lunes, 21 de diciembre de 2015

Hacerle coaching al jefe....(un regalo)

Hola, me encanta que puedan y que podamos escribir sobre un tema, los honro y me honro por eso. A veces escribo sobre el tema, a veces no, y les pido disculpas por eso. Me gusta escribir, este escrito por ejemplo, me gusta, y me lo regalo y yo a ustedes.
Los quiero,
AL

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Hacerle coaching a su jefe

En estos tiempos difíciles y de cambios constantes, donde lo normal sea que no podemos producir, que hay escasez, que haya controles mas severos por parte del Estado, es posible que el talento humano sea adiestrado en la manera de comunicarse con efectividad con sus supervisados y como forma de establecer contacto con sus superiores, con sus pares y con los supervisados. Las empresas modernas, abocadas a mejorar procesos, han decidido que el adiestramiento de su personal en herramientas de coaching ontológico sea lo adecuado. Puedo dar fe que las empresas mas grandes de bebidas, bancarias y de servicios en mi país, lo están haciendo. Es común a alguien en una conversación decir, “yo soy coach”

La ontología está relacionada con “ontos”: ser. Se trata de ver entonces, al ser que estamos siendo. Se trata del devenir del que hablaba Nietszche y de los principios de la ontología del lenguaje de Rafael Echeverría, que dice que nos transformamos en las acciones y que esas acciones a su vez, pueden seguir transformándonos. Es un proceso positivo o negativo, pero nosotros podemos decidir que ruta queremos para nosotros y llegar a ser diseñadores de nuestra propia alma. (Echeverría cita a otros, diciendo que el alma es el ser en acción, lo que el alma también tenga que ver con el devenir). El coach ontológico aprende a hacer preguntas correctas en el momento adecuado y está consciente que ello lo puede ayudar a ver lo que no han podido ver y hacer lo que no han podido hacer, a la par que se transforman en ese proceso.

Las empresas que comienzan este proceso magnífico tienen la precaución de adiestrar en cascada, de arriba hacia abajo, pues pudiera pasar que un subordinado observe por ejemplo, la comunicación con enfoque único de su jefe y pretenda mostrarle que las cosas pueden ser diferentes. No todos lo entenderían. El adiestramiento en cascada sin embargo, es una labor titánica pues los jefes, en algunas ocasiones están asesorados por su Ego y dejan que éste les diga que es lo que necesitan o no. (enfoque único es cuando decimos “en esta empresa las cosas se hacen así…!"). El enfoque múltiple en cambio, lo realizan los coaches desde la humildad y el sentido de que no se posee la verdad y que se debería acordar, preguntar o conciliar. No en todos los casos todos pasan por ese proceso.

¿Qué debe hacer un coach entonces, que habiendo sido adiestrado en la ontología del lenguaje y el coaching del ser ya como filosofía, y en un ascenso o un cambio de puesto, deba reportar a su superior que no es coach?. Debe escuchar, básicamente. La escucha debería cumplir con su poder transformador y que junto con las acciones le puedan mostrar al otro, formas distintas de comunicarse, de mostrarse, de avanzar, de reconocer. Un coach jamás debe imponer y menos a un superior, sino debe hacerse las preguntas:
¿qué está pasando que no veo?, ¿cómo puedo mostrar lo que está haciendo sino me lo pregunta?, ¿qué estoy sintiendo con lo que me está pasando a mi que no tiene que ver con otra persona?, ¿en qué proceso se encuentra el otro y en que podría ayudarlo para que trascienda?, ¿qué observo que le está pasando y en qué estado de ánimo está?, ¿es coherente con sus acciones?, ¿qué me molesta de lo que me dice y que tiene que ver conmigo?, ¿qué tipo de juicios hace y porqué los realiza?, ¿puedo trascender o tengo que tomar decisiones?, ¿es provisional o permanente?. 
El coach solo se hace preguntas y en ellas consigue caminos; es por eso que otros los buscan para salir del bosque y encontrar el camino correcto.

¿Debe o puede un coach cochear a su jefe? No veo inconveniente, aunque si es parte del problema de su jefe evidentemente solo se convertiría en una conversación de juicios: “tu esto, tu aquello, no insistes, no te callas, no aceptas, eres un rebelde…”. Bajo esa premisa, no se puede.
Si su jefe descubre que usted lo puede escuchar y que además que no lo va a juzgar, sino a ayudarlo a moverse con preguntas, es mágico entonces, que ello suceda. Al final, el coach lo que hace es sembrar en tierra fértil, donde crecerá un árbol, y en cuya sombra alguna vez, algún día, se sentirá en paz…


PD: el coaching ontológico es una práctica filosófica, no es psicológica. Lo psicológico lo hacen los psicólogos, lo filosófico lo hacemos los que seguimos el camino de la filosofía, de la escucha, del ser aprendíz, de la humildad, de la confianza, del mágico poder transformador de la palabra y las declaraciones.

Regalos

REGALOS… REGALOS…REGALOS

* Cada quien regala lo que tiene en su almacén interno
* Para que un regalo tenga sentido, basta con envolverlo en amor
*Quien regala abrazos y amor, regala un trocito de vida
*Quien da algo que le gusta mucho, da lo mejor de si
* No tengas miedo a regalar y a recibir un regalo con alegría y pasión


EL REGALO DE LA VIDA

* Mi primer gran regalo de la vida: YO
Vine al mundo, mágicamente ataviada en amor,
sin que nada me faltara o me sobrara.
Vine  equipada con una  neuroquímica,
que de muchas maneras construyó mi ático espiritual.

Dios puso en mi equipaje una mamá que con  amor y coraje,
me dió el talento de salir siempre adelante.
Una abuela cuyas  manos ,aún peinan mis cabellos en sueños,
haciéndolos flotar como arcoíris al viento,
de tanta caricia, se me quedó el brillo.

Muchas golondrinas tocando mi puerta,
muchas almas azules en jornadas de bruma y canto.
Me hice dueña de sueños, estrella  de ilusiones,
me permitÍ amar la tempestad y la soledad,
para que el regalo de vida fuera completo.

Manos que llenaron mis manos y fueron rebotando a otras manos,
cosecha que se multiplicó como  panes del desierto.
Regalos pariendo regalos, que no se  congele la sabia del regalo,
que de las hojas muertas brote vida otra vez,
matizada  en cuna de magnolia grosella.

La vida con  luces y sombras será siempre un gran regalo…
la oportunidad de dar lo que tenemos,
y cada quien da lo que tiene, ni más ni menos,
no importa si es abrigo, pan o  diamante,
no importa si es abrazo, caricia, amor y consuelo… es diamante…


GUDELIA CAVERO


ANARANJADA Y PICANTE

Sutilmente para no descubrir su baja emocional en huancaina,
tocó mi hombro, el amigo invisible de todo lo peruano y picante.
Con la candidez y los ojos  de súplica plana,
extendió sus manos, para regalarme el más naif de los piropos:
“para ti anaranjada y picante”, mi ramo  de ajíes naranja centella.

Este regalo pide de vuelta la sutil y fina salsa a la huancaína.
Pícara y picante te encadena, coqueta y adictiva te envuelve.
Ven anaranjada que te quiero picante.
Ven niña amante a las sábanas del tequeño y el casabe.
Tú… cuanto más acompañantes …eres la mas deliciosa amante.

Contertulios, compañeros de vida y mesa,
compinches de peruanadas y huancainadas,
van siempre con  sus mieles, a pedir que se repita
el marinaje de la salsa huancaina y el casabe.

GUDELIA CAVERO

EL REGALO DEL CAMBIO

En un esplendoroso domingo,
con el Ávila mosaico esmeralda,
y envuelto en una  blanca pashmina de nubes,
empezó el cambio…

El camino no será un tul de rosas blancas,
promete ser escarpado, minado y lleno de abrojos.
Una espiral de cambios en nuestros esquemas mentales,
una nueva forma de pensamiento, de ser hombre  y sociedad.

La vida nos abre las puertas y llama al cambio,
a toda hora, en cada circunstancia,
es nuestra decisión si la convertimos en estandarte,
si nos lanzamos en otra aventura de vida nueva.

Resignarse al esquema de la desesperanza, es morir de a pocos.
Soñar nuevos senderos, nuevos sueños y accionarlos,
es la salida para vivir una vida bien vivida,
y dejar una herencia de raices repetidas.
Si… a los sueños…si  a la vida…si al regalo del cambio…

GUDELIA CAVERO
SI DIOS ME REGALARA

Si Dios me regalara en Navidad,
sería, la sonrisa profúndamente cálida,
tímidamente entrañable,
de un niño huérfano recibiendo un regalo.

Si Dios me diera su regalo,
sería mi vida plena
contagiando caridad y esperanza,
en almas voluntarias, en manos generosas.

Si yo le pidiera a Dios un regalo,
sería la sonrisa hermosa de un anciano,
que vuelve a ser niño cuando recibe un detalle,
y suelta una lágrima por sentirse amado.

Si Dios me da un regalo, será el reconocimiento
de los seres que tengo al lado,
en un “Premio Recursivo” para mi extraño,
será sustento espiritual  siempre y por siempre…

GUDELIA CAVERO

domingo, 20 de diciembre de 2015

EL PODER DE UNA SONRISA

Martín Fernández 20/12/2015

¡Qué mejor regalo que una sonrisa! Esa acción que refleja un descanso momentáneo de la conciencia de sus avatares del día, para permitir que el alma destelle alegría, amor, buenos sentimientos, y todo aquello que signifique muestras de esperanza de un mundo mejor.

¡Qué sabroso es dar y recibir una sonrisa! Solo se necesita abrir nuestros corazones y desear a la persona todo lo mejor y al mismo tiempo decirle “Buenos días”, y de manera automática recibimos una respuesta de alegría, como agradeciendo la esperanza que hemos sembrado en su alma.

¡Qué nos cuesta una sonrisa! Es un pequeño esfuerzo de amabilidad que tiene un efecto multiplicador, solo se necesita unos segundos para transmitir esos buenos deseos y sonreír. No se trata de andar “pelando los dientes” a todo el mundo, pero esa amabilidad acompañada de dicho gesto facial no tiene precio.

¡Para recibir una sonrisa, hay que darla primero! Alguien tiene que dar el primer paso, pero no esperemos por el otro, porque puede ocurrir que los caminos se crucen sin hacerse sentir, entonces tomemos la iniciativa. Lo bueno es que siempre tendremos una buena respuesta, y mucho mejor sería si nos miramos a los ojos, puede suceder que descubramos algo más.


¡Aunque estemos en penumbra, una sonrisa ilumina el alma! Hay momentos que nos sentimos oscuros, sin ganas, derrotados, o como zombis que deambulamos por la calle rumbo al trabajo o de regreso cansados, y qué mejor regalo  es cuando recibimos una sonrisa, que no necesariamente tiene que ser de un conocido. Como la imagen de la Luna, que nos muestra su hermosura en la noche más oscura, ¿Por qué no reglamos sonrisas?, quien sabe y estamos salvando un alma perdida en su propia penumbra.

Extracto del Relato Unas flores para Mamá

Ayer fui de pesca y la pasé muy bien.  Allí mismo en la playa asamos algunos de los pescados y los comimos junto a la fogata.  Durante el regreso nos agarró la noche, pero finalmente nos encontramos con la familia. Hoy la pasé muy bien con Tamara, Daysy y Oswaldo.  Ya mañana ellos se regresan a la ciudad.  Yo me quedaré un día más aquí en la playa con los abuelos y mamá, pero ya no será igual.


En la tarde tuve una charla con el abuelo muy interesante.  Entendí que es fácil hacerse daño en las relaciones, pero que si uno está pendiente de corregir su manera de ser pudiera evitarlo.  También entendí que la abuela ama al abuelo. Aunque no sea muy afectuosa con él y se queje con frecuencia de cómo se comporta; ella lo cuida, lo atiende, vela por él y siempre le ha dado su apoyo incondicional, a pesar que él a veces se comporta de forma brusca, insensible y muchas veces humillante. Le dije al abuelo sobre estas apreciaciones que tengo sobre él.  Así que recogimos flores en el camino. Al llegar a casa él  le entregó unas a la abuela. A ella le gustaron mucho y más porque no había ningún motivo. 


Aunque ya me había despedido de Tamara, pasé por su casa nuevamente y allí estaba con toda su familia preparándose  para volver a la Ciudad. Le obsequié unas flores de despedida y le encantaron.  Espero poder verla algún día nuevamente.


De regreso a casa pensé que me gustaría casarme con una mujer como la abuela. También pensé que siempre debo cuidarme de nunca hacerle daño a la que sea mi esposa.  De pronto entré en cuenta que la abuela había recibido flores y también Tamara, pero que mamá no recibió ninguna. Me sentí un poco culpable y tomé algunas antes de llegar a casa. Al llegar vi que el carro de mi padre estaba estacionado frente a la casa. Es raro porque es día de semana y él se quedó trabajando en la ciudad. Pero estaba allí; había venido de visita y había traído unas flores muy lindas para mamá.  Aunque ese obsequio no compensa los disgustos que le ha hecho pasar últimamente, creo que a ella le agradó mucho recibirlas.

Víctor Calzadilla

sábado, 19 de diciembre de 2015

Venezuela me regaló “Motivos”



Hay un compositor que aunque su nombre no lo demuestre, es tan venezolano como el pabellón criollo. Su nombre es Italo Pizzolante Balbi y nació en la ciudad de Puerto Cabello, Estado Carabobo. Hijo de inmigrantes italianos, es el autor de una canción que estoy seguro todos hemos escuchado alguna vez, el tema se titula “Motivos” y de él se han hecho decenas de versiones en el mundo. La letra de este bolero comienza con esta estrofa:

“Una rosa pintada de azul… es un motivo.”.

Un par de días después de nuestro más reciente proceso electoral, el hijo de este compositor, cerró una entrevista de radio en homenaje a su padre con la siguiente frase dedicada a Venezuela: “Un país pintado de azul… es un motivo”, y no pude dejar escapar esta frase llena de esperanza para escribir estas líneas. Efectivamente esta navidad Venezuela nos ha regalado motivos, una oportunidad, una alternativa, una esperanza o todo eso junto. Pero más allá de lo evidente y de la emocionalidad del momento, es imperativo que nos demos el espacio y el tiempo para reflexionar sobre el duro camino que tenemos por delante y para el cual se requiere de las mentes más preparadas y de los espíritus más elevados para dirigirlo y transitarlo, así como también de la mejor energía ciudadana para enfocar nuestros esfuerzos, anhelos y sueños hacia una ruta que nos genere bienestar y prosperidad a todos.

El tema va mucho más allá de quitar el color rojo y poner el azul, pues dejar el país pintado de azul, o de cualquier otro único color sería la demostración más contundente de que aún no estamos preparados para dar un paso hacia el futuro. Venezuela, como lo demuestra la idiosincracia de ese maravilloso compositor, Italo Pizzolante, acuna su más invaluable tesoro en su diversidad, en la infinita mezcla de razas, ideas y pensamientos que nos hacen únicos. Ese es el motivo de que existan tantos venezolanos exitosos dentro y fuera de nuestras fronteras.

Abrir los ojos a un futuro posible comienza por ignorar los caminos, razones y verdades únicas. El trabajo y la invitación es a “convencer” en lugar de “imponer” y ése es un trabajo de cada quien, desde cada parcela de acción e influencia. Necesitamos una mirada colectiva, definirnos desde bien adentro como una nación, como un todo, sentir al país realmente como nuestra casa, como nuestro hogar, y entonces así comenzar a cuidarlo tal como cuidamos nuestras pertenencias más preciadas. El mejor regalo de vuelta que le podemos dar al país es la posibilidad y la voluntad de sacar lo mejor de nuestras diferencias, pues así se construyen las grandes naciones.

Este 6D Venezuela nos regaló muchos “Motivos” para creer que podemos dar los pasos necesarios para ser un gran país, es un error pensar que ya cumplimos, que hasta allí llega nuestra responsabilidad. Cada paso, cada gesto, cada palabra y acción que realicemos, por más insignificante que parezca, cuenta para sumar o para restar. Hoy todos somos mucho más conscientes de lo que está en juego.

Así pues, agradezco inmensamente a ese gran compositor por inspirarme y por regalarle al país tanto talento y tanto amor. Por eso, tal como finaliza el tema “Motivos” de Italo Pizzolante, quiero decirle a mi amada Venezuela que:

“Yo concluyo… que mi motivo mejor eres tú…”.

Oscar Morillo


miércoles, 16 de diciembre de 2015

De regalo quiero un jardín

Un jardín donde haya verde, azul, amarillo, rosa, rojo, turquesa, naranja, blanco, violeta...
Un jardín donde haya flores, pero también frutos.
Donde siempre haya sol pero nunca falte el agua.
Para sembrar y para cosechar. 
Para siempre tener algo que hacer y una razón para levantarme y sonreír cada mañana.
Un jardín para ti y para mi. Y también para ellos: los más cercanos, los más lejanos, los que se fueron, los que no han regresado y los que no han llegado.
Un jardín para que siempre tengamos sombra, cobijo y luz. Dulces aromas y sabores.
Para no olvidar de dónde vengo.
Para agradecer.
Para no ignorar a la esperanza.
Para reírme, para leer, para jugar otra vez.
Para recordar que valió y vale la pena.
Un jardín para que lleguen mejor las ideas.
Para disfrutar del silencio.
Para maravillarnos de la tierra y del cielo, y para que veas las estrellas a mi lado.
Un jardín para estar en el presente y ver de cerca el futuro.
Un jardín para desayunar y para ver el ocaso.

martes, 15 de diciembre de 2015

EL REGALO


Una de las fortalezas característica del venezolano es ser agradecido. Eso lo exterioriza 
en ocasiones entregando un regalo. Que culminó el año escolar: un regalito para la 
maestra. Que se graduó un sobrino: otro regalito. Y cuando llega la Navidad, entonces 
regalos van y regalos vienen. 
Hasta no hace mucho se podía ir a cualquier tienda por departamentos, algunas muy 
populares como Tijeretazo, Traquitraqui, o Don Regalón, y conseguir diferentes artículos 
accesibles de acuerdo a los presupuesto de cada quien. Ya con eso solucionábamos. 
Hasta las personas de menos ingresos hacían sus compras navideñas para obsequiar a 
sus seres queridos. En el último año las cosas han cambiado, algunas tiendas han 
cerrado y las que subsisten muestran anaqueles vacíos, ya no hay novedades ni 
productos importados, se aprecia mucha baratija y a precios muy altos.  

Estamos quizás siendo testigos, en la Venezuela actual, de la desaparición del tradicional 
regalo. No es que la gente no quiera darlos, es que se hace difícil conseguir algo 
representativo para obsequiar y más difícil aún poder comprarlo. 
Ya muchos no quieren ni que lo inviten a fiestas. La semana pasada caminaba con mi 
amigo Jorge y se repente se me desaparece. No lo encuentro por ningún lado. A los 
minutos lo veo saliendo debajo de un carro. Le pregunto qué le pasó y me dice que es 
que vio venir a una señora conocida cuya hija está por casarse, pero él no quiere que lo 
inviten a la boda. Y me argumentaba: "Sólo el regalo es por lo menos el mercadito de 4 
días, y no solo eso, es que mi mujer va a querer comprar vestido, zapatos, cartera y pare 
de contar. También tendrá que ir a la peluquería por latonería y pintura y todo eso  me va 
a desequilibrar el presupuesto familiar".

Está tan difícil la situación que me comenta que ya en su familia se pusieron de acuerdo 
para no darse regalos en estas navidades e inventaron un intercambio de productos 
regulados, en donde por ejemplo alguien le da un shampoo y ese otro le regresa dos 
jabones de baño, y así por el estilo. 
Muchas veces por enfocarnos en el obsequio, ya sea por lo atractivo o lo novedoso,  
pasamos por alto la razón del mismo y en ese sentido es hasta bueno todo esto que nos 
está sucediendo.  La desaparición del regalo como objeto físico pudiera estar dándonos la 
oportunidad de poner atención a donde siempre debimos mantenerla, a los sentimientos 
de quién porta el obsequio. Ese familiar, ese amigo, ese ser querido, que por las 
circunstancias mencionadas pudiera que hoy se nos presente con sus manos vacías, pero 
que viene lleno de amor y de cariño a saludarnos y desearnos ventura. 

Así que mientras atravesemos este bache en que ha caído nuestro país y hasta que 
recuperemos las condiciones de normalidad, que esperemos sea pronto, podemos 
aprender a apreciar y valorar, más que al mismo regalo, todo eso que acompaña al que se 
nos acerca en los momentos especiales para entregarnos algo: el saludo, el abrazo, la 
sonrisa, la atención, la comprensión, el entusiasmo, el amor y la alegría. 
¡Esos regalos no tienen precio! 

Lionel Alvarez Ibarra 
Diciembre 2015 

Regalos en la Adultez

Estimo que los regalos en la adultez revisten una complejidad diferente a los regalos de la infancia.
Recuerdo de niño a mi Papá planificando los regalos para darme, armando previamente lo que había que armar e influyendo en mis aspiraciones, de tal manera que no se me ocurriera pedirle a Santa algún presente que no estuviera a su alcance.

Al final, más que los regalos en sí, era el misterio de saber que una entidad omnipresente (específicamente en navidad) se encargaba de mi felicidad. Era el recibir sin plantearme el merecimiento. Ya al abrir los regalos y no encontrar carbón, era el reconocimiento tácito a mi buen comportamiento.

Ya con los años, borrado todos los mitos acerca del ratón Miguelito para compensar la pérdida de un diente, el niño Jesús (que siempre me pareció inadecuado que con horas de nacido estuviera recibiendo sereno por todos los confines del mundo), los reyes magos y el conejo de Pascua, son otros los elementos que entran en juego. Otros y nuevos elementos que desdibujan lo maravilloso que es dar y recibir.

Para ambas situaciones (dar y recibir) precisa retomar los sentimientos de la infancia. El adulto cuando da, se confronta con una serie de ideas que se alejan del sublime hecho de dar. ¿Le quedará bien? ¿Qué pensará si le regalo esto o aquello? ¿Será poquito? ¿Será lo adecuado?

En estos momentos me pregunto si un niño pequeño se plantea lo mismo al darte mitad de su ensalivada torta o cuando te entrega un dibujo que escasamente es posible distinguir que es lo que quiso decir al pintarte de esa manera. Al recibir un regalo, el adulto probablemente se plantee  similares interrogantes lejanas del hecho mismo de regalar.

Una tonalidad más intensa se apodera del  dar y recibir, cuando hablamos de regalos dados por la vida, Dios, el Universo o las circunstancias. ¿Es el momento adecuado? ¿Estaré preparado para lo recibir lo que solo en mis mas íntimos deseos alguna vez pedí?

Esa eterna confrontación entre lo que la vida me entrega y el tiempo o espacio en el cual se plantea su aparición. Son regalos que no admiten disertación ni confrontación. Son regalos para los cuales solo la aceptación y el agradecimiento tienen cabida.

Y como todo sentimiento de gratitud va ligada con la reciprocidad, entender que todo regalo conlleva una responsabilidad.

Así como recibimos una planta, así tenemos la responsabilidad por regarla. Así como llegan y agradezco las cosas bellas que llegan a mi vida, así tengo el deber de hacerlas florecer y devolver sus frutos a mi entorno.


Cesar Yacsirk

Dic. 15, 2015

lunes, 14 de diciembre de 2015

El regalo de “pertenecer”

Doy gracias a Dios porque siempre me he auto-calificado como una persona poco apegada a lo material. También puedo decir que, por otra parte, he sido bendecida por la abundancia de regalos en mi vida y quizás por eso ¡no añore cosas!

En esa misma onda creo que si tuviera que agradecer regalos en mi vida , el gran regalo que agradecería es el “pertenecer”. Ahora pertenecer se asocia a los grupos de Whatsapp, pero no siempre fue así.

Pertenezco a una familia nuclear de dos padres profesionales, trabajadores, cariñosos, cuidadores de los suyos y consentidores al extremo. Lo mismo aplica para mi familia extendida.

Pertenezco a la díada pareja-esposos que me da las energías para pararme a hacer lo mejor que pueda cada día,  porque él hace el mismo o más esfuerzo porque así sea.

Pertenezco a un grupo de amigos y amigas egresados del colegio donde estudiamos toda nuestra primaria y nos graduamos juntos de bachilleres. Todavía, sobre todo un grupetín de amigas, nos mantenemos en contacto y nos damos afecto y apoyo en calurosos encuentros.

Pertenezco a dos grupos juveniles creados en la parraquia de Cumbres de Curumo y la parroquia de San Luis ( el CAX), donde desde el servicio social a otros con la catequesis, el servicio en las ceremonias religiosas, el apostolado con las ancianos, las lecturas sobre la teología de la liberación y hasta conocer a Martín Baró fueron experiencias de un antes y un después.

Pertenezco a los porfesionales que se han formado en la extrodinaria Universidad Central de Venezuela, teniendo la dicha de haber realizado, licenciatura, maestría y doctorado en esa casa de estudio… la casa que vence la sombra y nos gradúa en el aula magna bajo las nubes de Calder.

Pertenezco a un grupo de lectoras maravilloso, lleno de mujeres cultas y variopintas, que una vez al mes, nos reunimos para compartir nuestras lecturas de la realidad a través de la discusión de un libro.

Pertenezco a un grupo de trabajo en la UNIMET con una mística y capacidad de servicio, desde la docencia, que cada día me hace levantarme feliz para ir a trabajar con la plena convicción de contar con su siempre apoyo incondicional.

Pertenezco a la Sociedad venezolana de Psicología Positiva y la Sociedad internacional de Psicología Positiva, membresías que marcan mi existencia personal y laboral en este momento porque me permiten hacer lo que creo que debo hacer desde ellas.

Pertenezco finalmente a este exclusivo club de escribidores, lleno de escritores prodigiosos que utilizan la escitura como uno de los medios para promover su bienestar. Un poco indisciplinado y caprichoso, es decir, ¡con personalidad propia, pues! pero abundante en escritos que son chocolate para el alma.

¡Qué bueno que formen parte de mis pertenencias, mi mejor regalo!


María Elena Garassini