Rompecabezas de mi Vida
(Angel Ceballos)
Vaya que tema tan
interesante, de algo que en la historia comenzó como un juego inocente de mesa, cuyo objetivo era construir
una figura, paisaje o pintura, combinando y conectando correctamente las
múltiples partes o divisiones de esta, que se presentan en distintas piezas
planas.
Parece trivial, pero
los que hemos disfrutado este juego en la vida, podemos reafirmar que es uno de
los ejercicios más poderosos que activan y potencian los dos hemisferios
cerebrales, tanto el “izquierdo” como el “derecho” y que nos depara un sinfín
de beneficios cuandose libera la dopamina, neurotransmisor involucrado en la toma
de decisiones y en otras funciones cerebrales como la memoria, las sensaciones
placenteras, el sueño, el estado de ánimo, la atención y la actividad
motora, cada vez que hacemos un puzzle e
incluso cada vez que ponemos una pieza en el lugar adecuado para sentirnos satisfecho, orgulloso
y realizado.
El cerebro
izquierdo predominantemente es de pensamiento lineal, lógico, analítico y
ordenado, el cual, se entrelaza con el cerebro derecho, de pensamiento
holístico, el más intuitivo, creativo y
menos organizado, pero es el que le da sentido al poder de la intuición, a
veces determinante para tomar una elección que provenga del corazón.
Me imagino, que es como una energía en movimiento que no para, en la práctica de mirar y apreciar el “todo”, clasificar y ordenar las piezas, disfrutar la visión de ellas juntas y moverlas con decisión y emoción para tomar fuerza y continuar con el ritual descrito y que cuando uno se asegura que tiene el “todo” amarrado”, acelera la emisión de ese neurotransmisor buscando llegar a la “última Pieza” que completa la imagen que activó el ejercicio, para condecorar todo el proceso, con múltiples emociones y sensaciones de logro y satisfacción a la misión cumplida, donde el EGO se apodera del orgullo para que las 4 dimensiones del ser (física, mental, emocional y espiritual) se entrelacen y canten al unísonouna sinfonía armónica de placer indescriptible.
Ahora bien, todos lo
que hemos inocentemente llenado un rompecabezas, reconocemos que llegar al
final, colocar la última pieza genera un sinfín de emociones, todas asociadas a
las seis virtudes que encierran las 24 fortalezas del ser, como es la curiosidad,
tenacidad, el autocontrol, el aprecio a la belleza y la gratitud, que alimenta
la espiritualidad del hecho, todo ello, nos da “alegría”, con la “ansiedad y hasta la frustración” de que
todo se acabó.
Todo lo descrito,
seguro que está documentado por psico-estudios con la importancia que existe en
promover, sobre todo en los niños, el ejercicio de armar “rompecabezas”, pero
para mí, la intención del anfitrión del mes, Don Alberto, quizás quiso ir más
allá, buscando en cada uno de nosotros, que significa en nuestro devenir el
ritual de armar un rompecabezas, cuyas piezas, pudieran inclusive contenerlas
consigo en el momento de la acción.
Yo al menos, lo
tomé así e hice una reflexión madrugadora, invitando a mi subconsciente quien
tiene mucha información capacitiva, pero que por nuestras limitaciones vivas en
las circunstancias que nos rodea, no nos damos cuenta que en nuestra vida, han existido
muchos rompecabezas “propios e inducidos”, donde las “últimas piezas” crean
afirmativamente un proceso, un sueño, una razón, que nos da el o las soluciones que buscábamos y a veces
algunas que no las anticipamos.
En nuestra
formación cívica, profesional de crecimiento y maduración, nos motivan o nos enseñan
a visualizar un sueño, un resultado o realización, o sea el mapa de un
rompecabezas, para lograr el mayor bienestar integral que tanto añoramos, pero no nos dan el número de “piezas” que
unidas correctamente en una secuencia y armonía magistral determinaran esa
visión. Pero, eso es quizás la más fácil, porque el mayor desafío está en
definir el o los medios por medio del cual se arme la “visión” o sea, las
piezas del rompecabezas.
Ahora el mayor reto en la vida, es que a medida que
crecemos, aparecen varias visiones que se representan como la imagen de un rompecabezas,
asociadas a los sueños que activan nuestros 5 sentidos, que al final, cada uno
es una macro pieza que si obviamos a una, el sentido integral de
realización queda “mocho” . Lo
paradójico es que al nacer, nuestro ser representa una “pieza” de un
“rompecabeza” que al unirla con otras piezas interdependientes, como es la
familia, encajan perfectamente, cuando representan el amor familiar. O sea,
vivimos construyendo visiones, que se convierten en “rompecabezas” cuyas piezas no necesariamente vienen completas
y nos toca construirlas o reconstruirlas para emprender algo que nos guste y
para elegir acciones que nos haga más fácil el inicio.
En cierta forma, nosotros nos parecemos mucho a las piezas de un
puzzle. Cada ser humano, por separado, vale mucho, muchísimo pero no es
completo; hay algo que le falta. Y nos pasamos la vida buscando esa “última”
pieza que encaja perfectamente con nuestra forma de ser, con nuestra manera de
ver el mundo para sentirnos perfectos. Cuando la encontramos, las piezas se
transforman en un cuadro maravilloso.
Pensando en ello, hice una reflexión consciente para darme cuenta de que, como la vida está llena de “rompecabezas”, producto de las visiones “aprendidas”, “inducidas” o llegadas al azar,dividí mi existencia representada hoy, en siete (7) décadas para identificar esa “última pieza” deal menos un “rompecabeza” visible en cada década y que me generó la mayor cantidad de “dopamina” por el logro alcanzado.
DECADA 1: A los 10 años de edad, me enviaron solo a otro país para
aprender un idioma. Al llegar se pueden imaginar la cantidad de “piezas”, que
encontré y que me tocó ponerlas en orden, con la madurez de esa etapa, para lograr
colocar la “última pieza” , después de
una año, que fue el certificado de cumplimiento con la visión mental de inicio.
DECADA 2: A los 18 años, después de 6 años de juntar “piezas” de
coraje, disciplina y resiliencia, logré la “última pieza” del rompecabezas que me
duro armar por 6 años para lograr el título de Técnico Petrolero, el cual me
abrió mi desarrollo profesional de por vida.
DECADA 3: A
los 21 años, iniciando la 3ra. década, como “pieza” solitaria viviente,
encontré la pieza magistral con quien armé la visión de mayor significado para
una sociedad, como es mi “familia”.
DECADA 4: A los 31 años, trabajando en la CVP , empresa petrolera
venezolana, comencé a unir las “piezas” requeridas para optar y lograr un
empleo en una empresa de mayor prestigio, lo cual logré, colocando la última
pieza, al firma de un contrato de trabajo indefinido, como ingeniero residente
en del 1er. proyecto de cambio de patrón de refinación en Venezuela después de
la nacionalización. Se imaginan la cantidad de dopamina generada. Me di cuenta
que durante esta década, logré armar al menos 5 rompecabezas que me
consolidaron como, hijo, esposo, padre, profesional y un servidor al desarrollo del
país.
DECADA 5: A los 45 años, me entregan el primer mega rompecabezas de
realización profesional, visión soñada15 años antes, al nombrarme Gerente General de la Refinaría
de Puerto La Cruz y 4 años después, otra última pieza de la Gerencia General de
la Refinería El Palito, cumpliendo con mi rol de colocar todas la piezas de
efectividad y eficiencia para llevarla al máximo nivel operacional y de seguridad, consagrado con la “ultima pieza”, la
certificación de ser la refinería mas segura del circuito de la filial en
ejercicio.
DECADA 6: A los 51 años, me entregaron una última pieza, cuando en la JD
de la Pdvsa Azul, me llamaron para que
armara el ultra rompecabezas de mayor reto y tamaño que pude visualizar. La
Gerencia General del Complejo Petroquímico El Tablazo, único en Latinoamérica. Este
complejo tenía 44 unidades de procesos, o sea 44 mega rompecabezas que armar y
mantenerlos visibles.
DECADA 7: Ya a los 55, decidí no armar más rompecabezas profesionales
y decidí con la venia de todas las “piezas” de los miembros de la familia optar
por el inicio de armar el rompecabezas de mayor significado que un ser puede
tener, su jubilación merecida, como es el de juntar las piezas del disfrute,
del equilibrio entre las posibilidades y los recursos y del agradecimiento. Es
la oportunidad de unir muchas “últimas y nuevas piezas con mayor sentido”
reflejadas en muchos rompecabezas creados por un, para que ahora el Gran Dios decida colocar la “última pieza” que me hará
inmortal..
En resumen amigos, la “última pieza” de cualquier rompecabeza,
“físico, mental, emocional o espiritual”, puede completar una visión construida
desde nuestras fuero interno, por nuestras virtudes, fortalezas y anhelos y
pagamos el precio cuando tratamos de “invalidar” y forzar “piezas”, que no “caben”
o corresponden con la visión a realizar.
¿Qué nos enseña
un rompecabezas?, lo mismo que nos enseña una visión. Lograr reconocer mejor las
formas y tamaños de las piezas, sus colores, y la capacidad de conocernos mejor
y dar foco que exigirá el ejercicio de la tenacidad y la tolerancia a la
frustración de no lograr en el devenir de colocar esa “última pieza” .
Gracias a Uds. por ser “piezas humanas”, capaz de motivarme para
co-construir cualquier sueño que tenga las virtudes y principios que lo hagan a
uno ser un buen y mejor ciudadano,
colocando “Mi Ultima Pieza” de cualquier rompecabezas que se nos antoje armar.
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