plaza y del niño que los deseó, quien no dejaba de dar vueltas y expresar su alegría. Los demás niños pensaron que también el hombre, al que le decían que era un loco, lo había embrujado, porque no veían nada de pájaros, así como pasaba con el niño de las mariposas.

Pero la curiosidad se intensificaba en los demás niños y comenzaron a agruparse alrededor de la “Caja Mágica” a pedir sus deseos, y empezó a salir de ella las muchas cosas que reflejaban sus deseos: amor, paciencia para los padres, Fe, esperanza, juegos (perinolas, trompos, gurrufíos, rompecabezas, pelotas de todos tamaños, traca-tracas, panderetas, caballitos de madera, escobas, ollas, almohadas, entre otros), dulces, caballos, cebras, burros, cabras, jirafas, elefantes blancos y un rinoceronte gigante, que hizo que los niños salieran espantados corriendo como locos. Todos se preguntaron: ¿A quién se le ocurrió desear ese animal? Si, en ese momento, todos los niños pudieron ver los deseos de los demás y sentirlos como reales, hasta algunos adultos, aquellos que aún conservaban el alma de niño, pudieron ver y sentir esos deseos.

Cuando los niños llegaron a sus casas, les contaron a sus padres sobre lo sucedido, quienes se rieron y alegraron con sus hijos, esos cuentos les hizo recordar a un amigo de infancia que siempre les decía que, cuando fuera viejo, sería el mejor mago del mundo y que recorrería los pueblos llevando su magia y alegría a todos los niños, que solo aquellos que tuviesen valor, Fe e imaginación, podrían verla. Los padres se asomaron por las ventanas y las puertas para saludar al hombre de la “Caja Mágica” y le gritaban “que Dios te dé salud para que sigas alegrándonos”.

Así llegó a ser el hombre de la “Caja Mágica”, pintada con muchas flores, al que le decían que estaba loco, pero que desde niño trabajó por su mayor deseo: ser un gran mago.  Y que mejor magia que hacer que los deseos de los niños se cumplan.

 

FIN.

2 comentarios:

  1. Es un cuento muy tierno y me hizo ver en la caja al Niño soñador que vive en mí. Gracias Mago!

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  2. Muy bello cuento. Coincido con Santi. También vi deseos de la caja mágica,
    Gracias

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