AHORA ES CUANDO HAY TRABAJO
Visité a
mi vecina Ofelia recientemente y me comentaba con
orgullo, que su hija publicista desde hace 15 años, había sido
invitada por el instituto en donde estudió para que fuese oradora de orden en
un acto de graduación. Minutos
después llegó Ofelita - la hija oradora- y volvimos a
tocar el tema. Pero no la percibí muy feliz, todo lo contrario, me pareció molesta. Nos decía que la rectora le pedía que en sus palabras comentara sobre su experiencia
profesional y les llevara a los
muchachos un mensaje de optimismo.
¿Pero
qué mensaje de
optimismo puedo dar en un país destruido?
se preguntaba. En estos momento que estoy a punto de cerrar mi agencia porque
no tengo ya ni clientes ¿Cómo los puedo
estimular? Miren, este país se acabó y
pasaran generaciones para que se pueda recuperar, algo que no verán nuestros hijos ni nuestros nietos- concluía apocalípticamente.
De
regreso a casa reflexionaba sobre los comentarios de Ofelia. La verdad que
razones para sentirse deprimido sobran, pero aún así, no debemos asumir una
actitud tan derrotista y el discurso a los nuevos graduados por supuesto que
tiene que ser de optimismo y esperanza. No porque sea fácil pronunciarlo, pero
es cuando más lo necesitan. No se trata de engañarlos, ellos están claros de la
situación grave que atraviesa el país, la están sufriendo en carne propia. Se
me ocurrió entonces que una salida para cumplir con la solicitud de la rectora
pudiera ser que ella misma le redactara el discurso a Ofelia para que lo pronunciará
en su nombre y que dijera algo como:
Apreciados
jóvenes:
En
muchas partes del mundo, un egresado universitario es invitado a que se
incorpore de inmediato a las fuerzas de trabajo productivo. Cuando culminé mis
estudios en este instituto, numerosas puertas se me abrieron para desarrollar
mi carrera. Debo decirles responsablemente el día de hoy, que los tiempos han
cambiado, que éste no es su caso, están consiguiendo un país con muchas
dificultades.
Algunos
de ustedes posiblemente emigrarán buscando
oportunidades y condiciones que en su propio país no consiguen, solo pedimos a
Dios que los acompañe y que regresen sanos y más sabios. Pero la grandeza de
Dios es tal que todavía le queda reserva para darle protección a los que se
quedan, quienes enfrentarán diferentes obstáculos y necesitarán de mucha fe para superarlos. En
el camino podrán sentir decepción, tristeza, rabia, impotencia y cansancio. Pero no
es momento de quejas ni críticas, éstas no aportan nada a la solución. Es la
hora de identificar sus mejores fortalezas y ponerlas al servicio de la
reconstrucción de un país. Nunca la ignorancia y la maldad
podrán sobreponerse a la sabiduría y la bondad. Ustedes tienen el conocimiento,
la creatividad y la vitalidad, basta agregarle fe, perseverancia y coraje para
salir airosos. Nadie ha dicho que será fácil, habrá que arrancar desde cero,
comenzando por resembrar principios y valores, que fueron los primeros cultivos en ser arrasados.
No se
lamenten de sus circunstancias ni despotriquen de sus mayores por haberse
dejado engañar por un timador astuto.
Perdónenlos por haber fallado en la
defensa de lo que teníamos, porque algunos entregaron sus vidas y muchos otros
continúan luchando. Aborden la tarea de reconstrucción con entusiasmo,
sientan con orgullo la responsabilidad que la historia les ha colocado sobre
sus hombros, de luchar por principios tan nobles como la libertad, la
justicia y la democracia, y comprométanse a entregarles una mejor Venezuela a sus hijos.
Nunca
unos egresados habían conseguido tanto trabajo por delante como les ha tocado a
ustedes. El país no está acabado, se está "reseteando" y el tiempo
que tomará dependerá del aporte de cada uno de nosotros. Remonten esa empinada
cuesta con fortaleza para que puedan deslizarse después por las bajadas de la
prosperidad. Que Dios los acompañe.
¡Ahora
es cuando hay trabajo!
LIONEL ALVAREZ IBARRA
JUNIO 2016
Lionel, ¡excelente manifiesto!...me tengo que resetear para iniciar un nuevo camino...
ResponderEliminarMe encantó! Especialmente el último párrafo, para leer y releer... Muy optimista!
ResponderEliminarGracias, Lionel por tus textos cargados de esperanza y optimismo!
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