sábado, 24 de mayo de 2025

Y de repente/Angel Rafael

 TEMA DEL MES DE MAYO – CLUB DE ESCRIBIDORES                                                                                  

.  “ Y de repente, todo cambia..." . (Host: Irma Wefer)

Mis lápices cambiantes, vaya el tema en que nos metió Irma, en un mundo donde la única constante visible y tangible es el “cambio” y no necesariamente “de repente”, que, por definición, es algo que sucede de forma súbita, inesperada, sin previo aviso o preparación.

Nuestra verdad es una constante de lo que es un merecido cambio, que manejándolo con el contagioso “virus” de la PP y el de la Ciencia del Leguaje Positivo de LC, debemos mirarlo como catalizadores de trasformación para crecer y fortalecer el sentido a nuestras vidas, que los de este club lo tienen claritas. 

En lo que pienso y en lo que si debemos reflexionar es sobre lo que se debe transformar y lo que debemos buscar que permanezca inalterable. Por supuesto, un cambio repentino está unido a cambios emocionales como la sorpresa, el miedo, la alegría, y la tristeza los cuales suelen desencadenar una oleada de emociones intensas que pueden variar enormemente, para bien o para no tan bien.

Rápidamente, con el tema de Irma, hice un “paneo” mental de los cambios recientes en mi vida y tuve que sentarme para enumerar los estímulos que me han llegado desde que decidí dejar mi país y emigrar a un segundo, mentalmente complejo en cómo se establecen las relaciones, para mi vital, y como compartir y enriquecerme de lo que Dios pone en mi camino.  

Lo llaman, el “imperio” que por definición debe ser un estado que está sujeto a cambios repentinos por el cómo se alteran drásticamente las estructuras del poder, la presencia en espacios litigantes para definir fronteras, la economía, que, sin pensar entrar en crisis por depresiones repentinas, como también, la adopción rápida de una tecnología revolucionaria que persigue, sin querer queriendo, transformar la sociedad, y no hablemos lo que la IA está procurando.

Ahí estoy yo, en un momento de mi vida que busco tener espacios de sosiego, tranquilidad  y seguridad personal para disfrutar mi longevidad, etapa de sabiduría que brota por todos mis poros y tiene que ser así, después de más de 40 años de vivencias muchos más merecidas que inútiles.  En ella, estoy en pleno cultivo, con cambios que me llegan por los cuatro puntos cardinales, ante escenarios que me han permitido sentirme estable  y sobre todo abierto a lo primero que me abra el entendimiento: LA ACEPTACION.

Los cambios en la vida no son uniformes. pueden ser rápidos o lentos, superficiales o profundos, y a menudo son una combinación de ambos. La velocidad y la profundidad de estos cambios están intrínsecamente ligadas a la naturaleza de los desafíos y las oportunidades que enfrenta el entorno y sus circunstancias, y el primer valor que hay que internalizar, repito, es el de la “ACEPTACIÓN”, con el fin de desarrollar la capacidad de adaptación y responder ante las exigencias de las realidades del entorno donde se vive, que en mi caso será donde descansaré eternamente (digo yo).   

Es un proceso dinámico y complejo, influenciado por una interacción constante de factores internos y externos, pero si uno se entrega a él, usando las fortalezas personales que uno ha descubierto, ellas fertilizan el camino hacia el disfrute, cuya brillante energía va iluminando el camino.

Ya llevo año y medio en el imperio y lo que he valorado es el aprendizaje de las realidades que he podido apreciar en dos seres que se aman profundamente desde hace nada menos que de 60 años, un ticket de entrada que me pronostica un final feliz sin arrepentimientos.

Aprendes, que la familia con sus propias  prisas se aleja un poco más de uno, pero ahí es donde la sabiduría nos debe abrazar con fuerza, para entender que el amor no es posesión, sino libertad. Te das cuenta de que tus hijos y tus nietos,  tienen una vida propia, igual que la tuviste tú, y no puedes pretender que vengan a ti para mitigar tu silencio y soledad. Tus hijos son frutos de tu cultivo y solo queda disfrutarlos tal cual como son, donde estén y como ellos te ven. Por ejemplo:  Se me ocurrió formar un grupo WhatsApp con todos ellos, para conocer sus cambios y ellos me cambiaron a mí.! No me pararon b..as!. Son gringos 100 %. 

Me costó aceptarlo, pero ya lo celebro como ir a una fiesta sin saber quién y cuándo tocan el “alma llanera” . Ya no habrá motivo para temer y asombrarme, habrá un último baile de un ciclo natural, el cierre de un capítulo escrito con lágrimas, risas y recuerdos. Pero lo que queda del cambio, lo que nunca será realmente eliminado, ni quitado lo bailao, son las huellas que dejamos en las almas que tocamos y que nos tocan.

Leyendo a Luis Castellano en su gran obra, “La Ciencia del Lenguaje Positivo”, no dejen de leerlo, reafirmé que si lo que define la historia son los cambios, nosotros podemos crear cambios apreciativos con nuestro lenguaje. Las palabras son verdaderos artífices del cambio. El yo de las palabras, el yo que tiene experiencia de palabras, el yo que recuerda palabras y el yo que experimenta palabras, el yo que crea palabras, dicho por “Luis”, favorece al cambio. El lenguaje positivo, que hemos aprendido, simplemente nos da las posibilidades de cambiar en cosas que hemos pasado por alto.

También, leyendo su obra, pude internalizar que el tiempo que me quede por vivir, me permita, antes los cambios que seguirán sin piedad, profundizar mis amistades, despedirme de aquellos a los que quiero, escribir y hablar más positivamente, ser más proactivos, viajar si mis limitaciones actuales me lo permiten y alcanzar nuevos niveles de conocimiento y comprensión.  Decidí tener tiempo para divertirme, incluso para ser criticado por alguna estupidez. Hoy en día, mi tendencia predominante es la gratitud. He amado y he sido amado; he dado un montón y he recibido mucho más; he trabajado, leído, viajado, bailado y ahora estoy disfrutando la escritura. Dios lo sabe y conscientemente estando él habitado en mí, sé que los cambios serán bien recibidos.

Por eso, mientras haya aliento y energía, mientras el corazón lata, vivamos intensamente nuestros cambios. Abracemos los encuentros, riámonos a carcajadas de nosotros mismos, de nuestras “chocheras”, (yo no las oculto), disfrutemos de los placeres simples de la vida, *simplemente amemos*: ¡el amor es una droga efectiva para aceptar los cambios, estén donde estén y con quien nos relacionemos.

La primavera es un mes de cambios hacia el florecimiento de la vida y demuestra que el verano, otoño e invierno, con sus distinciones, son procesos de aprendizajes avisados y conocidos, y “no son de repente”. Por eso, la vida sin cambio sería aburrida, inerte y mala consejera.

Cultivemos nuestras amistades y familiares cercanos, como quien cuida un jardín, porque al final, lo que queda no son los logros, ni los títulos, ni los aplausos, ni los cambios, sino los vínculos con los momentos compartidos y la luz que recibimos y difundimos.

Cambiar es vivir, es poner el lenguaje positivo en acción, elegir y colocar palabras que abren otros espacios en la memoria y no quedarse prisioneros de una única historia. Palabas de LC: Nadie nos puede negar que cada ser humano es creativo porque no hay mayor creatividad que la que puede hacer el lenguaje positivo en nosotros al construir nuestra mejor historia cada día. Su labor es hacer posible, en principio, el bienestar a lo largo de toda nuestra existencia.

Y eso se logra con un “cambio” pero “no de repente!

Angel Rafael. (23-5-25)

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