viernes, 2 de marzo de 2018

Tres escritos

Autora: Roraima Mora Graterol


Cuando camino….Soliloquios

Desde hace un tiempo he querido escribir, sin embargo, me ocupo en otras cosas y no lo hago…así que comenzaré ahora

Usualmente cuando camino mi mente comienza a volar de un pensamiento a otro, observo lo que voy viendo e inmediatamente lo relaciono con otras cosas.
En estos días iba caminando hacia la Hacienda La Trinidad, y de pronto siento como un zumbido cercano a mi oreja, me pasó tan rápido que no me dio chance de cambiarme de acera. Al darme cuenta de lo que era, descubro que es una Guacharaca que venía volando y planeando magistralmente me pasó muy cerca de mi oreja. Voy caminando sola, y le acababa de pasar a otra señora que en ese momento venía detrás de mí y se dio cuenta de lo que había pasado. Le comenté “qué le parece, ya ni se paran o se van por otro lado”!!. Su respuesta fue muy sabia “Ya se han acostumbrado a nuestra presencia, y vuelan tranquilamente por donde quieren!”

Me quedé pensando en ese comentario. Realmente nosotros como especie, invadimos su territorio, su espacio, y ellos, simplemente se adaptaron. Logramos vivir en sana convivencia. Las guacharacas siguen volando por los árboles o por los techos de las casa, cantan o “hablan” sin cesar, augurando no sé qué posibles acontecimientos (como la leyenda urbana, allí hay una joven que será madre) vendrán próximamente. Así como las Guacharacas están las ardillas, que van de un árbol a otro, deleitándonos mientras practicamos Taichi los domingos.

 Estos amigables animales me invitaron a pensar qué fácil es para ellos aprender a convivir y qué complejo, retador, difícil es para nosotros, los “seres humanos” aprender a convivir, aceptarnos como personas con nuestras singularidades. Las mascotas (perros o gatos) simplemente se comportan y son como son, e igualmente los queremos…y ellos nos quieren, pero para entablar una relación afectiva, empezamos a repasar la lista de chequeo de lo que queremos o esperamos del otro, o de lo que creemos quiere el otro, lo cual nos hace inmensamente infelices. En mis caminatas aprendo más de la vida, que en la cantidad de libros que puedo leer.


Guayaba
En el Club de Escribidores nos pusieron el reto de hablar de la guayaba
La Guayaba para mí simplemente es eso, una fruta que no es de mis preferidas, por lo menos, comerla de manera natural.
Esta fruta no me parece para nada atractiva aunque sus colores, verde o amarillo por fuera y rojo por dentro, me invita a morderla, más cuando observo los gusanos entre las semillas….hasta aquí llega mi interés. Ahora, si decido hacerla en jugo o en mermelada, me encanta.

La palabra Guayaba también la relaciono con otras cosas, por ejemplo, el refrán “lo dejaron como a la GUAYABERA, por fuera”!!! Entonces de fruta pasó a una relación que bien puede sonar triste, puede ser de otra manera.
Otra manera es sentirse ENGUAYABADO, sensación de tristeza, siempre relacionado con la pérdida de algo, especialmente de un amor…de amor de pareja!!! Cuando estudiaba en la universidad tuve una relación de cierta manera, formal, nos habíamos integrado mucho, me sentía confiada con él, integrada a sus amigos y familias…hasta que rompimos. Fue verdaderamente doloroso y pasé un año enguayabada!!! Necesitaba ese tiempo para sanar esa herida y ver hacia adentro, hacia mis potencialidades.

Ahora, viví muchos guayabos luego de ese, cuando mi hija viajó por primera vez sola, por períodos de 15 días, luego un mes y así sucesivamente hasta que me acostumbré a sus despedidas asociadas con su propio crecimiento, y del mío también.
Otro tipo de Guayabos los he sentido cuando he tomado la decisión de cambiar de trabajo, que aunque haya sido pensado fríamente, no deja de afectarme. Lo manejo más racionalmente logrando ver los aprendizajes que me dejaron esas decisiones.

También tengo sensaciones placenteras relacionadas con la Guayaba, las mismas están relacionadas con dulces, mermeladas. Me encantan las que puedo combinar con queso blanco, esa mezcla de dulce salado es mi favorito, así que cierro con esa sensación en mi boca, acompañado con una galleta y una buena taza de café.


A propósito de VOLAR!!!
Para mi Volar es despegar, desprenderse de peso, cambiar de ambiente, fluir!!!
Volar también puede implicar sentir miedo, en mi caso, siento un vacío en el estómago que si lo conecto con pensamientos, inmediatamente comienza a latir mi corazón y casi que sudo y me falta el aire. Más en ese momento me conecto con la sensación de bienestar que produce Flotar, fluir con el aire o agua, dejarse llevar…allí no siento mi cuerpo sino que mi espíritu es libre/ Lo describo así porque lo más parecido que he hecho a volar, ha sido bucear. No es mi deporte ni mucho menos, mis habilidades natatorias no son las mejores. Sin embargo, me encanta la playa, estar flotando en el agua sintiendo la frescura del mar, sus aguas cálidas y el sol dándote en la cara.

Volar significa para mí ver otros paisajes, tener nuevas experiencias, conocer otras personas y sobre todo, conocerme en otros ambientes. Disfruto de lo nuevo, especialmente cuando me despego de la sensación primaria de temor, luego se traduce, en la medida que me adentro a la experiencia, en alegría y amor, me siento consentida por mí misma, agradada y complacida porque logré hacerlo.

Volar, al cambiar de ambiente, también es cambiar de ciclo, pasar de un ciclo a otro. Soy de las que piensa que no tenemos un solo Proyecto o Plan de vida, sino que tenemos varios según entramos en un nuevo ciclo de edad. Por cierto, la edad es solo una referencia cronológica, el cuerpo va por un lado y el espíritu va por otro, suelo ir con mi espíritu. Reconozco que en mis primeros ciclos disfruté mucho de la vida, casi de manera inconsciente, pues no pensaba mucho en las consecuencias, dejándome llevar simplemente por la propia vivencia. Cumplí con los propósitos que me tracé en su momento, y con mucho disfrute. Aquí diría como Pablo Neruda, Confieso que he Vividoy ahora, siento que estoy entrando en un nuevo ciclo un tanto cónsono con mi edad cronológica y con el espíritu joven como siempre me he sentido, es decir, con ánimo de hacer cosas nuevas.

En mi adultez joven, casi saliendo de mi adolescencia, estando estudiando en la universidad y trabajando al mismo tiempo, mis hermanos estaban preparándose para irse a estudiar a Inglaterra, me invitaron y rechacé esa oferta porque estaba ya en el 3er año de la carrera y trabajando, obteniendo mis propios ingresos. Le di prioridad a ese proyecto y no vi la posibilidad de proseguir al regresar, quizás pensando que luego sería más fácil hacerlo. Ahora siento que es el momento de retomar ese sueño pendiente, con otros compromisos y con retos mayores, especialmente los económicos, más eso siguen siendo retos.

Cuando un pájaro comienza a volar, hace unos movimientos primeros con si=us alas las cuales va abriendo progresivamente. En Taichi lo simulamos estando de pie, vamos levantando primero los hombros, luego los brazos y finalmente sacando el pecho, levantándonos con los pies en punta, terminamos de “alzar el vuelo”. Así será este viaje, estoy en la fase de hombros y brazos y los pies no los levanto porque tengo unos pesos tan grandes como la realidad misma, una vez que logre soltar esas amarras, disfrutaré de este maravilloso vuelo lleno de gratificantes experiencias.

Roraima Mora Graterol

2 comentarios:

  1. Me encantó tu caminata y tu vuelo, quizás es que ese sea el orden para volar... te veo ahora caminando con los brazos abiertos como queriendo impulsarte hacia el aire!... adelante!!!!.... tqmmm

    ResponderEliminar
  2. Me hiciste recordar Roraima al famoso aceite 3 en 1. Tus escritos en una sola entrega. Como te dije, se te estaba acumulando el condominio y saliste "volando" a pagar. Gracias por compartir tus escritos y que no te vuelvas a atrasar.

    ResponderEliminar