martes, 23 de marzo de 2021

El 8vo asteroide/Maria Elena Garassini

El octavo asteroide de la mano de…

María Elena Garassini

Y como en los sueños , y como le pasó al principito en el libro de Antoine de Saint-Exupery de pronto me encuentro en una pequeña avioneta con Ramón Gener, pero ya tenemos tiempo viajando juntos, hemos realizado 7 paradas y en cada una ha ocurrido un milagro. Hoy aterrizamos en el octavo asteroide, me invade una sensación muy especial que no se describir con palabras porque quien habla es mi cuerpo. Recuerdo el subidón de la sangre en el aterrizaje, recuerdo su sonrisa gentil y juguetona al ofrecerme la mano para bajar de la pequeña aeronave, y al colocar mis pies en la tierra y disponerse mi cuerpo a iniciar la exploración, empezó el disfrute de la contemplación y de estar. Escribiendo estas líneas finalmente comprendo el término saboreo, “savoring” en inglés. Recuerdo a Josefina y la iluminadora formación que hicimos de 8 semanas en el arte de atención plena o mindfulness, que agudizó el uso de cada uno de mis sentidos al tiempo que gentilmente aprendía a recibir mis pensamientos, identificarlos, validarlos y dejarlos ir. También recuerdo a Eloisa, mi actual profesora y terapeuta del Instituto colombiano de Logoterapia, que me instruye en las artes del sentir, de la escucha del cuerpo cuando habla, cuando grita e incluso cuando a veces “aulla” lo que lo recorre. Eso muy bello, muy bueno , muy sublime que experimenta , así como eso muy duro, muy triste, muy tormentoso que lo agita.

Pues si… llego al octavo asteroide invadida de curiosidad y me entrego a la experiencia de sentir y me guía, silente pero presente e incondicional, mi amigo imaginario Ramón Gener.

Su compañía es una invitación constante al disfrute a plenitud de los sentidos que captan sonidos hermosos y difusos que solo la presencia permite captar, movimientos de exploración que la maravilla de nuestros cuerpos, diseñados para la locomoción, enlentecen o apuran el paso a su antojo, para no perderse de nada, quedándose, marchándose o cambiando de posición, para percibir mejor lo que esté al alcance, para quedarse allí y percibirlo.

Descubro que el octavo asteroide es un encuentro con el exterior en su totalidad y su diversidad, quizás un encuentro con el silencio, que a la vez es variopinto y multisensorial, ya que, solo yo permito activar mis vasos comunicantes con lo que decido que esté, ylo que dejo entrar.

Retornamos con paso lento a la pequeña aeronave, los recuerdos son de tonalidades sepia, que me recuerdan nuevamente el mundo difuso de los sueños. Experimento un profundo bienestar por lo vivido, un profundo agradecimiento a Ramón por su presencia y su guiatura silente y profunda, que invita al descubrimiento. Leyendo sobre él descubro porque siento tanta afinidad y descubro esta frase:“Para mí lo más importante nunca es la música, sino la gente que la hace. Nunca he escuchado música sin averiguar quién la hizo y por qué”. Definitivamente hasta en experiencias de contemplación y soledad lo que importa son los otros.

¡He disfrutado enormemente la escritura de este relato a mi octavo asteroide de la mano de Ramón Gener!

 

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