lunes, 24 de febrero de 2025

Valores del Valor

Hace unos días fui a ver la película “La habitación de al lado” con una amiga. Saliendo del cine, como casi siempre, dijimos si nos gustó y lo que nos gustó y lo que no, y ella, como casi siempre comenta su apreciación sobre algunos aspectos técnicos, porque ha estudiado cine, teatro y televisión y tiene la capacidad de apreciarlo como un trabajo. Siempre aprendo y  lo agradezco. A mí, aunque hago actuación, me cuesta más esa mirada, porque me entrego a la historia y no me doy cuenta de las otras cosas. Respondí a sus comentarios, pero en general necesito algo de tiempo para procesar.

Al día siguiente, como casi siempre, le escribí por whatsapp para comentarle un detalle que me gustó sobre algo que hizo uno de los personajes (les ofrezco una clave: amarillo y rojo) .Ella coincidió conmigo y culminó: “Valiente”. Le respondí que justo eso había pensado en el momento que terminó la película, mientras aparecían los créditos, “hay que tener valor para hacer lo que ellas hicieron”. Al escribir la palabra valor, inmediatamente pensé que no solo habían sido valientes, sino también que vi en esa película, un tratamiento del valor que se le da a la calidad de vida y de muerte, que forman parte del argumento. Y la valoración que se confiere uno mismo. Mi amiga me sugirió que escribiera algo con esas palabras, que son “valiosas”

Qué oportuna llegó su sugerencia, pues me correspondía proponer el tema del mes en el Club de Escribidores: escogí la palabra valor. Valor tiene varios significados, todos poderosos para mí. Trataré de referirme a ellos con palabras derivadas o sinónimos, para intentar expresarme mejor.

Valor es una palabra importante que me ha acompañado íntimamente toda la vida. Estoy segura que no soy la única.Tal vez somos todos.

Empezando por mis reflexiones sobre la película, evitando contar para los que no la han visto,  me encuentro con un par de mujeres que tienen valor cada una desde un lugar diferente, un requerimiento diferente, para lograr un fin. La primera, tiene el valor de tomar una decisión definitiva, el valor de no justificarla, de planificar y actuar y de pedir compañía, de una persona que valora, para mitigar aquello de lo que que sí tiene miedo. La segunda logra tener el valor para aceptar la decisión de su amiga, para acompañar sin juzgar y se entrega, sin saber que tendría valentía, a lo que sabía que temía.

Hay un tercer personaje que, en la distancia, pero muy cercano, valora tanto a las dos mujeres y lo que acontece que, sin inmiscuirse, toma previsiones y prepara ayuda valiosa que pudiera ser necesaria. La película, vista con este lente, me muestra el valor del amor, la verdadera amistad y el genuino respeto, junto con la valentía que estos sentimientos otorgan.

En el ámbito profesional, en todos los lugares que he trabajado tengo muy presentes los valores, pues ellos definen el marco de acción y la cultura de las empresas. Como consultora y asesora, cuando mi cliente no los tiene, insisto y persisto en ayudarlos a definirlos o al menos hacerlos explícitos. En ambos casos, siempre recurro a ellos como fuente de inspiración y dirección.

Pasando a lo personal, sé que tengo algunos valores o principios claros, tal vez los que me definen como persona, Ante cualquier situación me proporcionan el criterio y el valor o valentía para proceder, para luego sentirme satisfecha y en paz. También, cuando exploro a qué dedicarme, como en el trabajo, hobbies o distracción, decido con base en lo que valoro, como sentirme retada y curiosa, que haya oportunidad para aprender, oportunidad para compartir con otros lo aprendido y también divertirme.

Mis valores, la valentía para ser fiel a ellos y mi propia valoración personal, bien podrían haber tallado mi carácter o personalidad.

Valor, con todos sus significados, para mí, podría perfectamente ser sinónimo de brújula


Carmen Lucía Rojas

Febrero


El Valor de Angel Ceballos

 

TEMA DEL MES DE FEBRERO 2025 DEL CLUB DE ESCRIBIDORES - EL VALOR                       (Angel Ceballos)

Mis valorados Lápices, esta vez nuestra amiga Carmen, nos tiró una “conchita de mango filosófica” con el tema de un concepto ampliamente subjetivo sin un único significado universal y la interpretación que le demos, en mi opinión y vivencias, dependerá mucho delo bien o mediocres observadoresque somos, quienes somos, en qué momento de la vida vivimos bajo el contexto en el que se utilice. Por ello, cuando se comparte el término “valor” hay una ayuda de usar, el“modo de empatía”, para validar lo que el otro está entendiendo en una conversación o una acción.

Cuando pensamos en la palabra “valor”, tendemos en general a sentir o apreciar que se habla, de “riqueza, coraje, valentía, creencias, integridad, fortaleza,  pero también el concepto de valor puede tener connotaciones negativas, dependiendo del contexto y la forma en que se utilice. Por ejemplo, superioridad, cuando hablamos de "valorar" a alguien o algo, a veces podemos caer en la trampa de establecer jerarquías y considerar que unas personas o cosas son "más valiosas" que otras.

Esto puede llevar a actitudes discriminatorias.Juicio moral:cuando se usa el termino de “valor”, para imponer juicios morales sobre las acciones de los demás. Por ejemplo, podemos decir que alguien "no tiene valores" si no comparte nuestras creencias o si actúa de una manera que no aprobamos.Materialismo: En algunas culturas, el valor se asocia estrechamente con el dinero y las posesiones materiales. Esto puede llevar a una visión superficial de la vida y a descuidar otros aspectos importantes, como las relaciones personales y el crecimiento espiritual.Explotación: Históricamente, el concepto de "valor" se ha utilizado para justificar la explotación de personas o recursos naturales. Por ejemplo, durante la esclavitud, se consideraba que los esclavos tenían un "menor valor" que los seres humanos libres.

Los economistas y filósofos usan los términos; “valor nominal:”, como elvalor relativo de algo en términos de dinero, sin tener en cuenta factores como la inflación o la escasez. Valor absoluto: La idea de que existe un valor absoluto y objetivo es cuestionada por muchas corrientes filosóficas, ya que sugiere que nuestros valores son inmutables y no están influenciados por factores culturales o históricos.

Reconociendo la disparidad de interpretación que tiene el término “valor”, considero que es fundamental utilizar este término con cuidado y ser conscientes de las diferentes formas en que puede ser interpretado. Podríamos en lugar de usar la palabra “valor” utilizar términos como, “principio”, como unaconvicción fundamental que guía nuestras acciones. Usar el término “creencia” , como una idea o convicción que consideramos verdadera. “norma”, para hacer referencia a una regla o estándar que se considera correcto o apropiadoo usar “virtud”, como lascualidades morales positivas y apreciativas de una persona.

En resumen, debemos reconocer que el término “valor”  dependerá del contexto específico del que tratamos, y buscar términos alternativos, para evitar las connotaciones negativas de manera de transmitir un mensaje más preciso y adecuado. Sobre todo considerar, el  contexto: En qué situación se utiliza la palabra. El matiz que se quiere expresar: ¿Se quiere enfatizar moralidad,  importancia, calidad o algún otro aspecto? y la audiencia: ¿Cuál es el nivel de conocimiento y sensibilidad de las personas a las que se dirige el mensaje?

En mi experiencia y formaciónaprendí a usar el “valor” como un concepto social, versusel término “principio” que son eternos e universales, los cuales pagas el precio si lo violas.

Lo cierto es que hoy “valoro” apreciadamente compartir con seres de alto valor moral los principios apreciativos de la psicología positiva que no es mas que una corriente que destaca las seis virtudes o valores que refleja las 24 fortalezas que todo ser debe, bajo las circunstancias quelavida nos depara, valorar sin miedo a  no tener éxito.

Hoy valoro este espacio que nos damos mensualmente  para compartir “amistad” y agradecer que estamos vivitos para Co-crear valor sin morir en el intento.

Angel Ceballos

domingo, 23 de febrero de 2025

El valor de Jesucita Peters

 Autor: JesucitaPeters S.

Fecha:23-02-24


Título:
Los Valores

Hablar de los valores es hablar de la vida misma, por cuanto ellos nos moldean desde el momento de nacer y porque digo esto, cuando en nuestra cultura decimos que vas a tener un hijo  de sexo masculino, inmediatamente pensamos en el color azul, su cuarto, su ropa, su manta para sacar al bebé de la clínica y pare usted de contar. Lo mismo pasa con las niñas.
Las culturas nos moldean según los valores que tenga esa sociedad ya que ellos permiten la funcionalidad de la misma, por cuanto son compartidos y los que no entran en esos cánones y se salen de la norma, la misma sociedad tiene mecanismos para evitar las desviaciones.
En donde se inculcan los valores, pues en la célula fundamental de la sociedad, es decir, las familias por eso nuestros parámetros conductuales y de comportamiento se generan allí en el seno de nuestros hogares.
Y nos inoculan intravenosamente día a día ,sin darnos cuenta de ello pero ejerciendo su poder en todo lo que hacemos; los valores serán buenos o malos, no sencillamente son códigos compartidos en el grupo donde nos desenvolvemos, si yo pertenezco a un grupo criminal y afecto a las drogas , en donde se reconoce al que más personas ha matado , quiere decir, que en ese grupo el matar es un valor, pero para el resto de la sociedad donde se encuentra ese grupo, constituye  una desviación de la norma general, que consideran la vida como un valor supremo.


Recuerdo las normas, costumbres y comportamientos familiares que vamos trasladando de generación en generación matizado por los valores.
Había una familia con comportamientos significativos desde el punto de vista gastronómico y veremos hasta dónde puede arraigarse como un valor.


Era una recién casada que quiere congraciarse con su esposo y decide hacerle un asado negro para la cena de esa noche. Y poniendo manos a la obra va a la carnicería y compra el muchacho redondo y lo primero que hace es picarlo por la mitad, a lo que el esposo le dice, pero ¿Por qué lo partiste? Ella le responde, es que así se hace el asado negro, mi abuela, mi mamá y mis hermanas siempre lo han hecho así. El esposo  responde pues así no se hace, siempre se pone hacer entera la carne, bueno dicho menester generó discordia entre la pareja y para solucionar la situación Desiré(la esposa)decide llamar a su abuela para aclarar la situación. Abuela tenemos una duda, estoy intentando hacer un asado negro y lo partí por la mitad como tú lo haces, sin embargo, Renato me dice que así no se hace. Aclárame Tita ,bueno hija la verdad es que yo lo partía, porque mi caldero era demasiado pequeño y no cabía entero. Así son los valores y costumbres que arrastramos para bien o para mal en nuestras vidas.


Para mí nuestros valores son el Pepito Grillo de Freud, que nos susurra al oído cuán cerca o lejos estamos de nuestros valores en cada una de las cosas que hacemos.
Los valores compartidos hacen que se formen los grupos en las sociedades, nos juntamos en función de nuestros valores por cuanto guían nuestras conductas, por ejemplo: valores éticos, religiosos, culturales, costumbres, creencias, lenguaje, entre otros.


Si analizamos un poco, los valores son todos aquellos constructos que nos brindan bienestar, ya que al ser compartidos por la sociedad o el grupo al que pertenecemos nos generan comodidad y sentido de pertenencia.
Existen ciertos valores más exacerbados en nuestro quehacer diario y que de una u otra forma guían nuestra conducta, por ejemplo si yo tuviera que jerarquizar mis valores el primero sería la responsabilidad, luego el ser puntual, honesta, sincera, empática, benévola, familiar, etc. y por supuesto quiero vincularme con aquellas personas que compartan estos valores similares a los míos ya que estaremos hablando de cosas afines para brindarnos comodidad y bienestar.


Siento que los valores inculcados  en mi familia, los veo reflejados en mis hijas ahora que son adultas y que los están transmitiendo a mis nietos, para hacerme infinitamente feliz.

El valor de Santiago Porras

 

El sorprendente hallazgo del valor

 

Santiago Porras Rojas

Barcelona 8 de febrero de 2025

Entrar en este mundo extraordinario y único ¿Qué persigue?, cada uno de nosotros llegó a esta vida, sin saber lo conveniente que era acceder a esta experiencia asombrosa, provocada por un acto generoso que requirió de un “Big Bang” frenético, desatado por la más grande energía universal desde la cual “eros” y “ágape” lograron nuestra existencia.

Toda esa energía creativa requirió de un gran valor, el valor de sincronización de la velocidad y aceleración de los movimientos para llegar a ser el único; entre millones de candidatos, capaz de optar por experimentar la fecundación y gozar de la oportunidad preciada de una vida de aprendizajes.

Realizar la vida en la tierra implica una constante labor de equilibrismo sobre el suelo de la vida, lo cual por cierto no implica ejercer cual funambulista. De pronto, si como recién nacido experimentamos solo interacciones impregnadas del sentimiento consentido del amor incondicional y la generosidad a granel, de pronto; identificamos con desconcierto que nuestra libertad absoluta comienza a desdibujarse anta la introducción de condicional-ismos al objeto de obligarnos a debatirnos entre la admisión o el rechazo.

Sometidos entonces al mundo de las interpretaciones, la libertad incita la generación de los juicios, una cadena infinita de conversaciones que compiten, luchan y se fascinan por hacernos acreedores de la verdad. Es a partir de ese estado condicionado desde que debatimos alrededor de ideas que se distinguen por ser; siempre discutibles.

Así las cosas, la libertad nos regala el beneficio intrínseco del tesoro de nuestros aprendizajes. Allí sin duda alguna, sólo hemos de aprender a escuchar. Si apreciamos concienzudamente a la escucha; creceremos tanto que, volveremos a recuperar el valor y la confianza con la que llegaremos a experimentar la certeza espiritual del amor incondicional con el que se nutre nuestra existencia.

Desde allí, el Valor de nuestra existencia puede alcanzar a superar esta vida, al unirse a la del creador y precursor de toda existencia.

el valor del valor

 El valor del valor

El valor, ¿es una moneda de dos caras, donde la audacia y la apreciación se entrelazan o re significan?

Cuando uno habla del valor, piensa en dos maneras diferentes de significar. Una apreciación de un objeto, evento o recuerdo, generalmente positivo, y el valor que le otorgamos a la valentía. La RAE lo llama "polisemia", que es cuando una palabra tiene varios significados.

Nos proponemos a divagar acerca de la apreciación que le damos a ser o no valiente. En mi caso, en el previo, descubrí cosas interesantes acerca de mi. Santiago tiene unos cuentos buenísimos de su infancia que reconfiguran sus recuerdos de acciones valientes. Se aprende de allá sin duda..

Aristóteles decía que la valentía era una virtud y como tal, flanqueada por dos vicios; la cobardía y la temeridad.

Cuando uno no se reconoce valiente suele ver para ambos lados, y no reconociéndose cobarde, ni tampoco temerario, es que puede saber de cual lado estaría mas cerca. Definitivamente en mi caso. de la valentía, y es cuando conocemos el valor del valor.

La  valentía es una virtud que como todas en esta mirada de Seligman, está compuesta de fortalezas. A la valentía la acompañan la honestidad, la perseverancia y el entusiasmo. Hasta ahora pensaba que era valiente porque era honesto, pero hoy me reconozco perseverante y además de honesto y valiente.

El modelo de la ciencia de las fortalezas nos permite conocer nuestras debilidades y fortalezas. Sin duda, y aun no descubro como, debo ser entusiasta, ya una vez que esta fortaleza sea, el germen del bienestar psicológico.

Para ser entusiasta, también necesitamos ser valientes.


Alberto

EL VALOR DE VOLAR

 

EL VALOR DE VOLAR

 

Volar con el plomo atado a mi alma

Volar desde mis más profundos acantilados

Volar desde mi brasa volcánica

Volar desde el más oscuro vacío

a todo costo y a toda costa

 

El valor de dejarte volar

Sin entregarme al filo de tu vuelo

El valor de abrazarme a tu recuerdo,

en mis noches de gélido frío

 

Valor para surfear las olas de hielo

Valor para cruzar vientos de fuego

Valor para sembrar semillas del humor,

en el centro, en el ombligo del dolor

Valor para ver arder sueños clandestinos,

en las fogatas del tiempo

 

Valor para inventarme una vida con más valor

Valor para frenar mis miedos y afrontar ausencias

Valor para calzarme alas livianas

que me permitan vuelos inmensos, vuelos intensos

Valor para limpiarme los nubarrones

de tormentas y tormentos

 

Valor para tomarme de tu mano

Sin sentirme ni frágil, ni pequeña

Solo protegida en el inmenso cobijo de tu abrazo

Solo abrigada en tu amor que es mi lazo

 

Valor para ver cruzar los cuchillos de la ira

Valor para suturar nuestras heridas

Valor para levantarme temprano en mis caídas

Valor para llorarte en silencio

y amarte a todo pulmón…

 

Gudelia Cavero Hurtado

 

 

 

 

miércoles, 19 de febrero de 2025

 Febrero 2025 - VALOR

Juad Masters


Nuestras vidas están impregnadas de decisiones: cómo responder a esto o aquello, cómo manejar esta situación o aquella, cómo confrontar, solucionar, dividir, unir, ignorar... En fin, todos los días nos confrontamos con la necesidad de tomar miles de decisiones. Y entonces, ¿qué es lo que distingue una decisión bien tomada de una que no lo es? ¿Existe alguna fuerza invisible que nos impulsa a tomar acciones para nuestro bienestar individual y colectivo? Para mí, esa fuerza invisible es lo que llamamos valor.

Valor, es de lo que nos toca llenarnos para tomar las decisiones más contundentes de nuestras vidas… Decisiones que, en su concatenación, van trazando poco a poco cada capítulo de la historia de nuestra vida. El decidir compartir esa merienda que tanto nos gusta con un compañero de clase, incluir al niño nuevo en nuestro juego, dedicarle tiempo a estudiar, entrenar o practicar, versus salir con nuestros amigos, elegir una carrera para estudiar, aceptar un trabajo, permitirnos enamorarnos y comprometernos para siempre, o aceptar que quizás esa unión de por vida ya no nos sirve; tener hijos o decidir no tenerlos; reconocer nuestras fallas como padres, hijos, hermanos, amigos o colegas; tomar acciones concretas para ser la mejor persona que podemos ser. Todo esto, y miles de otras decisiones, requieren valor.

¿Y entonces, cómo es que sacamos valor para actuar en cada una de estas circunstancias? La palabra en español nos da la respuesta: contar con el valor para tomar decisiones en pro de nuestro bienestar y el de los demás se basa en alinear esas decisiones con nuestros valores personales, es decir, con aquellas normas o principios influenciados por nuestras creencias, que están moldeadas por nuestras experiencias, cultura, familia y educación. A su vez, nuestros valores forman las actitudes y comportamientos que guían nuestras acciones, nuestra forma de actuar, ser y pensar. En pocas palabras, son nuestros valores los que nos guían a actuar con el valor necesario para vivir de acuerdo con lo que nos es importante, significativo, sagrado y no negociable.

Actuar con valor, es pues, para mí,  la manifestación más pura de amor para con nosotros mismos y para aquellos que nos roden en nuestra vida.

domingo, 16 de febrero de 2025

AMISTAD DE ALTURA

Por Martín A. Fernández Ch.

16/02/2025

El mar estaba apacible. El peñero casi no se movía. Martín Pelícano estaba posado sobre la punta de su proa, observando desde allí a sus jóvenes amigos Delfina Guacamaya y Mantarraya Azulejo, quienes estaban jugando. Ella, hacía piruetas en el aire tratando de saltar cada vez más alto. Él la observaba y le decía lo bien que lo hacía, pero también cómo tenía que hacer para mejorar.

-  ¡Tienes que impulsarte más fuerte y déjate deslizar con el impulso! - dijo Mantarra

-  ¿Cómo hago eso? – dijo Delfina

-  Baja lo más profundo que puedas, luego nada fuerte hacia la superficie usando tus aletas traseras. Cuando salgas al aire, deja que el impulso te lleve hasta lo más alto y entonces has tu pirueta – dijo Mantarraya.

-   ¡Así lo haré! Voy a intentarlo de nuevo. ¡Gracias gran amigo! – dijo Delfina.

Delfina Guacamaya siguió intentándolo y cada vez lo hacía mucho mejor. Y Mantarraya, con paciencia, seguía ayudándola, hasta intentó volar para demostrarle lo que quería decirle. 

Ella, toleraba las observaciones de su amigo, aunque ya estaba cansada, entendía que buscaba su mejoría, por eso insistía en dar su mejor espectáculo.

Martín Pelícano los observaba, pensando en que solo los amigos verdaderos son aquellos que se respetan y que siente empatía y entusiasmo por el otro, alegrándose por el logro que obtiene.

La amistad entre los dos hacía rememorar a Martín Pelícano sobre su niñez, cuando jugaba con cangrejo y calamar, quienes hacían las veces de instructores en su vuelo y casería, llegando a convertirse en el mejor de su tribu.

 

FIN



domingo, 26 de enero de 2025

Apreciación de los Zamuros / Carmen Lucía Rojas

Me disculpan los zamuros, por mi inculta imprecisión cuando me engañan con su apariencia junto con buitres, cóndores y hasta con los cuervos.

Despertaron mi curiosidad la primera vez que escuché la palabra carroña.

Están presentes en una de mis fascinaciones, los juegos con las palabras y el lenguaje, pues aparecen en varios refranes y analogías.

Por cierto, no compaginaba en mi razón la asociación que se hace de ustedes con la suciedad, putrefacción y corrupción.


Los recuerdo con diversión por su aparición estelar en la película El Libro de la Selva: “¿qué vamos a hacé? ¿No sé, qué quieres hacé? “¿qué vamos a hacé? No sé, ¿qué quieres hacé?


Muchas veces los vi posados en los postes de luz de la Avenida Río de Janeiro en Caracas, sin que ese tamaño y esa altura los minimizara. Los extrañé, los días que pasé por ahí y no estaban.


Confieso que las veces que se posaron en mi jardinera, no me apuraba a espantarlos, pues me gustaba observarlos y detallarlos.


Practico mindfulness contemplando su vuelo circular, siempre en grupo, en pleno despliegue de alas y liviandad.


Puedo contar que hace unos días justo antes de que fueran el tema del mes, aparecieron y me conmovieron en un video donde un par exhibía una hermosa danza, uno con alas abiertas y su pareja con alas cerradas.


Vaya pues, mi reconocimiento a ustedes, queridos zamuros, sin temor a desentonar por apreciar su majestuosidad.


sábado, 25 de enero de 2025

El zamuro/Angel Ceballos

 

CLUB DE ESCRIBIDORES DE SOVEPPOS – TEMA MES DE ENERO 2025

El Zamuro, una desprestigiada ave con vuelos de alturas”.

¿Podemos reescribir a esta ave, de mala reputación, sin prejuicios, en términos positivos?.¿Qué aspectos despierta en ti?

Mis “lápices, esta vez voladores  ¡Vaya que tema! que nos envía Don Martin,  para volar a  espacios nauseabundos con seres que a primera vista, lo que despiertan y generan es un desprecio carroñero, al verlos alimentándose de animales muertos y cadáveres  en descomposición que nos generan instantáneamente rechazo visual y emocional, Pero, pero,  ciertamente, en esa tarea intimidante, también vemos que ellos evitan la propagación de enfermedades, pues muchos de los virus y las bacterias que ellos consumen mueren por el ácido potente presente en sus estómagos.

Realmente es difícil identificar “al rompe” aspectos positivos, adicional al mencionado, pero indagando apreciativamente, como quiere Martin, y como debemos mirar la vida y los que hemos navegado por los mares de la PP, (No ver primero las flores caídas del jardín, sino su belleza floral presente) me encontré con capacidades invalorables que me hizo cambiar mi paradigma de estas despreciables criaturas, que suelen medir 75 cm de longitud  con envergadura de 1,69mts. (mi altura)

¡*¿Qué lecciones que podemos aprender del zamuro?*

  • Su Adaptabilidad:Los Zamuros son maestros del manejo del ambiente. Se alimentan de una amplia variedad de carroña y pueden sobrevivir en diversos entornos. Esto nos puede enseñar, para sobrevivir, a ser flexibles y a encontrar oportunidades en situaciones difíciles.
  • Paciencia:Son maestros de pasar horas, sin afán,  planeando el cielo, esperando el momento preciso para alimentarse. Esta paciencia nos puede enseñar a esperar que “todo momento” tienen su ritmo y debemos esperar el momento adecuado y a no apresurar las cosas.
  • Observación: Los zamuros tienen una visión excepcional y son capaces de detectar carroña desde grandes alturas. Esta habilidad nos invita a estar “pilas” y ser más observadores que receptores prestando más atención a los detalles “florecientes”, usando el PERMA en nuestra vida.
  • Resiliencia: Los zamuros son aves fuertes y resistentes, capaces de soportar condiciones climáticas extremas. Este fortaleza nos enseña a superar los obstáculos y a seguir adelante a pesar de las adversidades.
  • Valoración de lo simple: Los zamuros encuentran satisfacción en cosas que a otros les pueden parecer indeseadas, desagradables y ofensivas. Esto nos recuerda que la felicidad no siempre se encuentra en las grandes cosas, sino en apreciar lo más sencillo y en lo que tenemos.

En resumen, estas aves depreciables  nos pueden enseñar a encontrar belleza en lo inesperado y a aceptar el ciclo natural de la vida. Y les confieso, es exactamente lo que estoy necesitando hoy en día para aceptar y adaptarme y mi nueva vida americana y octogenaria que estoy comenzando disfrutar.  Hasta pienso comprarme un “zamurito” como mascota o amuleto (llavero) que me refresque sus capacidades. Gracias Martin, como siempre, nunca creo en las coincidencias y tu tema me abrió más el entendimiento.

Angel Rafael Ceballos

las dos caras del zamuro/María Elena Garassini

 Las dos caras de El Zamuro: no todo lo oscuro es malo

 Siempre que nos ponen un reto de escritura, leo un poco en busca de la musa para escribir. Ante el reto de este mes de Martín hice lo propio con el Zamuro iniciando con información interesante del mismo.

El buitre negro americano(Coragypsatratus), que en Venezuela llamamos Zamuro tiene muchos nombres como: suchazopilotechulo, chulagolero,chombogallinazogallinazo de cabeza negragallinazo negrojote cabeza negragallotegolerozamuro o zopilote negro.

El nombre genérico del Zamuro es "buitre" que se deriva de la palabra en latín vultur, que significa "destrozador" y es una referencia a sus hábitos alimenticios.El nombre de la especie, atratus, significa "vestido de negro",tomado del latín ater 'negro. El nombre de la familia, Cathartidae significa "purificador" y es también un derivado del griego kathartēs/καθαρτης.El nombre común zopilote viene del náhuatl tzopilotl, donde tzotl significa inmundiciapilotl colgar, haciendo referencia a que “al volar llevan colgando de sus garras la carroña”.

Como otros buitres, juegan un papel importante en el ecosistema al eliminar la carroña que de otra manera sería terreno fértil para enfermedades. El buitre negro americano también se alimenta ocasionalmente de ganado o de ciervos. Al faltarle la siringe —órgano vocal de las aves— solo produce gruñidos o siseos de frecuencia baja.

Planea alto al buscar comida, sosteniendo sus alas horizontalmente cuando se desliza. Aletea acelerando brevemente seguido por periodos cortos de deslizamiento.Su vuelo es menos eficiente que el de otros buitres, ya que las alas no son tan largas, formando una menor superficie para planear. El buitre negro americano es muy sociable, y se reúne con grandes grupos.En áreas donde su localización coincide, el buitre negro, se posa en ramas desnudas de árboles muertos.

Una vez que logré caracterizar a nuestro Zamuro lo siento un hermano americano que habita y vuela con nosotros, y para nosotros, comiéndose la carroña que es parte de nuestros ecosistemas, y su reintegración al ciclo, es un aporte importante de los amigos carroñeros.

 

Su vuelo planeado, que inspira paz y seguridad, es un regalo para nuestros cielos azules, así como su vivencia grupal que hace honor a las bandadas que nos dicen que la vida en grupo es mejor para todos.

El zamuro, vestido de negro, que para todos el fúnebre, está despertando en mi una apreciación, más allá del sentimiento popular de pájaro de mal agüero , o de pájaro de la basura. Lo primero que quiero contarles es que mi nieto Rodrigo, con el cual interactué mucho en estas recién terminadas vacaciones decembrinas, es fanático del color negro, dice que es su color favorito, de él y de su amigo Boris. Por casualidad yo le regalé un cuento sobre los colores, precioso por cierto, donde reivindicaban y hacían anécdotas de todos los colores, incluyendo el negro. Y cuando se lo leí, por supuesto le encantó, y me pidió todos los días que estuvimos juntos, que se lo leyera. En fin, revaloré el negro, y por extensión , escribiendo esto, a los zamuros y su plumaje.

Quiero ser Zamuro y Guacamaya sin vergüenza de combinar el yin y el yan de ambas aves, se puede ser alegre, vistoso y cantor, pero también se puede ser sobrio, carroñero, vivir en grupo, en fin ser de todo un poco, y no pasa nada, siempre que hagamos el esfuerzo de convertimos en  nuestra mejor versión.

Aprovecho este escrito para agradecer a todas las aves de nuestro club de escribidores por su presencia en mi vida, donde un aves al mes nos encontramos en el cielo de las letras para compartir nuestra esencia, esencia que combina aves diversas, tropicales, venezolanas, caraqueñas, nuestras…

María Elena Garassini

 

Amor en Blanco y negro/Alberto Lindner

Amor en blanco y negro

Ernesto estaba enamorado de Amelia. Era un amor puro y desinteresado. El la había descubierto un día, montado en el techo de una casa vecina. La miró de reojo,  ella se dio cuenta y salió desplumada y se refugió en su casa. La casa de Amelia era de tamaño regular y la verdad es que vivían puras hembras. Tenía una puerta grande que cerraban de noche y cada una de las chicas tenía su propia cama, eran como diez.

En la mañana muy temprano se despertaba con hambre y sed y salía apuradita hasta el bebedero. Pero ahí está él con su mirada de reojo. Esta vez no se asustó tanto, y se quedó, chequeando cada cierto tiempo que seguía en el techo, no se le ocurriera bajar.

-Me mira mucho, ¿será que ya le intereso?, se preguntó el

Y en ese juego de miradas se quedaron toda la mañana y a Ernesto se le olvidó que había que comer. Y así pasó por varios días, entre la noche y el amanecer. Se miraban de reojo; uno porque pensaba que lo quería y ella por temor. Esta relación imaginaria tenía solo un problema; que Amelia era una gallina y Ernesto, un zamuro.

Amelia era una gallina blanca, grande, robusta, como de 4 kilos, con un plumaje perfecto, limpio y ordenado. Nunca había conocido el amor pues el gallo del gallinero se desapareció un día, al atardecer. Entre las gallinas se rumoraba que lo había cogido un ave negra y fea. (Pero la verdad es que fue un gavilán). Ernesto por su parte, era largo y delgado, todo negro como la noche sin luna (diría un poeta). Además, tenía una cosa babosa en la cara que le colgaba y, hacía un ruido muy extraño.

Cuando las gallinas entraban en su casa al atardecer, Ernesto salía a dar una ronda por lo cercano; a veces comía y a veces no. Se puso más delgado y un poco desplumado. Cuando llovía, se mojaba y al dejar de llover, extendían las alas para secarse al sol. Comentaban de lo guapo que se había vuelto el pájaro negro, y de tanto estar, se sentían seguras de algunas alimañas,  de las ratas y rabopelados.

De tan flacucho, Ernesto se quedó dormido y cayó del techo directo a un cuñete de pintura blanca. Estaban pintando la fachada de la casa en cuyo techo, dormía.  Ernesto estaba todo pintado y como pudo subió volando al techo y extendió sus alas. El tema es que las pinturas de aceite se secan al sol. Al tiempo, en que Ernesto se trataba se secar, la pintura se volvía de piedra. Visto desde el gallinero, el zamuro blanco con las alas extendidas, parecía de magia, un ave especial, protectora. Imaginen la escena del techo con tal escultura viéndolas. Ernesto, la verdad, no pudo moverse tras secarse la pintura. Amelia por primera vez, sintió un amor profundo

¿Y cómo termino este cuento?, le pregunté a mi sobrino, que es un sabio y él me dijo,

-Di que Ronaldo regresa al Real Madrid y Messi al Barca.  Todo vuelve al origen-

 

PD: Interpreto de este final, que no es posible un amor entre una gallina y un zamuro. Punto. Y aunque se pinte de blanco, aunque algunos dicen que vivieron felices y comieron perdices (En Venezuela, no hay)

Alberto

Estan de moda las historias eclécticas

viernes, 24 de enero de 2025

Los zamuros/Lila Vega

 En los tiempos de la pandemia, mis espacios laborales cambiaron. Aunque muchos trabajaban desde la casa, a unos cuantos nos tocaba ir. Pasamos de tener oficinas cerradas a usar los espacios más abiertos que daban a los jardines de la edificación 

Teníamos la suerte de ir a trabajar, no estábamos encerrados y aislados como otros,  pero teníamos miedo.  En los ratos libres nos reuníamos en los espacios abiertos y observábamos lo que la naturaleza tenía que ofrecer.  
Un día, al final de la tarde, unos compañeros saludaron a lo lejos a un zamuro cojo, Canuto le decían. 
A esos jardines llegaban coloridas guacamayas, halcones señoriales, vigorosos y veloces colibríes, oropéndolos con sus bellas colas negro amarillas… ¿y la mascota era ese zamuro lisiado?

Confieso que los zamuros no me parecían aves agraciadas.   Recuerdo que en las comiquitas de mi niñez eran representados como animales algo tontos y poco nobles. Nunca imaginé llegar a apreciarles. 
Pero me maravillé y enternecí con la relación que el pequeño y maltrecho zamuro tenía con ellos, lo que significaba. 

Esperaban su llegada todos los días.  Le veían montarse en el techo, comer alguna que otra cosa, ahuyentar a los gatos cuando estos se atrevían a acercarse y sentirse dueño del lugar. 

Desde ese día me caen bien.  “La belleza está en los ojos de quien la mira” dijo Shakespeare. Mis compañeros estaban llenos de belleza y la compartieron conmigo.

Diego y el zamuro/Jesucita Peters

Autor: Jesucita Peters Salcedo

Fecha: 25-01-2025


Tema:

“Diego y el Zamuro”


Diego era un niño de 9 años, alegre, vivaracho, curioso y observador, nacido en una familia de los llanos venezolanos, él era el tercer hijo de su familia, sus padres se dedicaban a la agricultura del ajonjolí y a la cría de cabras por generaciones.


Dentro de sus familiares tenía un tío llamado Raúl  hermano de su papá, al cual admiraba mucho, este trabajaba de maestro en la escuela del pueblo, para Diego el tío era un prodigio, ya que al hacerle preguntas le daba respuestas a sus múltiples interrogantes que le surgían en el trayecto de su corta edad, escuchaba  con atención todas las explicaciones que le daba sobre algún tema de su interés, es decir, este se había convertido en su mentor.


Como todos los pueblos llaneros de Venezuela con su clima por lo general cálido y de costumbres ancestrales arraigadas, un día cualquiera, al amanecer ya con el canto del gallo dándole la bienvenida al nuevo día, en conjunto con el olor del café esparciendo su aroma por la casa, anunciando que ya debemos levantarnos para nuestros quehaceres y Diego no podía quedarse atrás, pues debía ir al colegio para agudizar su conocimiento y aprendizaje sobre los distintos asuntos de   la vida

 

Diego  debía caminar hasta el colegio como 25 minutos desde su casa ya que este quedaba a las afueras del pueblo, en ese trayecto descubrió un atajo que según él lo llevaría más rápido. En su camino se topó con   sembradíos, quebradas poco profundas, perros callejeros que le ladraban al verlo, también habían   muchos arbustos y árboles frondosos  y un sonido ensordecedor de las chicharras que allí se encontraban; no muy lejos diviso  un lugar donde el pueblo depositaba la basura para luego quemarla, como es usual en los pueblos del interior de nuestro país. Cerca del basurero se detuvo a ver un grupo de aves negras las cuales sobrevolaban en forma circular desde la altura, otros se posaban sobre los árboles cerca del basurero y las otras picoteaban aquí y allá sobre los desperdicios. Los observó con detenimiento y con un poco de miedo, despertando en él la curiosidad por saber un poco más sobre estas aves, de aspecto poco agraciado. Al darse cuenta de la hora, tuvo que correr apresuradamente para llegar al colegio a tiempo para comenzar sus clases.


Quedó muy intrigado sobre estas aves, pero el que le daría información sobre ellas era su tío Raúl y como siempre se fue a la  casa  de su abuela  Hortensia que era donde vivía su tío y lo esperó que llegase de dar sus clases, mientras esperaba, su abuela le ofreció arepitas de anís con queso blanco llanero rayado,  se deleitó comiéndolas y hablando amenamente con su abuela, le gustaba compartir con ella porque siempre  le daba cosas ricas para comer. Tuvo que dejar que su tío se bañara y comiera para luego sentarse en un mecedor de madrea de color marrón que estaba cerca de la ventana que daba a la calle, Diego se sentó junto a él para  comenzar a hacer sus preguntas.


Tío Raúl que sabes sobre los zamuros?
Raúl: Y eso sobrino, por qué quieres saber sobre estas aves.
Diego: Es que me parecen aves misteriosas.

Querido sobrino tú siempre con la cosquillita de la curiosidad, cosa que me agrada mucho de ti, ya que eso te ayuda a saber de varios ámbitos de la vida.
Raúl se frota la cabeza y comienza a contestarle a Diego.

Querido sobrino por lo general el zamuro es asociado con suciedad, cosas en descomposición, con ambientes pocos gratos. Sin embargo, al analizar sin prejuicios sobre ella, nos damos cuenta de su papel en el ecosistema y su función estratégica al ser un ave carroñera, como es capaz de limpiar de desechos el medio ambiente. A menudo es asociado con personas poco escrupulosas y se les dice parecen zamuros, es decir, persona aprovechada y oportunista que agarran lo que pueden, sin ver para atrás. Se puede decir, que al ser aves carroñeras permiten que el hábitat esté limpio, observándolas con detenimiento son aves poco atractivas, el color de su plumaje es de un color negro muy brillante, al extender sus alas planean de manera majestuosa.
En la santería el zamuro ocupa un lugar privilegiado, porque dice la mitología que (Oshun) salvó al mundo convertido en zamuro, ya que llega al creador (Olofi) para evitar la destrucción de la humanidad por sus pecados , aquí la visión del zamuro es de salvador.
En algunas culturas se le dice zamuro a las personas bobas, tontas, estúpidas, cretinos, etc., Su presencia es presagios de muertes tortuosas o situaciones caóticas.

Es un tanto difícil sobrino hablar o asignarles aspectos edificantes a estas aves, pues a lo largo del tiempo en nuestras culturas ha estado asociado a cosas poco agradables.
Si yo te pidiera Diego que le asignaras cosas buenas a esta ave que dirías en función de lo antes dicho.


Diego abre sus ojos desmesuradamente  y comienza a pensar que le dirá a su tío sobre toda la información que le dio, bueno tío yo pienso que:


El Zamuro  tiene la tarea de hacer el ambiente más placentero al engullir las carroñas que enrarecen el aire.
El Zamuro si algo yo quisiera de ti, es poseer la capacidad de volar en círculos y poder visualizar el todo y sacar el mejor provecho de ello.
El Zamuro   la semejanza que tenemos los humanos con estas aves es que son gregarios cómo nosotros, por lo general andan en grupos.
El Zamuro dicho popular, estás en pico de zamuro (cosa casi perdida para siempre) es decir, podemos hacer analogías en función de su comportamiento.

Diego consideró que con la información que había obtenido de su tío en relación a los zamuros, podía observarlos con más detenimiento a ver si encontraba alguna otra bondad que pudiéramos asignar a estas aves llamadas Zamuros. Satisfecha su curiosidad  le pidió la bendición a su abuela y a su tío y se fue corriendo a su casa a descansar  ya que para mañana pensaba levantarse más temprano para profundizar en su observación sobre los zamuros. Se acostó y pidió la bendición a su   mamá y su papá, hasta mañana.

EL CUARTETO DE AMIGOS ZAMUREANDO

Autor: Martín A. Fernández Ch.

Fecha: 24/01/2025

"Chiriguare, chiriguare, zamurito te va comer"

El buitre negro americano​ (Coragyps atratus), también llamado​ Sucha, zopilote, chulo, chula, golero, chombo, gallinazo, gallinazo común, gallinazo de cabeza negra, gallinazo negro, jote cabeza negra, gallote, jote de cabeza negra, golero, zamuro o zopilote negro.

Es un ave carroñera que se encuentra presente en toda suramérica y centro américa, y en la parte baja de norte américa, dispersos como latinos.

 

Una mañana de un día cualquiera, cuatro zamuros se soleaban juntos, posados sobre un cable de electricidad de alta tensión. Estaban con sus alas recogidas y pegados unos con otros, puesto que habían pasado una noche muy fría y buscaban acalorarse. Sus nombres eran Jim, el líder del grupo y el más bromista, Predicador, quien cantaba como tenor, Regordete, quien siempre tenía hambre y comía sin parar, Gafas, quien siempre confundía las imágenes, y Sobrero de Paja, quien se volvía loco cuando tomaba mucho sol.


CANCIÓN: Un elefante volar.

El tiempo vi volar
y lo vi matar,
vuela el dinero
y lo oí contar.
Pero nunca vi
ni lo espero ver
a un elefante volar.


 Un ratón merodeaba entre unas bolsas de basura, buscando algo apetitoso para comer y llevarle a su familia. En eso, Jim lo observa desde lo alto y les dice a sus amigos:

-       ¡Ese ratoncito nos va a quitar la comida! ¿Quién va por él?

-       Yo no, aún tengo frío – dijo Sombrero de Paja.

-       ¡Dios me libre del pecado de quitarle el alimento a un prójimo! – dijo el Predicador.

-       ¿Cuál prójimo? Si no es un zamuro como nosotros – dijo Jim.

-       ¿Cuál ratón? Eso es una ardilla – dijo Gafas.

-       ¡Estas ciego de verdad! No quiero saber quién es tu médico de la vista – dijo Regordete – Yo voy por él, eso sí, luego no me pidan que les dé, hasta su cola me la voy a comer.

-       Regordete, existe un refrán que dice “Bocado comido no gana amigo” y otro dice que “al buen hecho lo alaba Dios” – dijo el Predicador.

-       ¡Ja! Entonces ve tú por él -dijo Regordete.

-       Tengo frío; además, “el bien hacer, abre cien puertas y, el mal agradecer, las cierra – dijo el Predicador.

-       ¡Predicador! ¿Vas a seguir con tus ridículos refranes? – dijo Jim – Ya se nos fue el ratón, con su barriga llena y con el buche inflado para llevarle a su familia. Eso nos pasa por pendejos.

 

-¿Qué dijo?
-Dije "a un elefante volar"

He oído un ave hablar
y hasta recitar
y sé que agujas
con ojos hay.
Pero nunca vi
ni veré jamás
a un elefante volar.


 

Ya había pasado media mañana y el Sol estaba radiante. Los cuatro zamuros se habían calentado lo suficiente y emprendieron a volar. Juntos planearon en círculos en lo alto del cielo, aprovechando lo que se llama las bolsas de aire caliente. Volaban con gran habilidad y majestuosidad.   




-        ¡Me gusta volar en lo alto, así siento que estoy cerca de Dios! -dijo Gafas.

-      Ciertamente eres tonto. Dios se encuentra en todos lados, no tienes que volar hasta la estratósfera para sentirlo -dijo Predicador.

-       Todos los domingos voy a misa. Escucho al Padre y a los feligreses orar, pero no siento la presencia de Dios -dijo Regordete.

-       No te entiendo Regordete ¿Qué haces en la Iglesia si allí no hay comida? -dijo Jim.

-       Jim, por favor, él busca alimentarse espiritualmente -dijo Predicador.

-       ¿Espiritualmente? A otro con ese cuento. Si él está tan podrido por dentro, que no creo que se cure con unas oraciones -dijo Jim.

-       El otro día vi a un elefante queriendo volar -dijo Gafas.

-       ¡Ahora sí nos fastidiamos, tenemos a un loco en el grupo! Gafas ¿Estas consciente de lo que estás diciendo? ¿Cómo crees que un elefante va a volar? -dijo Sombrero de Paja.

-       ¡Sí lo vi! Pregúntale a Predicador, quien no dice mentiras -dijo Gafas.

-       Gafas, no era un elefante, era una ardilla que voló de un árbol a otro. En realidad, lo que hizo fue planear, como lo que estamos haciendo ahora -dijo Predicador.

-       La verdad es que eres un cegato, debes ir urgente al médico de los ojos. Pero a otro médico, porque al que vas no te está resultando -dijo Jim.

-       Tengo hambre, vamos a descender y buscar qué comer -dijo Regordete.

 

Yo vi un mar muerto,
lo vi matar,
y un pez espada fue quien lo asesinó.

Yo no vi eso,
pero es verdad,
y yo siempre hablo con sinceridad.

Un rey sin plata vi,
y tiene sangre azul,
y la está usando para escribir.


Desde las alturas, Regordete visualizó unas cuantas bolsas de basura aglomerada que las personas habían amontonadas a un lado de la calle, y les indicó a los demás para aterrizar sobre ellas.

-       Estoy pensando en volverme vegano, porque eso de comer carne desechada me está produciendo reflujo -dijo Predicador.

-       ¡Tú no estás en tus cabales! Veremos cuánto tiempo aguantas sin comer carne -dijo Jim.

-       Eso es una locura -dijo Regordete -el otro día, un gavilán me dijo que le cuidara una iguana que había capturado.

-       ¡Zamuro cuidando carne! -dijo Predicador.

-       ¡Y se burlan de mí porque estoy cegato! -dijo Gafas.

-       El respeto es importante para conservar la amistad -dijo Predicador.

-       Te lo decimos porque somos tus amigos y te queremos. Si decides ser vegano, vas a enloquecer y nos vas a enloquecer -dijo Jim.

-       Quizás siendo vegano, verás a un elefante volar -dijo Gafas.

 

Lo que nunca vi
ni veré jamás
es un elefante volar.

Lo que nunca vi
ni veré jamás
es un elefante volar.

¡Volar!
¡Es un elefante volar!

 

 


 

 FIN