LA VEJEZ Y EL SINDROME
CREPUSCULAR
¿Será que cada quién tiene su propio libreto para afrontar la vejez?
¿Será la vejez un castigo implacable del destino?
¿Será que la vejez es el juez que nos condena? o ¿nos libera?
¿Será la vejez una oportunidad para llenar de esperanza nuestras vidas?
¿Qué tan dueños de nuestra vejez somos?
¿Será que cada quién tiene su
propio libreto para afrontar la vejez?
Mis pares generacionales de
pronto nos bombardeamos, con temas que
giran en un perímetro cíclico de quejas. Una amiga muy querida me comentaba, que sentía
que se había sacado los premios gordos
de las enfermedades, su última descripción de lo que le pasaba fue: “me compré
el combo completito de los achaques de la vejez y los estoy usando uno a uno
cada día. Esta semana estoy estrenando una infección urinaria”…¡ay amiga mía no
me envidies!... que jodida es la vejez no te la recomiendo, ya te iré contando
cómo van los próximos capítulos…
¿Será la vejez un castigo
implacable del destino?
Existen muchos ancianos huérfanos, olvidados y abandonados por sus
seres queridos, deambulan por la vida con la misma tristeza que los perros
callejeros, el símbolo de su mirada es una súplica, el rictus de sus labios un
sollozo a medio estallar, sus manos solo aprietan el vacío de la nada. Muchos
de ellos se van preguntado ¿Qué hago yo aquí?,
alguna respuesta irá diciendo “ve pidiendo pista allá arriba”. El dolor de
existir aumenta cuando se siente que se está de sobra, que se está estorbando
la vida de los demás.
¿Será que la vejez es el juez
que nos condena? o ¿nos libera?
Cuando veo ancianos viviendo solos, con una que otra visita familiar
obligada, me pregunto si de verdad se merecen esa indiferencia, ese flaco
afecto. También veo, abuelos felices, colmados de atención y amor, personas
burbujeantes de sabia alegría que comparten y trascienden la vida de los suyos
y la de los demás. Me digo en silencio que haré todo lo posible y lo imposible,
para estar en este último renglón. La vejez es mi proyecto más importante, será
el tour mas fascínate que me toque vivir.
¿Será la vejez una oportunidad para llenar de esperanza
nuestras vidas?
Lo único que me pertenece, es lo que hice, lo que viví, lo mucho que
amé. Ahora más que nunca están vivas las clases maestras de Victoria, iré
ahondando en ellas, sus palabras, su enseñanza tienen un caldo de cultivo
inmejorable, iré hilvanando las palabras claves: bienestar existencial,
estrategia de afrontamiento, autoconocimiento y autocuidado, envejecimiento
exitoso y el sentido de la vida. Mi poema de cabecera será siempre: el “No te
Rindas” del maestro de la esperanza: Benedetti con un fondo del Adagio de
Albioni..
¿Qué tan dueños de nuestra vejez
somos?
Muchos ancianos viven con sus vidas confiscadas, quienes los aman los
sobreprotegen y los anulan, volviendo tal vez al círculo vicioso de sus propias
vivencias. Si esto me sucediera, planifico desde ya, envolver mis días en un
hermosísimo “síndrome crepuscular”, lleno de colores y música, al que la locura
o la divagación no la alcancen, que sepa yo mover mis manos y mis pies en el viento,
volando en parapentes y alcanzando con mis manos las manos de DIOS.
GUDELIA CAVERO
Excelente! Mi bella Gudelia. Respondiste muy sabiamente las cinco interrogantes. Saludos
ResponderEliminarUna clase magistral esta autoentrevista querida Gudelia. Amo leerte siempre.
ResponderEliminarQuerida Gudelia: Te apartaste de la métrica para adoptar una estructura que magistralmente avanza desde un enfoque gris que se transforma, en la mitad, a partir de la segunda parte de la tercera pregunta, en posibilidad. ¡Cuánto simbolismo! ¿Casualidad?
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