domingo, 31 de mayo de 2015

Soy Mujer

Nací mujer. Cuestión de azar, pues prácticamente con la misma probabilidad, hubiera podido ser hombre.
Desde siempre una pregunta ha acompañado mi existencia, con sentido que alterna entre lo sutil y lo explícito, lo trivial y lo profundo, lo práctico y lo filosófico, lo mundano y lo espiritual: ¿Por qué es tan importante ser mujer?
¿Por qué es tan importante ser mujer, si para todos es solo una de dos opciones, predefinida, hombre, o mujer ¿Cuál es la alharaca, entonces, sobre la importancia de ser mujer? Se es mujer y ya.
Eso sí, yo había tenido la suerte de ser mujer, lo intuía.
Me sentía a mis anchas, identificada con ese pequeño cuerpo femenino.
Hay que saber ser mujer, es un privilegio ser mujer.
No tenía exactamente todos los intereses y gustos de las niñas. Muchos de sus juegos me aburrían.
Aún así, tenía la suerte de ser mujer. Yo creía.
Podía aventurarme al mundo de los hombres y no era tan mal visto como si hubiera sido en sentido contrario. Y me divertía.
Di por sentada mi condición de mujer. Miré a hombres como ejemplos, como maestros. Miraba hacia afuera, no hacia adentro, no hacia mi género. Al fin y al cabo, mujer ya era por condición natural, no había nada que aprender sobre las mujeres. Eso ya lo sabía. No sabía.
Eso sí, yo había tenido la suerte de ser mujer. Lo sentía.
No me identificaba con buena parte el estereotipo de ser mujer. Aún así, llevaba la impronta, profunda, velada.
Pero tenía la suerte de ser mujer. Me sentía orgullosa de ser mujer. Sentía la fuerza de ser mujer.
Poco a poco aparecieron, bajo la multitud de expresiones de forma del estereotipo, ráfagas de la grandeza de ser mujer. ¡Cómo engañan las apariencias en esto de ser mujer!
Los ejemplos y maestros se desdibujaron, y poco a poco mi percepción evolucionó y he podido apreciar en mis congéneres, con admiración, las invaluables vetas en el ser de quien sabe ser mujer.
La importancia de ser mujer no se diluye por comunes que seamos (al fin y al cabo somos solo una de dos opciones), ni por mucho que nos repitamos. Cada mujer es una maravilla de significado en si misma y en las personas que toca en su vida.
Tengo la suerte de ser mujer, Lo sé.

jueves, 28 de mayo de 2015

Extracto del Diario de un Intelectual


Martes en la noche

La verdad, no sé cómo resolver este dilema. A veces la veo como
una dulce y tierna doncella y otras como una temible "Viuda Negra". Vienen a mi mente rasgos de su cara, retazos de frases inconclusas, actitudes y gestos totalmente contradictorios entre sí. Es como si la imagen de Lorna hubiese estallado en mil pedazos y ahora, ante la imperiosa necesidad de reconstruirla, me encontrara con varias maneras posibles de reunir el rompecabezas. Una y otra vez pruebo diferentes posibilidades; pero después de este agonizante ejercicio llego a la siguiente conclusión: ¿quién es Lorna verdaderamente?

Si me enfoco en los sentimientos, lo que me encuentro es este dolor en el pecho, esta debilidad, este desconsuelo, esta incapacidad de vivir con normalidad, esta sensación de estar incompleto. Así que debo comportarme de manera racional. No puedo entregarme a estos sentimientos que quien sabe dónde pudieran conducirme. Debo confiar en la razón y, a través de ella, poder salir airoso de esto.

Pero esto me resulta tan difícil de analizar, tan frágil, como si fuera un espejismo o tierras movedizas. Es igual a lo que sucede con la música que suena ahora mismo en el equipo de sonido, donde canta alguien de otra generación que ya murió. Pero al escucharlo lo percibo muy vivo, como cortado en el tiempo y traspasado a este momento. Al fondo un grupo de personas se dejan descubrir por su rumor, por el sonar de las copas, por sus risas y sus murmullos. ¿Cuán real es la música, el cantante y su audiencia? Ya ellos no existen en realidad, pero de alguna manera ¡están allí!

El cantante ya no existe, ni la gran mayoría de la audiencia de ese momento. Y por esto es que pienso: ¿Cuán real es Lorna?

Tal vez la realidad no pueda medirse en términos de categorías Aristotélicas. Tal vez la ontología de las situaciones requiera de una aproximación más Galileana, de tipo probabilístico; con grises y gradientes. Visto de ese modo, la pregunta no es si algo existe, sino en qué grado existe.

Analicemos entonces el “problema Lorna”, teniendo en cuenta que ella no es “una” unidad sino una dispersión probabilística. Es decir, no se trata de “Lorna”, sino de -El Conjunto Lorna-. “Sea el Conjunto Lorna, aquel conformado por toda X tal que X es igual a Lorna sub 1, Lorna sub 2, Lorna sub 3 ... Lorna sub i ... Lorna sub n”. Todos estos “eventos” (Lorna sub i), giran alrededor de lo que yo generalmente llamo "Lorna", lo cual es quizás la “Media” de este conjunto.

El problema entonces, visto de esta manera, es que ha aumentado su "varianza" para decirlo en términos estadísticos o su entropía para usar una metáfora química.

Y esto ha sucedido, porque en la medida que la frecuento más, la confronto en su "dispersión" e inconsistencia. Y al precisarla y confrontarla, he tenido un efecto entrópico sobre ella. Esto podría cambiar su “media”. Es posible que la ecuación de regresión cambie y por tanto, el lugar geométrico que explique los puntos, ya no sea más lo que he conocido hasta ahora como “Lorna”.

Esto me hace recordar esas imágenes del Telescopio Hubble en las que presentan cuerpos celestes que se atraen o repelen y como resultante ocasionan un desenlace: permanecen girando en forma estable, colapsan el uno sobre el otro o terminan por desligarse.

¡Eso es! ¡Eureka! Eso es lo que tengo que buscar: formar un sistema en equilibrio en el que giremos uno alrededor del otro. Pero debo atraerla hacia mi órbita de manera que los pesos relativos de sus personajes-eventos, sean tales que se produzca la Lorna promedio que yo quiero y no esa distribución Bi-modal donde pasa de Dulce y Tierna Doncella a Viuda Negra. Debo influir sobre ella, para que gane la Lorna “mía” y no haya otra posibilidad.

Ahora me siento un poco mejor. A través de la razón he logrado drenar esos sentimientos que me estaban haciendo perder la cabeza.


Sábado
Todos los avances logrados en mi análisis del caso Lorna se vinieron abajo cuando rechazó verme.  Sufro al entrar en cuenta que Lorna piensa que yo creo que ella considera que yo la hago sufrir al pensar mucho en ella. Es como si pensara que ella podría sentirse culpable por mi sufrimiento.

Nada de este análisis es tan real como lo que siento por ella. Es una conexión que me recuerda la idea del entanglement propuesta en la Física Cuántica. Lo que nos une es tan fuerte, tan intenso, que seguro que los cambios de humor que experimento, los está sintiendo ella donde esté; como el cambio de spin que experimentan las partículas sometidas a fisión nuclear cuando alguna de ellas se le altera el propio.

Pero debo intentar la razón como medio para superar estos sentimientos. Tal vez la lógica pueda ayudarme mejor que lo que logré con la matemática antes.

Si ella me ama, me siento bien y pienso que soy bueno, por tanto: ella me ama porque soy bueno. Pero si ella no me ama, me siento mal y pienso que soy malo por sentirme mal. En ese caso: ella no me ama porque soy malo. Pero en realidad, yo no soy bueno y malo a la vez. Soy uno o lo otro. En cambio ella, es buena y mala a la vez.

Como la amo, soy vulnerable a ella y sus cambios acarrean cambios en mí, de modo que mi varianza también está aumentando. Pero si mi varianza aumenta, pierdo la capacidad de influir sobre ella y fijar su media.

He caído en la trampa y debo salir de ella! La clave está en mi temor a no-ella, es decir, a perderla, a que me rechace. Debo invertir la lógica que ha estado siguiendo mi mente en forma automática. Yo soy el bueno, sin lugar a dudas y si ella me ama, me ama porque ella es buena y merece mi amor.

Pero si no me ama, es porque es mala, en cuyo caso no merece que la ame. Si ella quiere ser mala, que lo sea, pero que se olvide de mí: no me va a halar hacia ella. Quien debe halarla soy yo: capturarla en mi órbita.

Yo haré lo posible para salvarla, pero ella decidirá su destino. Si decide no seguirme se convertirá en no-ella y, por tanto, ya no me interesará, ni será digna de mi amor.

¡Asunto resuelto! De todas maneras la semana que viene tengo cita con el analista. (Ojo: imprimir estas ideas para llevarlas a la cita).

Jueves en la noche
Fui al analista (mejor dicho: la analista) y le conté el asunto Lorna. Me insistió le contara mis sueños recientes. Así que le conté uno que tuve con gallinas.

Me encontraba en una pequeña edificación cuyas paredes eran de apenas medio metro de alto y a partir de ellas se erigían unas vigas de un metro y medio adicional que sostenían un techo. Había varias áreas diferentes comunicadas entre sí a través de corredores. Era un gallinero y todas las áreas estaban repletas de gallinas. Todo estaba lleno de plumas y caca de gallinas, con el olor muy característico que tienen los gallineros. Yo caminaba por los bordes superiores de las paredes teniendo cuidado de no caer. Mientras hacía equilibrio las gallinas me miraban desde el piso muy agitadas y conmocionadas, todas cacaraqueando frenéticamente, como anticipando que me cayera. Algunas daban saltos como tratando de alcanzarme. Todas me miraban con ojos de furia. Yo caminaba por los bordes laberínticos de las paredes tratando de buscar una salida. En mi afán y mi nerviosismo a veces resbalaba un tanto y las gallinas cacareaban más fuerte y con más odio, saltando y haciendo gestos para picotearme. En una de esas me caí sobre un montículo de caca y todas las gallinas corrieron hacia allí para saltarme como locas encima y picotearme hasta hacerme sangrar.

Desperté bañado en sudor, jadeante y lleno de pánico. Luego volví a dormir y tuve un segundo sueño que recuerdo con menos detalles. Sólo recuerdo que había delante de mí una gran gallina, robusta y muy grande y colorida, entre los colores resaltaba el color oro. Estaba tranquila e inspiraba paz. Me llamo la atención que una gallina pudiera ser tan sabia, poderosa y respetable.

La analista me preguntó por el significado que tenían las gallinas para mí, pero solo recordé que la última vez que hablé sobre gallinas. En una conversación semanas atrás había dicho que me parecían muy poco interesantes o inteligentes, pues lo único que sabían hacer era picotear su comida, corretear y poner huevos.

La analista sugirió que el sueño representaba mi relación con mi ánima, que es la mujer internalizada que tiene el hombre.  Y que muy seguramente yo proyectaría esto en las mujeres de mi vida. Según ella, yo tendría reprimida mi ánima, en la forma de mi intuición y sentimientos, pues doy mucho énfasis a la lógica y el razonamiento. Considero despreciable en cierto modo las facetas más afectivas. Tengo una especie de fobia a los sentimientos. Tal vez es algo que provenga de la relación con mi madre que he reprimido. Estos aspectos los proyecto en Lorna, la cual a veces veo como desconocida y cruel.

Tal vez el problema de la varianza sea mío, más que de Lorna. Mis oscilaciones de afecto hacia Lorna tienen que ver con el grado de conciencia que comienzo a tener de aspectos de mí mismo reprimidos, al contactar con lo inesperado, lo novedoso, lo incierto y amenazante que representa Lorna para mí. Entonces al despertar esta parte dentro de mí, que no conozco y tengo reprimida, me descontrolo un poco y me pongo agresivo.

La analista me recomendó hacer algún tipo de trabajo corporal y con las emociones. Que no todo lo puedo resolver con razonamientos y que debo moderar mi tendencia a pensar en exceso.


Víctor Calzadilla

Con ojos de madre

Así me miraba mi mamá, yo lo sé. No creo que siga viéndome con esos ojos. Ahora yo la veo a ella con ojos de madre y ella seguramente me ve con ojos de abuela. Mi mamá es otra persona desde que yo soy mamá. O tal vez soy yo la que soy otra.

¿Le habrá pasado lo mismo a mi mamá con mi abuela? ¿y a mi abuela con mi mamá? No todas las mujeres de mi vida han estado asociadas a la maternidad, de hecho aunque siempre quise ser mamá nunca había reflexionado sobre el tema. Antes de que la maternidad fuera un área tan importante en mi vida, las mujeres que me rodeaban (en la realidad y en la imaginación) tenían otro significado. Muchas eran madres, pero todas tenían como factor común: su entereza, su capacidad de salirle al paso a las situaciones, su fortaleza ante la adversidad, sus trabajo diario para superarse.  

Nunca imaginé que cuando te pones los ojos de madre también ves los miedos con más claridad. Tampoco llegaba a sospechar que la maternidad te hacía más fuerte y a la vez más vulnerable. Nunca, como ahora, había visto con tanta claridad que el trabajo de mis abuelas fue, es y será, el más noble, más exigente, de mayor entrega y dedicación: hay que verle la cara a criar 14 hijos una y 8 hijos la otra.

Puedo afirmar que las mujeres de mi vida son unas emprendedoras. Sus emprendimientos son de admirar. Han tomado su vida como quien toma al toro por los cachos, han gestionado sus proyectos familiares buscando siempre la felicidad de todos, han administrado hogares con tal eficiencia que superan cualquier crisis, han gerenciado su desarrollo profesional y se convirtieron en coach de sus vidas y de las de quienes las rodeaban.


Llevo un poco de las mujeres de mi vida en la mujer que soy.  

Nayari Rossi Romero 

miércoles, 27 de mayo de 2015

a todas Ellas !Puro agradecimiento!

Un carrusel de recuerdos me invade cuando me piden que escriba sobre las mujeres de mi vida y el agradecimiento se hace vivo. !Gracias a la vida que me ha dado tanto y me sigue dando mucho!

Madre mía, mi amá. Organizada, eficiente, cariñosa, cumplida, atenta, pero sobre todo siempre presente. Mañanas de desayuno servido, todo listo y arreglado, llegada de la escuela y mi amá siempre ahí. Es mi primera y más significativa mujer en mi vida.

Mis abuelas. La abuela Ana María , una venezolana bien criollita de quien comí ricas cachapas y hervidos. La Tita, una abuela argentino-venezolana de quien comí unas ricas empanadas argentinas y alfajores. Dos mujeres buenas, íntegras, entregadas a sus familias, unas tronco de mujeres y de abuelas. ¡Qué rico fue conocerlas y tenerlas!

Mis hermanas. Mar y Mer, allá y aquí, levedad y energía/bondad, ejemplos complementarios, apoyos incondicionales, mujeres maravillosas.

Mi suegra. Una mujer original. Con ella aprendí las palabras “autenticidad, transparencia, no ceñirte a las convenciones, proponer ideas alternas a lo común, la tremendura y el buen humor”.

Mis maestras. Mi maestra María Auxiliadora de tercer grado. Buena, cariñosa, firme, motivadora. ¡Una maestra maravillosa!

Mi mamá académica. Mi querida Alida. Mamá, abuela, profesora, investigadora, buena gente, desprendida con sus conocimientos, sus libros, su casa y su afecto. ¡Siento mucha felicidad de contarla entre mis amistades y mis afectos!

Mis amigas. Mujeres diversas, luchadoras todas, buscando su felicidad, maravillosos seres humanos que me han ofrecido lo mejor de ellas. Compañeras de festejos, pesares, aciertos y desaciertos ¡Cuánto aprendizaje! y lo que falta.

Mis apoyos en la casa. Empera e Inés. Mujeres que con su servicio me han permitido tener mi casa ordenada y mis hijos a buen cuido.

Mujeres que me inspiran, mujeres públicas, mujeres destacadas, mujeres exitosas, mujeres con ángel, mujeres con todo.

Mujeres de todos los días que veo caminando en la calle llevando a sus hijos de la mano, sirviendo un café en una panadería, atendiendo a los niños en una escuela, anunciando noticias en la tele, haciendo compras para su casa, bailando en una fiesta, viviendo el día a día.

¡Mujeres capaces de darlo todo, de verlo todo, de atenderlo todo!

Un carrusel de recuerdos me invade cuando me piden que escriba sobre las mujeres de mi vida y el agradecimiento se hace vivo. !Gracias a la vida que me ha dado tanto y me sigue dando mucho!

María Elena Garassini


Así las conocí

“Si tú fueras hombre, me casaría contigo”. Así de espontánea y sincera es la frase que una de mis grandes amigas me dijo un día. Quien tiene amigas de verdad sabe que eso no era una propuesta ni había nada sexual en ello. Sólo una reflexión compartida desde la absoluta franqueza. Y lo sabe porque seguramente lo ha dicho o lo ha querido decir alguna vez.

La intensa conexión de la amistad entre mujeres no entiende de malicias o intenciones solapadas, sino de aquello a que sólo a nuestros ojos se hace evidente: su ceja levantada cuando algo que hiciste le disgusta, su emoción con tus alegrías, su absoluta lealtad o su corazón roto cuando el tuyo lo está.

Esa complicidad se teje día a día con las risas que nadie más entiende, las miradas que otros no perciben y un diccionario propio que se va enriqueciendo y haciendo más complejo a medida que pasan los años.

Para preparar el Taller de Escritura Creativa y Psicología Positiva hice un montón de ejercicios para saber cuáles incluiría. Uno de ellos se titula "el día que nació nuestra amistad". Tengo la suerte de tener muy buenas amigas de la infancia, la adolescencia y la universidad, y aunque han pasado un chorro de años, se mantienen como el primer día. 


Son más que estas cuatro, pero con estas cuatro pasa que me acuerdo a la perfección de ese momento mágico: el instante en que supe que seríamos amigas de verdad. Y eso es lo que aquí quiero compartir. Porque aunque breves, estos relatos hablan de la mujer que soy, porque al lado de ellas he crecido.

Que este sencillo ejercicio de Escritura Creativa sirva de pequeño homenaje y de agradecimiento, sin restar valor a la enorme huella y la profunda gratitud que siento por el amor y sabiduría que las otras mujeres de mi vida -mi mamá, mis abuelas, mis tías y mis primas y mis otras cuatro amigas- me han dado y me siguen dado.

           Conocí a Erika el día en que con su poncho naranja y negro, se acercó a mí en el frío y oscuro patio del colegio. Había llovido y yo estaba sentada en un rincón pues no conocía a nadie. Ella me vio y me dijo "¿Por qué estás sola? ¿no tienes amiguitas? Ven a jugar conmigo y extendió su pequeña mano". Ese día teníamos 4 años. Hoy, 34 años después, su mano sigue abierta para mí.

           Beatriz y yo nos juntamos porque las dos habíamos quedado huérfanas de amigas ese año escolar. Ella me caía bien porque era divertida y no le gustaba meterse con nadie. Después descubrí lo generosa que es, y que a la vez tenía un carácter endemoniado, casi como el mío (tal vez un poco más ácido, si cabe). Y en algún momento, bien cercano, comencé a tener la certeza que hoy sigo teniendo: que ella haría lo que fuera por mi, y yo por ella.

        Un jovencito en camiseta Ovejita tuvo la culpa de que Gaby y yo nos hiciéramos amigas. Él y su manía de quitarse la camisa del colegio y quedar en franela mientras jugaba volibol en la cancha del colegio. Estaba hecho para subir nuestra temperatura de adolescentes a 40 grados. "Ay qué calor, ay qué calor..." Eso fue lo que estuvimos cantando todo ese recreo. Y nos reímos, y nos reímos, y nos reímos. Su risa era cálida, sincera, generosa e inteligente, tal como ella. Nos reímos tanto que tengo su risa metida en el corazón y sigue sonando como el primer día, aún cuando nos toca llorar juntas.

       Emma y yo nos encontramos gracias a nuestra inteligencia (y seguramente también gracias a nuestra poca humildad). Las dos queremos ser tan inteligente como es la otra. Emma no sospecha que ella saldría perdiendo, pero es algo que nunca le diré. El día que nos vi haciendo a la perfección y de manera espontánea la mímica de una canción (bueno fueron varias, gracias al tequila por la energía) sólo con mirarnos a los ojos, entendí que ella, además de no abandonarme nunca, siempre me entendería aún sin mover los labios.


*La introducción de este texto aparece en otro post que hice para la revista Eme sobre lo bueno de tener amigas. Esto de autocitarse es un poco extraño, pero se me hacía necesario usar esas precisas palabras.

martes, 26 de mayo de 2015

La mujer que soy

Sin duda, una declaración de este tipo, partiendo de un hombre, no deja menos que un gran espacio de reflexión y claro está: Una duda.

No pretendo abandonar un closet en el cual nunca he estado. Tampoco deseo darle un vuelco a mi existencia, que según dicen muchas damas refiriéndose a la actualidad masculina, pareciera que el hombre después de cierta edad siente la necesidad de declararse homosexual.

Lo expresado responde únicamente al haber estado rodeado de mujeres durante toda mi vida y que sin duda han moldeado mi forma de ver el mundo. Un mundo sin lugar a dudas, altamente complejo, inexplicable, incomprensible e intangible como es el mundo femenino.
Abuelas, Madre, Amigas de mi Madre, Hermana y amigas de mi hermana, Ex -esposa, hija, Primas, Parejas, compañeras de estudio y de trabajo, constituyen una constelación de aprendizaje que pocos mortales han podido experimentar. Por su contraparte, Abuelos y Padre por corto tiempo, hermanos hombres nada, primos poco presentes, hijos varones nada y contrario a lo que un lector pícaro podría pensar, nada de ex- esposo o ex-pareja masculina.

Fui y soy prácticamente un infiltrado en territorio enemigo.  Al principio, por mi condición de varón, el mayor reto era no adoptar frases o ademanes no propios a mi género. Decir Neceser o doblar la mano hacia abajo manteniendo el brazo fijo, no era algo que esperabas ver en un adolescente hombre. Sobre todo si iba acompañado de un tono de voz notablemente masculino.
Sin embargo, entrar infiltrado en ese nebuloso  mundo me daba una ventaja competitiva al tratar con féminas, arruinada solamente por mi falta de entendimiento, paciencia e impetuosidad.

Aprendí a navegar entre lo ambiguo y lo real, entendiendo que en el mundo de la mujer no existe ninguna diferencia.  Tal cual como las novelas mexicanas, un no puede ser un si sin dejar de ser un no. Un no es un no y también un sí. En mi juventud erré muchos de mis objetivos por seguir a la real academia española. Eso es una lección de manejo de la incertidumbre.

El complacer también es un reto inalcansable. El lograr entender si lo que le gusta a una mujer, realmente le gusta, es una suerte de albúr. Suavidad o violencia, ímpetu o pasividad. Sólo habrá algunos chispazos en el firmamento que podrán indicar el camino a seguir Eso es una lección de análisis del entorno.

Entender que una prenda de vestir o un par de zapatos es algo más que un trapo para ponerse o uno objeto para caminar es un verdadero reto. Una cantidad de variables entran en juego en una prenda de vestir que van desde el color, textura,  opacidad,  peso, altura, ocasión, minuto del día, moda, las amigas, los amigos, la Madre y tal vez el Padre, los vecinos y en sentido amplio, la sociedad. Una minúscula tirita a un lado del zapato es una gran diferencia que la misma tirita al lado contrario.

Estas y una cantidad de otras variables que confluyen el ajuar femenino, puede darte a conocer la cantidad de tiempo de tu vida que puede llevar escoger un regalo para tu suegra.  Comprender esto sin asustarse es una lección de valoración de las diferencias o predicción del futuro. Más bien una lección de paciencia.

Mi observación del mundo desde la óptica femenina no siempre fue exitoso, lo cual reafirmaba mi masculinidad. El no entender una lucha perenne por la comodidad en un contexto de polvos en la cara, cremas, cosas guindando en el cuello, orejas, brazos y un largo etcétera. Aún sonrío al recordar a las damas usando unas medias llamadas “Panty” que tenían que llevar en estos predios tropicales. 

Bastante de esas, las del huevito, tuve que comprar en Margarita o salir a pillar en la noche. Cual pedido de creyones de niño la noche antes de la actividad en el kínder. Recuerdo trabajando para una empresa de artículos para la mujer, que una gallina de mimbre de poca venta canadiense, provoco peleas a puñetazos entre mujeres que deseaban adquirirla.  Sin duda la vida me enseño que hay misterios que no preciso entender.

El entrenamiento continuó en el ámbito laboral. Por mi cargo y por entrometido logre saber más que cualquier dama acerca de labiales, cremas fragancias. De ropa íntima me tocaba opinar acerca de las prendas que una modelo profesional modelaba ante nosotros. Ahí aprendí a decir sin reírme, mis diplomáticas observaciones acerca de la prenda. Nunca de la modelo. Eso es una lección de Autocontrol e Inteligencia social.

Creo que podría seguir escribiendo folios enteros. Sin embargo, creo también que todo esto me enseño cosas maravillosas entre la que puedo sumar el agradecimiento.

Gracias mi Dios por haberme hecho hombre… infiltrado

César Yacsirk

Caracas, 26 de mayo de 2015

lunes, 18 de mayo de 2015

Las flores de mi vida...


Un girasol gigante y amarillo es mi abuela materna, fue una mujer de avanzada para su época y estoy segura que tenía un PhD en Psicología Positiva innato, yo soy producto de su compañía amorosa y de sus enormes expectativas positivas, es de quien aprendí a ser quien soy y estoy muy feliz por eso.

Me enseñó a dar sin esperar nada a cambio, a hacer felices a los demás y a desearles lo mejor. Ella tenía la certeza de que todo siempre iba a resultar bien y como por arte de magia sucedía, claro que nunca dejó de hacer que pasaran las cosas y eso de estar siempre haciendo algo, me viene de ella. Me enseñó a amar los libros, a apreciar la belleza y a crear, la vi coser y tejer toda la vida y por eso ahora sin mucha técnica y sin saber cómo, lo medio hago. La saboreo en los frijoles, en el papelón con queso y me acompaña con su dulzor en el guarapo mañanero.

Mi mamá es una cala blanca, de una bondad y misericordia infinita, de ella tengo su educación y respeto y sabemos que estamos incondicionalmente una para la otra. Mi mamá es tan suave y dulce como el Tres Leches maravilloso que prepara.

Unas gerberas... Mi profesora de Inglés de bachillerato, mi tías paternas, mi madrina con su pasta con leche me consintió siempre… Mi tía que no es tía pero que la quiero como si lo fuera, su cariño y comprensión inmensa siempre fue la cura en los momentos más difíciles. Mis amigas, cada una a su manera me acompañan y apoyan en mis proyectos a pesar de...

Muchas orquídeas de diversos colores... A lo largo de mi vida he conocido, personal y virtualmente, mujeres extraordinarias a quienes he querido llamar mis ídolos, porque se desempeñan de una manera magistral en sus funciones y con sus vidas influencian positivamente muchas más, por eso las admiro profundamente y me inspiran a ser como ellas, a mi estilo, desde la construcción de mi mejor versión.

Cada día los pétalos de las mujeres de mi vida afloran en mi acariciando los propios, haciendo de  mi una mujer fresca, multicolor, renovada y perfumada con el aroma de las nuevas mujeres que van  floreciendo en mi vida.






Katerina Rojas
www.inspiracionpositiva.com


jueves, 14 de mayo de 2015

Mayo dedicado a la mujer

El tema sobre el que escribiremos este mes es: las mujeres de nuestra vida. Las que amamos, las que hemos amado, las que nos inspiran o han inspirado. Las que tenemos, tuvimos o no hemos tenido nunca. Las que somos.  Una, muchas, algunas, todas.

¡A escribir!

Diario de una volátil: "ser mujer"
Ilustración de Agustina Guerrero http://www.agustinaguerrero.com/

sábado, 9 de mayo de 2015

La esperanza





De todas mis tías, Esperanza ha sido la más cercana a mi familia. Luego de que sus hijas emigraron, al no poder convencerlas de que el país cambiaría, se quedó sola y se vino a vivir a casa. Ella ha compartido con nosotros todas estas angustias que hemos estado padeciendo en los últimos años.
Junto a ella hemos visto hermanos separados, familias fragmentadas, prósperos negocios cerrados, empleos perdidos, alimentos y medicinas desaparecidos y cientos de amigos y familiares que han sido víctima de la delincuencia y la injusticia. Todo ello ha originado esa diáspora que esta dejando a Venezuela sin muchos de sus mejores hijos. Todo por una epidemia que nos ha atacado, una plaga de ignorancia, maldad, odio, rencor, resentimiento y venganza.
Ha sido tal el deterioro de la calidad de nuestras vidas que hasta nosotros mismos hemos estado tentados a emigrar y si no lo hemos hecho ha sido precisamente por ella, por Esperanza que nos ha retenido y nos reconforta de que la pesadilla pronto pasará.
Me decía una vez: "Si tienes una finca y una plaga ataca tus cultivos, ¿que haces? ...¿te vas?... ¿abandonas tus tierras? ...¡No!... busca como erradicar esa peste y elimínala de raíz.

Esperanza siempre esta optimista y llega cuando mas desilusionados y desesperados nos encontramos. El año pasado nos acompañó a despedir a nuestros hijos a Maiquetía. Respiramos profundo y contuvimos nuestras lágrimas en el momento del adiós, simulando estar bien, mostrando fortaleza cuando en verdad las piernas nos flaqueaban, y lo logramos  gracias a ella, que nos abrazaba y alentaba de que sería una despedida pasajera, que muy pronto nos reencontraríamos, que nuestro país cambiará y nuestros hijos regresarán para ayudar a reconstruirlo.
Hace algunas semanas Esperanza se ausentó de casa por varias horas, no era algo que soliese hacer, nos angustiamos temiendo que algo malo le hubiese sucedido. "¡Ay Dios mío, esto era lo último que nos faltaba, que Esperanza se nos perdiera!" se lamentaba mi mujer. Regresó tarde en la noche, muy alterada, nunca la habíamos visto así. Nos dijo que había sido secuestrada, la llevaron a unos sótanos, a unos laboratorios de propaganda en donde la ficharon y su imagen fue utilizada en impresos y vídeos para una campaña antiimperialista. Los mensajes dicen: "Venezuela no es amenaza, somos esperanza".
Estaba muy molesta, se sentía indignada de que la hubiesen utilizado para desviar la atención de la gente de los verdaderos problemas que aquejan al país.
Intentando calmarla le pregunté como había logrado escapar. Me dijo que había sido muy fácil y me explicó: "Cuando la gente esta embriagada de poder, que se siente guapa y apoyada, que se creé inmune, en esos momentos en mi no están pendiente. Así que simplemente me vine, mientras mis custodios se peleaban la repartición de un botín, pasé delante de ellos y ni siquiera voltearon a verme".

Esperanza continuó: "Se que muchos han perdido la confianza en mi y los comprendo, muchas razones hay para explicar esa reacción. Pero no por ello deben criticar a los que a mi siguen aferrados, ni despotricar contra los que junto conmigo continúan en la lucha para lograr los cambios. No deben contaminar con su pesimismo y desesperanza a cuanta persona se encuentren en el camino. Aceptemos que no sumen, pero tampoco resten.
Nunca les he dicho que sería fácil. No es solo confiar en mi pasivamente y esperar que la situación mejore por si sola. Es visualizar un futuro mejor pero trabajando para conseguirlo. Identifiquen sus recursos y fortalezas y hagan uso de ellas, consíganle sentido y propósito a sus vidas y conviértanse en la mejor versión de cada uno de ustedes, que yo seré la última en abandonarlos."

Lionel Álvarez Ibarra
Abril 2015