domingo, 30 de octubre de 2022

ME ESCRIBO A MI

 

ME ESCRIBO A MI

 

Veloces retroceden las manillas del tiempo

Ve a colgarte en tu cordón umbilical

Une tu frágil latido,

al latido materno ya muerto

 

Succiona la sabia de vida,

que te alimentó al minuto exacto

Hostia calzando tus células,

tu línea de embrión divino

 

Mi madre amuebló sus entrañas,

me cobijó en su diminuto paraíso

Donde mis sentidos plácidos

succionaron parte de su cuerpo

 

Acostada en el milagro de la vida

Crecí a la luz de sus entrañas

Con el epoxi acero de su genética,

equipando mi alma de azules diamantes

 

 

Un día amanecí,

sin mi cordón umbilical

Mi vientre materno,

me había vaciado

Puso kilómetros,

entre su calor y mi frío

Entonces odié el amor,

morí de amor

El surco de su ternura,

cavó una fosa de losa fría,

entre mi cuerpo y su distancia

Divagué azul, sin oxígeno

Ahogada en mi propia lluvia

 

Sin tutela, ni aviso,

se ensanchó mi pulmón existencial

El dolor del amor podó la yedra

La carne viva de la herida,

se hizo costra,

cicatriz dorada y esbelta

Me hice niña vieja

de juguetes efímeros

y muñecas muertas

El recuerdo encerró mi niñez

en su caja fuerte de mil llaves

 

El torbellino de mi adolescencia

Se batió efervescente

En la plenitud de la algarabía

Los vestigios del dolor

Apenas reverdecían

Mi rebeldía había atropellado

Las sombras del dolor y la queja

Mis caminos se hincharon de flores

Mi pacto con la alegría

Me hizo luminosa

Mi juventud me inflamó de sueños

Descalcé mis pies, empuñé mis libros

y me batí en retos para abrazarlos

 

Gracias a mi niñez,

de campos minados

Había surtido mi alma,

de abundante generosidad

Gracias al dolor sin quiebre,

Había templado el acero de mi alma

Mi maestría en el dolor

me dio precocidad del buen vivir

Me hizo a tiempo y a destiempo

Sabia y vieja,

naciendo a la vida cada vez

 

He trotado caminos del mundo

Dejando huellas y aliento

Sembrando sueños

Cosechando oro y cenizas

como argumento

 

Un día, me iré abrazando a la vida

y a la muerte por igual

Un día, sabias las dos

se acostarán en mis costados

felices de haberme amado…

 

Gudelia Cavero Hurtado

No hay comentarios:

Publicar un comentario