domingo, 26 de noviembre de 2023

No tengo tiempo pero puedo agradecer

 Agradecer

Hoy, me conecto contigo, hermanito, para agradecerte todo lo bueno que me das. Todos los días, es una sorpresa y la espero con algo de entusiasmo. Siempre logras sorprenderme, a veces, con solo pensar en algo me sucede. Ayer, en clase con mis estudiantes, veíamos un vídeo de un robot y un pollito. El robot estaba programado para rodar aleatoriamente; debajo, tenía un lápiz que dibujaba la ruta. Luego, colocaron un pollito recién nacido que seguía al pequeño instrumento como si fuera la mama. La ruta fue aleatoria y el pollito seguía al robot. El tercer ejercicio fue sacar al pequeño pollo y colocarlo fuera en una jaula, en un borde la caja rectangular donde estuvieron juntos. El pollito piaba, y el pequeño bot dibujó su movimiento aleatorio, pero esta vez, muy cerca del animal. Este experimento no tiene explicación aun, como muchas cosas en la vida. Es física cuántica, es terreno no conocido que impacta seguramente al bienestar, a la salud y otros caminos que recién caminamos.

El agradecimiento humano es una fortaleza y una emoción. Ambas son poderosas para el bienestar y alejar la soledad. Si solo la observación humana, puede cambiar un experimento en la doble rendija, o una máquina, y puede reaccionar y cambiar patrones según acontecimientos pasados, me imagino la cantidad de cosas que nos están pasando que no conocemos, tanto en los eventos que intervienen como en sus resultados. Imaginemos entonces la emoción y la fortaleza y su poder en el acompañamiento a otros. Al final, en lo más pequeño del átomo, somos espacio y somos cuerdas de energía.

Hoy agradezco poder dejarme emocionar con lo que no conozco y con lo que puede significar; con los caminos del saber, con las personas que saben mas y que me pueden ayudar a conocer. Quizá, dentro de unos años, hablemos de emociones cuánticas y fortalezas basadas en cuerdas. No sabemos, pero agradezco hoy en día lo que reconozco y aprendo. Te agradezco a ti, hermanito Jesús.


“No tengo tiempo”

Muchas veces usamos esa expresión y se la decimos a otros. Quería reflexionar sobre eso. Hoy estaba en el barbero cortándome el pelo. Creo que es un hombre sabio. Me contaba de cómo la gente que se entrega a su trabajo y se olvida del resto, no se percata que la salud se cuida, aun cuando la tenemos en abundancia. Es como llegar a tener un ahorro en la vejez. Me decía que le recomendaba a su hijo que hiciera ejercicio, que luego es más difícil remontar. Me contó que le dijo, -Yo soy solo 29 años mayor que tu y tengo mejor salud-. Poderosa reflexión considerando la relación entre ambos.

Cuando decimos que “no tengo tiempo” o “no puedo”, lo decimos o interpretamos  desde dos puntos distintos. Uno, es de quién lo dice, que es como para que nos demos cuenta de que tiene cosas que resolver y que “está ocupado (a)”, pero también, desde el que escucha, donde uno interpreta que el otro dice, “tengo algo más importante que hacer” o “ahora eso no es mi prioridad”. Sabemos que el tiempo no es una cosa, lo que es, es como organizamos las actividades y como las priorizamos. El tiempo es un concepto,! no lo tenemos o lo tenemos!, aunque se pueda medir. Ambas miradas, del que nos ofrece su juicio, suelen ser dolorosas para el que escucha, pues por una parte pretende que los comprendamos y por otra, que nos demos cuenta que algo ha dejado de ser. Concluimos ambos al final, que lo mejor, a veces, es guardar silencio y no excusarse.

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