El pasado domingo 16 de septiembre celebré mi cumpleaños #40. Un conjunto de emociones me han acompañado desde antes, al acercarse esta fecha.
Año tras año he celebrado cada una de mis vueltas al Sol con una alegría que ahora juzgo indiferente.
Pero este año no me siento igual.
Celebro mi vida!
Me reconozco como aprendiz y observadora de mí. Entro en una nueva etapa que defino de atenta construcción. No tengo prisa ni pausa, me muevo hacia la Elinor que estoy descubriendo que quiero ser. Una Elinor que toma las riendas de su propia vida. Que se regala la aceptación de su imperfección y que se muestra sin miedo a la crítica. Que su vulnerabilidad no la expone al daño sino al crecimiento. Que puede divertirse con sus errores, reírse a carcajadas y aprender. Que no espera el momento perfecto porque sabe que el momento es ahora o puede que no llegue nunca. Que sepulta fantasías que hieren y cultiva sueños posibles. Que da la bienvenida a aquellos que la aceptan como es y la estimulan y acompañan a mejorar, y despide a aquellos que le exigen que sea otra. Que agradece a Dios y a sus padres por el don de la vida y a los amigos el carño sincero y su compañía.
Feliz 40 cumpleaños Elinor!
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