sábado, 24 de febrero de 2018

Nuevas formas de volar para avanzar




Autor: Martín A. Fernández C.
24/02/2018

¡Nuevas formas de volar! Podría escribir sobre formas de volar, pero "nuevas formas de volar" me hace pensar que se trata de contar sobre maneras insólitas o especiales de vuelos. Eso lo hace más complicado, es decir, puede tratarse de experiencias o de añoranza o de sueños, no estoy seguro. Pero  esta confusión que tengo, me hace pensar en situaciones pasadas o del presente y el futuro, como:
  1. Una vez, cuando pequeño, mi hermano menor (el tercero de todos) voló durmiendo de la parte de arriba de la cama litera al suelo, cayendo de cara. Tan duro fue el golpe, que mis padres se despertaron y corrieron a nuestro cuarto. Llevándoselo al hospital de emergencia. Aunque no pasó nada grave que lamentar, sino el susto de la sangre, en sólo días dichas literas se transformaron en camas individuales.
  2. Las veces que me he enamorado han sido nuevas formas de volar. Además de las pasiones que se despiertan, se sueña y experimentan las mejores aventuras que nos hacen salir del conformismo. Uno se atreve a vivir con atrevimiento. Pero la mejor aventura de amor es la que tomas en serio, la que amas con conciencia, la que convive con la amistad confidente y la que consolida una relación en el tiempo. 
  3. En la actualidad, con mi compañera de amor, vivimos en una permanente experiencia de experimentos de vuelos, además del propio amor. Me refiero al conocimiento de las relaciones, a mantener la relación en un proceso evolutivo. Además, me ha hecho conocer lugares que nunca hubiera descubierto por mi temor a salir de mi cuadra.
  4. Le tengo miedo a las alturas, me producen vértigo. Por eso que volar no es mi pasión, pero no tengo problemas de montarme en aviones. Me refiero a estar en altura viendo un abismo, que hace darme la impresión de que mi cuerpo es atraído por el vacío, invitándolo a volar, pero, hacer esto sin alas es una locura. Quizás son ganas de que la adrenalina se active mientras vuelo a ras de la tierra, mientras caigo a la profundidad, con alguna especie de alas o traje especial, por supuesto, sintiendo la velocidad del viento en mi cara. A pesar de este terror a las alturas, sigo soñando en tirarme en paracaídas (no en parapente, en paracaídas), quiero sentir ese caer al vacío, pienso que es una experiencia donde la velocidad y el tiempo se pelean, y te sientes como un pájaro.
  5. Soy amante del mar. Muchas veces me sentaba a la orilla de la playa a observar a los pelícanos, quienes volaban planeando cerca del agua, con la cabeza inclinada buscando qué cazar, cuando de repente se eleva y cae en picada hasta clavarse y hundirse, para salir a flote con su trofeo en la boca, el cual traga, para luego alzarse en vuelo nuevamente y repetir la hazaña. Me gustaría ser un pelícano y sentir esta forma de volar.
  6. Mis hijos viven constantemente nuevas formas de volar. Primero, cuando nos separamos. Luego, cuando tuvieron que viajar a Barquisimeto, alejándose de mí y de sus amigos, para adaptarse a otra ciudad y construir nuevas amistades. Ahora tienen un reto mayor, continuar su vida en otro país, alejándose aún más de lo que tienen y han construido, y enfrentarse a nuevos retos. 
Crecemos en la medida que emprendemos nuevas formas de volar. Los cambios generan miedos, pero cada vez que lo enfrentamos nuestra versión evoluciona.

Por todo esto, es que decía que “nuevas formas de volar” tiene una connotación particular. Es el reto de proponerse y hacer nuevas cosas o enfrentar nuevas circunstancias no deseadas, y para eso tenemos que ser valientes, a pesar del miedo que genera con la buena intención de protegernos, pero que debe superarse.

Fin

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