martes, 25 de septiembre de 2018

EL LUGAR DEL HUMOR


Autor: Martín A. Fernández Ch
21/09/2018

A Maritza, su jefe de departamento le asignó realizar una investigación sobre un pueblo que   ha sido premiado en los tres últimos años como “el lugar del humor”. A ese pueblo se le conocía como “El Ombligo”, apodo que le daban los lugareños por encontrarse en el centro de la isla Guadalupe, que es su parte más alta, asentado sobre una meseta, donde las casas estaban alrededor de la plaza principal y la Iglesia. Los sembradíos se hacían en la periferia y en las colinas vecinas en formas de terrazas. Lo cierto es que se llamaba “La Cruz”, nombre que, según los cuentos de camino, se debe a sus primeros habitantes, quienes pensaron en que cuando fueran más, podrían construir una cruz tan alta que cualquier habitante de la isla podría ubicarlos, hasta la podrían divisar desde las islas vecinas; pero, el tiempo pasó y las siguientes generaciones seguían postergando su construcción para cuando fueran más, quedando aún pendiente esta tarea.

Ella emprendió su viaje a primera hora del día siguiente y cuando llegó al pueblo de La Cruz ya era el final de la tarde, siendo dicho trayecto bastante agitado. Primero, en avión desde Madrid hasta La Candelaria, que es la isla principal por ser la más grande, luego, en ferri hasta La Guadalupe y, por último, en automóvil por las carreteras sinuosa bordeando las montañas empinadas. Aunque el paisaje durante el camino la cautivó, no deseaba permanecer mucho tiempo, puesto que se había acostumbrado tanto a su modo de vida citadina estresante, que bajar su ritmo en un pueblo donde parece que todo sucede en cámara lenta, le producía excesiva angustia y le preocupaba quedarse atrapada en un lugar donde “no pasa nada”, condición que significaba el fin para una reportera.

La agencia le había organizado la estadía en una posada, que más bien parecía un anexo de una casa. Ella solo se presentó amablemente con el propietario, de nombre Rogelio, y le pidió que le guardase su pequeño equipaje. Agarró su libreta de anotaciones y le preguntó con quien se podría entrevistar para entender el por qué el pueblo es catalogado como “el lugar del humor”. El hombre se sonríe y le indica que bajando por la calle dos cuadras, luego al virar a la izquierda, casi al final de esa calle, encontraría una casa verde pequeña donde vive Don Casinada, quien le podría ayudar sobre el asunto. Ella se extrañó de ese nombre, pero él insistió en que no se preocupara, que ese es un apodo cariñoso que el pueblo le asignó con el tiempo.

Siguiendo las instrucciones, cuando empezaba a entrar la noche, Maritza emprendió el camino hasta llegar al sitio. Era una casa realmente pequeña y montada ladera arriba, a la cual había que subir por unas escaleras para llegarle. Ella comenzó a subir y observó que un hombre estaba bajando, entonces se para y le grita en voz alta:
—¡Estoy buscando a Don Casinada!
—Hable un poco más alto que casi no la escucho —le responde.
—¡Que estoy buscando a Don Casinada! —esta vez Maritza grita con mayor fuerza.
—Soy Yo, pero siga subiendo que casi no la veo porque dejé mis gafas en la casa.

Maritza, quien esperaba más bien que Don Casinada bajase para no tener que esforzarse en esa empinada subida, entendió que se trataba de un señor mayor y prosiguió su escalada hasta llegar estar frente a frente con él. Se trataba de un señor muy sonriente, se notaba que era de buen humor, con una estatura apenas más alto que ella.
—Vamos a sentarnos en el escalón —le propuso Don Casinada. —porque estos huesos míos casi no aguantan mi peso.
—Está bien, no tengo problema —respondió Maritza, sentándose a la derecha de Don Casinada.
—Siéntese del otro lado señorita, que por este oído casi no escucho, ¿Para qué le soy útil?
—Estoy haciendo una investigación sobre el pueblo, particularmente por el hecho de que lo han considerado por varios años “el lugar del humor” —le dijo ella mientras se cambiaba de sitio.
—Casi no entiendo por qué nos consideran así, ¿Es que en otros sitios no existe el humor?
—Si existe, pero quizás no con tanto entusiasmo como aquí. Aunque la verdad es que no he podido ver nada en este pueblo que me demuestre dicha connotación, quizás sea porque estoy recién llegando.  
—¿Está usted segura?, estoy casi convencido que desde que llegó, el humor ya hizo de las suyas.
—No le entiendo. Seguro lo dice porque me mandaron a buscarlo por su apodo “Don Casinada”.
—¡No es por eso! —respondió riéndose con una carcajada —ese apodo me lo he ganado por mis bromas.
—Bueno, pero dígame ¿por qué tanto alboroto por este pueblo?
—Casi nada le podré explicar, para que usted lo entienda, tiene que visitar a la bailarina María Isabel, al tenor Juan Pedro, al guitarrista Francisco, a la poetisa Carmen Adela y al chistoso de Antonio.
—¿Los podré visitar ahora? ¿Dónde se encuentran?
—Ellos están casi siempre disponibles, todo depende de ti. Sigues por la calle sin desviarte, hasta el final. A María Isabel, la consigues a la derecha, quizás la veas bailando, que yo recuerde lo hacía hasta casi desmayarse del cansancio. Al frente de ella, está Juan Pedro, si tienes suerte podrás escucharlo cantar “Granada”, su canción favorita, esa es hermosa cantada por él.  A su lado está Francisco, que con su guitarra acompaña a Juan, pero éste lo opaca con su gañote, sin embargo, podrás apreciar cómo sus hábiles manos producen música de verdad, aquella que te hace callar para solo escuchar y llenar tu alma con las mejores melodías. Un poco más adelante está Carmen Adela, a esta hora acostumbra a declamar sus más hermosos poemas, escucharla es como volar por el cielo cruzando nubes y sintiendo cómo el Sol te irradia, es como soñar y sentir el amor. Y al lado de ella, podrás ver a Antonio, seguro olerás su torta, es una receta que le enseñó su mamá, siempre está con buen humor, sonriente y con un chiste en la boca.
—Gracias Don Casinada, iré a verme con ellos ahora mismo.
—Por nada señorita. Acuérdese de lo que le voy a decir: “el humor vence al miedo” –le  dice Don Casinada despidiéndose con una sonrisa pícara, más bien como si estuviera aguantando una carcajada.

Martiza, a pesar de haber entrado la noche, se dispuso a seguir las instrucciones de Don Casinada. Caminó hasta el final de la vía, pero solo se encontró con la puerta abierta del cementerio del pueblo, donde había un letrero que indicaba “A pesar de la muerte, aquí vive el humor”. Empezaba a asustarse, dudó por un momento si debía seguir, pero sus ganas de terminar pronto con su investigación la hicieron entrar. Este cementerio era distinto a otros, estaba bastante iluminado, sus jardines eran hermosos y las parcelas estaban ordenadas en grupos, todas con lápidas adornadas con flores, era pequeño y en el medio había un gran Samán, tan frondoso que casi podría cubrir de sombra el lugar.  En el andar por las caminerías, lee a su derecha una lápida “Bailé hasta morir”, y más bajo estaba escrito “María Isabel”, en ese momento sintió la brisa danzando por su cuerpo. Al voltear se encontró con Juan Pedro, que decía “El canto fue mi felicidad”, en eso escuchó a lo lejos el canto de algún pájaro que se despedía para ir a dormir. A su lado estaba Francisco, con una guitarra vieja bien cuidada, posada sobre su parcela, y sus cuerdas vibraban por el roce del viento que producía un susurro musical de paz, su escrito era “Enamorado de la música, con mi guitarra por siempre”. Un poco más adelante, se consiguió con Carmen Adela y una frase de un poema suyo “quiero volver a ser niña, para no dejar de jugar con mis muñecas…”, en ese instante Maritza la recordó, se la había aprendido en el colegio, era su poema favorito. De repente tuvo la impresión de oler una torta recién horneada, sintió la canela y las avellanas, el olor venía de la tumba que estaba al lado de Carmen, cuya lápida decía “Antonio, alias Don Casinada”, esto la aterrorizó a tal punto que estuvo a punto de correr, pero la contuvo la frase escrita a continuación “el humor vence al miedo”, en eso comenzó a reírse a carcajadas diciéndose «en este pueblo, ni con los muertos dejan de bromear».

Ella sale del cementerio con cierta mezcla de rabia y júbilo por la broma que le había jugado el supuesto Don Casinada, de quien nunca habría dudado de su honestidad siendo una persona mayor y tan caballerosa y que le hiciera perder su tiempo. Y qué pensar de Rogelio, el hombre de la posada, quien le sugirió que lo buscara.

Camino de vuelta, Maritza se encontró con Rogelio, quien estaba sentado en el primer escalón de las escaleras de la casa verde, donde se había conseguido con el supuesto Casinada. Ella, algo disgustada, se adelanta a decirle:
—¿Qué chantaje es éste?
—Ninguno —respondió Rogelio—¿Conseguiste a Don Casinada?
—Conseguí a un supuesto Don Casinada, quien abusivamente me mandó al cementerio.
—¡La broma de siempre! —dijo Rogelio riéndose —Él es mi padre, murió hace cinco años y juramos mantener el humor y ser cómplices en las bromas.
—Entonces, ¿Vi a un muerto? —dijo horrorizada Maritza, a quien le empezaron a temblar las piernas.
—¡Sí!, gracias a Dios viste a un muerto, a uno solo, porque si no ya estarías corriendo fuera del pueblo —respondió con una fuerte carcajadas, tan fuerte que los vecinos cercanos empezaron salir de sus casas.
—¿Vió a Don Casinada? —empezaron a preguntar todos en la medida que se asomaban.
—¡Si, lo vio! —respondía Rogelio al que preguntaba y todos reían.   
Martiza no entendía lo que pasaba, todos estaban burlándose y no le parecía gracioso. Rogelio, al ver que cada vez se disgustaba más, la agarró por los hombros y le dijo:
—En este pueblo llevamos el humor en los genes, desde nuestros fundadores que nos dejaron la tarea pendiente de hacer una cruz para cuando “seamos más”, hasta el tiempo presente que mantenemos el amor por nuestros ancestros a través del humor, recordándolos siempre con alegría. Cada quien, hace lo que aprendió de sus padres. Los hijos y los nietos de María Isabel siguen bailando hasta el cansancio. Los sucesores de Juan Pedro son los que conforman el coro de la Iglesia y tienen una orquesta, donde los músicos son los descendientes de Francisco.  Carmen Adela, no dejó descendientes, pero en el colegio se enseña su poesía y ya tenemos varios que la declaman fuera de la isla. Y Yo, hijo de Antonio, además de ser tu posadero, soy el repostero del pueblo, organizo las fiestas y el de los chistes. Te invito a que nos acompañes a celebrar, eres parte de nosotros porque has tenido la pureza para conectarte con nuestros muertos.

FIN    

lunes, 24 de septiembre de 2018

Bitácora gráfica CEC septiembre de 2018

Nos reunimos el 22 de septiembre de 2018 en casa de Don Luis, quién  además estaba de cumpleaños. Fue host y anfitrión en una magnífica velada-desayuno que duró hasta las 5 de la tarde. Es que entre amigos que escriben, el tiempo fluye como dice  "Mike", el de Flow.

Don Luis, como siempre nos sorprendió con arepitas, chicharrón de sardinas, cochino en caja china, además de lo que llevamos, que era cachapas, golfeados, buñuelos y tres tortas. En el brindis hasta hubo espumante rojo. Celebramos la amistad y cumpleaños de Don Luis y Doña Elinor.

Para recordar, sin dudas

TEMA: Libre
Host: Don Luis
Lugar: Casa Club




















GUARAÑAS CLUB DE ESCRIBIDORES
CUMPLEAÑOS DE LUIS SEMPRUN y ELI
22 SEPTIEMBRE 2018


Como el club de escribidores
La verdad que no hay ninguno
Y ahora que están inventando
Celebrar con desayunos

De cumpleaños Luis Semprun
Y como siempre muy devoto
Y se vino de Madrid
Pa' celebrarlo con nosotros

Muchas gracias Luis Semprun
Por su casa club prestarnos
Un momento tan feliz
Vamos todos a alegrarnos

Como siempre Alberto Lindner
Se le vino una ocurrencia
Solicitar unas guarañas
Preparadas en Valencia

Aquí están estas guarañas
Con un cuatro y con maracas
Para los escribidores
de nuestro club de Caracas

Amigos muy especiales
A los cuales yo respeto
Que hoy están celebrando
En ese "Santo Secreto"

Es que a Hened Abraham
A esa nada se le escapa
Prometió llevar la masa
Para hacer unas cachapas

Irma Wefer ripostó
Y no se queda calladita
Dice para acompañar
Llevará queso telita

La odontólogo Elinor
Ofrece llevar golfeados
Contribuyendo a que aparezcan
Muchos mas dientes cariados!

Una que no había confirmado
Es la bella de Tibaire
Parece que se quedó 
Por allá por Buenos Aires

Un postre traerá Tibaire
Lo ofrece de mil amores
Y todos están diciendo
¡Ojalá sean alfajores!

Ya Gudelia visitó 
A Perú y Dominicana
Ahora disfruta en Caracas
Al Ávila por las mañanas

Con su bella poesía
Nos enseña acá Gudelia
Que se puede ser feliz
A pesar de la tragedia 

Que desayuno tan bueno
La comida esta exquisita
Muy feliz se ve comiendo
A nuestra amiga Jesusita

Elinor salió e' su casa
Su esposo le echó un regaño
Cuando vio que en la cartera
Metía un traje de baño!

Elinor trajo golfeados
Otros trajeron comida
Lo mejor el chocolate
De mi italiana preferida

Ella dijo que traería
Dos bebidas de "sorpresa"
Una seguro de chocolate
La otra debe ser de fresa.

Dicen que Martín Fernández
Come mucho y con creces
Y por eso amenaza
Con desayunar hasta dos veces

En San Antonio de los Altos
Y que vieron a Maigualida
Comprando pal' desayuno
Unos dulces y bebidas

Cuando salía del mercado
Todos se se quedan viendo
A sus bolsas transparentes
"Para ver que están vendiendo"

La pasamos de lo mejor
Con Alberto y con Martín
Disfrutando el desayuno
Desde el comienzo hasta el fin

Quise estar con ustedes
En esa reunión tan fina
Pero salí de Valencia
Y no conseguí gasolina

Y se acaban las guarañas
Nos vamos a paso lento
Solo hay que agradecer
Por pasar tan buen momento


Muchas felicidades
Lionel Álvarez
22 septiembre 2018

domingo, 23 de septiembre de 2018

una conversación estéril

viernes, agosto 03, 2018

"Una conversación estéril"

Hace dos semanas terminábamos una sesión de Junta Directiva y bajamos todos a comer en lo que hemos llamado un "working lunch" o comida rápida, para no perder el impulso y seguir trabajando. Fue entonces que ante el silencio, comenzamos a hablar de un tema un tanto ligero, apartado de la realidad empresarial, pero de cierto interés. Fue entonces que uno de los gerentes dijo: -"en el marco de esta conversación estéril...", dio su opinión y siguió comiendo.

Las juntas de gerentes pueden ciertamente dedicar su media hora de comida ligera a seguir hablando de lo que se hablaba a puertas cerradas; pero no en un espacio público hasta donde las "paredes escuchan". Lo otro, es hablar de temas que nos son cercanos, quizá cotidianos, que nos separa momentáneamente de los temas complejos de la organización y prepara a nuestro intelecto a una nueva etapa o sesión. Decir que una conversación es estéril, entrega un juicio de valor a quienes conversan y cierra cualquier posibilidad de amablemente, concluir el tema. Simplemente, lo escuchan se ríen, y siguen comiendo.

Según las academias, el término "estéril" se refiere a todo aquello que no da frutos o es incapaz de reproducirse. Siendo así, son palabras sin sentido, según el escucha enjuiciador, es el que le da esa categorización, simplemente para no tener que seguir escuchando. ¿Quién le da las característica de esterilidad a las palabras? Pues quién juzga sin dudas. Los que participan en la conversación pudieran hacer caso omiso, o como pasó realmente: tomas el término en juego y se hace alusión cada vez que un tema es fastidioso. Los gerentes, antes de emitir un juicio, deben esperar que la respuesta llegue a su cerebro neo cortical para que sea una respuesta pensada, justa, equilibrada, motivadora y para nada, restrictiva. En coaching ontológico decimos que en los juicios, "lo que Pedro dice de Juan, dice mas de Pedro que de Juan". Así son los juicios; son expresiones verbales, emocionales y corporales de nuestro propio ser. Desde allí podemos entender a otros en la comprensión de las intensiones que subyace detrás de las frases, Desde allí podemos en consecuencia, hacer un juicio del emisor.

Hay gerentes que no conocen el tiempo presente; siempre andan o anclados en lo que pasó o peor aun, ansiosos de lo que va a pasar. El tiempo de relax en un almuerzo, se puede dedicar a cualquier tema; pero puede pasar que alguno de los gerentes se encuentre en "otro lugar, con otras personas y en otro momento". Es posible que aleatoriamente "ataque" a aquello que le perturbe en su "ser estando en el futuro". -"Que fastidio esta gente hablando de esto", quizá llegara a pensar.

La escucha activa es una de las mayores y mejores competencias de un lider coach, aquel que indaga en vez de proponer, que busca sentido a las cosas en vez de encasillar o enjuiciar, que aprecia los valores en vez de despreciarlos, que intuye en vez de prejuzgar y que reconoce al otro en vez de sobreponerse al otro. Las conversaciones "estériles" solo existen en la realidad de quién coloca tal juicio. Algunas conversaciones superficiales son necesarias dependiendo del momento y las necesidades de las personas. Vivir en el momento, en el presente no es tarea fácil; pues la necesidad de construir el futuro nos conduce allí. El gerente debe hacer un esfuerzo entonces, de vivir con "presencia centrada", en respeto mutuo, en escucha y con la humildad necesaria desde donde reconoce que no lo sabe todo y siempre puede aprender de otras personas

Alberto

PD: la foto es mia

Tomado de: http://facilitymanager.blogspot.com/2018/08/una-conversacion-esteril.html

sábado, 22 de septiembre de 2018

En el cuarto piso

El pasado domingo 16 de septiembre celebré mi cumpleaños #40. Un conjunto de emociones me han acompañado desde antes, al acercarse esta fecha.
Año tras año he celebrado cada una de mis vueltas al Sol con una alegría que ahora juzgo indiferente.
Pero este año no me siento igual.
Celebro mi vida!
Me reconozco como aprendiz y observadora de mí. Entro en una nueva etapa que defino de atenta construcción. No tengo prisa ni pausa, me muevo hacia la Elinor que estoy descubriendo que quiero ser. Una Elinor que toma las riendas de su propia vida. Que se regala la aceptación de su imperfección y que se muestra sin miedo a la crítica. Que su vulnerabilidad no la expone al daño sino al crecimiento. Que puede divertirse con sus errores, reírse a carcajadas y aprender. Que no espera el momento perfecto porque sabe que el momento es ahora o puede que no llegue nunca. Que sepulta fantasías que hieren y cultiva sueños posibles. Que da la bienvenida a aquellos que la aceptan como es y la estimulan y acompañan a mejorar, y despide a aquellos que le exigen que sea otra. Que agradece a Dios y a sus padres por el don de la vida y a los amigos el carño sincero y su compañía.

Feliz 40 cumpleaños Elinor!

Feliz Cumpleaños Luis

Querido Luis:

En este 22 de septiembre más allá de desearte feliz cumpleaños (que lo hago) quiero expresarte lo que habitualmente pienso.

Diariamente reconozco tu presencia, reviso mi chat de escribidores y allí estás tú con tus infaltables mensajes que me invitan a reflexionar y a hacer un propósito diario. Haz estado cercano inclusive a miles de km de distancia.

Nos haz acogido en tu casa, la cual denominas orgullosa y generosamente "La Casa Club", en ella manifiestas tu gran talento como anfitrión. Desbordas tus creatividades culinarias... las magníficas alitas de pollo que estimularon a millones de papilas gustativas.

Distingo la "Casa Club" del "Santo Secreto" en donde también hemos compartido experiencias increíbles, hablando desde religión hasta santería y... en el tiempo... de un "León".

Cada vez que desde entonces escucho que "Dios es Amor" te recuerdo; así te coleaste en mis oraciones.

Tus fotografías recrean mis miradas, pero la foto que más recuerdo tuya no ha sido producida por tu lente sido que en ella estás retratado de niño con unos zapatos pulidos y cuando recuerdo esos zapatos inmediatamente en mi memoria está tu mamá lista para un paseo en moto con su hijo, luciendo ella unos zapatos de deportivos a los que él anuda y enlaza las trenzas.

No sin motivos compartimos nuestras primera y última fortalezas, ambos virgo.

Agradezco tu amistad y deseo que te abunden bendiciones éste y muchos años más.

Elinor Ribas.

viernes, 21 de septiembre de 2018

LA PALABRA PODEROSA


LA PALABRA PODEROSA

Mojarme en la palabra  y en el poder de las emociones
picarla en trocitos y aliñarla con lágrima serena.
Soltar un abrazo o una chispa de humor humeante
y arquearme la espalda si de acariciarte se trata.

Curtir la bondad y cuartearme las manos,
en los túneles negros de tu pena extraña.
Poner mi palabra en silencio y mi escucha amorosa,
como pequeña tabla que tal vez, por hoy  te salva.

No estoy dormida, no ando adormecida,
no pretendo ocultarme de tu miseria que es mi llaga.
Quiero vestirme de tu soledad,
del color de tu herida y sentirme tú siendo yo.

Que mi sensibilidad sea puente y liana,
la sopa espiritual, el dolor que calma.
Somos pasajeros de la misma vida, solo que,
unos vamos en primera clase y otros a la deriva.

Soltemos la palabra en el banquete del humor,
soltemos el verbo seductor en la gris velada.
Todos somos heridos en lunas llenas,
nos agita por igual el amor y la tempestad.

Seamos la chispa que enciende una sonrisa.
Seamos barco y brisa en el andén paria de la vida.
Seamos el pan de la olla vacía,
el té que desinflama fiebre y herida.

Quiero bañarme en la soledad de quien te habita,
en esa muerte que a veces te gravita.
Que mi ceguera no borre las rendijas,
por donde se cuela el amor que te redime y te sana.

Aquí yace la palabra que una vez fue pensamiento,
el amor convertido en soneto de letra grande.
La palabra cuando es poderosa,
es el parche perfecto en el corazón del que se llaga.

No te escondas de la pena de quien te llama.
No pospongas la entrega del te quiero.
Nunca sabes cuán tarde será tu llamada.
La palabra muda, dice mucho en los labios de quien la calla.

Gudelia Cavero Hurtado




Cabeza de hacha

Sugiero que oigan la canción … saladísima, por lo demás!

Recuerdo que en mi infancia, se escuchaba a menudo una canción que se llamaba “cabeza de hacha”. En mis pueriles enredos mentales, me preguntaba que significaba aquéllo. La canción, por lo demás, era pegajosa, y la gente la bailaba con mucho son, lo que me hacía suponer que la canción era alegre. Pero había algo que me llamaba la atención en mis divagaciones infantiles, y era una parte de la letra que decía “ arrastrando esta cadena tan fuerte hasta que mi triste vida se acabe”.

Realmente no lograba engranar el ritmo sabroso de aquella melodía y el algarabío que se formaba cuando la tocaban, con la tribulación que emanaba de la letra y de las voces de aquellos cantantes del conjuntico pueblerino y campechano de mi pueblito natal. ¿Por qué, me preguntaba, por qué tenía que arrastrar una cadena tan fuerte? ¿Hasta que su vida se acabara? Y yo me imaginaba la propia cadena atada a los pies de ese pobre lugareño que sufridamente tenía que arrastrarla. No, no lograba entender tanta penuria. Y también el cantante aludía a aquéllos martirios que él había estado soportando. ¡Uy! Y a mí que la palabra “soportar” me producía escalofríos. No, yo no quería soportar nada, lo mío era jugar, cantar, vivir.

Y por otra parte, nunca entendía que significaba “cabeza de hacha”, no lograba imaginarme eso, y ahora, tratando de buscar significadosde “hacha”, me topé con la sorpresa de que entre ellos, surgió como de la nada, ese de “brillante”. Me imagino que quien escribió la canción no conocía esta inflexión, pero me atrevo a concluir que el  señor de la canción no tenía nada de hábil, cuando decidió arrastrar esas cadenas hasta que su triste vida se acabara.

Hoy en día, después de haber vivido tanto, y con la mente aderezada con algunas otras versatilidades,  me pongo a meditar al mejor estilo de Mafalda, y he llegado a la conclusión de que aquella canción que tanto ruido me hacía en mi cabecita loca, sigue generando en mí el mismo zumbido. ¿Por qué, me pregunto, nos empeñamos en arrastrar las cadenas o “llevar la cruz a cuestas”, como decía mi abuela, si la vida es tan bella?



No, “no concibo que todo acabó”, como dice la canción, al contrario, el horizonte se descubre ante nosotros cada día ofreciéndonos miles de posibilidades. No nos dejemos entrampar por esos miedos infames, activémonos para evitar que nos convierta en prisioneros. “Una cosa son los miedos y otra es ser cobarde”, eso se decía la niña en su cabecita enmarañada, y eso decimos hoy que hemos vivido una vida bamboleante, que andamos por caminos más intrincados, pero que sabemos engranan perfectamente con sus cadencias y sus compases en ese torbellino existencial que llamamos vida. No,”yo no me voy de esta tierra y adiós”, yo me quedo con ustedes, mis amigos, a vivir, a disfrutar de todas esas emociones compartidas que nos hacen tan felices.


Nancy Gutiérrez

JJJ


Que ya me voy de esta tierra y adiós 
buscando yerba de olvido olvidarte 
a ver si con esta ausencia pudiera 
en relación a otros tiempos olvidarte 

He vivido soportando martirios, martirios 
jamás debo de mostrarme cobarde 
arrastrando esta cadena tan fuerte 
hasta que mi triste vida se acabe