miércoles, 22 de marzo de 2017

Sobre el viento y la Choza

Érase un joven Viento que vivía en una casa de ladrillos; de vez en cuando le abrían las puertas o ventanas, y el Viento aprovechaba dar un alegre paseo .

Tenía en ello sus eventuales amistades, todas muy variadas conoció: flores, árboles, ardillas, lagartijas, arañas, montañas, ríos; pero el tiempo que excursionaba era corto, así que pronto volvía a su casa de ladrillos. Allí hacía lo que debía, pero sabía que afuera le aguardaban aún muchas cosas nuevas por descubrir.

En una oportunidad pudo ver el Viento una imponente y magestuosa Obra en Construcción, no se parecía aquella a ningún conocido. No era frágil ni tenía la belleza de la Flor; no era de mediana estatura como el Árbol; ni escurridiza como la Ardilla... así fue comparando todo lo que hasta el momento había conocido con Aquel... y se interesó en conocerlo cada vez más, se citaban para conversar y tan bien lo pasaban juntos que dejó el Viento de excursionar. Dedicaba sus paseos a compartir su tiempo junto a aquella inacabada Construcción que lo maravillaba. Admiraba en ella su enorme potencial.

Así poco a poco y tácitamente estuvo decidido, Viento y Construcción deseaban modificar las visitas por algo más permanente. Y fué así como Viento organizó todo, dejó su casa de ladrillos y se mudó junto a su amada Obra en Construcción.

La juventud de aquel Viento no le había permitido descubrir completamente su naturaleza, su amada la sospechaba... y en la juventud de su relación disfrutaba de su brisa, de las caricias que al soplar le proporcionaba, y con su fortaleza contenía sus huracanes. Así poco a poco al transcurrir del tiempo la naturaleza de aquel Viento juvenil se desarrollaba; se acortaban las brisas y se alargaban los huracanes.

La construcción vanamente intentaba añadir ladrillos, mientras Viento convertido en huracán debilitaba sus fuerzas. Lo que podía haber llegado a ser un solitario rascacielo con el tiempo se fue conformando en mantenerse de pie. Finalmente un día decidió cambiar y construirse diferente, planeó ser una Choza Noble, Flexible y Ligera; y... Viento Sereno la acarició.


Elinor

2 comentarios:

  1. El Viento, luego de la caricia de una madre cuando nacemos, es la primera muestra de amor externo al entorno familiar, con su roce tierno en nuestra piel.

    Gracias por tu carta

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  2. Las historias de amor son complejas y simples a la vez. Todas diferentes, todas únicas. Gracias por compartir esta con nosotros Elinor.

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