sábado, 9 de mayo de 2015

La esperanza





De todas mis tías, Esperanza ha sido la más cercana a mi familia. Luego de que sus hijas emigraron, al no poder convencerlas de que el país cambiaría, se quedó sola y se vino a vivir a casa. Ella ha compartido con nosotros todas estas angustias que hemos estado padeciendo en los últimos años.
Junto a ella hemos visto hermanos separados, familias fragmentadas, prósperos negocios cerrados, empleos perdidos, alimentos y medicinas desaparecidos y cientos de amigos y familiares que han sido víctima de la delincuencia y la injusticia. Todo ello ha originado esa diáspora que esta dejando a Venezuela sin muchos de sus mejores hijos. Todo por una epidemia que nos ha atacado, una plaga de ignorancia, maldad, odio, rencor, resentimiento y venganza.
Ha sido tal el deterioro de la calidad de nuestras vidas que hasta nosotros mismos hemos estado tentados a emigrar y si no lo hemos hecho ha sido precisamente por ella, por Esperanza que nos ha retenido y nos reconforta de que la pesadilla pronto pasará.
Me decía una vez: "Si tienes una finca y una plaga ataca tus cultivos, ¿que haces? ...¿te vas?... ¿abandonas tus tierras? ...¡No!... busca como erradicar esa peste y elimínala de raíz.

Esperanza siempre esta optimista y llega cuando mas desilusionados y desesperados nos encontramos. El año pasado nos acompañó a despedir a nuestros hijos a Maiquetía. Respiramos profundo y contuvimos nuestras lágrimas en el momento del adiós, simulando estar bien, mostrando fortaleza cuando en verdad las piernas nos flaqueaban, y lo logramos  gracias a ella, que nos abrazaba y alentaba de que sería una despedida pasajera, que muy pronto nos reencontraríamos, que nuestro país cambiará y nuestros hijos regresarán para ayudar a reconstruirlo.
Hace algunas semanas Esperanza se ausentó de casa por varias horas, no era algo que soliese hacer, nos angustiamos temiendo que algo malo le hubiese sucedido. "¡Ay Dios mío, esto era lo último que nos faltaba, que Esperanza se nos perdiera!" se lamentaba mi mujer. Regresó tarde en la noche, muy alterada, nunca la habíamos visto así. Nos dijo que había sido secuestrada, la llevaron a unos sótanos, a unos laboratorios de propaganda en donde la ficharon y su imagen fue utilizada en impresos y vídeos para una campaña antiimperialista. Los mensajes dicen: "Venezuela no es amenaza, somos esperanza".
Estaba muy molesta, se sentía indignada de que la hubiesen utilizado para desviar la atención de la gente de los verdaderos problemas que aquejan al país.
Intentando calmarla le pregunté como había logrado escapar. Me dijo que había sido muy fácil y me explicó: "Cuando la gente esta embriagada de poder, que se siente guapa y apoyada, que se creé inmune, en esos momentos en mi no están pendiente. Así que simplemente me vine, mientras mis custodios se peleaban la repartición de un botín, pasé delante de ellos y ni siquiera voltearon a verme".

Esperanza continuó: "Se que muchos han perdido la confianza en mi y los comprendo, muchas razones hay para explicar esa reacción. Pero no por ello deben criticar a los que a mi siguen aferrados, ni despotricar contra los que junto conmigo continúan en la lucha para lograr los cambios. No deben contaminar con su pesimismo y desesperanza a cuanta persona se encuentren en el camino. Aceptemos que no sumen, pero tampoco resten.
Nunca les he dicho que sería fácil. No es solo confiar en mi pasivamente y esperar que la situación mejore por si sola. Es visualizar un futuro mejor pero trabajando para conseguirlo. Identifiquen sus recursos y fortalezas y hagan uso de ellas, consíganle sentido y propósito a sus vidas y conviértanse en la mejor versión de cada uno de ustedes, que yo seré la última en abandonarlos."

Lionel Álvarez Ibarra
Abril 2015

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