lunes, 22 de abril de 2019

"La búsqueda" de Jesucita


Abril 2019

Autor: Jesucita Peters S.

“La  Búsqueda”


Pienso y reflexiono   que busco en estos momentos de mi vida,  alzo la vista en estas noches de sombras y descubro una luna plena, brillante  e imponente acompañada de un millar de estrellas que hacen que las sombras palidezcan ante tanta magnificencia, la ausencia de luz me ha llevado a contemplar lo que no se por cuánto tiempo he podido ignorar y que ha estado allí por siempre sin tomarle en cuenta, que dolor me da, pero como a todo lo que nos sucede debemos sacarle la parte positiva, es lo maravilloso de esa contemplación que me llena de infinita paz y sosiego ,  me recarga de energía para seguir transitando por estas pruebas tan ignominiosas a lo que estamos sometidos.

¿Qué busco? 

Busco ese néctar que buscan los pájaros en primavera para endulzar mi vida y contemplar el amanecer como otro día de disfrute de estar viva, de sentir, respirar y ver que cada día  está lleno de retos por vivir y descubrir, que a pesar de mis años aún me faltan cosas maravillosas por aprender.

¿Qué busco?

Busco ese amigo incondicional  que me tienda la mano sin   siquiera pedírsela,  porque nuestra empatía  es tan grande que nos comunicamos sin palabras explícitas, porque nuestros corazones palpitan al mismo ritmo ante las pruebas que conseguimos y nos complementamos para superarlas y siempre alegres, sonrientes porque sabemos que lo que vendrá será mucho mejor que el aquí y el ahora.

¿Que busco?

Busco llenar mi soledad de todo aquello que me sume, me nutra , me llene de infinita contemplación de las cosas más simples de la vida; pero no por simples menos importantes, que me hagan florecer  de felicidad como lo que siento al ver a las Guacamayas volar siempre en parejas  y disfrutar de la maravillosa naturaleza, al ver al niño lleno de inocencia habido de aprender de todo lo que le ofrece ese mundo que está por descubrir, cada día redescubro aspectos de la vida que las veo con otro prisma y me llena de regocijo la manera diferente de aproximarme  a ellas con otra mirada, otras emociones impregnadas de infinito amor hacia todo lo que me rodea. 



¿Qué busco?

Busco ese país amado, mi Venezuela, busco  ese venezolano diáfano, abierto, solidario, empático de sonrisa franca y abrazo cálido,  ¿dónde estás? te me perdiste, no te consigo, me duele el alma al no encontrarte, que será de mí en estos momentos en donde extrañarte me lacera todo el cuerpo, dejando mi piel con yagas infinitas e invisibles, pero que dolorosas.
Me ciego al buscarte y no encontrarte y en mis sueños más profundos te imagino  como te conocí, en donde ser venezolano era motivo de orgullo y satisfacción para todos los que llevamos este gentilicio, espero encontrarte más temprano que tarde para vanagloriarme de tus virtudes y maravillas que nos ofreces sin restricción y nos regalas día a día sin siquiera pedírtelo.
Siento que me quedo corta ante tanta extrañeza y añoranza  mi patria querida, pero sé que muy pronto podré celebrar el haberte encontrado  y resarcir todo el tiempo  perdido  en este devenir de vicisitudes  y estoy segura que con la fuerza que nos caracteriza te reconstruiremos  para el disfrute  de nuestros descendientes y que solo quede el recuerdo de este momento aciago  de trago grueso ante lo vivido.


¿Qué  busco?

Busco la felicidad, y me surge la pregunta y ¿qué es la felicidad?, no se la respuesta, pero entiendo que es ese compartir con nuestros afectos más cercanos, ese abrazo cálido y solidario que se nos brinda en los momentos que más  lo necesitamos, esa risa cómplice compartida en los momentos jocosos de nuestro camino, esa compañía que sin  hablar sabemos que está allí incondicional y segura.  Pasar por situaciones difíciles y tener la certeza de que habrá otro día con un sol cálido que nos calentara  la piel y una brisa  que  nos acariciara para alentarnos  a seguir andando el camino que nos falta.

La felicidad es la búsqueda de todos los seres humanos y ésta es tan particular para cada uno de nosotros que cada quien la concibe de manera distinta. Para mi parte de mi felicidad es compartir estas líneas con mis amigos escribidores.


lunes, 15 de abril de 2019

La bùsqueda de sentido. Lionel Alvarez

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha venido alertándonos desde hace muchos años, que si no cambiamos el sentido hacia dónde vamos, para el 2020, la depresión será la enfermedad más frecuente, por encima de cualquier otra.

Pero Venezuela, en otro logro del proceso, se ha adelantado a la fecha y su población ya está alcanzando los niveles de depresión más altos del continente. Para los  millones de compatriotas que no pueden satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, salud y seguridad, la situación es insoportable y es fácil caer en ese foso de la depresión. Para esos que  sienten que las condiciones en nuestro país se aproximan a aquellas horribles de los campos de exterminio nazis,  comparto el testimonio de alguien que vivió más de tres años en uno de ellos y que estudió e hizo seguimiento al comportamiento y actitud de los prisioneros. Se trata del Dr. Viktor Frankl, psiquiatra y escritor, que fue internado durante la II Guerra Mundial en Auschwitz. Por su formación científica, sus conocimientos en psiquiatría y el haber vivido la experiencia en su propio ser, merece que se le escuche. 
Sus reflexiones las dejó plasmada en el libro "El hombre en busca de sentido". Todo un mensaje a favor de la dignidad y la libertad del hombre, de los valores humanos y la esperanza, que resultan pertinentes para cultivar una actitud positiva ante desgracias como las que actualmente vivimos.

En sus estudios consiguió que los que sobrevivieron no fueron los que se encontraban en mejores condiciones físicas,  sobrevivieron los que mantuvieron un anhelo y un deseo de vivir. El prisionero que perdía la fe en el futuro -su futuro- estaba condenado. Relata un caso de un prisionero con tifus avanzada y a punto de morir, que le confiesa que tuvo un sueño que le decía que el 30 de marzo terminaría la guerra, sería liberado y acabaría su sufrimiento. Para ese momento se iniciaba febrero, y el prisionero retomó un aspecto optimista, estaba convencido de la certeza del sueño. El 30 de marzo llegó y no hubo liberación, al siguiente día comenzó a delirar y falleció. La honda decepción que le produjo no ser liberado en el día señalado le ocasionó la muerte. Su sistema inmunológico se debilitó, dejándolo a merced de la infección tifoidea  latente. La verdadera razón de la muerte es el abandono de toda y cualquier esperanza.

Explica entonces el doctor Frankl, que para restablecerle la fortaleza interior a los prisioneros era importante comenzar por proponerles una meta futura, un objetivo concreto, algo que le diera sentido a sus vidas. Y destaca: "Los prisioneros más aptos para la supervivencia resultaron ser aquellos a quienes esperaba alguna persona o les apremiaba la responsabilidad de acabar una tarea o cumplir una misión".
Son muchas las lecciones que podemos extraer de sus estudios, pero para el drama que estamos viviendo en Venezuela,  esa  observación, de que se debe lograr mantener esa fortaleza interna que es la que nos impulsa a seguir adelante sin desfallecer y sin caer en la desesperanza, es fundamental. Es necesario buscar y conseguir esa aspiración, ese compromiso, ese objetivo por el cual estamos dispuesto a  luchar y  hasta morir si es necesario.

Cuando por las noches nos invadan el miedo y el pesimismo, y por whatsapp nos bombardeen con los escenarios más fatalistas, intentemos pensar en aquella Venezuela alegre que nos hizo tan felices y en todo aquello que anhelamos ver, una vez finalizada esta horrible pesadilla. 

En un país de tantas carencias abundan los anhelos. Visualicemos el reencuentro con nuestros hijos, ya sea aquí o allá, como lo pueden hacer los ciudadanos libres de los países modernos y civilizados.. Imaginemos la Venezuela que nos secuestraron, aquella honesta y trabajadora. 

Todo eso nos insuflará coraje y encenderá esa llama interna de querer vivir y luchar. No desfallezcamos ni nos rindamos. Sintamos el deseo de vivir para ver la recuperación del país  No nos podemos perder el final de la película, ahora que está tan cerca. No le pongamos fecha a la esperada liberación, el momento llegará y seremos testigos de primera fila.

Hay mucha sabiduría en las palabras de Nietzsche: <<El que tiene un "porqué" para vivir, puede soportar cualquier "como">>

Lionel Álvarez Ibarra.
Abril 2019

domingo, 14 de abril de 2019

SENTIDO DE LA VIDA

Por Martín A. Fernández Ch.
14/04/20019


Bienestar permanente en la vida.

Usar mis fortalezas para fluir día a día.

Ser una mejor versión en el tiempo.

Querer seguir fortaleciendo mi salud corporal y emocional.

Unirme con personas que conecten con mi ser.

Emponderarme de mi vida y solo ser influenciado para el amor

Desear encontrarme en lugares de ensueño acompañado de la persona que amo.

Amar intensamente el presente, para estar orgulloso de mi pasado y no temer del futuro.


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FIN





Profundidad de la búsqueda

Reciénteme asistí al tercer congreso de coaching, pese a todo pronóstico el evento se efectuó. Las condiciones parecían sabotearlo desde muchos flancos, pero sus organizadores no se rindieron ante las adversidades.

Yo estuve allí desde el rol de participante, y desde allí se podían asumir 2 posturas: la crítica o el aprendizaje. Al principio me reconocí en la primera, pero conforme fue avanzando el evento fui transformando mi observador y finalmente aprendí mucho más de lo que imaginé. Terminé disfrutando y agradeciendo la experiencia.

En el marco del congreso, uno de los facilitadores invitados que viajó desde Argentina a Venezuela pese a las circunstancias nacionales actuales, nos contó cómo fue cuestionado y juzgado por tal motivo; su facilitación versó sobre “los buscadores” (aquellas personas que invierten su vida buscando) que cavan hoyos contínuamente y muchos de poca profundidad; y aquellas que también buscan y cavan, pero perseveran y cavan un hoyo profundo. Decía que muchos de “los buscadores” que se quedan en la superficie es porque abandonan por cobardía, miedo a cavar un hoyo tan Grande que los atrape y no puedan salir (ese hoyo puede ser un proyecto de inmensas proporciones); no reconocen que sí logran cavarlo es porque tienen la capacidad, nunca un hoyo es más grande que su creador.

Este aprendizaje me ha dejado mucho para reflexionar.

Quiero cavar 10 hoyos de 8 metros o 1 hoyo de 80 metros?

Elinor Ribas

sábado, 13 de abril de 2019

La búsqueda



He caminado por años en tu búsqueda, y no he podido alcanzarte.
Pareces que caminas más rápido que yo mismo y cuando siento que te alcanzo, das dos pasos adelante y te me vas.

Sin embargo, salir en tu búsqueda me ha hecho tener un sentido en la vida; he conocido lugares interesantes y por sobre todo, he conocido gente maravillosa. He descubierto que en el conocer a otros, me parezca que cambies y te alejes más rápido, por lo que tengo que hacerme cargo de mi viaje y salir en tu búsqueda otra vez. (Conocer y amar definitivamente te cambia)

Hoy ya sé que andar tras de ti es lo que me mueve en la vida, en conocer que el camino es maravilloso y  lleno de grandes experiencias. Veo tus huellas en la arena; y a veces veo que no caminas solo. No logro identificar quién te acompaña, pero lo puedo intuir, inclusive cuando solo veo una huella que no son las tuyas. Ahí me conmuevo y empiezo a llorar.

¿Y si corro? Ya lo he hecho pero tú también sabes correr. Hay algo en mi condición que te hacer ser distinto, al igual que yo lo hago; pero tú eres más rápido. A final, ¿de qué me serviría saber quién eres y como eres?, si en realidad no se qué haría con eso. A veces siento temor de poder alcanzarte. Buscarte si tiene sentido, encontrarte no. La vida tiene sentido cuando salgo en tu búsqueda; ahora sé que solo necesito saber en qué caminos anduviste, a quiénes conociste, que lugares maravillosos visitaste.  En el camino que anduviste, sobre tus huellas, puedo reconocer paisajes, rutas, senderos, atajos, viajes, barcos, montañas, personas, magia. Sé que estuviste allí y entonces te reconozco. Eres como la luz de las estrellas que observamos solo tiempo después. La luz de las estrellas me motiva, me alumbra, me guía. Por eso es que los marineros han navegado por años, usando las estrellas para seguir en la ruta.

¿De qué me serviría alcanzarte si aun no tengo las fortalezas ni la experiencia para vivir tu vida?  Para eso son las búsquedas y los caminos; para irnos preparando en la medida que caminamos tras tus huellas de navegante, de innovador, de creador de realidades. Gracias tú, por caminar y enseñarme el camino. La vida es eso; la búsqueda de un camino, unas huellas, y una esperanza.
(Ya lo dijo Arturo Uslar Pietri, “sigo los pasos del hombre que voy siendo”)

Alberto

Fuente de la imagen: pngimage.net 

lunes, 1 de abril de 2019

Tema de abril 2019

Host: Doña Jesucita
Tema: "la búsqueda"
Día: Domingo 14 de abril 2019
Lugar: lo pueden buscar...
Hora: 10:00am
Invitados: Pura Savarce

Favor confirmar

La penitencia

LA PENITENCIA 

Este mes, en el Club de Escribidores de Caracas, invitaron a escribir sobre la penitencia. Supongo que la selección del tema tiene que ver con la crisis que vivimos actualmente. He podido entrar en “Google” o en “Wikipedia” para buscar definiciones que soportasen mi escrito. Pero no lo hice, he preferido escribir sobre lo que he entendido como penitencia durante tantos años.

Mis primeras nociones pienso que surgieron luego de mi primera comunión ¿Que pecados podría tener un niño de siete años? Al acercarme al confesionario, no hallaba ni que decir y creo que en  más de oportunidad, hasta llegué a inventar uno que otro pecado. Luego de confesados, el sacerdote nos asignaba una penitencia. Decía: “Arrepiente de tus pecados, anda y reza dos Padres Nuestros y un Dios te salve María”. Una vez completada la penitencia, quedaba saldado todo lo pendiente. En términos más modernos, era como quedar "reseteado", volver al estado original. Cumplir con la penitencia no representaba un castigo, todo lo contrario, era orar para sentir más cerca a Dios, que es de quién en verdad uno espera el perdón.

Recuerdo después  los juegos de muchacho en donde también se aplicaban penitencias. Si no se alcanzaba determinada meta, si al lanzar los dados caía en determinada casilla, o si  el pico de la botella nos apuntaba al detener su giro frente a nosotros, según el caso, teníamos que cumplir con lo que llamaban penitencia. Era una  prueba, que por lo general consistía en hacer una que otra morisqueta o travesura: "Vete hasta la casa de la esquina, tócale el timbre, grita que es la policía  y regresa acá corriendo". La penitencia podría requerir de cierto valor, o podía infligirnos temor o vergüenza, pero  era la condición para quedar liberado y poder  regresar de nuevo al juego.

Más recientemente, estaba haciendo cola en un supermercado para comprar harina. Luego de más de seis horas, salieron los empleados del local, y de muy mala manera, gritaron que se había acabado el producto. Una mujer, casi llorando, salió quejándose y maldiciendo, y comenzó a preguntar en alta voz: ¡Pero Dios mío! ¿Qué pecado hemos cometido nosotros los venezolanos para merecernos este castigo? ¿Que penitencia estamos pagando? 
El dolor, la impotencia y la rabia de la señora parecieran haberla impulsado a hacer toda esa mescolanza de pecado, castigo y penitencia. Pareciera que consideraba la penitencia como sinónimo de castigo, cuando no lo es.  La confusión surge, porque a menudo se equivoca penitencia con pena, que es algo distinto. Una pena si es, efectivamente, un castigo por una falta cometida.

Esta situación que estamos padeciendo no es un castigo divino, es de carácter humano. Nada bueno  podía esperarse de una gestión tan llena de resentimiento, incompetencia y maldad. No tenemos que preguntarnos porque estamos viviendo esto, una pregunta más acertada sería: ¿Para qué lo vivimos?  La vida nos manda pruebas que nos sirven de aprendizaje, y es en las circunstancias más difíciles cuando aprendemos las lecciones más valiosas. Luego de esta lección, la perspectiva del venezolano debería ser muy distinta a la que teníamos en el pasado.

Pero desde inicios de este año, estamos viendo una lucecita al final del túnel, luz que proviene de un sol  resplandeciente que se asoma en el horizonte y que presagia días  de  libertad y justicia. Momento de aflorar esa resiliencia que se ha venido fraguando en nosotros en todos estos años, esa que permite a las personas -y sociedades- afrontar las crisis con aplomo y valentía, superándolas y saliendo victoriosos y  fortalecidos.

La penitencia es: dejemos el pesimismo, basta ya de críticas, quejas y lamentos que no aportan nada a la solución. Ubiquémonos en donde mejor podemos ser útiles. Abandonemos el rol de víctimas y asumamos el de protagonista. No nos desanimemos ni sucumbamos ante los reveses que han de presentarse, porque nadie ha dicho que será fácil. Visualicemos con optimismo y fe, el final de este largo y nefasto episodio de nuestra historia. Dios está con nosotros.

Lionel Álvarez Ibarra.
Marzo 2019