Reciénteme asistí al tercer congreso de coaching, pese a todo pronóstico el evento se efectuó. Las condiciones parecían sabotearlo desde muchos flancos, pero sus organizadores no se rindieron ante las adversidades.
Yo estuve allí desde el rol de participante, y desde allí se podían asumir 2 posturas: la crítica o el aprendizaje. Al principio me reconocí en la primera, pero conforme fue avanzando el evento fui transformando mi observador y finalmente aprendí mucho más de lo que imaginé. Terminé disfrutando y agradeciendo la experiencia.
En el marco del congreso, uno de los facilitadores invitados que viajó desde Argentina a Venezuela pese a las circunstancias nacionales actuales, nos contó cómo fue cuestionado y juzgado por tal motivo; su facilitación versó sobre “los buscadores” (aquellas personas que invierten su vida buscando) que cavan hoyos contínuamente y muchos de poca profundidad; y aquellas que también buscan y cavan, pero perseveran y cavan un hoyo profundo. Decía que muchos de “los buscadores” que se quedan en la superficie es porque abandonan por cobardía, miedo a cavar un hoyo tan Grande que los atrape y no puedan salir (ese hoyo puede ser un proyecto de inmensas proporciones); no reconocen que sí logran cavarlo es porque tienen la capacidad, nunca un hoyo es más grande que su creador.
Este aprendizaje me ha dejado mucho para reflexionar.
Quiero cavar 10 hoyos de 8 metros o 1 hoyo de 80 metros?
Elinor Ribas
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