jueves, 10 de septiembre de 2015

Viaje en tres tiempos

Acá comparto tres de mis viajes con los hombres de mi vida. 


Conociendo Europa re conociendo a papá

Toda la vida soñé con conocer España. Mamá y papá me dieron ese regalo hace unos años. No sabía que mi vida cambiaría tanto en los siguientes años. Así que ahora ese viaje a Europa tiene otras interpretaciones en mi vida. Podría decirse que fue mi despedida de soltera familiar, el soltar la mano de papá y mamá y tomar otras manos para acompañarme la vida.

Fue un viaje físico, pero como suele suceder también lo fue hacia adentro de mi. Fue un viaje de los placeres sencillos: comer, beber, caminar, tomar fotos, pasear, payasear, conocer.

Conocer fue mi verbo favorito de este viaje. Conocer España, de la que tanto había leído, con la que tanto había fantaseado, abrazarla con mis pies. Conocer Roma, C O M E R  en Roma, sorprenderme con la majestuosidad de las ruinas de un imperio. Conocer Barcelona, una de mis ciudades favoritas, amar Barcelona, fotografiar Barcelona, soñar despierta con Barcelona.

Pero sobre todas las cosas re- conocer a papá. Sorprenderme con su sorpresa. Alegrarme con alegría. Tomarlo de la mano y caminar las calles. Enamorarme del amor entre mamá y papá con la Sagrada Familia de fondo. El recuerdo más feliz.

Mérida de miel 

Nunca antes había estado en Mérida y nunca antes ha habido un lugar más íntimo que Mérida. Las montañas del páramo, su frío, el sabor de la comida andina, las callecitas de pueblo, la posada tranquila. Así enmarcamos el inicio de una nueva vida. El proyecto más importante: construir una familia.

Mérida llenó mis lunas de miel. La recorrimos tomados las manos. Nos abrazamos entre sus calles, nos contamos confidencias, éramos dos en un solo amor.

Fue un viaje de comienzos. Iniciamos un camino de dos vidas que se unen. Fue un viaje para comenzar a escribir una historia juntos.

El viaje hacia mi

El 19 de junio de 2013, cuando iba a cepillarme los dientes, rompí fuentes. Dejé el cepillo a un lado, caminé a la cocina y le dije a mi esposo: hoy no puedes hacer nada de lo que tenías planeado.


Agarramos un par de maletines y emprendimos el mejor de nuestros viajes. Un viaje del cual no conocía el destino. No imaginaba lo que estaba por venir. 

Abordé un avión hacia mi interior. Ese día nacimos dos personas.

Nayari Rossi Romero.- 

1 comentario:

  1. Qué delicia de texto Nayari. Viajaste tú y viajamos nosotros a tu lado. Estuvimos un poquito contigo en cada uno de esos lugares, que a la vez son únicos y sagrados para ti, igual que para cada uno de nosotros, con nuestros propios viajes. Gracias por compartirlo.

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