jueves, 24 de noviembre de 2016

El principe y el espejo

CUENTO
El príncipe y el espejo
Hace mucho tiempo, un joven príncipe habría de convertirse en rey. El día de la coronación se apareció un brujo en la sala y le dijo: 
-“Vengo a cumplir un maleficio. A la muerte de tu padre, vendría a ocupar su puesto y convertiría a su hijo en un objeto, o en una cosa. Sin embargo, en un acto de benevolencia dejaré que tú escojas cual cosa quieres ser”
El Príncipe, que era conocido por su audacia y su astucia, no se imaginaba como su padre se iba a morir sin haberle contado tal secreto, por lo que pensó que era una patraña meditada y con alevosía. Debía pensar rápido pues la cara del brujo se iba arrugando, tras la corta espera.
-“Sabio mago, le dijo el príncipe, me has tomado por sorpresa, y estoy confundido, no me puedo imaginar siendo una cosa. Acudo a tu “noble inteligencia” para que me conviertas en un reloj de arena mientras pienso durante cinco minutos, y al término, deberé saber tu respuesta”
Al brujo le pareció sensata la petición del joven príncipe y lo convirtió en un reloj de arena. Así supo si era verdad el hechizo, si se podía pensar mientras fuera un reloj de arena y que se sentía siendo un objeto. Al término del tiempo, el príncipe regresó a su normalidad. En su estado normal, él sabía que ciertamente mantenía su inteligencia, su visión y podía tener poder sobre el objeto en el cual hubiere sido transformado.
-“¿Qué cosa quieres ser, al fin?”, dijo en tono severo el brujo.
–“Quiero ser tu espejo y acompañarte a todas partes.”, contestó el príncipe.
–“Acepto, contestó el hechicero. El brujo lanzó un nuevo maleficio y el príncipe se convirtió en su espejo. A todas partes que iban, lo acompañaba. Al dormir, al comer, al asearse, al hacer maleficios, en todas partes estaba su espejo.
Al poco tiempo, ya sin paz, cansado de ver tanta maldad, su propia maldad, decidió conjurar el reverso y  dijo:
“-Conviértete en príncipe”, le gritó al espejo, y de inmediato, el brujo viéndose a sí mismo en su reflejo, hubo de ver como se convertía en príncipe, y desaparecía. Solo quedó el príncipe y su reflejo.
Ese día desapareció el maleficio junto con el brujo, y el príncipe se hizo Rey. Casi siempre, acude al espejo y conversa consigo mismo, como quién conversa con un amigo verdadero, lo que lo hizo ser el mejor Rey de toda la historia.

Hoy en día, los habitantes del pueblo creen que existe un espejo mágico en el castillo y acuden de visita a verlo. Frente a él, piensan en sus más profundos deseos.

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