Hace unos días fui a ver la película “La habitación de al lado” con una amiga. Saliendo del cine, como casi siempre, dijimos si nos gustó y lo que nos gustó y lo que no, y ella, como casi siempre comenta su apreciación sobre algunos aspectos técnicos, porque ha estudiado cine, teatro y televisión y tiene la capacidad de apreciarlo como un trabajo. Siempre aprendo y lo agradezco. A mí, aunque hago actuación, me cuesta más esa mirada, porque me entrego a la historia y no me doy cuenta de las otras cosas. Respondí a sus comentarios, pero en general necesito algo de tiempo para procesar.
Al día siguiente, como casi siempre, le escribí por whatsapp para comentarle un detalle que me gustó sobre algo que hizo uno de los personajes (les ofrezco una clave: amarillo y rojo) .Ella coincidió conmigo y culminó: “Valiente”. Le respondí que justo eso había pensado en el momento que terminó la película, mientras aparecían los créditos, “hay que tener valor para hacer lo que ellas hicieron”. Al escribir la palabra valor, inmediatamente pensé que no solo habían sido valientes, sino también que vi en esa película, un tratamiento del valor que se le da a la calidad de vida y de muerte, que forman parte del argumento. Y la valoración que se confiere uno mismo. Mi amiga me sugirió que escribiera algo con esas palabras, que son “valiosas”
Qué oportuna llegó su sugerencia, pues me correspondía proponer el tema del mes en el Club de Escribidores: escogí la palabra valor. Valor tiene varios significados, todos poderosos para mí. Trataré de referirme a ellos con palabras derivadas o sinónimos, para intentar expresarme mejor.
Valor es una palabra importante que me ha acompañado íntimamente toda la vida. Estoy segura que no soy la única.Tal vez somos todos.
Empezando por mis reflexiones sobre la película, evitando contar para los que no la han visto, me encuentro con un par de mujeres que tienen valor cada una desde un lugar diferente, un requerimiento diferente, para lograr un fin. La primera, tiene el valor de tomar una decisión definitiva, el valor de no justificarla, de planificar y actuar y de pedir compañía, de una persona que valora, para mitigar aquello de lo que que sí tiene miedo. La segunda logra tener el valor para aceptar la decisión de su amiga, para acompañar sin juzgar y se entrega, sin saber que tendría valentía, a lo que sabía que temía.
Hay un tercer personaje que, en la distancia, pero muy cercano, valora tanto a las dos mujeres y lo que acontece que, sin inmiscuirse, toma previsiones y prepara ayuda valiosa que pudiera ser necesaria. La película, vista con este lente, me muestra el valor del amor, la verdadera amistad y el genuino respeto, junto con la valentía que estos sentimientos otorgan.
En el ámbito profesional, en todos los lugares que he trabajado tengo muy presentes los valores, pues ellos definen el marco de acción y la cultura de las empresas. Como consultora y asesora, cuando mi cliente no los tiene, insisto y persisto en ayudarlos a definirlos o al menos hacerlos explícitos. En ambos casos, siempre recurro a ellos como fuente de inspiración y dirección.
Pasando a lo personal, sé que tengo algunos valores o principios claros, tal vez los que me definen como persona, Ante cualquier situación me proporcionan el criterio y el valor o valentía para proceder, para luego sentirme satisfecha y en paz. También, cuando exploro a qué dedicarme, como en el trabajo, hobbies o distracción, decido con base en lo que valoro, como sentirme retada y curiosa, que haya oportunidad para aprender, oportunidad para compartir con otros lo aprendido y también divertirme.
Mis valores, la valentía para ser fiel a ellos y mi propia valoración personal, bien podrían haber tallado mi carácter o personalidad.
Valor, con todos sus significados, para mí, podría perfectamente ser sinónimo de brújula
Carmen Lucía Rojas
Febrero