lunes, 27 de marzo de 2023

El rompecabezas de mi vida/Angel Ceballos

 

Rompecabezas de mi Vida

(Angel Ceballos) 

Vaya que tema tan interesante, de algo que en la historia comenzó como un juego inocente de mesa, cuyo objetivo era construir una figura, paisaje o pintura, combinando y conectando correctamente las múltiples partes o divisiones de esta, que se presentan en distintas piezas planas.

Parece trivial, pero los que hemos disfrutado este juego en la vida, podemos reafirmar que es uno de los ejercicios más poderosos que activan y potencian los dos hemisferios cerebrales, tanto el “izquierdo” como el “derecho” y que nos depara un sinfín de beneficios cuandose libera la dopamina, neurotransmisor involucrado en la toma de decisiones y en otras funciones cerebrales como la memoria, las sensaciones placenteras, el sueño, el estado de ánimo, la atención y la actividad motora,  cada vez que hacemos un puzzle e incluso cada vez que ponemos una pieza en el lugar adecuado para sentirnos satisfecho, orgulloso y realizado.

El cerebro izquierdo predominantemente es de pensamiento lineal, lógico, analítico y ordenado, el cual, se entrelaza con el cerebro derecho, de pensamiento holístico,  el más intuitivo, creativo y menos organizado, pero es el que le da sentido al poder de la intuición, a veces determinante para tomar una elección que provenga del corazón.

Me imagino, que es como una energía en movimiento que no para, en la práctica de mirar y apreciar el “todo”, clasificar y ordenar las piezas, disfrutar la visión de ellas juntas y moverlas con decisión y emoción para tomar fuerza y continuar con el ritual descrito y que cuando uno se asegura que tiene el “todo” amarrado”, acelera la emisión de ese neurotransmisor buscando llegar a la “última Pieza” que completa la imagen  que activó el ejercicio, para condecorar todo el proceso, con múltiples emociones y sensaciones de logro y satisfacción a la misión cumplida, donde el EGO se apodera del orgullo para que las 4 dimensiones del ser (física, mental, emocional y espiritual) se entrelacen y canten al unísonouna sinfonía armónica de placer indescriptible.

Ahora bien, todos lo que hemos inocentemente llenado un rompecabezas, reconocemos que llegar al final, colocar la última pieza genera un sinfín de emociones, todas asociadas a las seis virtudes que encierran las 24 fortalezas del ser, como es la  curiosidad, tenacidad, el autocontrol, el aprecio a la belleza y la gratitud, que alimenta la espiritualidad del hecho, todo ello, nos da “alegría”,  con la “ansiedad y hasta la frustración” de que todo se acabó.

Todo lo descrito, seguro que está documentado por psico-estudios con la importancia que existe en promover, sobre todo en los niños, el ejercicio de armar “rompecabezas”, pero para mí, la intención del anfitrión del mes, Don Alberto, quizás quiso ir más allá, buscando en cada uno de nosotros, que significa en nuestro devenir el ritual de armar un rompecabezas, cuyas piezas, pudieran inclusive contenerlas consigo en el momento de la acción.

Yo al menos, lo tomé así e hice una reflexión madrugadora, invitando a mi subconsciente quien tiene mucha información capacitiva, pero que por nuestras limitaciones vivas en las circunstancias que nos rodea, no nos damos cuenta que en nuestra vida, han existido muchos rompecabezas “propios e inducidos”, donde las “últimas piezas” crean afirmativamente un proceso, un sueño, una razón, que nos da el o  las soluciones que buscábamos y a veces algunas que no las anticipamos.

En nuestra formación cívica, profesional de crecimiento y maduración, nos motivan o nos enseñan a visualizar un sueño, un resultado o realización, o sea el mapa de un rompecabezas, para lograr el mayor bienestar integral que tanto añoramos,  pero no nos dan el número de “piezas” que unidas correctamente en una secuencia y armonía magistral determinaran esa visión. Pero, eso es quizás la más fácil, porque el mayor desafío está en definir el o los medios por medio del cual se arme la “visión” o sea, las piezas del rompecabezas.

Ahora el mayor reto en la vida, es que a medida que crecemos, aparecen varias visiones que se representan como la imagen de un rompecabezas, asociadas a los sueños que activan nuestros 5 sentidos, que al final, cada uno es una macro pieza que si obviamos a una, el sentido integral de realización  queda “mocho” . Lo paradójico es que al nacer, nuestro ser representa una “pieza” de un “rompecabeza” que al unirla con otras piezas interdependientes, como es la familia, encajan perfectamente, cuando representan el amor familiar. O sea, vivimos construyendo visiones, que se convierten en “rompecabezas”  cuyas piezas no necesariamente vienen completas y nos toca construirlas o reconstruirlas para emprender algo que nos guste y para elegir acciones que nos haga más fácil el inicio.

En cierta forma, nosotros nos parecemos mucho a las piezas de un puzzle. Cada ser humano, por separado, vale mucho, muchísimo pero no es completo; hay algo que le falta. Y nos pasamos la vida buscando esa “última” pieza que encaja perfectamente con nuestra forma de ser, con nuestra manera de ver el mundo para sentirnos perfectos. Cuando la encontramos, las piezas se transforman en un cuadro maravilloso.

Pensando en ello, hice una reflexión consciente para darme cuenta de que, como la vida está llena de “rompecabezas”, producto de las visiones “aprendidas”, “inducidas”  o llegadas al azar,dividí mi existencia representada hoy, en siete (7) décadas para identificar esa “última pieza” deal menos un “rompecabeza” visible en cada década y que me generó la mayor cantidad de “dopamina” por el logro alcanzado.

DECADA 1: A los 10 años de edad, me enviaron solo a otro país para aprender un idioma. Al llegar se pueden imaginar la cantidad de “piezas”, que encontré y que me tocó ponerlas en orden, con la madurez de esa etapa, para lograr colocar la  “última pieza” , después de una año, que fue el certificado de cumplimiento con la visión mental de inicio.

DECADA 2: A los 18 años, después de 6 años de juntar “piezas” de coraje, disciplina y resiliencia, logré la “última pieza” del rompecabezas que me duro armar por 6 años para lograr el título de Técnico Petrolero, el cual me abrió mi desarrollo profesional de por vida.

DECADA 3: A los 21 años, iniciando la 3ra. década, como “pieza” solitaria viviente, encontré la pieza magistral con quien armé la visión de mayor significado para una sociedad, como es mi “familia”.

DECADA 4: A los 31 años, trabajando en la CVP , empresa petrolera venezolana, comencé a unir las “piezas” requeridas para optar y lograr un empleo en una empresa de mayor prestigio, lo cual logré, colocando la última pieza, al firma de un contrato de trabajo indefinido, como ingeniero residente en del 1er. proyecto de cambio de patrón de refinación en Venezuela después de la nacionalización. Se imaginan la cantidad de dopamina generada. Me di cuenta que durante esta década, logré armar al menos 5 rompecabezas que me consolidaron como, hijo, esposo, padre,  profesional y un servidor al desarrollo del país.

DECADA 5: A los 45 años, me entregan el primer mega rompecabezas de realización profesional, visión soñada15 años antes,  al nombrarme Gerente General de la Refinaría de Puerto La Cruz y 4 años después, otra última pieza de la Gerencia General de la Refinería El Palito, cumpliendo con mi rol de colocar todas la piezas de efectividad y eficiencia para llevarla al máximo nivel operacional  y de seguridad,  consagrado con la “ultima pieza”, la certificación de ser la refinería mas segura del circuito de la filial en ejercicio. 

DECADA 6: A los 51 años, me entregaron una última pieza, cuando en la JD de la Pdvsa Azul, me llamaron  para que armara el ultra rompecabezas de mayor reto y tamaño que pude visualizar. La Gerencia General del Complejo Petroquímico El Tablazo, único en Latinoamérica. Este complejo tenía 44 unidades de procesos, o sea 44 mega rompecabezas que armar y mantenerlos visibles.

DECADA 7: Ya a los 55, decidí no armar más rompecabezas profesionales y decidí con la venia de todas las “piezas” de los miembros de la familia optar por el inicio de armar el rompecabezas de mayor significado que un ser puede tener, su jubilación merecida, como es el de juntar las piezas del disfrute, del equilibrio entre las posibilidades y los recursos y del agradecimiento. Es la oportunidad de unir muchas “últimas y nuevas piezas con mayor sentido” reflejadas en muchos rompecabezas  creados por un,  para que ahora el Gran Dios decida  colocar la “última pieza” que me hará inmortal.. 

En resumen amigos, la “última pieza” de cualquier rompecabeza, “físico, mental, emocional o espiritual”, puede completar una visión construida desde nuestras fuero interno, por nuestras virtudes, fortalezas y anhelos y pagamos el precio cuando tratamos de “invalidar” y forzar “piezas”, que no “caben” o corresponden con la visión a realizar.  

¿Qué nos enseña un rompecabezas?, lo mismo que nos enseña una visión. Lograr reconocer mejor las formas y tamaños de las piezas, sus colores, y la capacidad de conocernos mejor y dar foco que exigirá el ejercicio de la tenacidad y la tolerancia a la frustración de no lograr en el devenir de colocar esa “última pieza” .

Gracias a Uds. por ser “piezas humanas”, capaz de motivarme para co-construir cualquier sueño que tenga las virtudes y principios que lo hagan a uno  ser un buen y mejor ciudadano, colocando “Mi Ultima Pieza” de cualquier rompecabezas que se nos antoje armar.

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