Doy gracias a Dios porque siempre me he auto-calificado como una persona
poco apegada a lo material. También puedo decir que, por otra parte, he sido
bendecida por la abundancia de regalos en mi vida y quizás por eso ¡no añore
cosas!
En esa misma onda creo que si tuviera que agradecer regalos en mi vida ,
el gran regalo que agradecería es el “pertenecer”. Ahora pertenecer se asocia a los grupos de Whatsapp, pero no siempre
fue así.
Pertenezco a una familia
nuclear de dos padres profesionales, trabajadores, cariñosos, cuidadores de los
suyos y consentidores al extremo. Lo mismo aplica para mi familia extendida.
Pertenezco a la díada
pareja-esposos que me da las energías para pararme a hacer lo mejor que pueda
cada día, porque él hace el mismo o más
esfuerzo porque así sea.
Pertenezco a un grupo de
amigos y amigas egresados del colegio donde estudiamos toda nuestra primaria y
nos graduamos juntos de bachilleres. Todavía, sobre todo un grupetín de amigas, nos mantenemos en
contacto y nos damos afecto y apoyo en calurosos encuentros.
Pertenezco
a
dos grupos juveniles creados en la parraquia de Cumbres de Curumo y la
parroquia de San Luis ( el CAX), donde desde el servicio social a otros con la
catequesis, el servicio en las ceremonias religiosas, el apostolado con las
ancianos, las lecturas sobre la teología de la liberación y hasta conocer a
Martín Baró fueron experiencias de un antes y un después.
Pertenezco a los
porfesionales que se han formado en la extrodinaria Universidad Central de
Venezuela, teniendo la dicha de haber realizado, licenciatura, maestría y
doctorado en esa casa de estudio… la casa que vence la sombra y nos gradúa en
el aula magna bajo las nubes de Calder.
Pertenezco a un grupo de
lectoras maravilloso, lleno de mujeres cultas y variopintas, que una vez al mes,
nos reunimos para compartir nuestras lecturas de la realidad a través de la
discusión de un libro.
Pertenezco a un grupo de
trabajo en la UNIMET con una mística y capacidad de servicio, desde la docencia,
que cada día me hace levantarme feliz para ir a trabajar con la plena
convicción de contar con su siempre apoyo incondicional.
Pertenezco a la Sociedad
venezolana de Psicología Positiva y la Sociedad internacional de Psicología
Positiva, membresías que marcan mi existencia personal y laboral en este
momento porque me permiten hacer lo que creo que debo hacer desde ellas.
Pertenezco finalmente a este
exclusivo club de escribidores, lleno de escritores prodigiosos que utilizan la
escitura como uno de los medios para promover su bienestar. Un poco
indisciplinado y caprichoso, es decir, ¡con personalidad propia, pues! pero
abundante en escritos que son chocolate para el alma.
¡Qué bueno que formen parte de mis pertenencias, mi mejor regalo!
María Elena Garassini
Muy buen punto de vista, el sentimiento de pertenencia te identifica y te relaciona con los otros. Te felicito
ResponderEliminarSin duda pertenecer es un maravilloso regalo. Que como dice César, conlleva una responsabilidad. Grato leerte y pertenecer junto a ti en algunos de esos grupos.
ResponderEliminarAmigos escribidores, que alegría escucharlos en los comentarios de mi texto y de los otros escritos, ! es como una reunión en forma de ecoooooo !
ResponderEliminarLele, yo no se cómo lo haces, pero de hecho lo haces. Ahora sabemos a todos los grupos a los que perteneces, y de alguna manera Dios te abre los caminos para que brindes un trozo de todas tus fortalezas y virtudes en cada uno de ellos. Definitivamente lo tuyo es un PERRRRRRRMA, porque hay que verle la cara a la cantidad de extraordinarias relaciones positivas que la vida te ha permitido desarrollar. Que así sea por siempre amiga. Un super abrazo
ResponderEliminarGracias Lele por compartir tantas pertenecías. Estoy seguro que eres más que bienvenida a cada uno de esos grupo, porque tienes luz propia y motorizas a quienes te rodean. Feliz Navidad!
ResponderEliminarQuerida LELE, eres un valioso regalo para todos los grupos a los que perteneces. El tener un sentido de pertenecia ya es un regalazooo...
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