viernes, 16 de septiembre de 2016

LA VEJEZ Y EL SINDROME CREPUSCULAR



LA VEJEZ Y EL SINDROME CREPUSCULAR

¿Será que cada quién tiene su propio libreto para afrontar la vejez?
¿Será la vejez un castigo implacable del destino?
¿Será que la vejez es el juez que nos condena? o ¿nos libera?
¿Será la vejez una oportunidad para llenar de esperanza nuestras vidas?
¿Qué tan dueños de nuestra vejez somos?

¿Será que cada quién tiene su propio libreto para afrontar la vejez?
Mis pares  generacionales de pronto  nos bombardeamos, con temas que giran  en un perímetro  cíclico de quejas.  Una amiga muy querida me comentaba, que sentía que se había sacado  los premios gordos de las enfermedades, su última descripción de lo que le pasaba fue: “me compré el combo completito de los achaques de la vejez y los estoy usando uno a uno cada día. Esta semana estoy estrenando una infección urinaria”…¡ay amiga mía no me envidies!... que jodida es la vejez no te la recomiendo, ya te iré contando cómo van los próximos capítulos…

¿Será la vejez un castigo implacable del destino?
Existen muchos ancianos huérfanos, olvidados y abandonados por sus seres queridos, deambulan por la vida con la misma tristeza que los perros callejeros, el símbolo de su mirada es una súplica, el rictus de sus labios un sollozo a medio estallar, sus manos solo aprietan el vacío de la nada. Muchos de ellos se  van preguntado ¿Qué hago yo aquí?, alguna respuesta irá diciendo “ve pidiendo pista allá arriba”. El dolor de existir aumenta cuando se siente que se está de sobra, que se está estorbando la vida de los demás.

¿Será que la vejez es el juez que nos condena?  o ¿nos libera?
Cuando veo ancianos viviendo solos, con una que otra visita familiar obligada, me pregunto si de verdad se merecen esa indiferencia, ese flaco afecto. También veo, abuelos felices, colmados de atención y amor, personas burbujeantes de sabia alegría que comparten y trascienden la vida de los suyos y la de los demás. Me digo en silencio que haré todo lo posible y lo imposible, para estar en este último renglón. La vejez es mi proyecto más importante, será el tour mas fascínate que me toque vivir.

¿Será la vejez  una oportunidad para llenar de esperanza nuestras vidas?
Lo único que me pertenece, es lo que hice, lo que viví, lo mucho que amé. Ahora más que nunca están vivas las clases maestras de Victoria, iré ahondando en ellas, sus palabras, su enseñanza tienen un caldo de cultivo inmejorable, iré hilvanando las palabras claves: bienestar existencial, estrategia de afrontamiento, autoconocimiento y autocuidado, envejecimiento exitoso y el sentido de la vida. Mi poema de cabecera será siempre: el “No te Rindas” del maestro de la esperanza: Benedetti con un fondo del Adagio de Albioni..

¿Qué tan dueños de nuestra vejez somos?
Muchos ancianos viven con sus vidas confiscadas, quienes los aman los sobreprotegen y los anulan, volviendo tal vez al círculo vicioso de sus propias vivencias. Si esto me sucediera, planifico desde ya, envolver mis días en un hermosísimo “síndrome crepuscular”, lleno de colores y música, al que la locura o la divagación no la alcancen, que sepa yo mover mis manos y mis pies en el viento, volando en parapentes y alcanzando con mis manos las manos de DIOS.

GUDELIA CAVERO

3 comentarios:

  1. Excelente! Mi bella Gudelia. Respondiste muy sabiamente las cinco interrogantes. Saludos

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  2. Una clase magistral esta autoentrevista querida Gudelia. Amo leerte siempre.

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  3. Querida Gudelia: Te apartaste de la métrica para adoptar una estructura que magistralmente avanza desde un enfoque gris que se transforma, en la mitad, a partir de la segunda parte de la tercera pregunta, en posibilidad. ¡Cuánto simbolismo! ¿Casualidad?

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