LA CAMA ÍNTIMA
No tengo posesión más sublime que mi cama.
Después de mi cuna materna,
es la que cubre mis espacios desiertos.
Calzo en ella como en mi segunda piel.
Mi cama donde gravitan mis sueños.
Es mi primer espacio de vida,
la que extraño a rabiar cuando estoy lejos,
siento que a gritos me llama,
para hospedarme en su ancho
lomo.
LA CAMA DE LA VIDA
La cama íntima donde nacemos y morimos.
Donde la enfermedad nos ciñe.
Donde festejamos el juego del
amor.
Donde forjamos vidas.
Donde duermen también el silencio y la soledad.
Confidente, consejera y aliada.
Soporte incondicional de mis vaivenes,
ésa es la cama de la vida,
el chinchorro de mis tiempos,
con sus huellas abrazando mis sueños.
LA CAMA DEL AMOR
En mis celestes jornadas,
muchos besos se quedaron pegados,
en las sábanas y almohadas del idilio,
acariciando mi piel,
vistiendo de encaje mi sombra.
Cuantos secretos mudos.
Cuantos abrazos vacíos.
Cuanto llanto de rocío habrá,
humedecido su fibra blanca.
Si mi cama hablara y escribiera,
se novelaran los capítulos de mi historia.
Acaso escandalizara a pacatos,
erizara la camisa y el color del amor.
LA CAMA SUBLIME DE LA LUNA
Desde mi ventana veo a la luna,
acostada en la cama del cielo,
está desnuda acariciando al sol.
Entre fuego y auroras blancas,
la luna madre está pariendo,
constelaciones estelares sin prisa, ni prosa.
LA CAMA DEL EXILIO
Colchón ambulante y giratorio.
Con un norte que no es el mío.
Con resortes que clavan mis costillas.
Con un espacio ladrón de mis sueños.
Las camas del exilio emanado mil olores.
Aquellos que dejan cada pena, cada suerte.
Sus almohadas vibrantes de incertidumbre,
repletas de insomnios dormidos,
en el tiempo de otros tiempos.
Estas camas pululan en los refugios del mundo.
Donde cada cuerpo es un número de paso.
Un tropezón de la vida en busca de sentido.
Una gota aciaga en el llanto del camino.
LA CAMA DEL INXILIO
Es la cama que va envejeciendo a fuerza de soledad.
La que se va cribando entre resortes,
con los huesos cada vez mas huesos,
en nombre de la evolución del hambre.
Es la cama con las sábanas haciéndose hilachas,
por donde el pacheco de diciembre,
se cuela con más crueldad y brío.
Es la cama resignada a morir en soledad.
LA CAMA RINCÓN DEPRESIVO
Deja que la cama te suelte temprano.
No te ates a su cobija.
No desees una tumba mañanera.
Tu vida empieza y termina,
donde la paz de Dios,
te libera del gozo de tu infierno.
Engánchate a la cordura del sentido.
Vive, llueve, camina y átate
a las voces sanadoras de los
pájaros, de los grillos y el silencio.
La cama es el caldo de cultivo,
del virus que te deprime.
Es la Palanca que gira y hunde,
si en sus sábanas te abandonas.
Tómate de las manos del mundo
y múdate a la vida.
Gudelia Cavero Hurtado
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