sábado, 9 de diciembre de 2017

La magia de la Navidad: Época de luces, calidez, acercamiento y alegría.


Hay una parte de mí que nunca creció y es una bendición que haya sido así.  ¡¡¡ Me encanta la navidad!!! Cada célula de mi cuerpo y cada pedacito de mi alma vibran, como si fuera una niña de cinco años, con cada detalle de los muchos que caracterizan la época más linda del año.
Empezando por las luces navideñas, es increíble el “encanto” que causa en mi esta maravillosa fantasía de colores y alegría.  Entro en un estado de “hipnosis feliz” donde NADA más puede distraerme.  Arbolitos, nacimientos, muñecos de nieve, entre muchos otros, siempre están bien cargados de  estos mágicos y pequeños bombillitos. También en calles y centros comerciales,  se disfruta de la creativa  luminosidad  navideña que se integra con la música característica y única de este divino mes del año.  En algunos países y ciudades, podemos disfrutar de  verdaderos espectáculos en  jardines,  avenidas y  hoteles, donde solo con luces y música, se crean escenarios majestuosos, sorprendentes y siempre felices.
Sin embargo, la alegría, la calidez y la cercanía humana que surge en esta época es lo mejor  de la partida. Es aquí cuando  la mayoría de las personas te abren sus casas y corazones,  ofreciéndote con todo el amor lo mejor de sus deseos, compartiendo con mucho cariño lo que tengan en sus casas,  solidarizándose más que nunca con las causas más necesitadas y manteniendo siempre la  mejor sus  sonrisas. Pareciera que el resto del año, estamos muy ocupados en otras cosas, pero en la temporada navideña es cuando nos dedicamos a dar y recibir mucho amor y alegría.
Sin olvidar el maravilloso significado que representa para los creyentes un nuevo nacimiento del Niño Dios; es la renovación de nuestras almas en la más grande de las esperanzas.
En resumen, en esta época del año, de manera  espontánea y “mágica” cambiamos de actitud y  estamos especialmente dispuestos a revivir toda esta alegría, dando y recibiendo mucho amor,  paz y sonrisas.
Sin embargo, algo diferente está ocurriendo para muchos venezolanos este diciembre. Momentos muy difíciles han ensombrecido la alegría y el entusiasmo de este último mes del año. La tristeza y el dolor que algunos sienten representa un obstáculo enorme que no han podido saltar. Otros piensan que no hay navidad porque no hay con que festejar: las dificultades económicas para acceder a hallacas, pan de jamón y regalos, han bloqueado algunos espíritus navideños.
Si bien todas estas costumbres han sido iconos y costumbres de las vivencias de la época, ninguna de ellas hace falta para disfrutar la alegría de las luces,  la música y los adornos navideños, aunque sean los mismos de  años anteriores.  Hacer renacer nuestros mejores deseos y cariño por el amigo, el vecino o el hermano, compartiendo lo poco o mucho que tengamos, sigue siendo  Navidad, aun sin pernil o Ponche Crema. Vivir la bendición del nuevo nacimiento del Niño Dios es nuestra opción eterna.
Entonces, si cada venezolano se propone revivir el verdadero espíritu de esta época, este 2017 también tendremos una bonita navidad.
Un abrazo MUY grande a cada uno y mis mejores deseos para que disfrutes, nuevamente  y a plenitud,  la “Magia de la Navidad”.
Maigualida Boedo Paz

Diciembre 2017

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