Lo humano y lo divino , entre el espíritu y la carne . Bienestar y sexualidad
Maria Elena Garassini
En homenaje a nuestro
querido César
La sexualidad no es más que nuestro comportamiento como seres sexuados, con un sexo biológico que determina características físicas diferenciadoras, y en las mujeres, como seres que son capaces de, posterior a la unión carnal de un hombre y una mujer y producirse la fecundación, gestar, alumbrar y amamantar. Pero todo el resto de la sexualidad humana está asociada al rol de genero de ser hombre o mujer.
Como les he contado en otras ocasiones, por alguna razón, algunos temas relacionados con el comportamiento, y el desarrollo humano, empiezan a ser figura en mi vida, o será que yo selectivamente los atiendo? La verdad no lo sé, pero este tema de profundizar en la sexualidad humana me está rondado desde finales del año pasado. Primero, porque al saber que César estaba haciendo un diplomado de sexualidad, le propuse la idea de montar un curso alrededor de ese tema con Victoria, y después, porque en la Universidad Centroamericana (UCA), donde estoy trabajando actualmente en San Salvador, me asignaron dictar dos secciones de la asignatura electiva Educación y Género, una para un grupo de estudiantes de último año de Psicología, y otra para estudiantes de las otras carreras que se dictan en la UCA.
La preparación de esta asignatura, para estos dos grupos de estudiantes, que tienen contenidos similares, aunque mucho más profundos, y relacionados con temas de Psicología Social, para los estudiantes de Psicología, me ha requerido leer un montón de textos, ver variados videos e incluso revisar diferentes leyes, desde los Derechos Humanos Universales, hasta decretos exclusivos sobre la violencia hacia la mujer. Esta inmersión, por decir lo menos, en temas sexo biológico, sexualidad y género, me tienen todo el día pensando y reflexionando, además de conversando, seis horas a la semana, con dos grupos de jóvenes sobre el tema. Además reconozco que el tema de género yde rol de las mujeres en la sociedad, ha sido un tema recurrente en mi vida, desde que tengo mis primeros recuerdos de reflexiones sobre el mundo y cómo funciona, en referencia a los roles femeninos y masculinos. En verdad siempre he sido muy rebelde con las convenciones de género y no entendía porque un género podía hacer ciertas cosas y el otro no. Recuerdo mucho cuando mi mamá me decía: “Las mujeres no silban”, y yo le decía : ¿por qué?, y ella me respondía: “porque se ve feo”, y yo me daba media vuelta y me iba a silbar donde ella no estuviera para no molestarla, pero claramente no me parecía que eso tuviera ninguna lógica. En fin así podría evocar miles de cuento propios y ajenos de lo que “deben” o “no deben” hacer hombres y mujeres y siempre me recuerdo muy rebelde para aceptarlo, incluso muchas veces defendiendo a los hombres sobre lo que deben o no deben hacer. A parte de embarazarse, parir y amamantar, que son diferencias biológicas de género que debemos asumir, todo lo demás es “unisex”.
Mis reflexiones
actuales giran en torno al disfrute al ser seres sexuados, con la posibilidad
de disfrutar de nuestra sexualidad en todas su expresiones, al igual que el rol
de género, porque lamentablemente ha existido mucho tabú, mucha represión y
mucho estereotipo en torno a estos temas complementarios. Entonces la pregunta
que deberíamos hacernos es si hemos disfrutado, con la mayor plenitud posible
(porque estamos llenos de condicionamientos culturales) nuestra sexualidad y
nuestro rol de género. La respuesta honesta a esta pregunta responde al título
de este escrito: Lo humano y lo divino , entre el espíritu y la carne: bienestar
y sexualidad.
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