VENEZUELA MI MADRE
ADOPTIVA
Una madrugada mis sueños y yo… tocamos suelo venezolano.
Mis maletas repletas de incertidumbre y esperanza.
Mis profesores y amigos, afanados en cartas de elogio,
no escatimaron afecto ni distancia con personalidades
del tiempo.
Caracas me envolvió en su verde vital, me inyectó vida.
Verde que te quiero verde, me tiñó de esperanza verde,
y desde entonces no he dejado de fascinarme con el
Ávila verde,
el pinta mi
paisaje interno…de un fascinante verde tornasol.
siempre me sentí
hija legítima ligada a tus hijos de vientre.
Venezuela de mi alma, me adoptaste cuando salí de mi Perú,
tierra querida por quien lloré a pesar de tus mimos y
tu cobijo.
Mi historia inmigrante buscó un sueño que soñar,
un suelo donde aparcar, donde vaciar mi valija de nostalgias.
Mis recuerdos aún caminan con un pasaje de retorno sin
expiración;
pero mis afectos
profundos han echado raíces para siempre.
Tú que has sido mi madre y compañera,
generosa me has dado sustento tendiendo tu manto azul.
Has sido la partera
de mis hijos, ellos tienen tu sello y tu aire.
sus cunas
espirituales dibujadas en las laderas del
Ávila.
Los años pasaron veloces descalzando tu suelo.
Hoy estás
acurrucada, hecha trizas sangrando por tus costados,
¡Cómo me dueles Venezuela!, hoy te amo más que nunca…
me quedaré hasta que mis cenizas abonen tu suelo.
Sueño para ti un mañana, en el que levantes tu alma indómita.
donde se borren los colores de la violencia que te
llaga.
Serás otra vez suelo de luces, donde tus hijos con
talento
cantarán de nuevo, tu himno de esperanza activa,
y volverán a construirte piedra sobre piedra…
Atiza tu aura
crece y florece, no mas llanto en tu costado,
no más atarraya clineja de viento nublado, sacúdete del
dolor y la miseria.
Ven a sembrar semillas de girasol, ya es tiempo, ya la
historia te llama…
Atrás quedará la tormenta.
Adelante tu
fibra indómita haciéndole V a la VIDA…
GUDELIA CAVERO
ENTRE LA
GRATITUD Y LA INGRATITUD
Me duele el mundo, me duelen aquellos
que olvidaron a la Venezuela que les partió su pan.
La que les abrió su puerta de par en par
y no indagó nacionalidad ni oficio.
Me duelen mis hermanos venezolanos
que tuvieron que emigrar.
Que huyeron del sin sentido y el crimen
de la carencia y la mutilación.
La gratitud viaja de la mano del amor.
La ingratitud va de la mano de la escoria humana.
La gratitud cava surcos intensos.
La ingratitud cava cicatrices.
Pobre de aquel que troce la mano
de quien le dió de comer.
Pobre de aquel que olvide su pasado,
estará destinado a repetirse miserable.
La ingratitud es ciega y tiene amnesia,
está sumergida en lodo.
Tiene el alma atrofiada, las venas leprosas
y sentimientos que se hieden.
La gratitud deslumbra en su frontera,
hace grande, aleja los charcos de miseria
le da voz al silencio,
borra las caricaturas de la pena.
No hay palabra más potente que GRACIAS,
esa sale desde el amor y la alegría.
Gracias, siembra semilla de la buena
en el más puro abrazo humano.
Que valioso es ser agradecido.
Que valioso es devolver el bien
a quien nos acompañó en la desesperanza,
a quien curó nuestras heridas de orfandad…
El mundo ahora está en deuda,
que sea la gratitud la moneda de pago.
Nuestros jóvenes venezolanos,
potenciarán el tejido social de la humanidad.
GUDELIA CAVERO
Gudelia hiciste que se me aguaran los ojos. Gracias por ese amor por Venezuela y por tu hermosa forma de decirlo.
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