miércoles, 29 de junio de 2016


AHORA ES CUANDO HAY TRABAJO

Visité a mi vecina Ofelia recientemente y me comentaba con orgullo, que su hija publicista desde hace 15 años, había sido invitada por el instituto en donde estudió para que fuese oradora de orden en un acto de graduación. Minutos después llegó Ofelita - la hija oradora- y volvimos a tocar el tema. Pero no la percibí muy feliz, todo lo contrario, me pareció molesta. Nos decía que la rectora le pedía que en sus palabras comentara sobre su experiencia profesional  y les llevara a los muchachos un mensaje de optimismo.
¿Pero qué mensaje de optimismo puedo dar en un país destruido? se preguntaba. En estos momento que estoy a punto de cerrar mi agencia porque no tengo ya ni clientes ¿mo los puedo estimular? Miren, este país se acabó y pasaran generaciones para que se pueda recuperar, algo que no verán nuestros hijos ni nuestros nietos- concluía apocalípticamente.

De regreso a casa reflexionaba sobre los comentarios de Ofelia. La verdad que razones para sentirse deprimido sobran, pero aún así, no debemos asumir una actitud tan derrotista y el discurso a los nuevos graduados por supuesto que tiene que ser de optimismo y esperanza. No porque sea fácil pronunciarlo, pero es cuando más lo necesitan. No se trata de engañarlos, ellos están claros de la situación grave que atraviesa el país, la están sufriendo en carne propia. Se me ocurrió entonces que una salida para cumplir con la solicitud de la rectora pudiera ser que ella misma le redactara el discurso a Ofelia para que lo pronunciará en su nombre  y que dijera algo como:

Apreciados jóvenes:
En muchas partes del mundo, un egresado universitario es invitado a que se incorpore de inmediato a las fuerzas de trabajo productivo. Cuando culminé mis estudios en este instituto, numerosas puertas se me abrieron para desarrollar mi carrera. Debo decirles responsablemente el día de hoy, que los tiempos han cambiado, que éste no es su caso, están consiguiendo un país con muchas dificultades.
Algunos de ustedes posiblemente emigrarán buscando oportunidades y condiciones que en su propio país no consiguen, solo pedimos a Dios que los acompañe y que regresen sanos y más sabios. Pero la grandeza de Dios es tal que todavía le queda reserva para darle protección a los que se quedan, quienes enfrentarán diferentes obstáculos y necesitarán de mucha fe para superarlos. En el camino podrán sentir  decepción, tristeza, rabia, impotencia y cansancio. Pero no es momento de quejas ni críticas, éstas no aportan nada a la solución. Es la hora de identificar sus mejores fortalezas y ponerlas al servicio de la reconstrucción de un país. Nunca la ignorancia y la maldad podrán sobreponerse a la sabiduría y la bondad. Ustedes tienen el conocimiento, la creatividad y la vitalidad, basta agregarle fe, perseverancia y coraje para salir airosos. Nadie ha dicho que será fácil, habrá que arrancar desde cero, comenzando por resembrar principios y valores, que fueron los primeros cultivos en ser arrasados.
No se lamenten de sus circunstancias ni despotriquen de sus mayores por haberse dejado engañar por un timador astuto. Perdónenlos por haber fallado en la defensa de lo que teníamos, porque algunos entregaron sus vidas y muchos otros continúan luchando. Aborden la tarea de reconstrucción con entusiasmo, sientan con orgullo la responsabilidad que la historia les ha colocado sobre sus hombros, de luchar por principios tan nobles como la libertad, la justicia  y la democracia, y comprométanse a entregarles una mejor Venezuela a sus hijos.

Nunca unos egresados habían conseguido tanto trabajo por delante como les ha tocado a ustedes. El país no está acabado, se está "reseteando" y el tiempo que tomará dependerá del aporte de cada uno de nosotros. Remonten esa empinada cuesta con fortaleza para que puedan deslizarse después por las bajadas de la prosperidad. Que Dios los acompañe.
¡Ahora es cuando hay trabajo!

LIONEL ALVAREZ IBARRA
JUNIO 2016

3 comentarios:

  1. Lionel, ¡excelente manifiesto!...me tengo que resetear para iniciar un nuevo camino...

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  2. Me encantó! Especialmente el último párrafo, para leer y releer... Muy optimista!

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  3. Gracias, Lionel por tus textos cargados de esperanza y optimismo!

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