Autor:
JesucitaPeters S.
Fecha:
26 de febrero 2024.
Carta
a la casa de mi infancia
Que
de recuerdos de esa casa de la infancia, donde no hubo figura paterna, por
cuanto mi mamá enviudo muy joven y se
dedicó a criar dos hijos únicos mí hermano mayor de nombre Alfredo( ya
fallecido) y mi persona.
Mi
recuerdo me lleva a esa casa donde comienza mi historia y veo a una madre
abnegada que hizo de papá y mamá de una manera ejemplar. La negrita como yo le
llamaba la recuerdo dulce, amorosa, pulcra, ahorradora, inteligente, con una visión de futuro que se
alejaba grandemente de sus contemporáneos, etc.; pero con mano dura y chancleta
en mano para corregirnos en lo que ella consideraba no estaba correcto y se
alejara de sus principios y valores.
Recuerdo
nuestro hogar y nuestra infancia llena de amor y a dos hermanos jugando y peleando por casi todo,
cuando no estaba mamá presente. A mi
memoria llega el principal motivo de
nuestras peleas cotidianas, las cuáles se generaban por acuerdos previos que mi
hermano no respetaba. En mi casa había un televisor, una radio y una poltrona
que se ubicaba cerca del televisor, el acuerdo era: que el que pidiera la TV,
la radio y la poltrona la usaba sin restriccionesy a voluntad por todo ese día,
es decir, después que llegáramos del colegio y ya hubiésemos hechonuestras
tareas. Este acuerdo se respetó, hasta que mi hermano vio que la que disfrutaba
más de este acuerdo era yo, ya que siempre me despertaba antes que él ypedía
los tres elementos, hasta que un buen día después de que yo, ya había hecho mi solicitud, el decidió que no había escuchado y cuando él se levantaba
lo pedía ignorando mi solicitud previa, de allí en adelante pelea segura. Mi
hermano mayor era tan perezoso para despertar en las mañanas que hubo veces que
el transporte escolar lo dejó, cuando yo o mamá no lo llamábamos.
Recuerdo
que yo tuve que aprender todos los juegos que supuestamente solo lo jugaban los
varones, entre los cuales me volví una
experta con las metras, el garrufio, jacks, volar papagayo, perinola, piedra
papel y tijeras, entre muchos otros. La verdad fueron momentos felices entre
peleas y competencias entre mi hermano y yo.
Mi
madre era amante de las plantas , recuerdo el olor de la flor de una planta
llamada Uña de Danta que impregnaba toda la casa con su perfume y aún hoy donde
encuentro ese olor me traslada a la casa de mi infancia, otro olor que nunca
olvido es el olor a torta que mamá acostumbraba hacer los sábados por la noche
y como de costumbre mi hermano y yo lambuceando la batidora ,la paleta, es
decir, todos los instrumentos de cocina en donde había quedado mezcla de la
torta le pasábamos el dedo y hasta las lambiamos y mi mamá regañándonos para
que no lo hiciéramos, al día siguiente domingo desayunábamos con torta y leche,
eso era lo máximo.
Nunca
se me olvidará lo buena cocinera que era mi mamá, por cierto ella tenía un
compadre que la llamaba para el mes de Julio para avisarle si estaba dispuesta
para hacer las cachapas, ya que él se encargaba de llevarle bolsas de jojotos para
hacer las cachapas de hoja y además molía
el maízen esas máquinas manuales que se usaban antes y que cansaban
bastante y mamá se encargaba de sazonar la mezcla para luego ponerla en las
hojas del jojotocon un habilidad increíble. Así nos deleitábamos con las
cachapas que una vez hechas, al día siguiente mamá las ponía en un budare a
calentar y que se le hiciera una conchita dorada y luego la impregnaba de mantequilla y le
ponía no queso blanco, sino queso gouda amarillo, para nosotros era manjar de
Dioses.
Mi
casa siempre estaba abierta y mi mamá era muy hospitalaria y cultivaba muchos
amigos. No importaba que día de la
semana fuera ya que seguro habría dulce en almíbar, esto era un ritual en mi
casa de la infancia para ofrecerle a las visitas. La negrita era experta en hacer dulces en almíbar de:
naranjas, toronjas, lechosas, limones, duraznos, ciruelas
y muchos otros. El dulce que más me gustaba a mí, era el de lechosa, coco y
piña todo estos ingredientes rayados y hechos con papelón, que delicioso.
En
casa celebrando las navidades, la negrita fue siempre muy amiguera y servicial
lo que hacía que las navidades para nosotros fuera motivo de festejo y reunión
entre amigos que ya eran como familia y en dónde se reunían hacer las hallacas
en nuestra casa y que buscando la sazón de mi mamá, pero esto siempre fue
motivo de alegría en mi hogar.
Viendo
mis recuerdos, me doy cuenta que las celebraciones y las comidas siempre iban de la mano. Hoy entiendo porque
me dicen que cocino sabroso, creo que lo herede de la negrita, mi mamá.
La
asociación de la alegría y la comida estánpresentes siempreen mi vida, me doy
cuenta de donde viene. Actualmente vivo haciéndole comiditas ricas a mis nietos
para cuando yo ya no este, se acuerden de mi a través de los olores y sabores
de las comidas, actualmente ya Liam uno de mis nietos de 3 años me pregunta Abu
cuando haces empanadas, aunque yo considero que no soy experta haciéndolas.
Otro
recuerdo que se me viene a la mente porque nos hacía muy felices a mi hermano y
a mí, mamá acostumbraba hacernos sorpresas con las comidas, nunca se me olvidará
el que teníamos un comedor de niños en donde nos sentábamos a comer y donde
mamá por ejemplo nos servía una
montañita de puré de papas y al verlo nos poníamos tristes porque era papa sola
y comentábamos entre mi hermano y yo, así comenzábamos a derrumbar el puré de
papas para ver que escondía, a veces tenía la carne dentro, o tajadas, o lo que
a mamá se le ocurriera, esto era motivo de una gran alegría para nosotros y
mamá reía mucho al ver nuestras caras
tristes.
Hoy
me doy cuenta de que fácil es complacernos cuando somos niños, recuerdo que
mamá nos llevó a un parque y vendían pollitos y nos antojamos de pollitos y
mamá nos compró un pollito para cada
uno, lo llevamos a casa y mi hermano era muy tosco y acaricio tanto al
pollito que el mismo no sobrevivió a las caricias, sin embargo, mi pollito se
convirtió en gallina y hubo que hacerle una jaula y se llamaba Sancochito ya
estaba tan grande que un buen día, mamá decidió regalarla a unos amigos, esa
fue mi primera experiencia de perdida de algo que yo quería, aunque podíamos
visitarla no era lo mismo.
Hoy
recuerdo el olor de la pintura del mes
de noviembre que se hacía para poder montar el arbolito y el nacimiento, los
ruidos de alegría por los regalos y estrenos del 24 y el 31 de Diciembre para
recibir el año nuevo.
Recuerdo
los ladridos de Minina, Chispita, Picolino, Bambi a lo largo de mi infancia,estos
fueron los perros que nos acompañaron en nuestras travesuras mientras
crecíamos.
Hoy
veo que la presencia de la negrita pincelo de gratos colores, olores y tanto
amor ese hogar en donde crecían sus polluelos, hasta llevarnos a la universidad
y ver como ahuecamos las alas para formar nuestros propios hogares, con
nuestras propias normas, valores y principios que emanan de todo lo que ella
nos pudo brindar.
Agradecida
mi negrita amada por darnos ese cálido hogar que nos brindaste, un abrazo
seguro en todo momento y circunstancia, una palabra de aliento, un regaño
oportuno para corregir el camino y sobre todo esa inteligencia que te impregnaba en todo lo que hacías, hoy
quizás te admiro más que antes,
probablemente porque hago consciente tu esmero y dedicación.
Estas
son algunas de las anécdotas que pude recordar y que marcaron mi historia de
vida.
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