sábado, 19 de noviembre de 2016

Dejenme Trabajar...!!!

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Sobresaltado y sudoroso se despertó Pedro aquella tarde, luego de la siesta vespertina que solía tomar en el cómodo diván, que imponente ocupaba el centro de su muy lujoso consultorio. Alicia su asistente, le aviso por el intercomunicador, que el primer paciente de la tarde acababa de llegar y con algo de sorna, le indico que se preparara para recibir una sorpresa, pues se trataba de un ilustre personaje.


Pedro, reputado psiquiatra, destacaba en el gremio no solo por sus muy altas cualificaciones profesionales que le habían hecho merecedor de numerosos reconocimientos a nivel nacional e internacional, sino por la amarga expresión de su rostro y la prepotencia de quien cree controlarlo todo, emociones y personas incluidas. Contaba en su haber, con tres divorcios y una convivencia actual signada por el desinterés y la desconexión. Este era el saldo de una vida dedicada en forma obsesiva al trabajo y al engrandecimiento de su fortuna y de su ego.


Acostumbrado a recibir en aquel recinto a afamados políticos, artistas, deportistas y en fin, cualquier destacado personaje de la vida pública, que fuere, merecedor de sus servicios, no causo en el la menor extrañeza el comentario de su asistente.


Al verla entrar espigada e imponente, ataviada de riguroso negro, solo atino a asentir con la cabeza a manera de saludo, señalando el diván mientras se sentaba a su lado en silencio, con la mirada fija en su rostro. Ella al verlo atónito y poco menos que petrificado, aferrado con fuerza a los brazos de la silla, se incorporo un poco para decirle:


- Tranquilo Pedro, esto es solo una consulta - dijo en tono condescendiente - ya nos veremos en otras circunstancias por supuesto, pero hoy lo único que requiero de ti, es tu consejo profesional, así que relájate por favor. Ah! y si no te importa – continuo diciendo – me gustaría comenzar de una vez, estoy algo cansada y apurada, vengo de un accidente en la autopista y en una media hora el pendejo del domador va a dejar mal cerrada la jaula del león en el circo de la esquina, así que, podemos ir al grano?



- Si claro – respondió el aun incrédulo Pedro ­– por favor dígame, que le trae por aquí?


- Chico resulta que tengo varios días sin dormir y supe por un ex paciente tuyo el Diputado Vergara, que tu eres muy bueno para ese tipo de cosas.


- Ex paciente? – preguntó extrañado Pedro – pero si Vergara vino ayer.


- Eh! si bueno pero conmigo se reunió esta mañana – replico La Parca con un cierto guiño de complicidad, casi infantil.

- Ah! Entiendo – solo pudo decir el impávido Pedro – continúe por favor.


- Bueno como te iba diciendo, no logro conciliar el sueño porque últimamente he estado preocupada por el futuro de mi oficio, imagínate! Yo, que durante siglos he sido reina y señora de la extinción de todo proceso de vida, personificación del fin de todas las cosas, protagonista de desastres naturales, cataclismos, bombas nucleares y afines – exclamaba con vehemencia mientras blandía de un lado a otro la guadaña – creo que puedo terminar quedándome sin empleo – dijo con voz queda, casi resignada.

- Quedándose sin empleo? Usted? – pregunto un muy curioso e interesado Pedro – por favor explíquese mejor.

- Si, Pedro – replicó con tristeza mientras movía la cabeza de un lado a otro en señal de negación – mucho me temo que si las cosas siguen así, terminare siendo una figura obsoleta e innecesaria, en un mundo de personas proactivas y autogestionadas.

- Autogestionadas?

- Veras – dijo sentándose en la orilla del diván mientras alisaba la túnica – durante siglos he recorrido el mundo sin cesar, indicándole a los seres humanos que su tiempo culminó, al menos en el plano conocido. Haciéndoles saber que es hora de desalojar ese cuerpo arrendado, pues el contrato de uso venció, para permitir que el alma continúe su eterno camino, el que corresponda. Pero resulta que ahora la gente, decide extinguir su alma, sin abandonar el cuerpo que poco servicio habrá de prestarle ya, me refiero Pedro a los que:

Mueren de amor, por la pérdida o no correspondencia del afecto, en lugar de vivir para amarse a si mismos incondicional y profundamente, pues solo así podrán entregarse luego a otros. A los que mueren cada día en un empleo que los agobia y desgasta, en lugar de vivir para descubrir esa pasión que bajo el nombre de profesión u oficio los hará florecer. A los que se mueren en la víspera, entregándose a la adversidad, en lugar de vivir para cultivar y hacer gala de la infinita fortaleza que habita en si y que ahora llaman Resiliencia.


A Los que mueren en la inercia de una existencia sin motivación, sueños ni esperanza, en lugar de vivir para encontrar el sentido y propósito de su finito transitar por el mundo. Y así puedo hablarte de tantos otros que seguramente sin consciencia de ello pero con mucho empeño, usurpan mi rol cada día.


Habiendo terminado su exposición, la parca se encontró de frente con un Pedro que con ojos vidriosos, una sonrisa limpia y despojado de toda arrogancia, se levanto de la silla, se dirigió al escritorio, tomo su maletín y deteniéndose en su camino hacia la puerta, se volteo para agradecer a la parca su visita de esa tarde.


- Y entonces Doctor – pregunto la paciente sorprendida – no tiene usted nada que decirme? No piensa ayudarme?


Sonriendo Pedro continuo su camino hacia la salida y mirando a La Parca directamente a los ojos, le dijo:


- Por supuesto que si amiga mía y que mejor manera de ayudarle que desde ya dejar de hacer su trabajo y ocuparme del mío que es vivir, vivir para dejar de morir.


Liliana Barros
Noviembre 2016

1 comentario:

  1. Hola Liliana! Excelente tu escrito, me ha gustado mucho, como lo busca el Club de escribidores, enfocado hacia lo positivo y las fortalezas personales. No te conozco personalmente, espero tener la oportunidad de hacerlo pronto, pero ya con ese escrito lleno de creatividad, me comenzaste a caer muy bien . Saludos desde Valencia.

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