Había una
vez un Payaso muy gracioso llamado Flacuchín que tenía en un cofre un ejército
de pulgas. Se comentaba que era una de las mejores agrupaciones de pulgas,
porque se decía que eran listas, saltarinas y muy trabajadoras. El Payaso se sentía
muy orgulloso de tenerlas, las llevaba a sus fiestas en tarros de cristal y las
mostraba a los niños para que disfrutaran sus particulares cualidades y
piruetas. Su trabajo era intenso, divertido y siempre sorprendente; con
canciones y música ponía a bailar a los niños y a sus pulgas logrando espectáculos
siempre incomparables donde las risas se escuchaban a lo largo de mucha distancia.
Flacuchín
además tenía un secreto muy bien guardado, sus pulgas eran mágicas y habladoras.
Después de largas jornadas de trabajo, durante las noches, juntos se
acompañaban y con sus fascinantes trucos, cuentos y risas todos dormidos se
quedaban.
Un día muy
lluvioso Flacuchín despertó triste y melancólico, sorprendiendo a sus mágicas amigas
pulgas. Con melancolía en sus palabras el payaso les comparte que se siente muy
agobiado por no tener más tiempo para entregar a los niños más risas y
diversión. Al escuchar a Flacuchín las pulgas se comenzaron a poner nerviosas y
se les ocurrió invitar a nuevas compañeras de actuación, sus amigas ocultas las
hormigas de la noche. Entre todas diseñaron y le mostraron al payaso nuevos actos
llenos de ilusión y alegría. Hicieron malabarismo con las migas de pan que
recogían las hormigas. Pulgas y hormigas se unieron exhibiendo saltos y
piruetas que hicieron reír a Flacuchín.
Y así fue,
como viendo aquellos espontáneos, sinceros y persistentes animalitos, que le
enseñaron al Payaso Flacuchín que, no hay agobio ni desazón si se trabaja en
equipo y en colaboración. Desde su
alegría podía entregar más diversión, risas e incluso ir a mayor cantidad de
niños, apoyándose en sus compañeras y compartiendo de formas diferentes su
trabajo de llevar regocijo y recreación como el Payaso Flacuchín.
Janet Jiménez
Bogota, mayo
2016
Janet, qué lindo tu cuento :D
ResponderEliminarMe imagino a Flacuchin un payaso de la Venezuela de estos tiempos de escasez de alimentos! Muchas pulgas, hormigas y otras insectos porque no se consigue Baygon! Gracias Janet. por compartir tu graciosos cuento. Saludos
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