Ese día
había planificado levantarse muy temprano para ir a desayunar con un cliente
para crear alianza en un nuevo proyecto.
En los albores del amanecer, todavía con el disfrute de las
sábanas tibias rozando su cuerpo, se acerca a su pareja, buscando prolongar el
placer de un amanecer sereno. La intimidad se apodera de ellos en un abrazo
prolongado, caricias, besos y un largo etcétera inician su manifestación. El
amor inicia su ronda.
Un reconfortante baño, un delicioso café con mucha espuma, y el
saboreo de lo vivido le dan nuevas fuerzas para su segunda aparición. Toca a la
puerta de su retoño, un beso juguetón y una rascadita en la espalda, movilizan,
con un quejido gruñón pero salamero, al benjamín soñoliente.
-Siéntate un minuto y quédate al lado mío rascándome la espalda.
Nadie quiere que la ronda acabe. Un rico y abundante desayuno
saborea y agradece el pequeño, y batidas de la melena mañanera despeinada
siguen adornando el momento.
Corrida al carro, rápida llegada a la escuela y besos de feliz día cierran esa ronda dando cabida a
la aparición de la siguiente.
A las 7:00 am. en un café de Los Palos grandes sigue su ronda en
un encuentro que inicia con largas
sonrisas e intercambios de feliz y esperado encuentro. Conversación vivaz y
soñadora marca el pulso del intercambio. Interés profundo por las ideas del
otro y promesas de revisión de posibilidades son el corolario de esa estación.
La pauta entusiasta del siguiente encuentro es el ocaso del momento y el
amanecer para su próxima oportunidad.
Una llamada telefónica le brinda una nueva oportunidad de
expresarse.
-Aló mamá. ¿cómo estas? ¿Y el viejo? ¿ Van a poder venir con
nosotros a disfrutar sábado? Los comentarios del espectáculo son muy buenos y
seguro que lo disfrutarán. La voz al otro lado escucha y promete respuestas
conciliadas. Intercambios de necesidades y realidades van y vienen . Un adiós y "nos hablamos" cierran esa ronda.
La oficina, secretaria incluida, es la gran ronda del día,
intercambio de emociones sobre seres queridos, salud, celebraciones, duelos,
frustraciones, solución de problemas, sugerencias, hacen su aparición dejando tras de si la
creatividad suelta para que la ronda se luzca ese día.
Las 5 de la tarde piden un cambio a la ronda, un auto-consentimiento,
un tiempo pa'uno. Una ropa deportiva y una sabrosa caminata permiten contemplar
el atardecer, oler la naturaleza y poner a meditar a la pensadora. La ronda
acaricia su ser.
El calor del hogar cierra la ronda, con esa intimidad donde todos
están desnudos…, nuevos intercambios donde se expresan anécdotas del día,
preocupaciones y necesidades, sueños y frustraciones. El amor multifacético,
maravilloso, adaptativo, pluriforme ha tenido una gran ronda y duerme soñando
con la expectativa del mañana.
María Elena Garassini
Mari
ResponderEliminarMe encanta esta misiva del amor sale de ronda ,los que te conocemos es una radiografía tuya, por demás muy bella.
Bello escrito. Todas las formas del amor.
ResponderEliminarBella travesía, Lele, encantador viaje del amor, alegre y divertido, me encanta!
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