Sin duda, una declaración de este tipo, partiendo de un
hombre, no deja menos que un gran espacio de reflexión y claro está: Una duda.
No pretendo abandonar un closet en el cual nunca he estado.
Tampoco deseo darle un vuelco a mi existencia, que según dicen muchas damas refiriéndose
a la actualidad masculina, pareciera que el hombre después de cierta edad
siente la necesidad de declararse homosexual.
Lo expresado responde únicamente al haber estado rodeado de
mujeres durante toda mi vida y que sin duda han moldeado mi forma de ver el
mundo. Un mundo sin lugar a dudas, altamente complejo, inexplicable,
incomprensible e intangible como es el mundo femenino.
Abuelas, Madre, Amigas de mi Madre, Hermana y amigas de mi
hermana, Ex -esposa, hija, Primas, Parejas, compañeras de estudio y de trabajo,
constituyen una constelación de aprendizaje que pocos mortales han podido
experimentar. Por su contraparte, Abuelos y Padre por corto tiempo, hermanos
hombres nada, primos poco presentes, hijos varones nada y contrario a lo que un
lector pícaro podría pensar, nada de ex- esposo o ex-pareja masculina.
Fui y soy prácticamente un infiltrado en territorio
enemigo. Al principio, por mi condición
de varón, el mayor reto era no adoptar frases o ademanes no propios a mi
género. Decir Neceser o doblar la mano hacia abajo manteniendo el brazo fijo,
no era algo que esperabas ver en un adolescente hombre. Sobre todo si iba
acompañado de un tono de voz notablemente masculino.
Sin embargo, entrar infiltrado en ese nebuloso mundo me daba una ventaja competitiva al
tratar con féminas, arruinada solamente por mi falta de entendimiento, paciencia
e impetuosidad.
Aprendí a navegar entre lo ambiguo y lo real, entendiendo
que en el mundo de la mujer no existe ninguna diferencia. Tal cual como las novelas mexicanas, un no
puede ser un si sin dejar de ser un no. Un no es un no y también un sí. En mi
juventud erré muchos de mis objetivos por seguir a la real academia española. Eso
es una lección de manejo de la incertidumbre.
El complacer también es un reto inalcansable. El lograr
entender si lo que le gusta a una mujer, realmente le gusta, es una suerte de albúr.
Suavidad o violencia, ímpetu o pasividad. Sólo habrá algunos chispazos en el firmamento
que podrán indicar el camino a seguir Eso es una lección de análisis del
entorno.
Entender que una prenda de vestir o un par de zapatos es
algo más que un trapo para ponerse o uno objeto para caminar es un verdadero
reto. Una cantidad de variables entran en juego en una prenda de vestir que van
desde el color, textura, opacidad, peso, altura, ocasión, minuto del día, moda,
las amigas, los amigos, la Madre y tal vez el Padre, los vecinos y en sentido
amplio, la sociedad. Una minúscula tirita a un lado del zapato es una gran
diferencia que la misma tirita al lado contrario.
Estas y una cantidad de otras variables que confluyen el
ajuar femenino, puede darte a conocer la cantidad de tiempo de tu vida que
puede llevar escoger un regalo para tu suegra. Comprender esto sin asustarse es una lección
de valoración de las diferencias o predicción del futuro. Más bien una lección
de paciencia.
Mi observación del mundo desde la óptica femenina no siempre
fue exitoso, lo cual reafirmaba mi masculinidad. El no entender una lucha
perenne por la comodidad en un contexto de polvos en la cara, cremas, cosas
guindando en el cuello, orejas, brazos y un largo etcétera. Aún sonrío al
recordar a las damas usando unas medias llamadas “Panty” que tenían que llevar
en estos predios tropicales.
Bastante de esas, las del huevito, tuve que
comprar en Margarita o salir a pillar en la noche. Cual pedido de creyones de
niño la noche antes de la actividad en el kínder. Recuerdo trabajando para una
empresa de artículos para la mujer, que una gallina de mimbre de poca venta canadiense,
provoco peleas a puñetazos entre mujeres que deseaban adquirirla. Sin duda la vida me enseño que hay misterios que
no preciso entender.
El entrenamiento continuó en el ámbito laboral. Por mi cargo
y por entrometido logre saber más que cualquier dama acerca de labiales, cremas
fragancias. De ropa íntima me tocaba opinar acerca de las prendas que una
modelo profesional modelaba ante nosotros. Ahí aprendí a decir sin reírme, mis diplomáticas
observaciones acerca de la prenda. Nunca de la modelo. Eso es una lección de
Autocontrol e Inteligencia social.
Creo que podría seguir escribiendo folios enteros. Sin
embargo, creo también que todo esto me enseño cosas maravillosas entre la que
puedo sumar el agradecimiento.
Gracias mi Dios por haberme hecho hombre… infiltrado
César Yacsirk
Caracas, 26 de mayo de 2015
Creo que existe la posibilidad de albergar lo mejor de ambos mundos y tú supiste aprovechar la oportunidad :)
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