viernes, 16 de diciembre de 2022

SOY/Irma Wefer

SOY

 Irma Wefer

Soy ese Adeste Fideles, intenso y apasionado. Ese pastor que hace el camino con la ilusión de la búsqueda y el sosiego del encuentro. Porque todos los caminos nos llevan a casa.

Soy los  recuerdos guardados en los rincones secretos del alma. Las sonrisas de los ausentes. La algarabía al montar un arbolito o las buenas caídas de una patinata. La letra de un aguinaldo. Los manjares de madres y abuelas en su afán y anhelo por hacernos felices. Memorias que son alimento y en estos días se confunden y se impacientan por salir.

Soy el entusiasmo de un saltaperico que disipa las sombras y abriga

alegrías. Pero también soy la nostalgia que evoca el saltaperico consumado.

Soy ese nacimiento que construimos sea con un papel  viejo y arrugado, sea de terciopelo. Donde fluyen los caminos y los ríos se encuentran. Donde la magia es estrella que alumbra. Donde los reyes se hacen humildes y la bondad se hace centro.

Soy la parranda solidaria que no distingue entre  la noche y el día, porque solo sabe de unir voces para llevar regocijos.

Soy la esperanza que nace  hoy y sueña el mañana. Expectativa convertida en confianza plena, dispuesta a vivir en espacios abiertos.

Soy la hallaca, mestiza, diversa. A veces con pimentón, otras con garbanzo o papas. Siempre bien amarradita  para que adentro podamos caber todos.

Soy la sorpresa del regalo, el calor del hogar, la alabanza serena de un villancico y la sobrecogedora fuerza de un abrazo.

Soy  la imperturbable inocencia de un niño que lleno de ternura nos dice que nos ama.

Soy ese Niño lindo pequeñito que vendrá hoy y vendrá siempre. Haciéndonos a todos grandes por la plenitud de su amor.

Soy la Navidad.

Como Juan Ramón Jiménez, solo pido: “Señor del cielo, nace esta vez en mi alma” para que todos días puedan ser Navidad.

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