MENSAJEDIGITALAL Sr. EDIFICIO GUARANÍ 1-1
Llevaba a la Oficina de
Correos del Clot – San Martin Barcelona 18018 en España, una carta escrita e
impresa en papel, en un sobre cerrado, dirigido a Sr. Edificio Guaraní. Piso 1.
Apto. 1-1. 3ra Avda. de Santa Eduvigis con Avda. Rómulo Gallegos – Dtto. Sucre
Zona Metropolitana Caracas -Venezuela. Código Postal 1071.
Le pedí al dependiente que
fuese un correo expreso y directo al destinatario.
El dependiente al leer el
sobre me preguntó - Es muy curioso, tengo 22 años en correo y es la primera vez
que veo que un destinatario se llame “Edificio”.
Entonces le dije -Bueno, lo
que ocurre es que quiero enviarle una carta a la casa de mi niñez y como no
conozco a la persona que hoy la habita, la dirijo de esta manera.
-
¡Que ocurrente es
usted! Y se río, buscando con la mirada a sus compañeros y les dijo – ¡Aquí hoy
ha venido un soñador!… que quiere enviarle una carta a un edificio! ¿Os
imagináis la cara del casero, cuando el cartero que entregará la carta anuncie,
a quien la reciba – Correo expreso para el Sr. ¡Edificio Guaraní!?….
…Y
todos se rieron a carcajada batiente.
Se encontraba entre las otras
personas en espera para enviar sus correos, un joven de unos treinta años quien
empatizó conmigo e intervino.
-
Señor, la
evolución del correo es impresionante. La era digital nos facilita la
digitalización de las comunicaciones, la hace instantánea a través de un
ordenador o smartphone. En su caso yo, la lanzaría de forma electrónica a la
nube. Existen espacios digitales colaborativos, a través de los cuales la carta
al señor edifico, puede ser leída por miles de personas. Seguramente hasta
encontrará a otras personas que empatizarían con su mensaje o le
criticarían…hay de todo en las redes.
Sus palabras me
reconfortaron, animándome a encontrar una opción para escribirle un mensaje de
remembranzas y agradecimiento a los espacios en los que viví mis primeros años
infantiles.Entonces, le respondí al joven.
-
Oye, ¡muchas
gracias! Al escucharte, me has regalado un nuevo alcance para hacer llegar mi
mensaje a la casa de mi infancia, en donde ocurrieron momentos que hasta hoy
permanecen entre mis preciados recuerdos.
Tomé el sobre, me despedí del
gestor de correos amablemente para salir de allí a mi casa y, aprovechando las
posibilidades que me ofrece ser parte del Club de Escribidores Creativos de la
Sociedad Venezolana de Psicología Positiva, en la que disfrutamos de un blog
estupendo, envío el mensaje para que transite libre en la red.
___________ MENSAJE AL GUARANÍ DE MI INFANCIA. ___________
¡Hola Guaraní!
No se si sabes que regreso
hasta ti con cierta frecuencia, allí donde estás desde principios de los años
sesenta del siglo XX. Como te digo, en ocasiones me tomo de la mano de mis
recuerdos y llego a tu portal amplio revestido de piedras naturales con tu nombre
en hierro forjado. Quiero con mis ojos, tocar tu timbre y volver a verte como
eras entonces.
Vamos por parte…
Tu Suelo:Eran los comienzos de los años sesenta, llegué en
brazos (no lo recuerdo) y tu suelo de granito, fue pronto mi seguridad en las que
mis manos y rodillas se deslizaban para ir de un lado a otro para conocer cada
rincón y espacio familiar compartido. Es verdad, no recuerdo haberlo hecho,
pero, mis padres orgullosos de mis progresos capturaron imágenes de mis andares
a gatas.
Mi habitación:Allí en tus espacios, se develó una de mis primeras
imágenes con las que mi memoria me hizo consciente de mi capacidad de
autoobservación. Es aquel fenómeno de aprender a ser como una cámara
cinematográfica. Allí me reconozco tumbado en mi cama en la habitación
adicional a la principal, en las penumbras del descanso nocturno, en la que un
cuadro del pasillo entre mi habitación y las de mis padres, se transformaba
desde un paisaje portuario en las fauces de un monstruo que me daba un susto
cada noche por un largo tiempo y me desveló en muchas ocasiones…es aquella
imagen la que me hizo experimentar mi primer miedo consciente.
En aquellas ocasiones logré
la dulce empatía de papá…entre la sensación de intimidación imaginaria, mi voz
trémula llamaba – Papá…no puedo dormir, aquí veo un monstruo que me quiere
comer…y Papá venía, me escuchaba y sobándome la cabeza me decía – No es nada
hijo, no veas para allá…cierra tus ojos que el Ángel de la Guarda está aquí al
lado tuyo, toda la noche…
Mi hermana Elisa:Allí también está Elisa, mi primera compañera de la
vida, mi hermana mayor. Es la hermana con la espontáneamente decidimos decirnos
como nombre “hermano”…”hermana” y así fue como ese nombre encajó perfectamente
y si alguien nos preguntaba por el nombre nuestro <<¿Cómo se llama tu
hermana? Y respondía “hermana”… “hermano”. Diez años mas tarde, cuando vino
otra hermana…mi mamá estando en la mesa de comedor me dijo
-
Ve a darle una
vuelta a tu hermana
Entonces, miré a mi madre
extrañado, pues mi hermana estaba sentada justo a mi lado, haciendo la tarea…y
mi madre me insistió
-
Pero hijo…te he
dicho que le des una vuelta a tu hermana.
Ante tal insistencia, me puse
en pie y lentamente caminé alrededor de mi hermana…y mi madre se echó a reír y
me dijo…
-
Hijo mira, lo que
te estoy diciendo es que vayas y veas a tu hermanita recién nacida, que está en
mi habitación.
A partir de allí decidimos
que nos llamaríamos por nuestros nombres, que en mi caso como sabes, desde que
nací los amigos de mis padres, me bautizaron como el “Musiú” y a ella la empecé
a llamar por su nombre “Elisa”.Con mi hermana andaba siempre, jugábamos,
inventábamos, nos bañábamos, comíamos, hacíamos tareas, al parque juntos, muy
juntos.
La vista al Ávila:Mientras te digo esto, también en ocasiones, de los
infinitos días primaverales de la ciudad, desde la ventana de nuestra
habitación, se imprime en mi visita las veces que los hermanos, parados juntos
por la ventana de nuestra habitación, yo impulsado con la punta de mis pies con
los manos sobre el marco de aquella ventana, nos quedábamos gozando de nuestra
montaña verde y gigante. El Ávila majestuoso, en la que veíamos entre su
follaje, una especie de cola de cabello, entre gris y blanco a lo lejos…esas
cascadas naturales que parecían estáticas en la distancia y que luego logramos
verlas fluir con sus sonoros andares cuesta abajo.
Ser grandes en la
habitación de los papás.. la importancia de un Santo en el momento de un
pinchazo …Una caja de herramientas para curar la inflamación del colón…Juegos,
fiestas y ratos entre amigos grandes o chicos :También entre las fantasías y los deseos de ser como
la gente grande, explorábamos los gabinetes de los escaparates en la habitación
de nuestros padres y por ello la mejor forma de ser unos señores, era calzarnos
los zapatos de nuestros padres, ponernos la colonia de papá o de mamá para oler
y sentirnos ser grandes…arrastrando los pies. Ahora se acaba de iluminar una
sonrisa en mí rostro.
Allí también había un
crucifijo sobre la cama de nuestros padres, y en una ocasión de enfermedad,
debían ponerme una inyección…Para alcanzar a superar el dolor del pinchazo dije
– por favor pásenme un santo. Mi mamá trajo uno diminuto; San Antonio, de su
mesa de noche…el cual sigue hasta hoy en mi mesa de noche.
No te lo puedes creer, en esa
habitación, después de un almuerzo, se reunían sobre la cama. Mi mamá y las
tías. La médico, las hermanas de mamá, tías Bebé y Clemente junto a una hermana
adquirida de mi madre, mi tía Lourdes Vecchionne. Es una excelente doctora, es
como un José Gregorio Hernández para nosotros. Entre sus más poderosos
tratamientos, había uno sorprendente. Ella comía como lo hacen los
italianos….muchooo y después mientras se acomodaba en el colchón decía “Tengo
muchos gases. -Musiú, trae la caja de herramientas de tu papá”. Yo corría a
buscarla y ella me decía - Pónmela sobre la barriga. Entonces me decía…. – Con
esto en un ratito se me que quitará la inflamación. Hice la prueba… Pruébenlo,
porque yo también lo hice y ¡funcionaaaa!!.
…Llega de pronto nuestra
inventiva entre tus espacios interiores, junto amis mejores compinches para
hacer el juego denuestros teatros infantiles, cuyo escenario era la antesala
que desde el recibo nos facilitaba un arco que nos llevaba a las habitaciones,
pero que, para nuestra puesta en escena, sirviera de burladero como las de una
plaza de toros, en la que junto a mis primos Pascual y Andrés éramos los
maestros de la fiesta brava. Era la recreación del disfrute de un encuentro
entre amigos grandes y chicos quienes con frecuencia nos igualaba con nuestros
padres y tíos al mismo nivel. Éramos amigos todos cuando asistíamos al Nuevo
Circo de Caracas. La fiesta Brava era una experiencia de libertad, la confianza
distinguía nuestros vínculos, sin exigencias, desprovistos de cualquier mal
genio adulto.Desde mis 6 años asistíamos al Nuevo Circo de Caracas para ver
torear a grandes toreros de entonces: César Girón, El Cordobés, Luis Miguel
Dominguín y otros tantos.
En aquella plaza diminuta,
fantástica y con solo una toalla grande que, hacía de capote, unos palos de
gancho de ropa que hacían de banderillas, una espada plástica de pirata que
lucía como el “estoque” mortal, nos develaba como los “maestros”de la fiesta
brava: hacíamos juntos y alternando cada “bestia”; de toreros, público,
corneta, banda de pasodoble, picadores, banderilleros, peones y unos verdaderos
valientes ante toros imaginarios que siempre sabíamos torear.
Entonces, hoy aprecio que, en
esos ratos, la libertad, la camaradería, la alegría compensaban otros vínculos
opuestos más rígidos, frente a otros Minotauros que de pronto encontré también
entre esas, tus estancias.
Amores que alimentan,
consienten y desafían los gustos:Camino
al salir del pasillo de las habitaciones hacia la cocina, miro en la pared de
la derecha al teléfono negro de dial rotatorio…¡está repicando! …¿Lo atiendo?
Si lo agarra mi mamá, se va a recalentar seguramente…mínimo hora y media
¡dándole a la lengua!...recuerdo nuestro número en el centro del dial rotatorio
34-20-05.
Ya en la cocina me estoy
viendo como el consentido de mi mamá, sentado en mi banquito blanco de cintas
elásticas, con mis piernas estiradas, posadas sobre las piernas de mi madre,
una mujer bellísima y elegante que le encanta y que cada día allí me decía –
Ven mi vida, pon tus piecitos aquí, donde a ti te gusta. Una arepita es el pan
diario desde aquellos días..¡Que divinidad!
Yo recuerdo que allí los
almuerzos, que eran en el comedor principal, más eran las veces que no quería
comer cosas tan horribles, como una lengua…si una lengua con papilas y de una
vaca ¡Ascoooo perro! Y otras especies culinarias mondongueras y menjurjes feos
a mi vista…y entonces la bella mujer de quien te he hablado, se convertía en
bruja y me decía….-No te pararás de allí hasta que te lo comas todo!...que
incongruente puede ser la belleza, pues entre hígados, lenguas y otros peces
feos, hasta la mujer amada puedeembrujarse.
Así pues que hacíamos pulso
para ver quien triunfaba…yo con obstinada paciencia, cual pedestal, me quedaba
tranquilito…mira pa´rriba… pa´llapa´ca, pa´un lao y pa´otro y la bruja se
iba…entonces yo que, tenía un vaso de plástico no transparente de color
verde…rápidito, lo llenaba de la comida, me levantaba y sigilosamente rápido,
me metía entre el horno y la nevera, la que tenía un cobertor en el que
guardaba su motor, para lanzar por ese hueco los deshechos espantosos y quedaba
extraordinariamente bien, al lograr mi imagen de obediencia impecable, junto
con las evidencias de haber sido aquel queno dejaba nada en el plato…Hasta que
un día a la mujer bellísima le llegó un olor putrefacto y le dijo a Teresa,
nuestra amada nana -Aquí como que hay un
ratón muerto, detrás de la nevera…entonces aprendí una verdad inexorable “La
mentira tiene patas cortas”. De todas formas, la mujer más hermosa y bella del
planeta y yo seguimos enamorados.
Esto de no comerme lo
horroroso, requirió un cambio de estratagema. Fue como entonces, otro día de
resistencia. Decidí esconder el plato “guácatela” dentro del closet de las
toallas para el baño…No preví entonces, que llegaría, mi vecino el tío Andrés,
hermano de la bella mujer quien vivía en la puerta 1-2 tuyo, Guaraní…Vino el
joven tío quien decía -Me voy a bañar…y pasó directo a la habitación…corrí
desesperado y me planté ante la puerta del closet, convirtiendo mis brazos en
una valla que impidiera la apertura de la cueva en la que había colocado el
plato “guácatela”. Entonces sorprendido, el tío dijo -Pero…¿qué te pasa
muchacho?, respondiéndole nervioso -No lo abras, por favor…!no lo abras!. El
tío deslizó la puerta del closet, encontrando el cuerpo del delito de mi
estratagema fallida y dijo – ¡Muchaho `el Carajo…!!! Que vaina más buenaaaa.
Cogió el plato y no pasó nada…!Ufff! Que pana, mi padrino.
Hablemos de nuestros
vecinos:A propósito de este
personaje, sabes bien que en ese apartamento contiguo vivían los tres hermanos
solteros de mamá, la bella dama de mi corazón. El tío Andrés mi padrino, la tía
Clement, la morena y pava más guapa de la tierra, quien cada vez que me
abrazaba, provocaba derretirme entre sus brazos, sus caricias en la espalda,
cuando me daba los episodios asmáticos, tenían el poder curativo contra la
disnea. Cuanto amo a la tía Clement que hoy, vive en el cielo. De gratos recuerdos
a su vez, también vivía una niña grande, bien catira, de ojos azules…Ella un
ángel que convivió con nosotros; la tía Chiquinquirá, llamada cariñosamente la
tía Kika. Ella era especial, ya adulta seguía jugando con muñecas y escribía
con una caligrafía infantil o de los mas viejitos. Eso sí, con una fuerza
física como la de un Sansón, para mover los objetos más pesados de una casa.
Prefería comer escondida…al lado de la batea, porque le encantaba prepararse un
bollo de pan francés que sumergía entero en un vaso grande de café con leche.
Siempre nos decía cariñosamente -Mira negrito…sacaba de su sostén una carterita
para contarte cuantos billetes de diez tenía reunidos, junto a lochas, medios o
reales, para comprarse otra muñeca. Sabes Guaraní, todos la amamos mucho, y
ella me concedió el privilegio de asearla, cambiarla, abrazarla y besarla, la
noche previa, a su amanecer y el reencuentro con los abuelos en el Cielo.
Hablemos de los asiduos y muy
generosos tía Bebé y tío Taíto: Estos tíos son los coprotagonistas de la
hermandad entre primos. La tía Bebé, la hermana mayor de mamá y su esposo, en
guaraní eran la visita infaltable de los domingos familiares. Allí disfrutamos
infinitamente una convivencia sana para inventar, jugar, reír, pelear, mediar,
comer, saltar a través de incontables días gozosos, repletos de salud que hizo
con todo lo que pasó entre tus espacios, Guaraní, se quedaron dentro de
nosotros.
Mis queridos: Teresa,
Segundo y Fidelina:En la cocina
también conocí a un ángel que vivió con nosotros hasta que se mudó al cielo.
Teresa, era nuestra nana, quien llegó gracias al Señor Segundo, el chofer del
autobús nro. 3 del Colegio Claret, donde inicié mi vida estudiantil. Segundo, a
quien primero buscaba, cuando hacia el recorrido era a mí y, por tanto, era yo
el que debía de levantarme sin dilaciones. Esto fue siempre un desafío, por
eso, vestirme fue un spring matutino diario, era todo un reto levantarme
dormidoy ponerme medias disparejas y olvidar útiles cotidianamente…Me encantaba
soñar dormido o despierto…y sabes Guaraní, lo sigo haciendo.
Mi amigo Segundo nos
trajoa Teresa:Volviendo a
Segundo, entre él y yo surgió una amistad maravillosa y por ello un día mi mamá
conversó con Segundo y así llegó Teresa a nuestra casa…Teresa se quedó con nosotros,
sabes que conmigo fuiste cariño y consentimiento. Hablabas de que veías a la
Virgen en nuestra cocina y cuando veías el remolino en mi cabeza, le decías a
mis papás -Este niño va a ser Papa. Con los años hemos constatado la verdad de
lo de ser Papa, pero con acento en la última á.
Otro día encontré en la zona
de lavandería una señora joven, grande y corpulenta, propios de las gentes de
la tierra del quitiplas…de un lugar en donde el áfrica danza entre el sonido
onomatopéyico …Curiepequiti..plas…quiti..plas…quitiplas. La negra Fidelina
siempre buenamoza, nadie como tú para hacer un arte al lavar y mejor aún,
planchar. Negra que llegaste joven y te quedaste en nuestros corazones y eres
otra abuela consentidora que la vida nos regaló. Tu excelencia, luego, me hizo
un “tiquismique”(*fastidioso) con el planchado de mis camisas…
El Salón de la TV – El
Nacimiento y el arbolito de navidad: Al otro extremo de la cocina estaba el televisor blanco y negro. Una caja de metal, cuyos botones de
encendido/apagado y rueda de cambio de canales, al encenderse, trasmite una
señal que parecía un juego de ludo con un círculo diminuto en el centro, desde
el que unían a cuatro triángulos en forma de cruz, hasta que las estaciones de
televisión iniciaran su programación. Este era uno de los más deseados espacios
de las mañanas de los sábados y domingos y, entre semana, después de las cuatro
de la tarde donde disfruté desde el indio Nescao, pasando por las comiquitas de
Popeye, Don Gato, El Corre Camino, Disney y todos sus amigos, el Conejo de la
Suerte, Piolín, Los Picapiedra, Los Supersónicos, El Zorro, Mi marciano
favorito…¡ahhh! El investigador submarino, el Dr. Kilder, Perdidos en el
Espacio, flipper y uno del Nro. 1 de la TV de Venezuela “El Show de Renny” y “Renny
Presenta”.
La televisión es una gran
atracción de entonces y ahora, y por allí también llegué a ver las noticias,
destacándose aquel narrador tan serio del conocido Observador Creole, entre
cuyas noticias que más me impresionaron fueron, el asesinato de un presidente
norteamericano, al que dispararon durante un recorrido en su fabuloso automóvil
descapotado que me conmovió mucho. Allí en ese mismo espacio de recreación de
la TV, otro día, amanecimos en casa, escuchando unos disparos en la calle, que
papá dijo eran unos revolucionarios en contra del gobierno de libertades y
democracia de la que gozaba nuestro país, quienes, al enfrentarse con los
guardias de nuestra vida apacible, cruzaron balas, una de las cuales estalló en
la ventana más próxima a la tv, cuya bala quedó, para nuestra fortuna, en una
de tus nobles paredes…esa noche dormí en tu suelo que, era un colchón de puro
granito.
Cómo olvidarme cuando
movíamos el televisor hacia un lado para montar los nacimientos junto a papá y
Elisa, aprendiendo a utilizar las cajas de cartón de Ajax y o leche klim, como
camuflaje para darle forma a un papel color tierra con el que simulábamos una
montaña, en la que colocábamos el portal de Belén, para que el Niño Jesús
naciera todos los años y allí nos dejaba aquel regalo más deseado que, había
visto cómo lo veía embobado en las vitrinas de la “Casa Seniors” en la Calle
Real de Sabana Grande.
Es el momento de aquel día de
noviembre en la que la tía Clement, la hermana pava de mi mamá, con su alegría
dijera - Vamos a comprar un árbol de Navidad para esta casa.
Elisa y yo saltábamos
diciendo ¡Sí…Sí…Sí…un arbolitooooo! Y desde entonces ha sido una fiesta cada 18
de noviembre, cumpleaños de Elisa, comprar y armar los árboles de navidad en
nuestras casas. La Navidad es desde siempre una alegría para animar el espíritu
y perseverar con verde esperanza las adversidades.
El recibo, tu balcón en
las fiestas y en el día en que bailamos al compás del rugido y el sacudón de la
tierra: En la sala recibidor
había un sofá que combinaba el negro, el rojo y el blanco, de moda en los años
sesenta y, dos poltronas que hacían juego con el sofá y una mesa de centro en
forma irregular, semejantes a las figuras con las que Carlos Raúl Villanueva,
diseñó los espacios de la UCV.
Allí las reuniones de los
mayores eran amenizadas entre los amigos o familiares, compartiendo las bebidas
preferidas por los venezolanos en un país pujante, beneficiado por el regalo de
una tierra rica en oro negro. Para mi, Pepsi o Frescolita.
Muchas risas, por la
facilidad con la que mi papá contaba chistes de todo tipo o por su canto
tenorino y afinado. Así que era usual disfrutar de algún amigo o conocido que,
con una guitarra, acompañaba aquellas veladas…A partir de esos comparti-res y
al ver que los chistes hacían que papá se riera mucho…yo me los aprendía y los
contaba como él, por lo que, con el tiempo empezó a llamarme para que los
cuentos los echara yo. De esta forma, conseguí una manera de hacerme más amigo
de mi papá…Allí mi Minotauro…Papá, tranquilo, lo logramos…ya esas cosas de
niños las hemos superado y siempre el amor compasivo alcanza la entonación de
los corazones que se buscan para hacer el viaje a nuestras Ítacas, al lograr
que nuestro pensar se elevara y selectas fuesen las emociones que alcanzaron
nuestros espíritus. Eres todo un crack para mí, te amo infinito.
Allí en esa sala fundamos los
primos Pascual, Andrés, mi hermana Elisa y mi prima María Isabel, nuestro
conjunto aguinaldero “Los Cañoneros” y juntos entonamos nuestras presentaciones
en las casas familiares con un solo canto “Fuego al Cañón”.
Del tu balcón atesoro dos
momentos: Uno cuando me quedaba sin mi compañera Elisa, que se iba al colegio y
yo como novio de pueblo, la esperaba en el balcón a su regreso…El otro es el
día que Papá llegó tocando la corneta de su flamante auto Mercedes Benz color
verde oscuro, en el que viajamos felices para todos los lugares.
Desde ese balcón escuché,
observé y experimenté la liberación de aquel inolvidable arrebato de la energía
de la tierra. Aquella noche me quedé boquiabierto al ver que, junto a ti,
Guaraní, nos bamboleábamos hacia la avenida y hacia el restaurante “La carreta”
que quedaba en el lado oeste de la parcela donde te habían levantado, unos muy
buenos ingenieros…Tú Guaraní, no estabas paralizado…eras flexible…mientras en
cambio yo, me petrifiqué sobre tu suelo…no sé cuántos segundos…hasta que mi tía
Clement, rompió el enmudecimiento de los que estábamos allí y gritó
- “Corran muchachos…¡TERREMOTOOOOO!
Me des-petrifiqué sin dudas y
corrí a toda marcha hacia la puerta y bajando las escaleras volví a ver como
bailabas ahora, hacia el restaurante “La Carreta” pero nada me detuvo, sé que
corrí como el correcaminos, pasando a mi abuela…¡¡¡que mujerón!!! Una abuela
con ovarios bien puestos…bajó sola hasta la planta baja ¡carajo! ¿Cómo no la
ayudé?...A penas cruce la calle hacia la acera del frente, el sismo finalizó y
todos salimos ilesos. ¡Estabas muy bien construido Guaraní!.
Una lección sobre la
generosidad y el servicio: Al cierre de mi mensaje para ti guaraní,
quiero agradecerte especialmente, haber sido el espacio para descubrir a una
mujer admirable en esos tus espacios, que te hacen el génesis de mi
racionalidad y memorias con significado para mi vida.
Una noche de 1966, tocaron el
timbre de nuestro apartamento, era la abuela Margarita Rangel, la esposa de
Porras, el abuelo Adriano ya fallecido. Para mí era la visita de mi abuela, la
que vivía en Coche. Yo veía la televisión y de pronto, mi papá sacó de un
closet, una cama de campaña, de esas de lona verde que usaban los soldados en
las pelis de la tv o que llevaba papá cuando salíamos de paseo hacia el
Junquito. Papá me dijo.
-Desde hoy vas a dormir aquí
en la sala de la TV, la abuela se queda a vivir con nosotros, mientras,
dormirás en esta cama.
Encantado acepté y desde
aquel día mi abuela y yo iniciamos una relación de grandes amigos. Luego, en
1968 nos mudamos a otro apartamento, en el que dormí en esa cama de campaña en
una habitación adicional que había en la nueva vivienda y, donde mi compañera
de habitación fue mi abuela Margarita. Cada noche, sostuvimos tertulias y
conocí toda su vida y pude apreciar que su estatura física que superaba 1 metro
70cm, era pequeña para el tamaño de su coraje ante tantas durísimas
adversidades y, su ambición por superar su analfabetismo a los 71 años.
Termino mi mensaje,
agradeciéndote por haber permitido en esos espacios, tus espacios habitables,
tantos recuerdos esenciales de mi infancia, imborrables ahora, que los comparto
contigo y cualquiera que alcance a encontrar que, entre nosotros, nada ha
desaparecido entre tus espacios y mi vida.
Un Acertijo de papá: Cuando papá firmaba, escribí su nombre y sus dos
apellidos, utilizando una bellísima letra “palmer”. Finalizaba dibujando un
adorno caligráfico, semejante a un lazo, en donde estampaba en diminuto una “h”
y una “m”. Cuando le pregunté ¿Qué significan esas letras que pones junto al
garabato? Y mi papa respondió con un acertijo -Es que yo soy el hijo de
Margot”…Se le repregunte muchas veces y él me lo repetía…Y sabes qué lo logré
descifrar, después que papá también se mudó al cielo…encontré la respuesta del acertijo....Era
un homenaje a su madre Margarita…Cada vez que firmaba un documento, hacía
constar que él era el “Hijo de Margarita”…que hijo más bello fuiste mi querido
y amado viejo. ¡Te amo Papá!
Gracias Guaraní, por
permitirme volver a entrar en la casa donde transcurrieron los primeros años de
mi felicidad.
Con todo mi cariño, Santiago “El
Musiú” Porras
Barcelona – España, 10 de
febrero de 2024
Hermosa carta!
ResponderEliminarTe felicito mucho estimado Santiago, excelente historia de vida, recordando con lujo de detalles momentos innolvidables de tu niñez y juventud.
Mis respetos, eres un ser admirable.
Recibe un abrazo desde Lima, Perú para ti y tu linda familia.
Linda Hu de Wu
Gracias! Linda por tus expresiones. Saludos para tí y tu familia en Perú
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